Anoche le volví a pedir amistad, no podía estar sin ella.
La borré porque me cautivaba su belleza, mi vida era un sin
vivir.
He pasado tres semanas sin verla, tres semanas muriendo lentamente, sabiendo que no está a mi alcance, pues ella vive entre estrellas, a años luz de mí.
Anoche por fin hablé con ella: me preguntaba por qué la había
borrado si nada me había hecho, si siempre me ha apreciado, si nunca me ha juzgado
por mi actitud o mi pasado...
¡Ah!, si ella supiera el torrente de emociones que despierta
en mí cada vez que veo los hoyuelos en sus mejillas, su sonrisa abierta, la dulzura
de su mirada, sus labios amables, sus dientes de nácar, su dorada y larga
melena, su largo y blanco cuello, su maravilloso cuerpo, tan bien hecho, tan
bien criado, tan bien proporcionado. Admirar sus largas y torneadas piernas, su
talle estrecho y sus bonita caderas... tan
revoltosas, tan traviesas, que nunca se ponen de acuerdo cuando camina ella: La
una sube, la otra baja; si una avanza, la otra se atrasa. ¡Dios, que tienen
guasa!
Si ella supiera que lo que no me han curado los médicos ni el psicólogo durante un año lo ha conseguido ella en un mes: olvidar a una persona que me hizo mucho daño, destrozando mi vida y mi ser...
"Sólo soy tu
amiga, no te pases –me dijo hace un mes, clavando en mí su cálida mirada–. Me gusta
mucho hablar contigo, puedo hablar sin pudor de cualquier tema. Y me encanta ver cómo
tiemblas cuando estamos solos sentados en mi coche, dudando entre si abrazarme o no."
Y es cierto, cuando la miro así, mientras escucho su voz cálida, graciosa, gaditana, se me atraganta la saliva, me pellizca el
vientre, siento el roce de mariposas en mi entrepierna, me tiemblan las piernas y la voz...
Siento mordiscos en mi corazón al verla tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de mi ilusión: besar su rostro, su cuello sus ojos... Abrazarla y sentir palpitar su corazón con el mío. Sentir la dureza de sus senos. Chupar sus labios, atrapar su lengua, beber su savia...
Siento mordiscos en mi corazón al verla tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de mi ilusión: besar su rostro, su cuello sus ojos... Abrazarla y sentir palpitar su corazón con el mío. Sentir la dureza de sus senos. Chupar sus labios, atrapar su lengua, beber su savia...
" Despierta Juan– me dice la voz de mi conciencia–, bien sabes
que en el momento que
lo intentes ella se irá y la perderás para siempre".
Y antes de que eso ocurra, lo
soporto todo. Porque mi musa es mi vida.
¡Qué difícil conjugar la amistad con la pasión!
Mi desdos me juega malas jugadas. Nira por lo menos puedes soñarla yo solo tres veces y jamás en sietuaciones " especiales" Es tan platónico mi amor que ni en sueños cambia!! Besos poeta y sueña sueña que no haces daño a nadie!!! un abrazo!!
ResponderEliminarMe gustó, la fantasía ,la realidad y los deseos se mezclan.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
Gracias M. Susana. No hago daño a nadie, tal vez a mí mismo al ver que todo queda en sueños. Un beso, guapa. Feliz Navidad
ResponderEliminarMuchas gracias, cara genessis. "Los sueños, sueños son", la realidad es muy distinta, desgraciadamente.
ResponderEliminarUn beso, amiga. Feliz Navidad