Fue la portada lo que me atrajo. Una especie de relámpago iluminó hasta
el último recoveco de mi memoria al ver el nombre del autor: Vicente Gramaje
Mis recuerdos me situaron en Valencia, en la primavera del año 1971. Mi esposa y yo nos
habíamos venido definitivamente de Francia. Ella estaba embarazada de seis meses; yo
buscaba con desesperación un trabajo
porque si ella daba a luz sin estar yo
dado de alta, la
Seguridad Social me pasaría factura de los gastos del parto.
Así era antes.
Yo iba andando por el arcén de la carretera después de haberme pateado un polígono
industrial ubicado a tres kms de la ciudad, cuando un hombre, que iba montado
sobre una moto Lambretta, se apiadó de mí
y me invitó a subir tras él.
Así era antes.
Cinco minutos más tarde, cuando atravesábamos un puente sobre el
recien estrenado desvío del cauce del Turia, una fuerte ráfaga de viento nos golpeó de improviso de tal manera, que ambos caímos sobre la
calzada, provocando un frenazo del coche que venía detrás y algunos
cristales rotos y abolladuras en los vehículos que le seguían.
Antonio Gramaje —así llamaba el hombre— recogió su moto y, circulando muy despacito, me llevó hasta su casa, situada en el mismo centro de Valencia, a cien metros del Ayuntamiento, donde me puso un vendaje en la mano y me untó mercromina en las desolladuras de la pierna. De ahí surgió una buena amistad y volvimos a encontrarnos varias veces durante los ocho años que permanecí en esa bella ciudad.
Antonio Gramaje —así llamaba el hombre— recogió su moto y, circulando muy despacito, me llevó hasta su casa, situada en el mismo centro de Valencia, a cien metros del Ayuntamiento, donde me puso un vendaje en la mano y me untó mercromina en las desolladuras de la pierna. De ahí surgió una buena amistad y volvimos a encontrarnos varias veces durante los ocho años que permanecí en esa bella ciudad.
Antonio Gramaje era el portero de una lujosa finca de estilo modernista sita en la
calle Correos, nº 10 en Valencia; tenía un par de hijos: uno era
aún pequeño y el otro, Vicente Gramaje, estudiaba Medicina en la Universidad.
De ahí que al ver la coincidencia del nombre y apellido, y
tras leer en la sobrecubierta que era valenciano y médico que ejercía en un
pueblo cercano a Valencia, pensé que tal vez fuese él. Y me hice con el libro.
Descubrí entonces que
«Cuando leas esta carta» había ganado el Premio Círculo de Lectores 2011, y que
había sido publicado en este año 2012, datos que estimularon mi interés.
El argumento de la novela
es el siguiente: Victor es un médico que ha sufrido la pérdida de su esposa y está
convencido de que él había contribuido a ello. Abrumado por el sentimiento de
culpabilidad, coge tal depresión e
inseguridad en sí mismo que no puede ejercer como médico y pide una excedencia
de un año para recorrer mundo.
Cuando se halla en Monte Arruit, una aldea marroquí,
descubre un grupo de gente gesticulando al borde de una zanja: la excavadora ha
encontrado restos humanos. Pertenecen a un grupo de soldados que defendieron la
posición en 1921 en los acontecimientos conocidos como “El desastre de Anual”.
Victor ve asomar en el montón de tierra que ha formado la
excavadora el extremo de una botella. La coge con disimulo y se la guarda. Más tarde,
ya en la habitación del hotel, la limpia
de tierra en el lavabo y descubre en su interior un sobre enrollado con una dirección:
Noelia Claramunt
Calle de la Iglesia , nº 12
Villargrueso( Teruel)
Se
imagina al soldado en el momento en que la escribió: viendo el campamento rodeado de indígenas moros sedientos de sangre, y convencido de que iba a morir, se afana en escribirle una carta a Noelia, probablemente su
novia o esposa, para decirle que su último recuerdo es para ella.
Y desde ese momento Víctor toma la decisión de entregar personalmente la
carta a la familia de la destinataria.
Contará para ello con la valiosa ayuda de Cristina, la mujer que dirige el rescate y traslado de los huesos al Panteón de los Héroes, la cual ostenta
el grado de capitán del ejército en Melilla. Cristina saca de los archivos militares un documento
secreto y se lo entrega a Victor: El expediente Picasso.
Redactado por el general de división Juan Picasso González,
el informe detalla minuciosamente los hechos
acontecidos en la Comandancia General
de Melilla durante el verano de 1921 en que varias posiciones defendidas por más
de tres mil soldados fueron abandonadas a su suerte, dejando morir a sus
defensores de hambre, sed y enfermedades, ofrecidos en bandeja a los moros sublevados para que éstos los degollaran y desmembraran sus
cuerpos.
