Es tal la presión de los medios ante la ineficacia de la Justicia en los casos de corrupción que el ministro de Interior ha ordenado a sus agentes buscar exhaustivamente a los delincuentes y obligarles a pagar los daños causados y a devolver en su caso hasta el último euro de sus actos delictivos.
A la salida de Madrid para disfrutar del puente del 1º de Mayo, un motorista ebrio toma una curva a gran velocidad, choca contra las vallas de protección de la autopista y pasa por debajo de ella, dejando la cabeza en el asfalto.
La Guardia Civil redacta el siniestro:
" Joven varón, de unos treinta años, entra a gran velocidad en la curva, a juzgar por las marcas de frenado en el asfalto, y se estrella contra la barrera de protección. Realizado un análisis de sangre da positivo tanto en el test de alcohol como en el de droga. El cadáver ha sido denunciado, detenido y trasladado bajo custodia al hospital más cercano para la oportuna atención médica".
Dos días después, el ministro reúne a la élite de consejeros que le señala cada día donde tiene que firmar como es debido los documentos que le presentan, y ante el atestado del susodicho accidente ordena:
— Este señor ha infringido las normas de circulación, y por tanto debe pagar todos los daños ocasionados en las vallas de protección y los costes de su traslado y servicios prestados por nuestros agentes.
— Señor ministro, parece ser que un muerto ya ha pagado todas sus deudas, pues los herederos no tienen porqué aceptar la herencia. Cosa distinta sería si no hubiera fallecido en el accidente.
— ¿Y qué dice el forense? ¿ Está realmente muerto?
El más antiguo de los consejeros respondió:
— En el parte dice que hallaron la cabeza en el asfalto y el cuerpo en la cuneta. No sé, creo que murió.
— ¿Están ustedes todos de acuerdo en eso?
Los demás consejeros mueven la cabeza, dubitativos, y luego asienten uno detrás de otro. El ministro se enfada:
— Aquí no vale creer si está o no está. Presenten la denuncia en el Juzgado y que el juez tome declaración al forense y a quien sea. Estos gastos no lo vamos a pagar nosotros.
Semanas más tarde, el médico forense del hospital que recibió al accidentado es citado en los juzgados. El juez le pregunta:
— ¿Realizó usted la autopsia al sujeto que menciona el informe?
— Sí señor.
— ¿Estaba muerto cuando la llevó a cabo?
— Sí señor.
— ¿Comprobó usted si respiraba?
— ¡Señoría, no era necesario, estaba muerto!
— ¿Comprobó usted si respiraba?
— ¡Señoría, no era necesario, estaba muerto!
— ¿Puede usted demostrarlo?
— Señoría, me trajeron la cabeza en una nevera portátil y el cuerpo en una camilla. Tenía un brazo aparte liado en una sábana...
— Responda solo a la pregunta.
— Sí señor. Podré demostrarlo si usted ordena la exhumación del cadáver.
— Sí, claro, jajajaja. Ahora, después de tres semanas enterrado seguro que está muerto, pero... ¿Lo estaba cuando usted le abrió el tórax para examinar y extraer sus vísceras? Piense detenidamente en su respuesta porque puede ser usted acusado de cohecho y denegación de auxilio.
— ¡ JOERRRR!
— Ni joerrrr ni nada. Aquí el que la hace la paga. Órdenes de Rajoy.
Y así están las cosas. Los delincuentes de cuello blanco se libran de la cárcel bajo fianzas mínimas comparadas con el dinero robado, y además no devuelven el dinero pudiendo disfrutarlo al cumplir la condena; a los demás, nos aplican la Ley a rajatabla
Me gustó el relato. Saludos
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