domingo, enero 28, 2007

LA ENTREVISTA COMPLETA


Mi entrevista en Radio Ib3.es y el video que la acompaña se puede ver completa en esta página web:

http://rinconliterario3denit.blogspot.com/

http://www.youtube.com/watch?v=hxQFRPNw4dU

Y desde hoy, soy miembro del Grupo CIÑE y tengo mi propia página de escritor en: http://www.circuloindependiente.net/Juan_Pan_Garcia.htm

miércoles, enero 24, 2007

¡HOY CUMPLE UN AÑITO!





Ha pasado el tiempo desde que puse el artículo sobre el embarazo no esperado de mi hija Rebeca de mi nietecita en este blog, el 17 de octubre de 2005, y también del otro posterior, que hablaba de las dificultades por las que estaba atravesando para encontrar trabajo, el 11 de febrero de 2006.
Aquella manchita oscura que se adivinaba más que se veía en la ecografía y que luego se transformó en una preciosa criatura, a quien pusieron por nombre Carolina, cumple hoy un año y es la alegría de sus padres, tíos y abuelos. ¡Felicidades, Carolina!

domingo, enero 21, 2007

ANUNCIO



Hoy sólo deseo deciros, por si algún interés tenéis en escucharla, que el día 24 de enero por la noche me entrevistaron en una emisora de radio, donde también dieron lectura a un fragmento de uno de mis relatos,"Inolvidable primavera".
Este programa se emite todos los miércoles.
Copiando este enlace y pegándolo en el buscador, podréis escuchar la entrevista
http://www.sirlebert.com/xalfdm/pol38.mp3
Para conectar con la emisora, debéis pinchar sobre la siguiente dirección:
http://ib3.es.
Y si deseáis participar con algún comentario o pregunta debéis de marcar el teléfono 971139900.
El programa se emitió a la media noche ,a las 12´15 de la noche.
Saludos a todos

viernes, enero 19, 2007

HISTORIAS DE NAVIDAD



COLEGIO DEL PALACIO DE LA SAGRA. CHAPINERÍA (MADRID)

El día de Nochebuena del año en que hice mi primera comunión fue algo especial en el colegio. Por la tarde no hubo clases y asistimos a un partido de fútbol entre el equipo del pueblo y el del colegio. Al terminar el partido se entregó el trofeo por el señor alcalde; después, las niñas completaron la tarde con una demostración de coros y danzas populares: jotas, sevillanas, malagueñas, etc.
La cena fue algo excepcional, un menú especial que culminaba con unos postres buenísimos confeccionados por las monjas del centro.
Después de cenar, la madre superiora me llamó y me dijo que esa noche la Misa del Gallo se iba a celebrar en la capilla del colegio y no en la iglesia del pueblo, como era costumbre, y que  mi compañero Anselmo y yo oficiaríamos una vez más de monaguillos en aquella ceremonia cristiana. Nos llevó hasta la sacristía y nos dio las instrucciones de todo lo que debíamos realizar: tocar la campana de la iglesia del pueblo, mantener la bandeja en el sitio apropiado en el besapiés del Niño Jesús y ayudar a las personas mayores que no pudiesen levantarse del reclinatorio al arrodillarse para dar el beso.
Nos pusimos un traje de monaguillo de terciopelo, todo blanco, y preparamos las jarritas del vino y del agua para la misa (qué bueno estaba el vino del cura, una mezcla de moscatel y Cream). Luego nos fuimos a reunirnos con el resto de escolares al salón de actos para esperar la hora de la misa cantando villancicos y acompañando con panderetas y zambombas. Los demás golpeábamos cucharas entre sí, lo que producía en sonido que armonizaba con las panderetas.
A las once y media de la noche, los dos monaguillos salimos del colegio y entramos en la iglesia, situada al otro lado de la plaza. Braulio, el sacristán, nos estaba esperando. Una vez dentro, fuimos hasta la escalera que subía hasta la torre, miramos hacia arriba por el hueco libre y cogimos cada uno una de las sogas que bajaban desde el campanario y comenzamos a tirar con fuerza de ellas. Las cuerdas nos levantaban del suelo a cada vuelta de las campanas. No hacíamos ningún esfuerzo, la inercia del movimiento nos hacía subir y bajar durante los tres minutos que tardaba cada toque: el primero a las once y media; el segundo a las doce menos cuarto y el tercero a las doce en punto. Casi todo el pueblo acudió a la misa del colegio. Como no cabían todos, abrieron las puertas de la capilla, que comunicaba con el salón de actos, y se habilitaron bancos y sillas para los asistentes.
La misa comenzó y continuó su curso en latín hasta el “Ite misa est” final. En ese momento, el cura bajó hasta el reclinatorio central con el Niño Jesús en las manos y el Coro del colegio comenzó a cantar los villancicos.
 El alcalde, don Juan, fue el primero que se arrodilló para besar los pies del Niño; luego se levantó, dejó un billete de 25 pesetas en la bandeja dorada que yo mantenía a su derecha y se fue a su asiento. Al instante se formó una fila y todos los asistentes imitaron a su alcalde. Unos ponían un billete de cinco pesetas, otros solamente dos pesetas, una peseta, veinte… Nadie superaba al alcalde. Mi compañero y yo llevábamos la cuenta de quiénes eran los que más habían dado: el boticario, el zapatero, el de los ultramarinos Casa Duque, los maestros del colegio público, los guardias, etc.
Una ancianita dejó un billete en la bandeja y se le cayó otro al suelo: ella no se dio cuenta y cuando se fue me agaché y lo recogí. Me lo guardé en la mano y con disimulo lo metí en el bolsillo de mi sotanita. Miré si alguien me había visto, pero todos estaban pendientes del avance de la fila. Además, donde yo estaba la luz era escasa, sólo estaba iluminado el altar mayor con una docena de cirios. Estaba seguro de que nadie me había visto, pero los ojos del Niño Jesús parecían decirme lo contrario. Me miraba fijamente, con las manos extendidas y una sonrisa en la boca. Me avergoncé de lo que había hecho y saqué el billete del bolsillo y lo puse en la bandeja. Entonces vi con horror que la superiora me estaba observando y me había visto devolver el dinero. Pensé que ya estaba listo, que al día siguiente sería expulsado del centro. Me puse muy nervioso, tanto que la bandeja temblaba en mis manos. Respiré con alivio cuando la fila llegó a su fin y me pude volver de espaldas a todo el mundo. No podía sostener la mirada de la superiora.
La misa terminó y el sacerdote cogió el cáliz y salimos los tres hacia la sacristía. Una vez dentro, fuimos separando los billetes según su valor, y contando las monedas. Acabado el recuento, el cura le dio un duro a mi compañero y otro a mí, y nos quitamos el traje. Luego nos fuimos a nuestros dormitorios. En el reloj del pasillo pasaban algunos minutos de las dos y todos los compañeros estaban ya acostados cuando llegamos.
Al día siguiente, cuando estábamos desayunando en el comedor, llegó la madre superiora y nos pidió un momento de atención. Todos callamos. Ella me ordenó que me levantase y fuese a su lado; yo obedecí, muerto de miedo. Entonces dijo:
"Quiero que miréis a Juan un momento. Anoche sacó de su bolsillo el poco dinero que tenía y se lo entregó al Niño Jesús. Ese dinero se lo había dado su familia para otras cosas, sin duda, y él prefirió donarlo. Nos dio un gran ejemplo de solidaridad. Démosle un aplauso a nuestro compañero"
Y todos aplaudieron.
¡Yo no salía de mi asombro! Me puse muy colorado mientras todos me miraban y aplaudían. Entonces recordé la sonrisa del Niño Santo. Parecía un milagro: ¡Apenas había nacido y ya me había perdonado!
¡Cosas de la Navidad!

