No le gustaba que le llamaran Gili, y se enfadaba.
Se enfadaba mucho, mucho, muchísimo.
Se enfadaba mucho, mucho, muchísimo.
Él se consideraba un tío normal: leía, escribía, conversaba,
escuchaba chistes que luego hacía suyos y los contaba en las reuniones, pintaba
algo en los lienzos, que no en su casa. Tomaba asiduamente el aperitivo al
medio día. Y tenía un perro y una ninfa.
Todo normal, lo más normal del mundo.
Por que a ver, ¿quién no tiene un perro y una ninfa?
Por eso se enfadaba mucho cuando siendo tan normal
pisoteaban sus derechos. Por ejemplo: lo que le sucedió ayer.
Lo que le sucedió ayer puso todas sus antenas en alarma
roja. ¿Y si de verdad era un gilipollas? Y en tal caso,¿debería aceptar con
humildad ese apodo?
Resulta que hace hoy justamente una semana que envió un
libro a una amiga del Feisbu que reside en Toledo, y lo recibió al día
siguiente. El mismo día envió otro a otra persona, que ayer aún no había
recibido. Y eso a él lo reventaba. ¿Discriminación en Correos? ¿Por qué a unos
les llega en 24 horas y a otros no les llega en ocho días pagando el mismo
precio? ¿Porque una era amiga del feisbu y la otra no?
Cuando al Gili no le cuadran las cuentas se enfada. Se
enfada mucho, muchísimo.
Decidió informarse directamente llamando a la destinataria
de su libro.
Como ya intuía, a ésta
no le habían dejado aviso de recoger el envío en la oficina y así no podía enterarse
de que él le había enviado un libro.
— ¡Así no hay manera de que un país funcione!— gritó en el
telefono— Luego se quejan de la mala imagen que tienen los funcionarios, y
piden apoyos a los ciudadanos cuando el Gobierno se ensaña con ellos...
—¿Tú has puesto bien la dirección?— preguntó muy bajito la
oyente al otro lado, alarmada por los gritos que daba el Gili. (Ella hacía
tiempo que le asignó ese nombre).
— ¡Por supuesto, yo hago bien las cosas!
— A ver: revisa el papel de Correos. En él verás la dirección
que pusiste — osó sugerir la oyente.
Así lo hizo y entonces, ¡Oh desgracia!, se dio cuenta de que
estaba mal puesta, y en vez de poner 3ª planta había puesto 1ª
El suelo se hundía bajo sus pies, no sabía qué decir, estaba
bloqueado ¿Cómo era posible que se hubiera equivocado? ¿Estaba chocheando ya?
— Qué me dices, ¿Esta bien puesta la dirección? — repetía el
auricular
— Esto... Creo que no.
— ¿Cómo que crees que no? Está bien o no está, una de dos.
— Pues... no está bien...
— ¡Claro, gilipollas! Si yo no me he movido de casa en la última
semana, y soy yo quien abro la puerta todos los días al cartero. ¡Será posible!
— Perdón...
— Venga, envíame copia del documento para que yo pueda
reclamarlo en Correos antes de que te lo devuelvan.
— Sí, sí.. Por supuesto, ahora mismo lo escaneo y te lo
mando.
Y así lo hizo.
Pero la historia no acaba aquí:
Cuando escaneó el recibo de Correos y lo envió por mensaje
privado de feisbu casi se desmaya: ¡el documento escaneado mostraba una dirección
diferente a la del original! ¡La dirección era correcta! ¡Y en el documento original
de Correos estaba mal!
—¡Aquí hay brujería!— le dijo a la mujer que escuchaba al teléfono.
— Qué te pasa ahora....
— Que en el que te he enviado está la dirección bien y en el
original que tengo en la mano está mal. ¡Es cosa del Diablo!
— No sé que decirte. ¿Has bebido ?
— ¡ Que no, joder, que es verdad!
— Bueno, mejor hazle una foto y me lo mandas por wassap.
Así lo hizo. Por wassap salía la buena, es decir la que
estaba mal.
— ¡No comprendo nada,
te lo juro!
— Tranquilo, no pasa nada. Mañana iré a reclamar el sobre.
— Vale... Y perdona.
En las siguiente hora, no paró de darle vueltas al asunto. Reflexionó
y examinó pausadamente todas las opciones posibles, hasta que la luz se hizo en
su cerebro.
¡Eureka!
Lo que había pasado
es que el documento escaneado se había guardado en la misma carpeta que están
todos los archivos escaneados, y seleccionó uno que llevaba el mismo
nombre de esa persona pero de un envío anterior, cuya dirección estaba
correctamente escrita.
Buscó un poco más abajo y encontró el ultimo escaneo
realizado, con la dirección mal puesta.
No es cosa del Diablo ni de hostias, todo tiene una explicación:
¡Es un Gilipollas!
Con tan rotundas pruebas no queda mas que confirmarlo de que lo es lo es.
ResponderEliminarjajaj buen relato y divertido como siempre
un abrazo Mario
relatos legalmente protegidos con la ley de propiedad intelectual? tan importante son sus relatos que cree q se los van a robar?
ResponderEliminarExactamente, Mario: no puede negar la realidad. Me alegro que lo encuentres divertido, de eso se trata. Un abrazo
ResponderEliminarMis relatos no son importantes,Anónimo; pero son míos.
ResponderEliminarAmeno, siempre es un gusto leerte.
ResponderEliminarTe deseo un buen fin de semana.
Abrazos Juan.
Muchas gracias, amiga genessis. Igualmente para ti. Esta mañana la protagonista del relato me ha llamado tres veces gilipollas. No se equivoca mucho.
ResponderEliminarUn beso, guapa.