EL DICTADOR, la película

Película no recomendada a menores de 16 años.

SINOPSIS El General Almirante Haffaz Aladeen (Sacha Baron Cohen) es un dictador capaz de arriesgar su vida para impedir que la democracia se establezca en el país al que oprime tan amorosamente y con tanto cariño. Rico en petróleo y bastante aislado, el estado norteafricano de Wadiya lleva siendo gobernado por el vehementemente anti-occidental Aladeen desde que éste tenía seis años, cuando fue nombrado Líder Supremo tras la desafortunada muerte de su padre, muerto por desgracia en un accidente de caza, alcanzado por 97 balas y una granada de mano. Desde que accedió al poder absoluto, el consejero de más confianza de Aladeen es su tío Tamir (Ben Kingsley), quien ejerce de Jefe de la Policía Secreta, Jefe de Seguridad y Proveedor de Mujeres. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, el muy vilipendiado Occidente ha comenzado a meter las narices en los asuntos de Wadiya, y las Naciones Unidas han sancionado repetidas veces al país en la última década, pero el Dictador no va a consentir que un inspector del Consejo de Seguridad entre en sus instalaciones secretas de armamento... ¿es que acaso no saben lo que quiere decir "secreto"? Pero después de que un intento de asesinarle le cueste la vida a otro de los acólitos del Líder Supremo, Tamir convence a Aladeen de que vaya a Nueva York a solucionar la cuestión de las Naciones Unidas. (FILMAFFINITY) CRÍTICAS ----------------------------------------
"Los que se ofenden fácilmente se horrorizarán. Los que casi nunca se ofenden, podrían horrorizarse. Pero tendrán que parar de reír el tiempo suficiente para darse cuenta (...) Puntuación: **** (sobre 5)" (Elizabeth Weitzman: New York Daily News)
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"'The Dictator' te hace reír sin piedad. Empieza en lo indignante y de ahí sube vertiginosamente (...) Puntuación: **1/2 (sobre 4)" (Peter Travers: Rolling Stone)
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"'The Dictator' es divertida, además de ser obscena, asquerosa, escatológica, vulgar, cruda y demás (...) Puntuación: *** (sobre 4)" (Roger Ebert: Chicago Sun-Times)

Mi opinión:

La verdad es que no es tan buena como la pintan, a mí apenas me hizo reír un par de veces, aunque estoy seguro que mi nieto de 12 años se reiría bastante.
La película no es ni ofensiva si se toma desde un punto de vista crítico y humorista,  ni es tan crítica como se anuncia. En cambio, es bastante escabrosa y demasiado explicita sexualmente. Por ello, una película que debía considerarse para un público infantil no está recomendada para menores de 16 años.
El personaje del dictador   esta muy bien trabajado y provocó en mi esposa  mas de una buena carcajada.
La verdad es que se me hizo corta, no porque me atrapase sino porque sólo dura 75 minutos con publicidad y trailers de próximos estrenos incluidos. ¡Así no llegas a aburrirte!
La película es una comedia  en la que, desplegando  imaginación,   puedes “ver” la forma de entender la Democracia de algunos de nuestros gobernantes actuales.
Conclusión: Si tienes niños en casa con más de 16 años, merece la pena  verla en familia. A mí, como  tengo unos cuantos años más, no me hizo ni fu ni fa.

Y me sentí engañado por pagar una entrada para  disfrutar solo una hora de cine, como si fuera un episodio de serie televisiva. Antes, las salas de cine nos ofrecían dos horas o más de espectáculo en cada película; desde los años 80 en que salieron los videoclubs comenzaron a realizar películas de 90 minutos de duración, a la vez que subían los precios de las entradas. Ayer entré a ver El Dictador  a las 19´15 horas y salí a las 20´30, una hora y cuarto con diez minutos de trailers incluidos.

Esta es  una práctica que vienen realizando  otras industrias. Como ya apenas se siembra algodón, los vestidos, bañadores y ropa interior traen cada vez menos tela (hay que preservar el medio ambiente), aunque eso alegre la vista a más de uno y deba ponerse gafas prematuramente por desgastarla mirando glúteos, piernas  y senos; las barras de pan son cada vez más pequeñas y cuestan lo mismo o más;  a los automóviles les quitan accesorios para que parezcan más baratos; hace treinta años las botellas de bebidas alcohólicas (vino, coñac, anís, wisky, ect) eran de un litro; las de cerveza eran de 33cl. Después cambiaron las  de a litro por las de 70cl y subieron los precios. Las botellas de cerveza han disminuido su capacidad de los 33cl a 25 y luego a 20.

 Son formas de engañar al cliente, pues le hacen creer que los precios se mantienen; pero éstos pagan lo mismo por menos cantidad, así que son estafados.

Como me sentí yo ayer al finalizar la película.