El Expediente
Picasso acusaba a los altos oficiales del Ejército del desastre de Anual. Sus investigaciones y pruebas alcanzaban hasta el rey Alfonso
XIII, por lo que el Ministro de Defensa obligó al general Juan Picasso a editar el informe y a no
seguir investigando más allá de la responsabilidad de los oficiales de rango inferior.
¿Por qué surge ahora de los recovecos de mi
cerebro el nombre de Udargarín y la
Casa Real? No lo entiendo, la mente humana es un
misterio.
Bueno, pues, como
les decía, nuestro personaje se dedica a buscar a Noelia, la destinataria de la carta; sigue la dirección y encuentra el pueblo en
ruinas y abandonado; la casa que busca está como todas, en ruina; va al cementerio y descubre la tumba de Noelia, y cuando se
dispone a dejar la carta al pie de la
tumba y dar por terminada su aventura descubre una inscripción semi cubierta de tierra y broza que dice «Tu hijo no te olvida».¡Noelia tuvo un hijo! El médico
entiende que su investigación no ha terminado y decide continuarla hasta entregarle la carta al hijo. ¡Pero antes
debe encontrarlo!
En el
relato el autor, que es médico en activo, se explaya con explicaciones sobre
determinadas enfermedades terminales y cómo
les afecta a quienes la padecen. Creo que abusa de ellas, pues por momentos uno
ve que se aleja del tema central. Pero,
en resumidas cuentas, debo reconocer que me ha
gustado mucho, que he aprendido mucha historia real de nuestra querida España, muy diferente
a la historia oficial que nos cuentan.
Decirles que las últimas cien páginas las leí sin respiro, emocionado hasta sentir lágrimas resbalando por mi mejilla.
Decirles que las últimas cien páginas las leí sin respiro, emocionado hasta sentir lágrimas resbalando por mi mejilla.
Tiene un
final con sorpresa incluida, que merece por sí solo la lectura del libro
La
estructura de la obra se compone de dos historias paralelas: la del capitán que
vive cercado en el Monte Arruit al frente de un centenar de soldados y la del romance que viven Victor y Cristina, la joven
capitana del Ejército, quien se involucra de tal modo en la historia que pide
unos días de permiso para compartir las
emociones de la búsqueda y presenciar el
momento de la entrega de la carta.
La pareja de investigadores visita diferentes pueblos en distintas provincias españolas siguiendo las pistas que encuentran sobre la familia de Noelia. Los capítulos son alternos: el uno trata de los sucesos del año 1921 y el siguiente de la investigación que realizan la chica y el médico. De manera que, si se quiere, saltándose los capítulos se pueden leer de seguido dos historias distintas.
La pareja de investigadores visita diferentes pueblos en distintas provincias españolas siguiendo las pistas que encuentran sobre la familia de Noelia. Los capítulos son alternos: el uno trata de los sucesos del año 1921 y el siguiente de la investigación que realizan la chica y el médico. De manera que, si se quiere, saltándose los capítulos se pueden leer de seguido dos historias distintas.
He
tenido suerte en la elección de los últimos libros que he leído, ninguno me ha defraudado
ni dejado frío, al contrario: me han hecho sentir toda clase de emociones, me
han regalado muy buenos momentos de distracción, me han hecho reflexionar y se
han ganado un hueco entre mis favoritos.
Éste,
también.
Qué bien Juan, yo quiero tener una racha de esas en las que coges buenos libros... que sigas así.
ResponderEliminarLa verdad que la cubierta es bonita, normal que te llamase.
Un año estuve en Melilla.
ResponderEliminarHaciendo la mili.
El monte Gurugú se veía al fondo desde la puerta del cuartel.
Mil historias terribles me contaron sobre lo que allí pasó.
Barrios como La cañada de la muerte, Horcas coloradas....
Viví algunos episodios allí que mejor no recordar.
Antes éramos más humanos.
Ahora no sé que somos.
Saludos.
Hola, Vero: Como explico en el artículo, lo que me atrajo en realidad es el nombre del autor.
ResponderEliminarLa verdada e que tengo una lista de espera de libros muy buena: Los cuatro libros de Kate Jobs sobre "El club de los viernes", "Agua de limonero" "La chica que sonaba con un bidon de gasolina" "La reina en el palacio de las corrientes de aire"
"Palmeras en la nieve" "Bajo la sombra del granado".
Y varios más. Ya te contaré. Besos
¡Qué bien Toro Salvaje! Yo vivo a 140 km del Estrecho y jamás lo he atravesado.Yo no he hecho la mili, pero mi padre estuvo en Melilla, Tercio de Regulares.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Saludos.