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domingo, febrero 24, 2008
MUJER MISTERIOSA 2

sábado, febrero 23, 2008
BLOGER DEL DÍA

que siento por que me considere digno de estar entre sus amistades, es algo que no se puede medir con cintas métricas ni fórmulas secretas; sólo se comprenden con el corazón.
Este premio me otorga el derecho, dicen, de entregarlo a los cinco blogs que más visito y cuyos enlaces señalo en la columna de al lado.
La poesía de Mertxy, El patio de Conchi, Escribes conmigo, La perla de janis, Ladi Luna
Por lo tanto, amigos espero vengais a recogerlo. Abrazos.
miércoles, febrero 20, 2008
EL POETA

EL POETA
Todos me llamaban poeta porque un día hablé de esa época de renacimiento de amapolas y margaritas; de retoños en lo árboles; del trasiego de abejas y mariposas fecundando a las flores; del trinar de los pájaros y la vuelta de las golondrinas…
No saben que no fue hasta que te conocí a ti, mi amor, que llegó mi primavera.
Juan Pan García
Del libro “Nostalgia”, Registrado por el Autor.
lunes, febrero 18, 2008
SIEMPRE TÚ

Cuando dices la verdad y no te creen,
cuando hablas del amor y a ti te ignoran,
cuando soplan vientos turbios sobre el alma
y caminando por la vida,
como yendo cuesta abajo,
por aceras empinadas te derriban,
Cuando hablas de bondades y confunden
que de bueno sólo cuenta el alma,
cuando el corazón agoniza por amar
y cual bestia encadenada te maltratan...
Cuando vas por esos rumbos de la vida
y te encuentras con caprichos del ultraje
y de la envidia.
Cuando piensas lo confuso que es el destino
del que duda y nada cree,
quien ha hecho casi hilachas, casi vanas las ideas,
vanagloria de destruir todo..., o la nada
Déjalos.
Tú, eres tú. Siempre tú.
Eres Hombre, a quien no alcanzan
las miradas de los seres que fracasan.
Autora: "SARA", www.Prosofagos.com
martes, febrero 12, 2008
UN MINUTO, por MERTXY

¿Para qué sirve un minuto?
Un minuto sirve para sonreír:
sonreír para el otro, para ti y para la vida.
Un minuto sirve para ver el camino,
admirar una flor, sentir su perfume,
sentir el césped mojado,
percibir la transparencia del agua.
Se requiere apenas de un minuto para evaluar
la inmensidad del infinito,
aunque sin poder entenderlo.
Un minuto apenas para escuchar
el canto de los pájaros.
Un minuto sirve para oír el silencio,
o comenzar una canción.
En un simple minuto se puede salvar una vida.
Tan sólo un minuto para incentivar a alguien
o desanimarlo.
Un minuto para comenzar la reconstrucción
de un hogar o de una vida.
Sólo un minuto para entender que la eternidad
está hecha de minutos...
De todos los minutos bien vividos...
Alguien alguna vez dijo:
"Vive cada minuto como si fuera el último"...
Si todos recordáramos esa frase a diario
aprenderíamos a vivir la vida intensamente.
Aprenderíamos a no posponer
las emociones más lindas de la vida
pensando que
"si no es hoy será mañana"...
Tu tiempo es ahora...
el futuro es incierto...
Vive cada minuto intensamente.
La vida es hoy.
Que el reloj de tu vida marque cada minuto
al compás de los latidos de tu corazón.
Te amo príncipe, cuídate mucho,
que hay que vivir cada minuto de nuestro tiempo,
nuestra historia interminable.
¡Por siempre jamás!
Mil besitos de agua
Mertxy
domingo, febrero 10, 2008
VIGILIA

“Quisiera que fueses frío o si no caliente. Así, por cuanto eres tibio y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca”, libro del Apocalipsis
Esta pasada noche la he pasado en vela, no sé por qué. Quizá haya influido el estado de nervios que me produjo ver fallar tanto gol cantado al Sevilla C.F ante el Barça, o tal vez los cubatas que ingerí durante el encuentro. Lo cierto es que no he dormido y pasé las horas reflexionando sobre las cosas que componen la vida. Entre ellas, la falsedad de las personas, su afán de competir pasando por encima de la amistad o haciendo uso de ella para lograr sus fines. “Todo es vanidad y un correr tras el viento”, dijo el sabio. Mi padre era más directo: "Dentro de cien años, todos calvos."