FIN

Este cuento ha ganado el concurso del año 2006 de "Cuentos navideños" en la página web de El café de Artistas, seguido de otro de mis cuentos,"Navidad, dulce Navidad", y en el tercer puesto "Un cuento de Navidad". Los tres forman parte del libro "Los cuentos del abuelo", registrado por mí en el Registro de la Propiedad Intelectual de Cádiz el 10 de enero de 2006 con la clave CA 9/o6

miércoles, enero 10, 2007

El vino de la Comarca del Jerez



EL VINO DE JEREZ

Está demostrado que beber un poco de vino en las comidas mejora la circulación de la sangre y ayuda a protegerse contra los infartos. Por sus cualidades sanitarias, ya se lo aconsejaba a su discípulo Tito el apóstol San Pablo:
“Ya no bebas agua, sino usa un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1Tito,5:23)

Publico a continuación las notas que tomé durante la conferencia de D. José Caballero Bonald sobre el vino fino, celebrada en el Hotel Monasterio de San Miguel de El Puerto de Santa María a finales de 1997:

El vino de Jerez ya se conocía desde Estrabón (63 AC - 24 DC), uno de los primeros en mencionarlo. La gran fama que tenía este vino atrajo hacia la comarca a nombres ilustres de familias extranjeras, especializadas en el arte de la crianza de vinos: Domecq, Osborne, Willians Garvey, Sir james Durff, Terry, Sandeman, González Byass y otros.
Existen dos tipos de crianza: la que se usa para la obtención de vinos “finos y manzanillas”, criados bajo el “velo” o “flor”, que es una capa viva orgánica que impide el contacto del vino con el aire y su oxidación; y por otra parte la de los “Olorosos”, que se crían en contacto con el aire tras añadirles alcohol para que no se forme el velo. Las cuatro levaduras que producen este velo producen complicados procesos químicos sobre el vino. Cuando acaba su ciclo de vida, este velo o capa se deposita en el fondo de la bota. Se le llama “la Madre del vino”.
Datos curiosos del vino de Jerez son que sus bodegas fueron atacadas y desvalijadas varias veces por el pirata Barba Roja.
Que una de sus bodegas insignes fue construida por Eiffel, el mismo que hizo la torre parisina.
Que sus cepas fueron destruidas, como todas las cepas en Europa, por la filoxera, y que las variedades existentes fueron importadas de California, pues las cepas de aquel país resistieron con éxito el ataque de ese insecto destructor.
El vino de Jerez es único en el mundo, porque tiene la particularidad que se puede conservar dentro de las botas durante años, adquiriendo mejor calidad con el paso del tiempo y aumentando de precio.
Por ejemplo:
Un vino joven, de la cosecha del año, si se mantiene 2 años en la bota pasa a denominarse “Solera”; si se mantiene más tiempo, “Reserva”; “Gran reserva”; “Excelencia”, a los diez años de permanencia.
No ocurre lo mismo con los restantes vinos españoles o extranjeros, ni con el cava.
Estos son embotellados todo lo más a los dos años de su permanencia en bodega y no adquieren nuevos valores, arriesgándose a perder su calidad.
El cava, por ejemplo, debe ser del año: no vemos cava donde se diga en la etiqueta “cosecha de 1980”, por ejemplo.
El vino de Jerez y su entorno es pues único, y debe de valorarse como tal. Un cuadro pintado a mano, una escultura se apreciarán según su originalidad, dificultad de realización, ect. Lo mismo debe hacerse con el Fino. Al ser algo único, debe dársele el valor de algo único, en vez de desprestigiarlo, regalándolo y vendiéndolo a bajo precio.
Las cosas se aprecian más cuando cuestan el dinero. No duele lo mismo que se nos rompa algo que nos han regalado que algo que hemos comprado y que nos ha costado caro.
A primeros del siglo pasado, se decía que el jerez tenía que ser “para los ricos o para los enfermos”.
Al ser un producto de difícil acceso para la mayoría, por su alto precio, la gente adinerada presumía de poder permitirse el lujo de tener en su casa un completo surtido de vinos de Jerez. Se pedía en los restaurantes y hoteles de lujo y se ofrecían botellas o cajas de regalo a las amistades. Esto hacía florecer el negocio y daba trabajo a mucha gente.
Hoy día se escuchan las quejas de los hoteleros, pues dicen que aunque los hoteles se llenan en verano, los turistas son de baja clase social, de bajos ingresos: gastan poco y se limitan a pagar el alojamiento con derecho a pensión completa a precios en oferta.
Por lo tanto, prefieren tener un turismo de alta calidad: menos turistas, pero que gasten mucho más. Un hotel puede llenar rápidamente 100 habitaciones a 60 euros todo incluido. Esto supondría 6000 euros diarios. Pero también los gastos serían excesivos y quedaría poco margen para las ganancias.
Si tuviese sólo 50 habitaciones a un precio de 300 euros/día, vendría una clase de turismo que dejaría 15 000 euros. (Cifras actualizadas en euros, pues el día de la conferencia aún hablábamos en pesetas)
Vemos que vendiendo menos habitaciones se ha ganado mucho más aumentando la calidad del producto y eligiendo una selecta clientela.
Lo mismo sucede con el vino.
¿Qué hay que hacer para solucionar la crisis actual? Dos claves:
A)
1º Dejar de regalar, como si fuera un producto sin valor.
Actualmente, a los bares, asociaciones de vecinos, casetas de ferias, comuniones, ect… siempre se le regalan por parte de las bodegas cajas de vino para colaborar y promocionar la marca. A veces se regalan farolillos, vasos, cubiertos… con el nombre de la bodega estampado que son productos que aumentan el coste del vino y que se pierden sin beneficio.
2º Concienciar por medio de programas educativos, ya desde la escuela, a los niños de que es un producto bueno, de “su tierra”, y que hay que darle el valor de ser una cosa única en el mundo; convencerles de que es un buen regalo de calidad en un cumpleaños o fiesta.
Concienciar a consumir productos propios de buena calidad antes que productos extranjeros o de otras regiones: dará trabajo al pueblo y a las familias.
3º Dar información en la etiqueta sobre el producto que se vende (actualmente sólo dice: vino Pavón, 15´5º. Bodegas Caballero. El Puerto).
Hay que poner también cómo se ha producido, qué clase de uva se ha utilizado, los años de la cosecha… Esto es lo que hacen los franceses con todos sus vinos, siendo corrientes y no únicos, como el jerez.
4º En lugar de anunciar con tópicos (por ejemplo: una gitana bailando al anunciar una determinada marca), explicar cómo se ha hecho ese vino, todas las fases que ha recorrido hasta llegar a la botella, sus cualidades ect.

