jueves, diciembre 11, 2014

TODO ES VANIDAD



Amanece un día más. Será frío y soleado.

Abajo, la calle está cortada al tráfico porque la gente aparca en cualquier sitio. El chófer del autobús, presionado por los viajeros, toca el claxon con la esperanza vana de que despejen la vía. Sin prestarle atención, en las puertas del colegio, se afanan las madres abrigando a sus hijos y dándoles los últimos consejos. Es la vida, el día a día. La policía no asoma nunca a estas horas por el barrio: está ocupada en proteger la entrada de los niños en los colegios del centro urbano, casi todos de pago. Ah, no perdón: que hay algunos multando a los que no usan casco conduciendo motocicletas. Les dicen, para consolarlos, que si lo usaran no se les congelaría de frío la cabeza. En fin... 
Todo el mundo parece ser feliz. Las fiestas se avecinan y se preparan encuentros y suculentos ágapes familiares.

Otros vienen de pasar unos días muy felices disfrutando del sol y la naturaleza durante el puente de la Constitución a la Inmaculada. Aun otros, se lo han pasado bomba entre amigos, en encuentros poéticos variados en diferentes lugares de España, según las informaciones que parecen en las redes sociales. Promesas, palabras, abrazos, versos y besos se han prodigado en esos encuentros. Todo el mundo es feliz, se han alimentado los egos. El mundo se ha detenido durante unos días para ellos.

Pero para el resto han continuado los desahucios, los despidos, el hambre, los cajeros y bancos de parques convertidos en dormitorios... Y eso no lo arreglamos escribiendo y recitando poemas ni comiendo todos luego en buenos restaurantes. Todo es vanidad. 

Tal como sucedió en anteriores encuentros, ahora se multiplicarán en las redes los poemas críticos con los gobernantes y demás políticos, o contra el hambre que asola África, mientras pululan los wassaps y emails de amor y agradecimiento, concertando próximas quedadas. 

"Todo es vanidad y un esforzarse tras el viento"

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