Desde siempre, he valorado la lealtad como lo más importante en las relaciones humanas. La palabra lealtad encierra amor, solidaridad, franqueza, confianza, simpatía, apoyo, ayuda, entrega… Todo lo bueno del ser humano. Y cuando ésta falla acude el desánimo, la desconfianza, la autodefensa, el temor…
Por eso prefiero las personas sinceras, valientes, las que dicen lo que piensan aunque sea desagradable, las que tienen claras sus ideas: con ellas sabes a qué atenerte y puedes actuar en consecuencia. Las otras, las que dudan, las que intentan servir a dos amos a la vez ignorando que eso es imposible, porque traicionará al uno o al otro; las que dan palmaditas en la espalda y luego clavan el puñal donde pusieron la mano… ésas, mejor lejos. Prefiero estar solo que acompañado de alguien que me inspira desconfianza.
Pasaban las horas de la noche y el sueño no llegaba; contaba corderos y facturas, pero nada. Y pensé contar las estrellas, ¡ésas sí que son numerosas y extrañas!
Dicen que están a millones de años luz, que son sistemas solares distintos, cada una con sus planetas. A lo mejor ya no existen, se han desintegrado, y lo que vemos son las imágenes de enormes partículas incandescentes de cuando se produjo la explosión que llegan ahora después de millones de años luz viajando por el espacio.
Afirman los científicos que todo se originó con una explosión, donde cada partícula salió dispersada y formaron las estrellas y planetas. O sea, para que me entienda mi nieto de diez años: es como sucede en los fuegos artificiales, donde un cohete sale lanzado y vuela hasta el momento de la explosión, entonces se forma un círculo de fuego y miles de chispas salen lanzadas en todas direcciones. Incluso toman formas variadas: de palmeras, dardos o cohetes que a su vez explotan y forman otras figuras de diferentes colores y sonidos. ¡Qué maravilla!, ¡qué bien se explica todo! Imagino en un momento dado una enorme explosión y las “chispas” lanzadas a toda velocidad en la negrura del espacio infinito, formando los planetas de distintos tamaños y colores, con sistemas que permitirían que apareciese la vida dentro de algunos de ellos.
Esta noche pensaba en eso esperando el sueño y una pregunta, la de siempre, la que nadie responde, seguía resonando en mi adormilado cerebro: ¿Quién, cómo y por qué originó la explosión?
Porque en el ejemplo de los fuegos artificiales hay una empresa con ingenieros y profesionales que calculan la fuerza, la altura que alcanzará y el momento de la explosión y las formas y colores que saldrán de ellas. No es una piedra ni otro objeto que salta hacia arriba solo y explota produciendo esas maravillosas formas. Volvemos a lo mismo: nadie sabe ni contesta. Da lo mismo que llamemos Naturaleza, Dios, Cosmos, Big Bang… al final no se sabe qué originó la explosión, cómo llegó a formarse la materia, cómo aparecieron los seres vivos, quién o cómo los diseñaron. Una cosa es cierta: el universo funciona maravillosamente siguiendo unas leyes que los científicos intentan descubrir y controlar. Demasiada inteligencia para que todo haya aparecido de forma casual.
Me quedo tal como cuando miro la televisión sin comprender cómo pueden aparecer personas e imágenes que están en lugares lejanos, cómo puedo ver una foto en mi móvil enviada segundos antes desde cientos de kilómetros. Veo la imagen , pero no entiendo cómo es posible. Sí, vendrá el experto y me dirá que existen unas ondas, unas fórmulas que, aplicadas, hacen posible eso. Y entonces surge la pregunta: ¿Y por qué no fallan esas ondas y fórmulas, quién las ha diseñado, qué las hizo?
Agnóstico:Actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia.
Esa frase creo que define a los que piensan como yo.
Siento el ascensor y la puerta de al lado que se abre, es el vecino que acaba de cumplir su turno de trabajo. ¡Y yo sin dormir!
miércoles, enero 30, 2008
AQUELLA NOCHE
La noche del viernes, 25 de enero, ésa en que tuve el honor de ser invitado para presentar mi novela sobre los maquis, La pista del lobo, en el salón de plenos del Excmo Ayuntamiento de Prado del Rey, me acompañaron en la fiesta cultural tres poetas: Carmen Camacho, natural de Alcaudete (Jaén), Miguel Ángel Rincón y Francisco Pozo, ambos vecinos del municipio.
