En esta ocasión me he decidido por un clásico. Monte Oriol es el segundo libro que leo de este genial
autor francés. El primero era un libro de cuentos que incluía "Bola de sebo", la
obra que le encumbró a la fama.
Guy de Maupassant era alumno aventajado de Gustavo Flaubert, quien
le animó a publicar y lo apadrinó introduciéndole en los círculos de la élite
literaria de la época acompañando a Emile Zola, Goncourt, Turgueniev, etc.
Guy de Maupassant se convirtió en el
novelista favorito de las mujeres, hechizadas por el romanticismo y realismo de
sus obras. Afectado por graves problemas nerviosos intenta suicidarse en 1892 y acabó sus días en un manicomio después de 18 meses agónicos.
La
novela Monte de Oriol ha ido atrapándome poco a poco hasta llegar a las 50
últimas páginas, las cuales me atraparon por
la belleza del lenguaje usado al narrar el doloroso drama del desamor entre los dos
principales personajes.
Tiene momentos jocosos, pasionales, divertidos
y tristes.
El final, sin embargo, no me ha gustado: ha
sido brusco, inesperado en ese momento, dejando la puerta de la imaginación
abierta para que cada lector haga su propias reflexiones.
Pero mejor será que os muestre la crítica de Monte
Oriol que apareció en el diario «La Época» en
1888:
"Guy de Maupassant es, de igual manera que Paúl
Bourget, uno de los novelistas favoritos de las lectoras parisienses. Sus obras
aparecen rodeadas de ese prestigio que da el nombre del escritor de moda, y
aunque su fama es de fecha reciente, sus libros son de los que se colocan en
primera línea en los escaparates de las librerías, se leen con avidez y merecen
la atención preferente de los críticos.
En su última novela, Las termas del monte Oriol, ha
escogido un establecimiento balneario como escena en que se desarrolla una
pasión amorosa, tan ardiente como pasajera, uno de esos amores que brotan y se
extinguen como una llamarada fugaz. Allí ha pintado Guy de Maupassant con
singular maestría las bellezas de una naturaleza selvática, el típico carácter
de los médicos y de los bañistas de Enval y las dos figuras de Cristiana y de
Bretigny, unidas un momento por el amor y separadas luego por el olvido, que
comparten el interés principal de la novela.
Pero donde más resalta la poesía de este
relato es en su última parte, que pinta como se va extinguiendo la pasión de
Bretigny hacia Cristiana, para seguir en eso la suerte de casi todos los amores
culpables. Hay ráfagas de intensa melancolía en la pintura de ese amor, que
muere sin luchas y sin conflictos por la acción silenciosa y lenta del hastío.
Guy de Maupassant ha sabido realzar con raro acierto la figura de Cristiana de
Audermatt, presentándola altiva y digna cuando se ve olvidada. Y por esa íntima
simpatía que provoca el dolor, la heroína de Las
termas del monte Oriol resulta regenerada cuando va a consolarse junto a la
cuna de su hijo de su amor perdido y de sus ilusiones muertas.
La traducción que ha hecho el Sr.
Olavarría y Huarte de este libro es muy esmerada. La precede un estudio crítico
sobre Guy de Maupassant, interesante en extremo."
No he leído nada de él.
ResponderEliminarAhora tengo curiosidad.
Saludos.
interesante reseña Juan :
ResponderEliminaryo no soy muy de leer novelas románticas
pero quiza pueda hacer una excepción con esta.
un gusto saludarte y ... hasta pronto
Mario