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miércoles, enero 18, 2017

¡AY, BÁRBARA! NO CUENTES BARBARIDADES


Ayer, por fin,  se desvelaba lo que todo el mundo intuía. La prensa publicaba  la noticia que  acusaba al Rey Juan Carlos de haberse gastado 500 millones de las antiguas pesetas, desviados del presupuesto del Ministerio del Interior, en su aventura con Bárbara Rey.
Este dinero, sumado a los  millones dispensados en viajes para cazar elefantes en África y osos en Hungría hará, sin duda alguna, bascular la balanza del voto de los españoles en un hipotético referéndum hacia el lado de los anti monárquicos.

Yo, que he compartido los años de mi vida entre la Dictadura franquista, la República Francesa, la Monarquía parlamentaria Belga, la República del Apartheid Sudafricano  y, por último, nuestra Cátedra de Corrupción Permanente no siento, la verdad, predilección por unas u otras opciones: sea el Rey o el Presidente de la República nos costará carísimo a los españoles, y ninguno de ellos beneficiarán  al país, sino a sus intereses privados.

No olvidemos los viajes del presidente francés, Giscar d´Estaing, a la República Centro Africana a recibir 200 diamantes de manos del dictador y caníbal Bocassa, a cambio de protección y apoyo para permanecer en el poder. Bocassa se comía a sus enemigos. El valor de los diamantes se calcularon en un millón de francos de 1979 (153,000 euros)
79http://elpais.com/diario/1981/03/20/internacional/353890814_850215.html

Cuando Bocassa fue derrocado en un golpe de estado propiciado por Francia,  recibió asilo político en el susodicho país, instalándose en un palacio que había adquirido cerca de París, desde donde realizaba intentos golpistas para recuperar el poder.


 Yo no me inclino ni a favor del Rey ni al del Presidente de la República, sino todo lo contrario.
 Tanto el Rey como el Presidente de la República son cargos pomposos que no aportan nada para una nación que se rige por las decisiones de un parlamento elegido por los ciudadanos. Tampoco se justifica que actúe como Embajador de España para conseguir contratos comerciales, para eso tenemos un Ministro de Exteriores.


Personalmente,  creo que con el Gobierno y el Parlamento sería suficiente.


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