B)
Cambiar el sistema del Consejo Denominador de Origen.
Tener abierta una mesa permanente donde estén representados todos los profesionales del sector: viticultores, almacenistas y exportadores.
Actualmente, el Consejo está compuesto por una serie de personas que tienen voto y un presidente nombrado por la Junta de Andalucía, que tal vez no tenga ni idea de lo que se trata y sólo se ocupa de que se cumplan las normas procedentes de Bruselas.
No se puede permitir que en esa mesa tenga el mismo valor el voto de un señor que arriesga 300 000 euros que otro que arriesga 1500 millones, como ocurre actualmente, sino que el valor del voto debe ser proporcional al riesgo.
Hay que nombrar presidente del Consejo Denominador de Origen a un profesional que esté arriesgando su capital en el negocio y sea, por tanto, conocedor de sus problemas y de lo que se esté hablando, y no aceptar a un político nombrado a dedo por la Junta de Andalucía que no arriesga nada.
Hay que negarse a cumplir con las cuotas impuestas desde Bruselas. Cada uno que venda lo que pueda. Si uno tiene cien botas de vino de buena calidad,¿por qué va a vender sólo ochenta? Esas veinte restantes también se pueden vender sin denominación de origen.
¿Por qué no vender el exceso de cosecha del año como mosto?, ¿no venden otros mostos en las tiendas que no sabemos de qué están hechos(Mosto Greip, por ejemplo).
¿Por qué no lanzar al mercado una marca de mosto de Jerez?
Hay que vender la producción en vez de arrancar las cepas, como se está haciendo. ¿Por qué se tiene que arrancar una cepa que está produciendo una uva de buena calidad?
****
J,M. Caballero Bonald ha escrito varios libros de ensayo de diversos temas como Breviario del vino (1980), Narrativa cubana de la revolución (1968), Luces y sombras del flamenco (1975) o Sevilla en tiempos de Cervantes (1991), y recibido el Premio de la Crítica en dos ocasiones. En 2004 recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

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miércoles, enero 03, 2007

LA TORMENTA

FOTO DEL DIARIO EL PAÍS LA TORMENTA De nuevo grandes nubes negras de sangre y de truenos, que vienen del Norte amenazan a la gran ciudad Descargan toda su furia sobre la verde hierba y pisadas de barro, de sangre y de odio la paz de las calles vienen a turbar. Cuando el viento empuje a esas nubes, alejándolas o destruyéndolas...(me da igual), y el Sol vuelva a brillar, y la gente pueda salir a la calle, viajar en tren, en metro o volar y los niños vuelvan a jugar... Entonces brillarán aún más bonitas las rosas y amapolas que florecen en los parques y jardines de La Villa Y yo... yo miraré hacia arriba y sonreiré a la blanca paloma, que por fin vuela alto en libertad. _________________

domingo, diciembre 31, 2006

¡¡¡ FELIZ AÑO 2007 PARA TODOS !!!


Con gran expectación avanzamos por el río de la vida, esperando encontrar algo nuevo y maravilloso detrás del horizonte que avanza rápido a nuestro encuentro.
Detrás quedan las aguas navegadas, removidas y expulsadas violentamente por la fuerza de las hélices del barco en que viajamos todos juntos, formando un todo en el espacio, y llevándose las penas y alegrías que ocuparon nuestras vidas como si no existieran otras cosas, otras almas, otros sueños…

Ante nos, el futuro.

Esta noche, después de las doce campanadas, comenzará un nuevo año para iniciar proyectos, compartir amor y alegrías; y sufrir de nuevo…
Sí, debemos tenerlo en cuenta: cada año, como cada día, no solamente comporta cosas buenas, sino también dificultades y problemas.

Pero yo quiero pensar en aquellas sabias palabras que nos dicen:

“Dejad de pensar en qué comeré o cómo me vestiré mañana, suficientes problemas tiene el día de hoy.
Fijaos en las aves del cielo, en sus bellos plumajes y cantos. Ellas no piensan en el mañana, no siembran ni almacenan en graneros como nosotros... El Creador conoce sus necesidades, y ni una sola pluma se mueve en sus cuerpos sin que Él lo sepa. Fíjense en los lirios del campo; ellos no hilan ni tejen, y sin embargo, no hay Rey ni personaje en el mundo que vista como ellos.” JESÚS DE NAZARET.

Es bueno tener ambiciones y sueños, pero sin dejar de reconocer que sólo estamos aquí de visita, que dentro de algunos años seremos historia, y que perseguir el éxito no merece dejar detrás a aquéllos que nos aman y se preocupan por nosotros.
Porque si trepas pisoteando, no tendrás con quien celebrarlo luego.
¡Feliz año para los que me quieren mucho y también para los que lo hacen menos!

viernes, diciembre 29, 2006

LOS ÚLTIMOS LIBROS QUE HE LEÍDO




1º “EL PACTO”, por Blanca Miosi

Si bien presenta muchas deficiencias en cuanto a la forma, en el contenido este libro ha sido una de las cosas más importantes que han llegado a mí en los últimos años.
Si dicen que a un autor se le conoce por sus obras, después de haber leído seis novelas de Blanca Miosi, más una treintena de sus cuentos y relatos breves, puedo decir, sin temor a equivocarme, que la conozco perfectamente.
En sus obras descubro una receta continuada de los mismos ingredientes: una parte de experiencia o anécdotas personales, una parte de fantasía y un giro sorprendente de la historia como final.