MIGUEL ÁNGEL RINCÓN
Maldito grillo que no deja de cantar.
Ya son las tres de la madrugada
y ese ortóptero sigue escondido
en algún punto estratégico del jardín
frotando sus alitas como si nada.
No comprendes, pequeño cabroncete,
que mientras que tú sólo piensas en aparearte
los humanos, ya ves qué aburridos,
solamente pensamos en dormir.
Visto lo visto, tendré que comprar tapones.
Miguel Ángel Rincón
CARMEN CAMACHO
cibernéticas, que el descapotable
ese del que me hablabas
y me jurabas -qué cara tienes-
aparcar en mi puerta, las vecinas
pendientes, yo arreglada.
Haberme dicho, leche, que ese coche
era como tú, un amasijo
de risas/una cosa por revisar
sin puertas, sin cadenas, sin ventanas
sin luces, ¿y el techo?
-contigo siempre llego a
con la atmósfera por montera-
Si yo hubiera sabido antes esto,
¿quién iba a imaginar?
que una tartana, tu la llamas Mehari,
sin tilde, así, “Mehari”,
era tu descapotable tan famoso,
y que ahora me sonríes, las manos
al volante, las chanclas sobre el freno,
que me maten si no salgo corriendo
a buscarte a ya darnos a la vida,
al vuelo, a ras, al Duero.
Tocata y fuga a dos caballos. Esta es
la hora de darnos jaque, pronto.
Haberme dicho, amor, que tú eras esto.
Hubiera cabalgado antes.
Carmen Camacho
FRANCISCO POZO
En este atardecer de otoño
tan lluvioso,
me ha llegado el frío rumor
de que se casa.
se me sube hasta los ojos
lentamente y sin remedio…
Nublándome de angustia
las pupilas.
A través de los cristales
escarchados
camino del olvido,
como aquellas
ilusiones que cayeron
una noche equivocada
de noviembre.
¡Y pensar en esta tarde oscura,
tan oscura,
al cobijo de estos versos
despechados,
que esta noche
es la gran noche de tu vida!
Esta noche de penumbras corporales
y esencias confundidas
en alcobas perfumadas.
Sopla el viento con su silbo
desgarrado
en los frágiles
pinsapos del camino.
Los cristales son espejos
que devuelven
mi silueta vulnerada y afligida
a ese claustro
de barrotes y silencios,
de poemas destrozados
por llantos otoñales.
Hoy sé bien cuánto la quise
y me quería…
Como sé que no habrá olvido
de rimas doloridas
y versos desolados.
Francisco Pozo
sábado, enero 26, 2008
VELADA LITERARIA EN PRADO DEL REY
Prado del Rey es un pueblo precioso y sano, aferrado tanto a la montaña, que parece que sus calles se van a deslizar cuesta abajo. Allí no existe el colesterol.
Vamos, para que os hagáis una idea: imaginad que tenéis delante una página cuadriculada y que las líneas son las calles del pueblo:
Las líneas horizontales son las calles que atraviesan a las que suben; eran llanas y se podía pasear muy bien por ellas. Lucían llenas de bares y tiendas.

La presentación sería en el salón de plenos del Ayuntamiento, un honor. Allí estaban preparadas las sillas, el estrado y las cámaras de Localia Televisión. Era aún pronto y fuimos a conocer el pueblo y a merendar en una cafetería.
No había muchos monumentos que ver aparte de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, patrona del pueblo.

Su construcción data del año de la fundación del municipio, en 1773, bajo el reinado de Carlos III, quien repartió las tierras entre las familias más pobres de la provincia para repoblar la sierra y cultivarla. Como la dehesa que repartió el monarca se llamaba Prado, al pueblo se le puso el nombre de Prado del Rey.

El municipio tiene seis mil habitantes, de los que sólo unos treinta acudieron a la presentación. Sí, no os riáis, es que aquí somos así, no tenemos más carne. Comprended que un viernes a las 20´30 atrae a poco público: muchos trabajan fuera, en otros municipios, y suelen llegar tarde a su casa.
