En mi interior conviven dos personas: una es un niño que actúa y piensa
como tal; la otra es un ser adulto que, como adulto y juicioso, corrige a su
compañero e intenta reconducirlo por el buen camino, ése que le han señalado
las tradiciones y costumbres sociales y familiares.
Mi niño interior expresa sus sentimientos, deseos y sueños tal como los siente.
No piensa si ello está bien visto o hace daño a la moral instituida, ni piensa en las consecuencias. Cuando desea
algo lo dice y punto, cuando ama a
alguien lo dice y punto, cuando desea ver
a una persona, viajar a un lugar, comprar un determinado objeto... lo dice y punto, lo escribe y punto. Lo publica y punto.
Mi otro yo, el mayor, se preocupa cuando lee o escucha lo que dice su hermano pequeño y
enseguida lo reprende, le hace ver las consecuencias de sus travesuras, el posible
rechazo que provoca en aquéllos que reciben sus mensajes y le obliga a
rectificar o borrar el texto. Y en medio de ellos estoy yo, que soy el que da
la cara y el que recibe las respuestas. A veces éstas son amables y sumamente
agradables, y acarician el alma; otras, las más, me duelen y me deprimen.
Esta es la cara que se me pone cuando alguien se queja de la conducta de mi niño interior.
Aun así, ¡cuánto disfruto observando la inocencia y la candidez
de mi yo niño! Admiro su falta de complejos y su libertad plena al expresar lo
que siente. Lástima que el mundo esté concebido para una sociedad en la que ilustrados moralistas
y legisladores, marcan las pautas a
seguir y, al igual que fieras, acechan a sus presas en los caminos
Tienes toda la razón, Juan. Me siento plenamente identificada.
ResponderEliminarUn beso.
Juan:
ResponderEliminartuve problemas para comentar
pero aquí estoy intentando de nuevo
Què bien lo has escrito, dices tal cual como sucede en mi tambièn.
ResponderEliminarUna fluida lectura que fàcilmente te sientes dentro.
Feliz fin de semana querido amigo.
Abracitos càlidos.
Gracias,Ana. feliz día. Un beso
ResponderEliminarGracias, Mario. Sí, hace como un par de meses que no sé que ocurre con Bloguer, todo son problemas. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias genessis. Me alegro de haber logrado transmitir exactamente lo que pienso. Feliz domingo. Un beso
ResponderEliminarYo igual que tu tengo dos almas dentro de mí. La de niña habita casi en todo mi cuerpo, la de adulta mucho menos jajajaja. Pero intento que la niña no sea muy exuberante porque aún hay gente muy gris y que nos miran de lado.
ResponderEliminarUn beso grande Juanito!
Flor
Me ha gustado este tratado de diferencias entre el niño y el adulto. Mi opinión al respecto es que más que el trato al niño o al adulto, que son cosas de los Yoes, es esencial creer en las almas. Hay demasiados desalmados que no creen en ellas. Un beso Juan
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