El día 5 de enero de cada año, las monjas del colegio nos bañaban y nos ponían nuestro mejor uniforme para recibir a doña Carmen Pardo Valcárcel de Cabestany y a doña Pepita Larrúcea de Girón, que venían de Madrid a entregarnos los juguetes que habíamos pedido a los Reyes Magos. Un equipo del NO-DO las precedía.
En los días anteriores habíamos ensayado una canción de bienvenida en la que se ensalzaba a doña Carmen, y que causaba tanta alegría y orgullo en ella como desconcierto e indignación en su acompañante, pues ambas eran miembros de la Fundación. A partir de las cuatro de la tarde nos colocábamos los niños y las niñas en dos grupos separados por la fuente ubicada en medio del patio a la espera de la triunfal llegada de nuestros reyes.
Primero llegaban los automóviles de los escoltas, y tras ellos los Hispano-Suiza de las señoras. Nada más descender de sus vehículos la madre superiora daba la señal y comenzábamos a cantar:
Inmensa alegría reina
en este dichoso hogar
nuestra amada Doña Carmen
acaba de llegar
acaba de llegar.
Luego ellas entraban en sus dependencias y nosotros nos dirigíamos en fila al comedor, donde se habían colocado sendos sillones para las señoras y nos quedábamos de pie enfrente, formando un semicírculo.
Después de tomar un café con dulces preparados por las monjas, las señoras venían a sentarse en sus respectivos sillones, y a medida que una monja pasaba lista a nuestros nombres ellas nos entregaban una caja con los regalos.
Normalmente no nos traían nada de lo que habíamos pedido en la carta que habíamos escrito. A cada uno nos daban tres cosas: un misal o un libro de lectura del tipo Fabiola, San Sebastián. El Cid Campeador, Blanca Nieves, Caperucita, etc. Y dos juguetes: uno metálico y con cuerda: un tren, un avión con hélices, un coche, una moto... Y otro que podía ser un rompecabezas, un juego de damas, un balón de cuero o una pelota de goma.
A las niñas, además de los libros y cuentos, le traían muñecas, casitas y cocinitas en miniatura.
Así sucedió el día anterior al día de Reyes en los seis años que pasé en ese colegio.
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