Bueno, se me olvidó decir que yo no era el único que iba a presentar un libro: además estaba Carmen Camacho, una joven poeta que vino desde Sevilla. Era alta, delgada, muy alegre, muy guapa y, a juzgar por lo que nos contó, muy emprendedora.
Ella presentó dos libros de poemas, "777 A venir de venir por venir " y "Arrojada", y lo hizo recitando de memoria casi todas las páginas de los libros, ¡un prodigio de memoria, un prodigio de interpretación! Se puso a recitar moviendo el cuerpo y gesticulando con las manos de tal forma, que encandiló al público durante casi una hora. Luego hicimos cola para que nos firmase sus libros.
Claro, a algunos de los que le compraban a ella no les alcanzó luego el dinero para comprarme a mí. ¡Qué joía mala zuerte la mía, dió!
A mí me dijo: “Juan, yo te regalo mis libros y tú me das el tuyo, ¿vale?”. Y nos dedicamos y firmamos las obras.
Luego estuvo Miguel Ángel Rincón, un poeta amigo y compañero de foros literarios. Él presentó la revista El diván, creada y diseñada por él y financiada por el Ayuntamiento para distribuirla gratuitamente. En ella publican poemas y microcuentos Rincón, Manuel García Sánchez y otros miembros del Colectivo Cultural la Aldaba, al que también yo pertenezco. En el próximo número participaré con un microcuento.
Miguel se lució:regalaba su revista y todo el mundo salió con ella en el bolsillo.
Bueno, ahora me toca hablar de mí, ¿no? Pues vale:
Me senté en la mesa junto al presentador, Curro Pozo, concejal de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento, la hermosa poeta Carmen, y Miguel. Micrófonos, botella de agua y copa enfrente, comencé a contar mis recuerdos infantiles: Mi estancia en la cárcel antes de cumplir mis dos añitos de edad, la cría de toros bravos, mis juegos en la era y en el molino, las circunstancias que obligaron a mis padres a huir del pueblo, la vida de los maquis en las montañas y sus persecuciones y enfrentamientos con la Guardia Civil, los secuestros, atracos a bancos y trenes.
Hablé sobre mi época escolar y formación profesional, mi emigración sin contrato ni papeles a París, mi encuentro con refugiados españoles del régimen franquista. Sus historias y aventuras.
Expliqué cómo fui anotando en cuadernos todo lo que escuchaba, añadí a eso mis recuerdos de la infancia y las historias contadas por mis padres hasta llenar más de cuatrocientas páginas a bolígrafo, que luego, pasadas a máquina y reducidas a la mitad, se convirtieron en el libro que presentaba.
Comenté el motivo que me llevó a publicarlo, el por qué del título, los problemas que tengo en el pueblo con los descendientes de los protagonistas, y los lugares donde se vende la novela y la forma de pedirla en internet.
Para finalizar, doné un ejemplar para la biblioteca del pueblo y el presentador del acto, Curro Pozo, me obsequió con un libro suyo de poemas, dedicado y firmado: una joya. Conchi me dedicó y regaló otro libro donde ella ha publicado varios relatos.
Vendí y firmé media docena. No más.
Pero yo todo esto lo veo positivo:
A) Saldré en la televisión de la Sierra en los tres informativos de hoy. Es una publicidad que valoro mucho.
B) Coloqué media docena de libros, que menos es una patada en los hermanitos gemelos.
C) Conocí a la poeta, con quien voy a estar ahora en contacto para ayudarnos mutuamente en las publicaciones.
D) Pasé luego una velada agradable en una cafetería con los compañeros del foro citados y los organizadores del acto. Y pude darles a Conchi y su hijta un par de besos crujientes en sus caritas redonditas y bonitas.
A los compañeros les di sólo un apretón de manos, que yo me visto frente al armario, no dentro.
E) Ya tengo invitación para presentar mi libro en Espera, otro pueblo de la sierra gaditana. Así, poco a poco, voy siendo conocido en toda la provincia.
Pues eso fue todo.
domingo, enero 20, 2008
LA MUJER MISTERIOSA

–Cuéntame, hijo, ¿qué tal te fue el viaje? ¿Conociste a alguien? ¿Lo pasaste bien?
