Anoche fui con mi esposa al cine para ver la película “El Topo”, basada en la novela de Le Carré.
Es una película de espionaje, una obra maestra interpretada por un equipo de actores fuera de serie, quienes sin necesidad de efectos especiales ni de grandes espacios logran mantener la atención del espectador en todo momento, sabiendo que la más mínima distracción le impedirá luego ensamblar perfectamente la historia.
No es una película de espionaje al estilo de James Bond, el agente guapo y galante que vive en los mejores hoteles y que conduce sofisticados modelos de coches acompañado de chicas maravillosas; el agente Smiley no es el James Bond que viste los mejores trajes y mata sin despeinarse. En esta película no se ven escenas espectaculares ni explosiones que lanzan coches por el aire o destruyen edificios; no intenta atrapar al espectador con explicitas escenas de sexo...
El Topo es la antitesis de todo eso.
La cinta muestra los entresijos del espionaje en los años 70, en plena Guerra Fría, ahondando en el alma de los agentes, destacando las pasiones, sueños, miedos y debilidades que les afectan, que son las mismas que nos afectan a cada uno de nosotros. Esas debilidades, entre las que destaca el miedo a perder la vida en cualquier momento a manos del enemigo o de sus propios compañeros, condicionan y determinan el resultado de sus misiones en beneficio de los planes y juegos del Poder, diseñados desde los despachos con una frialdad y ausencia de escrúpulos escalofriante.
La película se inicia con unas secuencias que duran cuatro o cinco minutos en las que aparecen varios personajes sin que al parecer tengan alguna relación entre ellos, algo que desorienta un poco; luego aparece el título y los nombres de los actores y comienza la trama.
Es como si en un tablero de ajedrez removiésemos las fichas y luego las colocásemos cada una en su lugar y comenzáramos la partida.
La película avanza y retrocede en el tiempo, explicando en cada momento las circunstancias que motivan la actitud del personaje principal, el agente Smiley.
Gary Odman protagoniza magistralmente al agente George Smiley, en su rol de ejecutivo de serio semblante, con sus gafas grandes enmarcando unos ojos grises, de mirada inexpresiva, pero de tal fuerza que le transmite al espectador lo que piensa sin necesidad de palabras. Su interpretación de ejecutivo común, entrado en años y de vida gris, que debe volver de su retiro para desenmascarar al topo que pasa información a los rusos desde las más altas esferas del M I6 británico, es algo fuera de serie, y no me extrañaría nada que le concedieran un Oscar por ello.
Mi mujer se dormía, y la entiendo: esta no es una película de amor, ni una comedia, ni cine de aventuras plagado de efectos especiales. El Topo es una película complicada para los que no aman el género del espionaje, y exige mantener la atención permanentemente para ir atando cabos. Es una obra que hace que el espectador se involucre y active todo su potencial mental para lograr identificar con las pistas que da Odman con sus preguntas, gestos y miradas al Topo infiltrado en el M16, una de las agencias de seguridad más importantes del mundo.
Las dos horas que dura la cinta se me pasaron volando. Me he dormido esta noche pensando en la película y me he despertado también con ella. Y es que hay un elemento que se me escapa y por más que pienso y le doy significado siempre me queda la duda sobre si es eso lo que intenta decirnos el director:
Un agente inglés es tiroteado y dado por muerto en una operación en Bulgaria, pero en realidad se ha salvado, le han dado una buena suma de dinero y se ha instalado como monitor de actividades deportivas en un campamento para niños. Allí traba amistad con uno de ellos, de unos doce años, y se los ve a ambos hablando solos en diversos momentos. Al cabo de unos días el espía, enfurecido, echa al niño de su apartamento y le dice que no vuelva, y uno se pregunta qué tiene que ver el niño en la película y si su participación era necesaria. Pero al final se descubre la inclinación homosexual del monitor ex-espía y su relación con su antiguo jefe, y ello me lleva a pensar que lo que intentaba mostrar el director es la pedofilia latente en el espía, quien intentaba conquistar al chiquillo para abusar de él.
Pero no estoy seguro, ésa es la única duda que me ha quedado, pues no hay nada por parte del espía que así lo muestre.
A mí me ha gustado mucho todo: el tema, la interpretación de todos los actores, la banda de música y la excelente fotografía. De 1 al 10 le pondría un 9.
Pero ya les digo: si no les gusta el género del espionaje, mejor vean otra cosa.
Tiene buena crítica pero no la he visto. Estoy seguro que a mí me gustaría y que mi mujer se dormiría como la tuya. Seguro que viendo Bandolera ninguna de las dos se duermen.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Juan
Toc, toc, vengo despacito y entro casi en silencio para que no me retes Juan, es que tengo tantas cosas para hacer, que no he tenido tiempo de venir, perdón….jijijiji al ver que siempre me recibes con los brazos abierto digo: Bueno ahora sí…
ResponderEliminarHola!!!!!
Vistes que si tienen una buena trama, buenos actores y director, no se necesita más que eso…aquí nuestro cine filmo “El secreto de tus ojos”, que te atrapa del primer minuto hasta el último….
Qué lindo que con Carmen tengan los mismos gustos y se acompañen uno al otro….
Un súper abrazo de oso.