lunes, febrero 12, 2018

SAN VALENTÍN


Buenos días, amig@s: 
Amaneció nublado pero con buena temperatura, y he ido a cortarme el pelo para estar bonito el Día de los Enamorados y ver si eso incita a hacer algo especial a mi Carmen del alma.
Le he comprado una orquídea y un rosal para su terraza. Un detallito nada más. Eso de cenas románticas con velas, orquesta y posterior entrega en un hotel de lujo o en un crucero no va ya con nosotros. Follamos menos que los leones de las Cibeles.

Así que con las dos macetitas y quizás una comida fuera de casa vamos bien.
Y demasiado, casi acabo en el hospital.
Resulta que después de cortarme el pelo he cogido el autobús para ir a comprar las maceta. Y hete aquí que un borracho, que sin duda había pasado la noche en el Carnaval de Cádiz, se ha montado detrás de mí. El autobús estaba lleno de gente, y el sujeto, parándose en el pasillo, comenzó a decir:

— Todos los de la derecha son unos tarados, los de la izquierda son unos idiotas, los de atrás unos imbéciles y los de enfrente unos cornudos.

Al oír eso, el conductor dio un frenazo con el pie y con el freno de mano a la vez, el autobús hizo un movimiento raro en zig zas y todos caímos unos encima de otros y el borracho encima de mí. Entonces el chófer, un chaval de 1`95 de altura y 90 kilos de peso, rojo por la ira, agarró al borracho por el cuello y le dijo:
- Si eres hombre dime quiénes son los tarados, los idiotas, los imbéciles y los cornudos
Y el borracho, a punto de asfixiarse y con los ojos fuera de las órbitas, contestó:
- Ya no lo sé, ¡están todos revueltos!


Menos mal que estoy entero y pude llegar a casa.

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