– No lo sé madre, no sé si alegrarme o arrojarme por el barranco. No lo sé… ¿Recuerdas aquella historia de la muchacha misteriosa que se me apareció cuando me bañaba en el río? No creo que te acuerdes, han pasado más de veinte años desde entonces…
» Aquel día de mayo, me levanté de madrugada, monté en mi caballo y me dirigí a través de las montañas por una senda escarpada. Estaba amaneciendo y en el cielo brillaban unas estrellas tardías entre nubes grises de orillas plateadas. Las siluetas oscuras de las montañas y los árboles se perfilaban en el camino a medida que nacía la mañana. Unas cuatro horas de marcha me aguardaban antes de alcanzar el pueblo de Arcos, donde iba a reunirme con la Hermandad para ir en romería hasta la ermita del Rocío.
Y al cabo de dos horas, llegué al río. Iba sudando y decidí darle un descanso al caballo mientras me bañaba en las frescas aguas del remanso. Liberé al animal de la silla, me desnudé y me lancé al agua.
Estaba nadando cuando la vi aparecer entre las adelfas; ella sonrió y se quedó mirándome de pie al lado de mis ropas. Era alta, joven y hermosa; sus largas y maravillosas piernas sostenían un cuerpo esbelto, bien diseñado, con sus curvas armoniosas y sensuales; sus senos redondos, firmes y erguidos, me subyugaban. ¿Y qué decir de sus ojos, de su misteriosa mirada? Sus dientes resplandecían en su sonrisa.
Yo estaba azorado pensando en el momento en que tendría que salir del agua. De pronto vi que ella dejaba caer su vestido y venía a mi encuentro totalmente desnuda. Estuvimos jugando como niños, haciéndonos ahogadillas, y… conociendo nuestros cuerpos. Acabamos tumbados en la hierba de la orilla, ocultos entre los juncos. Y viajé junto a ella por las estrellas, conocí el cielo y caí en el abismo del placer.
Luego sentí hambre, fui a las alforjas en busca de la telera de pan y de la lata de lomo en manteca que me pusiste para el viaje; los dos comimos y bebimos hasta saciarnos. Luego, nos tumbamos en la hierba, abrazados.
Permanecí inconsciente durante un largo rato antes de darme cuenta de que estaba solo: ella había desaparecido de la misma forma misteriosa que llegó. ¡Ni siquiera me dijo su nombre!
– Dime, hijo, ¿tiene eso algo que ver con tu reciente viaje?
–Sí, madre. El otro día fui a Jerez para reunirme con unos compañeros en un restaurante y preparar acciones de protesta contra el Gobierno porque, como bien sabes, había expropiado parte de nuestras parcelas para construir la autovía de Jerez-Los barrios.
Cuando llegué, un camarero me condujo a la sala donde estaban reunidos mis compañeros de infortunio en torno a una larga mesa, bebiendo unas copas mientras charlaban. Al entrar todos se giraron hacia mí y un escalofrío recorrió mis entrañas, dejándome clavado en el sitio sin poder pronunciar palabra. Dirás que es imposible, madre; pero allí estaba… ¡Era ella, la misma muchacha!
Yo sólo tenía ojos para mirarla ¡Dios… qué mujer más guapa! Era ella, no cabe duda, tal como la conocí, parecía tener la misma edad, no había cambiado nada: alta, joven y hermosa; sus piernas largas, el cuerpo precioso, las curvas armoniosas y sensuales; sus senos de igual tamaño, firmes y erguidos… ¡Era la misma persona, estoy seguro! ¡Y han pasado más de veinte años, Dios!...
El hombre que dirigía la reunión me invitó a tomar asiento y me explicó lo que habían acordado antes de mi llegada: de aquella junta saldría una asociación de propietarios damnificados, nombraríamos a sus cargos directivos, elegiríamos el nombre de la asociación y se afirmarían sus metas: La defensa de los intereses ciudadanos ante el atropello de las autoridades. Que la voz del pueblo ultrajado, expresada en poesía, artículos, relatos, carteles coloridos, o de cualquier otra forma saliera de allí y alcanzara pueblos y ciudades.
Durante la reunión no dejé de contemplarla, de oír sus risas, su voz cantarina y fresca… Cuando tomaba la palabra su boca dejaba escapar palabras hermosas, que resonaban en cada rincón de la sala, argumentando y convenciendo a todos, y perturbando la paz de mi alma... ¡Dios, que guapa estaba con aquellos ojos negros como el azabache, aquellas pestañas tan largas y sus hoyuelos en la cara…!