“EL PACTO”, uno de los tres libros que los Reyes me han traído este año y cuyas 267 páginas me leí en sólo veinticuatro horas, tal es su agilidad y amena escritura, ha sido para mi la culminación de una serie de historias plagadas de datos personales y familiares repetidos en algunos relatos que, leídos con fascinación, me han hecho entender muchas cosas y comprender otras en cuanto a la personalidad y convicciones de la autora.

Su modo de contar las cosas, sus conocimientos sobre la reacción de las personas ante determinadas situaciones me llenan de admiración.

He comprendido con este libro muchas actitudes y entendido comportamientos ilógicos que durante meses fui incapaz de asimilar.

Y al pensar en todo lo que he aprendido de la autora, sólo siento admiración y un gran respeto por ella.

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2º EL AFGANO, de Frederik Forsyth.

La última de sus obras carece como la que le precedió del interés que caracteriza a este famoso escritor, cuyas obras han sido llevadas casi en su totalidad al cine: Odesa, Chacal, El cuarto protócolo...
Tras el éxito de Alternativa del diablo, El puño de Dios..., sus dos últimas obras: El vengador y El afgano, cambian el ritmo de las historias de tal modo, que se tiene la impresión de que no sea Forsyth el autor. De las trescientas páginas que tiene el libro hay que leerse doscientas para comenzar a entrar en la acción de la trama.
Me ha decepcionado, tal como me decepcionó la última novela de G. G. MáRQUEZ, "MEMORIAS DE MIS PUTAS TRISTES", de la que también me quedó la sensación de que no había sido escrita por él.
Tal vez sea hora de que cambie la lista de mis autores favoritos.

3º EL PADRE ELÍAS, por Michael D. O´brien.

Una obra impresionante, increíblemente apasionante y misteriosa. Al principio creí que se trataba de otra de las obras de moda que han nacido a la estela del Código Davinci, Ángeles y Demonios ect...
Nada más lejos de la realidad: El padre Elías es un judío superviviente de los campos nazis, ministro en el gobierno de Israel. Convertido al catolicismo y en monje de un lejano y apartado monasterio, es elegido por El Papa para desmontar la trama que ha convertido El Vaticano en un nido de disidentes, espías y asesinos vestidos de color púrpura, cuyo único objetivo es entregar la Iglesia al Anticristo, el Poder político mundial.
Michael D. O´brien era un autor desconocido para mí, pero que desde hoy estará entre mis escritores favoritos.

sábado, diciembre 16, 2006

VOLVER A VIVIR



Aquella figura de mujer, de cerámica fina, representaba toda una vida de sueños amorosos.
La tenía en un pedestal y la cuidaba con esmero.
En la oscuridad de mi cuarto observaba los rayos de la luna acariciar sus sensuales curvas, mientras ella sonreía y me llamaba para entregarme su secreto. Mi ilusión volaba en el espacio con ella y mi cuerpo se retorcía de deseo y placer al experimentar los más refinados juegos amorosos.
Durante el día tenía miedo de lo sucedido durante la noche y mi ego me atormentaba, acusador, cuando miraba la estatua sobre el mueble. “Es una quimera”, me decía una voz, muy bajito, en algún recóndito lugar del cerebro. Y me avergonzaba de haberla tenido en mis brazos.
Pero luego volvía a poseerla, cuando la luna aparecía por la ventana. Ella susurraba hermosas frases que me empujaban a dejarle un lugar en mi lecho y sus labios derramaban el fruto de mi pasión sobre las sábanas cálidas. Se convirtió en el recipiente de los más hermosos sentimientos, de placeres ocultos y de sueños que acudieran a mi atribulada mente.

Me encerraba en mi habitación y no estaba para nadie. “¡Está loco!”, decían a mis espaldas los que ignoraban el hechizo que me mantenía pegado a mi amada. No creo que hubiera mujer más bella en la faz de la Tierra, ni que supiera hacerme gozar tanto como lo hacía ella; era mi musa, mi ídolo, mi amor y mi vida.
Le hablaba de mis cosas, de mi familia, de mis proyectos; escuchaba su dulce voz en mi interior, zalamera, insinuante y desvergonzada, reclamando caricias y sexo.

Esta mañana la he visto tirada en el suelo completamente rota. Sus miembros, despedazados, esparcidos por el suelo.
Entonces me di cuenta de que su belleza sólo era superficial: por dentro sólo vi barro cocido. Me di cuenta del error en que había vivido, del tiempo que había perdido envuelto en la cruel falacia, y con rabia cogí una escoba, recogí los restos y los arrojé a la basura.
Hoy comienzo a vivir de nuevo.

jueves, diciembre 07, 2006

LA FOTO


Aquella mañana, ya lejana, vino el cartero y de su bolsa sacó un sobre para mí que llegaba de muy lejos… Recuerdo que lo abrí  y aspiré el perfume que emanaba de dentro: jazmín y hierbas frescas… eso creo. Saqué el papel anaranjado que contenía y leí:
“Mi querido amigo: Te envío una foto que me hice ayer, cuando fui de compras al centro. No he salido bien: tengo la mirada triste, pero al menos me verás tal como soy…”
Y yo, al verla, me quedé alelado. Abrí los ojos con admiración, mientras cientos de pulsaciones martilleaban mi pecho.
¿Que son tristes esos ojos?, pensé. Yo veía en ellos una mirada de ternura, y en la boca una invitación a la locura.
Tristeza la mía, que nada consuela. Si supiera esa bella y dulce mujer cuánta pena, cuánta congoja aprieta mi pecho, cuánto dolor contenido, cuántas palabras no dichas quedarán en el olvido, al no encontrar oídos receptivos que reciban la explosión de amor que se produce en mi corazón cada vez que su foto admiro...
Si pudiera yo, aunque fuese una sola vez, coger entre mis manos esa figura, porcelana fina, de niña de sonrisa plena y de hoyitos bendecidos en esas mejillas pintadas de rubor y de cariño… le estaría a Dios eternamente agradecido.
Otro día me dijo: “Te envío una foto donde me puedes ver por delante y también por detrás”, y yo me lo creí como un niño. Veo en ella a una diosa ante un espejo que refleja su cuerpo de costado, y resalta su bonito cuello; nada más.
No importa, yo la tengo… La tengo en mi corazón clavada, en mi mente, en mi sangre… en todo mi cuerpo. Maravillosa imagen: sonrisa turbadora, que embruja y humilla. Ojos grandes, almendrados y negros; brillo de fuego, de amor y deseo que me atraen como la miel a la mosca, como el imán al hierro…
Ojos que me abrasan; labios que me hechizan; rostro de niña; de mujer, sus senos… ¡Ay, Dios!… No quiero sufrir, le dije cuando la conocí, otra vez no: de perderme, tenía miedo.
Y sin embargo…

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Registrada en Cádiz, Registro de Propiedad Intelectual, en 2007, con la clave: CA-00286

miércoles, diciembre 06, 2006

LO FÁCIL Y LO DIFÍCIL


Algunas frases que leí por ahí.

