EL CLIENTE

El cliente (1993) – John Grisham

Cuando entramos en una gran librería encontramos miles de libros en sus numerosos estantes y, a menos que tengamos en mente algún título recomendado por amigos o familiares o busquemos la última obra de nuestro autor preferido, uno no sabe  cuál elegir. 

Dice el refrán que más vale malo conocido que bueno por conocer, y eso, que no siempre es aconsejable, pues la búsqueda del misterio y la aventura es el gran aliciente de la vida, es en este caso una solución a nuestras dudas. Por ejemplo: yo nunca me sentiré defraudado por comer un plato de patatas fritas con huevos, es un valor seguro para mis sentidos, mientras que otros menús de diseños, más caros y complejos, pueden acabar quedándose en mi plato tras degustarlo.Con los libros me pasa lo mismo: conozco algunos autores cuyas obras  nunca me defraudarán, son valores seguros para mí por haber leído varios de sus libros y saber que todos estos  han sido llevados a la gran pantalla.

 En el caso de J. Grisham, diez de  sus novelas han sido llevadas al cine, entre ellas, ya he leído tres: La tapadera,  El informe Pelicano, El cliente.El cliente es la que voy a recomendar ahora.

 Es una obra de más de 400 páginas que comencé a leer la semana pasada, y que terminé  ayer tarde después de estar todo el día enganchado a ella  leyendo sus cien  últimas páginas. 

Un día, mientras fumaban, ven venir un coche y ellos se esconden tras los arbustos. Observan pasmados al conductor mientras coloca una manguera en el tubo de escape para introducir el humo dentro del vehículo por la ventanilla y suicidarse. Mark no puede consentir que un hombre se mate ante sus ojos sin hacer nada por impedirlo y, arrastrándose por el suelo, quita la manguera. El hombre lo descubre por el espejo retrovisor, lo agarra y lo introduce en el coche para que muera con él. Allí le cuenta un secreto: Él es abogado, uno de los más importantes de EE.UU. Se va a suicidar porque tiene miedo de su cliente, un mafioso asesino, a quien el FBI acusa de asesinar a un senador. Pero aún no lo han detenido porque les falta la prueba principal: no han encontrado el cadáver.  El abogado le confiesa que el cadáver del senador se halla enterrado en su garaje. 

Mark se escapa  y el hombre se pega un tiro en la cabeza. Mark ha visto demasiadas películas de policías y mafiosos, sabe que éstos no perdonan y tiene miedo. Va y se presenta en casa de una abogada famosa por defender a los menores. 

A partir de ahí la novela se convierte en una pesadilla para Mark y su abogada,   en la que el FBI, el Juez y la  Mafia intentan apoderarse del chico, los unos para obligarle a hablar; los otros para silenciarlo. Su abogada le protegerá arriesgando su vida y su carrera como letrada hasta la última página del libro. Si  la pueden leer, no la dejen pasar; no les defraudará.