– No puede ser la misma persona, hijo; es imposible. Últimamente, andas algo desquiciado…
– Lo sé, lo sé… Pero escucha un momento, madre: cuando llegó la hora de las despedidas, todos se levantaron de sus sillas y nos estrechamos las manos entre promesas de reencuentros e intercambios de números de teléfonos y direcciones. La chica se acercó a mí, me dio dos besos y se alejó, acompañada de un hombre tan joven como ella.
»Al ratito salí a la calle y la vi detrás de su coche sacando algo del maletero. Su compañero estaba dentro del vehículo. Ella me vio y me llamó. Me acerqué con algo de recelo, sentía como si unas uñas me arañasen las entrañas. Me dio un beso y dijo: “Esto es para ti, sé que te gusta mucho”.
Y me entregó una fiambrera con… ¡lomo en manteca!
Han pasado cuatro días, madre, he dormido todas estas noches mirando al techo, y aún no me he lavado la cara… para no borrar la huella que me dejaron sus labios.
¿Desquiciado dices? ¿Cómo quieres que me sienta? ¡No paro de darle vueltas al asunto!
La anciana lo miró con ternura y con una sonrisa pícara le preguntó:
– Aquel día, en el río… ¿No la dejarías embarazada?
– ¿Embarazada? ¡Embarazada! Pero entonces…
......
Registrado en el R. de la Propiedad Intelectual de la Junta de Andalucía
Clave: CA- 00286-2008
sábado, enero 12, 2008
FALLECE ÁNGEL GONZALEZ

Ángel fue uno de los más grandes poetas del siglo pasado.
En el enlace a la Poesía Española, aquí a la izquierda, se halla parte de su obra.
Descanse en paz.
Cuando el hombre se extinga
Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado
comenzará a agitarse,
a ser de nuevo,
a comportarse libremente
como los niños que se quedan
solos en casa
cuando sus padres salen por la noche.
Héctor conseguirá humillar a Aquiles,
Luzbel volverá a ser lo que era antes,
fornicará Susana con los viejos,
avanzará un gran monte hacia Mahoma.
—cualquier día—,
un crepitar de polvo y de papeles
proclamará al silencio
la frágil realidad de sus mentiras.
Ángel Gonzalez
Murió el poeta español Angel González
MADRID (AFP) — El poeta español Angel González falleció la madrugada del sábado a los 82 años de edad en un hospital de Madrid, indicaron varios medios de comunicación españoles citando fuentes allegadas al escritor.
Miembro de la Real Academia Española de la Lengua, Angel González fue distinguido en 1996 con el premio Reina Sofía de poesía hispanoamericana.
Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985, González había nacido en Oviedo (Asturias, norte) en 1925. El viernes había sido hospitalizado a raíz de una crisis respiratoria.
González, uno de los poetas más destacados de la Generación del 50, desarrolló una obra poética que oscilaba entre dos ejes temáticos, la solidaridad y la libertad, como otros de sus colegas generacionales, entre ellos Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo.
Abierto a otras expresiones y artistas jóvenes, González colaboró por ejemplo con el cantautor canario Pedro Guerra en el libro-disco titulado "La palabra en el aire", editado en 2003.
Angel González vivió muchos años en Estados Unidos donde fue profesor en la Universidad de Albuquerque. En 1993 decidió jubilarse.
En su obra poética destacan "Aspero mundo" (1956), "Grado elemental" (1962) "A todo amor" (1988), la antología "Lecciones de cosas y otros poemas" (1998), la selección personal de cien poemas y otros inéditos en "101+19=120" (2000) y "Otoño y otras luces" (2001).
Como el propio Ángel González se encargó de aclarar, su poesía responde a que fue "larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas" . El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió en Asturias. Tras la ruptura del cerco de Oviedo, su hermano decide marcharse a León, donde fue detenido y fusilado por los falangistas. El otro hermano del joven Ángel se exilió y su hermana se quedó sin trabajo.