Lo fácil y lo difícil, pero no imposible.

Fácil es herir a alguien que nos ama; difícil es curar esa herida.
Fácil es tropezar con una piedra; difícil es levantarte.
Fácil es pensar en mejorar; difícil es dejar de pensar y hacerlo.
Fácil es prometerle algo a alguien; difícil es demostrarlo.
Fácil es criticar a los demás; difícil es mejorar uno mismo.
Fácil es llorar por el amor perdido; difícil es cuidarlo para no perderlo.
Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica; difícil ocupar el corazón de alguien.
Fácil es dictar reglas; difícil es seguirlas.
Fácil es soñar todas las noches; difícil es luchar por un sueño.
Fácil es exhibir la victoria; difícil es asumir la derrota con dignidad.
Fácil es disfrutar de la vida cada día; difícil es darle el verdadero valor.
Fácil es decir que amamos; difícil es demostrarlo cada día.
Fácil es cometer errores; difícil aprender de ellos.

viernes, noviembre 24, 2006

COSAS DE ROMA


Como resumen de las cosas que me han llamado la atención en este viaje provocado por un lamentable accidente de tráfico de mi hermana mayor, a la que adoro. Fue ella quien me persuadió, una vez recuperada y pasado el peligro, a visitar una ciudad que he tenido presente siempre en mi mente, he anotado lo siguiente:
La primera sensación que recibí al llegar al aeropuerto de Leonardo Davinci fue de preocupación al ver su enorme tamaño. Disponía de dos terminales y yo no sabía en cuál de ellas iba a desembarcar para avisar por teléfono a mi cuñado para que viniese a recogerme.
Habíamos llegado puntualmente a la hora prevista, las 16´30, pero recuperar el equipaje me llevó más de media hora y al salir a la calle me sorprendí al ver que había oscurecido y el alumbrado público estaba encendido. En principio, España tiene una diferencia horaria de 1 hora con Italia, pero las manipulaciones realizadas por los gobiernos para ahorrar energía permitían que los relojes marcasen la misma hora en ambos países, aunque no podían evitar que la hora solar permaneciese invariable y por esa razón en Italia era completamente de noche a las cinco de la tarde, mientras en el sur de España no oscurecía hasta pasadas las seis y media.
Otra sorpresa fue comprobar que mi móvil no funcionaba en Italia. Antes del viaje, había leído las instrucciones de mi operadora:”En un país extranjero, marcar el prefijo internacional y el del país anfitrión antes del número que se desea contactar”, pero el aparato no funcionaba, la llamada se cortaba y salía un texto que decía: “Sólo en caso de emergencia”. Busqué una cabina telefónica dentro del edificio pero se tragaba las monedas y no funcionaba. Pregunté a un guardia dónde se podía telefonear y me llevó una oficina situada al lado de la puerta de salida donde había posibilidad de hacer llamadas internacionales y de conectar por Internet.
Pedí llamar por teléfono y me dijeron que debía comprar una tarjeta telefónica, cuyo precio era de 30 euros. Yo no estaba dispuesto a pagar 30 euros para hacer una sola llamada, prefería tomar un taxi que me llevase al domicilio de hermana en Roma. Pero no podía irme en taxi: mi cuñado estaba esperándome en alguna de las numerosas puertas de las terminales, si es que había encontrado sitio para aparcar el vehículo. Era imprescindible efectuar esa llamada.
Entonces se me ocurrió pedirle el favor a un italiano que estaba sentado en la sala de espera y fue él quien me prestó su propio teléfono y pude llamar a mi cuñado. Diez minutos más tarde me recogía y viajábamos en dirección a la ciudad, a 40 kilómetros del aeropuerto.
Debido al tráfico de la hora punta a la salida de los trabajos, tardé más en  llegar a Roma  desde su aeropuerto, que el tiempo empleado en volar desde Sevilla a Roma. Eran las siete cuando llegué al centro de Roma.
La ciudad es preciosa, por todas partes había monumentos, ruinas antiguas, fuentes y jardines.
También había mendigos en las aceras, sobre todo esas estatuas vivientes que se han puesto de moda: personas revestidas con pinturas y ropas que parecen verdaderas estatuas y permanecen inmóviles durante horas con el platito para los donativos en el suelo. Roma está plagada de ellos.
La cerveza italiana es buenísima, pero un poco cara: una copa mediana de cerveza, equivalente a un botellín de un tercio, cuesta entre 4 y 6 euros dependiendo de si el lugar está frecuentado por los turistas o en otra parte.
El café llama la atención: en una tacita como las que existen en todas partes para servir el café, apenas se ve en el fondo una capa de crema de café de un centímetro de altura. ¡Y cuesta 3 euros! Eso sí, es la pura esencia del café y al cabo de un momento notas sus efectos en el sistema nervioso. Tomándome un café a las cinco de la tarde, ya sabía que no dormiría aquella noche.
Las aceras están llenas de establecimientos gastronómicos, donde lo que más abundan son las pizzas de diferentes sabores; hay bares donde lo mismo te sirven una cerveza que te venden pan, alimentos precocinados, sellos de correos o billetes para el metro o autobús.
El ciudadano romano es servicial, amable y simpático. El servicio y atención al cliente en los restaurantes y comercios es excelente.
Hay colas para visitar los monumentos. En El Coliseo entré de milagro después de estar en la cola durante una hora: detras de mí cerraron la verja y los que quedaron fuera no pudieron entrar ese día. Le preguntaron a los guardias por qué cerraban y señalaron la hora: las 3 de la tarde, fin de la jornada laboral de los empleados. Dentro no hay mucho que ver para justificar los 11 euros del precio de la entrada: ruinas por todas partes. Es más bonito y espectacular visto por fuera.
Roma dispone de dos líneas de Metro, la A y la B, que confluyen en la estación de trenes Terminus. Es bueno usarlo porque encontrar aparcamiento en la ciudad es imposible. El billete de metro sirve luego durante una hora y media para subir también al autobús. El transporte público es cómodo y rápido.
Exceptuando las visitas al Panteón y la basílica del Vaticano que son gratis, todas las entradas a museos y lugares históricos cuestan entre 10 y 12 euros. En El Vaticano sólo se puede ver gratis la basílica de San Pedro, lo que motiva una gran concurrencia de público que debe aguardar largas colas; los museos interiores son de pago.
En la entrada se sufre una exploración igual a la de los aeropuertos: abrir bolsos, quitar correas, relojes, monedas y objetos metálicos para pasar bajo la puerta detectora de metales.
Los antiguos Foros Romanos son dignos de visitar, allí están los restos de la verdadera ciudad imperial.
Las tiendas de ropa y calzado son abundantes, presentan modelos muy bonitos que hacen honor a la reconocida mundialmente calidad italiana, pero todo muy caro comparado con España.
La gastronomía es buenísima. Basada en las pastas y el queso Parmesano, ofrece diversos sabores. Pero también tienen platos exclusivos de carnes y pescados que nada tienen que envidiar a otras cocinas internacionales de reconocido prestigio. Los vinos que probé, excelentes.
La visita a ciertos lugares se hace obligatoria: la Fontana de Trevi está llena de público a todas horas y es muy difícil hacerse una foto tirando la tradicional moneda de espaldas al agua, pues siempre pasa alguien delante cuando aprietas el botón y oyes el clik de la cámara. Yo creía que se arrojaba la moneda pidiendo un deseo, pero según me explicó mi sobrina Patrizia no es eso: al tirar la moneda uno se compromete a volver a visitar la ciudad.
Las escalinatas de la Plaza de España están ocupadas por personas de todas clase y diferentes países, parecen un poco a los bohemios del Sacré Coeur de París. La plaza es llamada así porque en ella se halla la Embajada de España.
Los lunes, los museos permanecen cerrados. Las tiendas de recuerdos abundan por doquier.
Eso es todo, la próxima vez me dedicaré a visitar todo lo que no me dio tiempo a hacer en este viaje, y a vivir la noche de Roma, que parece que es fantástica.

Mi viaje a Roma



Interior del Panteón











El Panteón visto desde el exterior

Fontana de Trevi













Estatua viviente, moderna forma de ganarse la vida
Jarrón del museo del Coliseo

Monumento a los caídos por Italia
















Vista del río Tibre





El castillo de San Angelo al fondo y puente sobre el Tibre







basílica de San Pedro
Refrigerio en bar cercano al Panteón































jueves, noviembre 23, 2006

FOTOS DE ROMA


Fontana de Trevi
Sarcófago real en el Panteón
Mi sobrina Patricia, mi guía por Roma
El Vaticano
Castillo de San Angelo
El Vaticano


Vista aérea sobre el Mediterráneo















Monumento a los Caídos por la República Italiana.






Vista interior de El Panteón




























Parte superior de la Fontana de Trevi



Foros Romanos





































El Coliseo









Arco de Tito
Vista interior de El Coliseo















Cuando sobrevolaba las nubes con un pellizco de miedo y el estómago encogido, mirando dónde podría agarrarme en caso de que cayera el avión, no podía imaginar las maravillas que me esperaban en Roma.
A pesar de conocer la historia de la famosa ciudad imperial y de haberla visto muchas veces a través del cine y de los libros, uno no puede impedir quedarse deslumbrado ante tanta belleza. Desde las cuevas de los primeros pobladores del lugar, allá por los años 800 A.C. hasta el grandioso monumento a los caídos ordenado por Mussolini, pasando por el colosal teatro romano Coliseo, el ostentoso Vaticano con sus museos y palacios, los Foros Romanos, el castillo de San Ángelo, el Arco de triunfo que mandó construir Tito en memoria de la destrucción de Jerusalén, en cumplimiento de la profecía de Jesús: "Y vendrán y destruirán este templo, y seréis llevados cautivos a lejanas naciones" (Evangelio de S. Lucas, cap 21,vers 24). Todo ello deja en el visitante una huella difícil de olvidar.

lunes, octubre 23, 2006

NO APTO PARA MENORES


NO SOY DE PIEDRA
Salí del ascensor arrastrando mi maleta de ruedas y me dirigí al coche que tenía aparcado enfrente del portal. Mi reloj marcaba las tres de la tarde y el viaje estaba programado para hacer noche en Madrid.
En la puerta del edificio estaba  Elena, una vecina del 5º, con un niño de dos años en brazos; la saludé al pasar y ella me sorprendió con una pregunta:
— ¿Te marchas otra vez?
— Sí.
— Qué suerte tienes.
— ¿Suerte irme lejos de mi casa?
— Al menos ves mundo y vives la vida.
- ¿Ver mundo? Mi mundo eres tú, chiquilla. Cada vez que te veo pasear con ese niño en brazos envidio las caricias y los besos que le das.
La miré a los ojos unos segundos para ver su reacción y ella me correspondió con ojos llenos de emoción y a punto de brotar lágrimas.
Me subí en el auto, metí la llave de contacto y lo arranqué. Mientras se calentaba el motor me quedé observando a aquella mujer que de pie enfrente del coche no cesaba de mirarme. Estaba turbado, no comprendía qué motivos tenía ella para sentirse así de triste, ni por qué estaba allí y me había dicho lo que dijo. Durante todo el camino fui pensando en ella y tratando de descifrar el mensaje que fluía de su mirada.
Supuse que se sentía presa en su hogar, que añoraba la libertad de desplazarse y conocer mundo y otras personas, que su hogar había cesado de ser un nido de amor y se había convertido en una cárcel, algo odioso, por eso sería que me dijo “Qué suerte tienes”.
Sin embargo, hacía apenas cinco años que estaba casada, y tenía un hijo precioso de su matrimonio, con 2 añitos. Era joven, 28 o 30 años, y muy atractiva. Su marido tenía un trabajo fijo, trabajaba sólo 8 horas y ganaba un buen sueldo, al contrario que la mayoría de vecinos, que realizábamos jornadas de sol a sol. Parecía una familia feliz. ¡Qué cosas! ¿Qué sucedía en ese matrimonio?

Un mes más tarde vine a pasar unos días en casa, y me encontraba sentado en mi salón viendo las noticias cuando llamaron a la puerta. Era mi vecina, allí estaba toda nerviosa y con el niño en brazos.
— ¿Qué deseas? — le pregunté.
— Nada, he visto el coche y he venido a saludarte. ¿Qué tal el viaje?
—Bien, aún no hemos acabado la obra; el domingo salgo otra vez para allá.
— ¡Qué bien!
— ¿Quién es?–Dijo mi esposa desde la cocina.
—Elena, la vecina del 5º—contesté
— ¿Qué quiere?
— No sé, ahora hablará contigo.
La invité a entrar en la casa y se sentó en el salón. Mi mujer se acercó y comenzamos a hablar de todo: del tiempo, del trabajo, de la monotonía del barrio: un dormitorio sin ningún atractivo ni comercios, aparte los consabidos bares en cada esquina.
Yo salí a la calle y las dejé conversando. Se celebraba la fiesta del Carnaval, que duraba toda una semana, y estuve con unos amigos escuchando cantar a unas comparsas. Al volver me encontré con Elena esperando el ascensor y vi que se ruborizaba, entré con ella y nada más comenzar a elevarse le cogí la cara y la besé. Ella se separó de mí bruscamente y me empujó; yo me quedé desconcertado sin saber qué decir. Entonces ella me dijo: ¿Te has vuelto loco? Aquí cualquiera puede vernos.
Ella descendió en la 2ª planta y antes de que se cerrase la puerta del ascensor se volvió y mirándome a los ojos me dijo con voz queda: “Esta noche te espero a las doce".
Yo continué hacia arriba, me limpié la cara y alisé el cabello para entrar en mi casa.
Esa noche me vestí con un disfraz y me fui al centro solo, a mi esposa le dije que había quedado con una peña de amigos y que nos íbamos a hartar de beber. Ella, en esas condiciones no quiso acompañarme. Fui dando tumbos por Cádiz hasta que llegó la hora de la cita.
Entré en el edificio a oscuras, llamé al ascensor y me detuve en el 5º piso. El corazón parecía querer estallar en mi pecho, temía que cualquiera pudiese salir en el momento crucial y sorprenderme en una planta que no era la mía, y disfrazado de El Zorro.
Abrí despacio la puerta del elevador y sentí un pequeño chasquido: la puerta de la derecha se abrió sin encender la luz y entré directamente en el apartamento. Ella me hacía señal de guardar silencio con un dedo cruzado en la boca. Cerró la puerta y se abrazó a mí; estaba completamente desnuda debajo de la bata de seda. Me arranqué el disfraz que llevaba y nos besamos largamente en la boca. Sentía su cuerpo palpitar contra el mío, sus labios temblaban y respiraba agitadamente. Me aparté un poco para desnudarme y entré en el baño; vi que yo estaba sucio y con la cara tiznada por el disfraz, me metí en la ducha y ella se quedó fuera observando.
Cuando acabé me alcanzó una toalla grande y suave y apenas comencé a secarme ella se acercó y me besó en la cara…, y fue descendiendo llenando mi cuerpo de besos. Yo estaba que no cabía en mí de excitación, de gozo y de sorpresa. Sentí la suavidad de su mejilla en mi vientre y el calor de sus labios, la humedad cálida de su boca… Acaricié un momento su cabello y luego la levanté y la conduje hasta su cama con la mano sobre sus nalgas.
Ella se sentó en el borde y luego se echó hacia atrás, levantando sus piernas y dejándolas en el filo de la cama. La persiana estaba levantada y la luz de la plaza penetraba débilmente en la habitación y se reflejaba en el gran espejo situado sobre la cómoda, permitiendo ver en suave penumbra lo que allí sucedía. Contemplé admirado las suaves dunas de claros y sombras que dibujaba la luz en su cuerpo y me arrodillé junto a ella en el suelo. Puse mis labios sobre su piel temblorosa y me perdí en la espesura del tapiz que cubría su pubis. Sentí el perfume a jazmines y hierbas frescas, observé cómo los pétalos de su rosa se humedecían con el rocío de la noche; busqué el manantial de la vida, aquél que me atraparía durante los minutos que siguieron, proporcionándome una ilusión,un deseo de vivir, una alegría que se manifestaría luego en mi rostro y en mi comportamiento con los demás.
Sentí los dedos de ella entre mis cabellos presionando levemente y llevándome derecho al lugar oculto y bendito, la fuente de su deseo. Al poco tiempo su voz suave se convirtió en un murmullo incomprensible, unos suspiros entrecortados y un grito ahogado que acompañaban a los espasmos de su cuerpo quebrándose y retorciéndose al sentirse morir en vida, la vida escapando de gozo y locura, de pasión y de miedo. Me levanté y contemplé un momento su agitado cuerpo, su respiración acelerada recobraba su ritmo normal y me incliné sobre ella, la besé y abracé su estrecho cuerpo. Sus piernas me rodearon como pulpos hambrientos. Y entonces sucedió el milagro: dos cuerpos desconocidos, ignorados hasta ese momento, danzando al mismo tiempo, y al compás de la música divina del deseo  se ponían de acuerdo en el ritmo y el movimiento sin ningún tropiezo, murmurando palabras de amor e intercambiando besos… ¡Oh Dios!...
Nos quedamos largo tiempo tumbados en silencio mirando al techo y luego poco a poco nos giramos el uno hacia el otro y se reanudaron las caricias y los besos; pasé la mano suavemente por las suaves dunas de su pecho y cogí entre mis dedos las fresitas que  se erguían al trasluz. Las observé y las besé, antes de atraparlas con mis labios y morderlas suavemente: Le hice un poco de daño y ella se giró en la cama y quedó boca abajo con el cabello suelto a un lado y los brazos extendidos. Yo me alcé sobre un codo y la admiré de nuevo. Los claro oscuros bellísimos que producían la escasa luz que se proyectaba en su cuerpo resaltaban las dos preciosas colinas blancas y un valle oscuro en medio que me llenaba de deseo.

Me acerqué aún más a la delicada escultura de mármol gris que yacía a mi lado y recorrí su espalda con mis labios, apenas rozando su delicada piel, que sufría escalofríos de vez en cuando al sentir lo que le estaba haciendo; bajé por las sombras y las luces y acaricié cada duna de su cuerpo blanco y fuera ya de mí, excitado, enfebrecido de tormento la elevé sobre sus rodillas y pegué mi cara a su piel dulce, cálida y suave como la seda. La besé y mordí,  comí y bebí de sus fuentes hasta saciarme; luego me coloqué detrás y entré en su templo de amor… Allí perdí la razón, la noción del tiempo. Comenzaron de nuevo los giros, los pasos lentos, las danzas amorosas... y sentí venir la muerte al faltarme el aire, al explotar mi pecho y mis entrañas, al caer sin sentido sobre su espalda primero y luego sobre el costado en el lecho. Me olvidé de todo: del trabajo, de los míos, de los suyos, del teléfono y de todos mis deberes y derechos… ¿Para qué preocuparme, si ya no estaba en este mundo?
A las cinco me levanté, una hora antes del regreso de su marido, que trabajaba en el turno nocturno: La vi medio dormida y la dejé descansar. Me vestí despacio y salí en silencio del apartamento; llamé al ascensor...


Al día siguiente, el sol había salido como de costumbre, las mujeres iban a la compra y los autobuses pasaban rozando los coches aparcados en doble fila. Todo seguía igual que antes. Todo menos yo… Yo era otro hombre.


FIN
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Se tarda mucho en encontrar un buen amigo; pero en sólo un minuto puedes perderlo.¡Cuidalo!

jueves, octubre 19, 2006

MARÍA LUISA


Hoy tengo el honor y el placer de presentar en este rincón literario la nueva novela que me ha enviado mi amiga Mercedes Rodriguez González, editada en Santiago de los Caballeros, R. Dominicana, por Editorial Camino.

Es la misma autora de los libros de cuentos infantiles “Pinceladas folklóricas”, “Una rosa para papá” y “La Luna fue testigo”, con el que obtuvo mención honorífica y segundo premio en “La esquina de las Letras” convocado por la Ciudad de Nueva York. Es También colaboradora en el periódico La Prensa y tiene un programa para hispanos en televisión. En letra azul, un fragmento de la obra.

SÁBANA IGLESIA (R. Dominicana)

Una o dos veces al año, al presidente Trujillo le había cogido con visitar inesperadamente este campo verde y fresco. Llegaba sin avisar, acompañado de personas importantes que formaban su comitiva y como medida de seguridad, con militares, tenientes, capitanes y guardaespaldas. El Presidente acostumbraba hospedarse en casa del Alcalde y muchos decían que el jefe iba a buscar a las jovencitas que le guardaban los “chulos”, quienes se ocupaban de negociar con los infelices padres del lugar. Estas familias, por temor a que les quitaran sus tierritas, el trabajo o que metieran preso a algunos de sus familiares, entregaban a sus hijas llorando, porque siempre eran muchachitas de 15 0 16 años. Los chulos se encargaban de atemorizar a muerte a esta pobre gente que no tenía otra alternativa que ceder ante el más fuerte.
A otros padres se les convencía de que era un honor entregarle sus hijas al jefe o a uno de sus secuaces, porque así podían tener un buen trabajo, cambiar de posición económica y mejorara la calidad de vida para toda la familia.
Otras, como María Luisa, se ofrecían voluntariamente
Esta novela denuncia la situación que se vivió en R. Dominicana bajo el gobierno totalitario de Trujillo con un realismo impresionante. Narrada con el lenguaje popular de la gente de la calle del país, la historia que cuenta la doctora Mercedes Rodríguez deja su huella en el alma del lector a medida que va viviendo, a través de las magníficas descripciones que nos hace de los lugares descritos, las aventuras y desventuras de la protagonista.Es una obra de 202 páginas de 14 x 21 centímetros, encuadernada en rústica.

sábado, octubre 07, 2006

EL VIEJO Y LA PALOMA

Vivía solo, dejando pasar la vida. No esperaba otra cosa que la rutina de cada día. Cruelmente castigado en sus años mozos por otro drama, con sus ojos hondos y cercados por una raya azul, cansados de sufrimiento y hastío, observaba el paso del tiempo por la ventana sin ninguna esperanza, sin ningún motivo que rindiera necesaria su presencia.
Nubes y tejas, único paisaje rodeando aquella buhardilla parisina, ninguna otra cosa, aparte de otras ventanas instaladas frente a la suya, separadas por la avenida que la cruzaba quince metros más abajo.
Un día, ¡Oh milagro!, una paloma se posó en el alfeizar de su ventana y su cabecita se movía nerviosamente, escudriñando cada rincón de la sala. El viejo se levantó despacito y le echó unos granos de maíz. La paloma, lejos de asustarse, entró y comió de su mano.
El hombre encontró en ella el motivo de su existencia: la alimentó, la cuidó y la acarició pasándole delicadamente su mano sobre el plumaje. No había otra cosa más importante para el pobre hombre que su palomita. Ya tenía algo que hacer, alguien a quien amar. El animal se encontró a gusto con él y se quedó. El viejo era el más feliz del mundo, la llamaba y ella se posaba sobre su hombro; él le daba besos en la cabecita y en el pico, y ella emitía  arrullos de agradecimiento.
Pero al cabo de un tiempo la paloma se puso triste, pasaba las horas mirando a la calle tras los cristales. La nostalgia la invadía y dejó de comer. El hombre la amaba tanto que al verla triste, con el corazón partido en trozos, abrió la puerta del ventanal y la dejó en libertad.
— ¡Vuela, pajarita!—dijo el hombre con la voz arrugada por la emoción. Y con su corazón saltando apresuradamente, la mano temblando, le lanzó el último adiós.
Y la paloma voló alegremente por los cielos de París, rozando los tejados poblados de buhardillas y posándose junto a otras aves de su especie.
Y el viejo solitario, con ojos brillantes por el dolor, pero rebosante de ternura, la observaba revolotear alegremente por encima de los edificios.
Al poco tiempo, la paloma se posó en el tejado de enfrente y se dejó atrapar por otra persona solitaria, y también comía de su mano. Cuando vio eso, el viejo se sintió morir y su corazón, que antes rezumaba ternura, se tornó frío y duro como un témpano de hielo.
Se sintió engañado y humillado. Él le había dado la libertad a costa de su felicidad y su compañía, y ella se iba a depender  de otra persona ¡Para eso no hacía falta que la hubiera liberado!
Y sintió un calor devorador dentro de su pecho, como unas uñas que arañaban sus entrañas, y su mente se llenó de fiebres y malos pensamientos. Deseó aplastar a la paloma ¡Nunca más dejaría entrar en su corazón el menor signo de compasión ni de solidaridad; jamás se dejaría llevar por el amor. Lleno del odio que producen los celos se levantó y roció con veneno el tejado alrededor de su ventana, y cerró con rabia la puerta para siempre.
Volvieron los días grises de incertidumbre y desconsuelo, del miedo a la soledad.
La razón le huía cuando miraba por la ventana y descubría a su paloma en las manos de otro. 
El hombre enfermó y poco a poco se fue consumiendo. Ya no tenía miedo a nada; esperaba la hora en que por fin acabarían sus sufrimientos y dejaría de molestar en este mundo... 
La paloma revoloteaba alegremente en su prisión dorada, ajena al terrible drama de odio y venganza que se desarrollaba en la ventana de enfrente.

jueves, septiembre 21, 2006

¡ NO VAYÁIS NUNCA A ESE PUEBLO!


Hay un lugar en Galicia donde se divierten con los perros, golpeándolos con una barra hasta que mueren.
El asesino ha sido televisado en directo. Para que nadie se acerque a ese pueblo maldito, ni entre por error en el antro donde se comentan y celebran esas barbaridades, dejo aquí estos datos que he encontrado difundidos por la Red.

DATOS DEL ASESINO DE PERROS:

JUAN LADO PALMIER

TELEFONO 981840030

C/PORTO 9

15965 AGUIÑO

RIBEIRA

LA CORUÑA

Lugar de reuniones de los asesinos de perros: Bar Furón, propiedad de Juan Lado.

Envío un fuerte abrazo al veterinario y le animo a que siga defendiendo a los animales.