En 1955 presenta su primer libro, Áspero mundo, al Premio Adonais y recibe un accésit. Después le seguirían poemarios fundamentales como Sin esperanza, con convencimientoGrado elemental (1961), Tratado de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Prosemas o menos (1983), Deixis de un fantasma (1992) y su último libro, Otoño y otras luces (2001). Académico de la lengua, recibió el Príncipe de Asturias de las Letras en 1985
El poeta (1961); Luis García Montero ha dicho en la Cadena SER "Tenía un sentido muy puro de la amistad".
martes, enero 08, 2008
LA FOTO 2

http://www.el-recreo.com/foros/topic.asp?TOPIC_ID=2798
El mío es este:
La foto (2)
Siempre fui un hombre atolondrado e irresponsable. De soltero, a menudo viajaba por mi trabajo, salía mucho y no podía dejar de dar rienda suelta a mi fogosidad; no me retenía de pasar entre piernas extrañas.
Un día me dije: Basta, asienta tu cabeza, vuelve al pueblo, cásate con ella y quédate para siempre, aunque sean menores tus ingresos, aunque debas privarte de algunos lujos. Y así lo hice.
Y nuestra vida fue apasionada y amorosa. Los años pasados a tu lado me acostumbraron a tu amor y a tus caricias, apasionadas al comienzo; rutinarias, mecánicas, repetidas después de un largo tiempo.
Y apareció tu amiga, la mejor de entre ellas.
A mis cuarenta y tantos yo era viejo, vivía cansado, añorando los viejos tiempos de nuestro enamoramiento, los felices primeros años de casados. No quería vivir el tiempo que me quedaba de vida prisionero de la angustia del conformismo, y tener aventuras de amor y de pasión soñaba en mis momentos lúcidos.
Y tu mejor amiga, en bandeja de plata me lo puso.
Fuimos dos locos que se entregaron a la pasión sin límites, a disfrutar del sexo maduro y experto del uno; del nuevo, inexperto y ansioso del otro: una conjunción extremadamente agradable, adictiva y apasionada.
Pero con el tiempo me di cuenta de que faltaba algo en esa loca relación: el amor…
Sucedió lo mismo que con el coche que teníamos, ¿recuerdas? Aquel viejo seiscientos que tuvimos durante catorce años, que nunca nos dejó tirados, porque yo conocía cada uno de sus componentes, cada uno de sus síntomas, y encontraba el remedio a sus fallos fácilmente: los platinos, las bujías, el carburador, la dinamo, el árbol de levas, los cilindros y pistones, las válvulas…
Cuando había algún problema, yo lo desbarataba todo y lo arreglaba con paciencia y cariño. Y luego vi aquel suntuoso coche alemán que me deslumbró, me hipnotizó. Y me lancé a por él, privándote de otras cosas básicas.
Sí, es verdad que cuando salía con él llamaba la atención y que mi prestigio alcanzó cotas insospechadas; pero no podía dormir de noche, tales eran mis problemas: no conocía su motor ni sus teclas; cualquier problema era insuperable, imposible de solucionar; cualquier pieza costaba un ojo de la cara. No podía mantenerlo.
Tú no decías nada, nunca te quejaste, mientras estirabas el dinero como goma para llegar a fin de mes.
Mi felicidad era sólo aparente, pura fachada; por dentro me deshacía en reproches y lamentos. Arrepentido del cambio. Es verdad que el vehículo tenía fuerza, un reprís y un lujo envidiables; pero yo echaba de menos al seiscientos a pesar de que ya era viejo: me llevaba a los mismos sitios, era más sencillo, más familiar, más comprendido, más mío, más nuestro…
No sé si me he explicado, pero lo mismo sucedía con tu amiga: cuando acabábamos el acto sexual, que apenas duraba veinte minutos, nos volvíamos dos seres extraños, metódicos, nostálgicos. Ella ansiaba ostentar otras cosas, lujos que yo no podía costear. Nuestra relación no tenía futuro y lo sabíamos. Una vez conocidos nuestros recónditos secretos no quedaba otra cosa que el pensar mirando al techo, saboreando el cigarrillo, añorando algo. Ella, no lo sé; yo sí.
Ese algo eras tú, tu sosegada vida de entrega y sufrimiento; tu cariño ciego, que daba la vida por tenerme contento, sin conseguirlo… Fui yo quien destruyó nuestro paraíso, y ahora vuelvo a ti y te escribo. Cuando te llegue esta carta, verás que no te ruego que me perdones, ni te digo lo mucho que te he querido, ni que cada día que he vivido lejos de ti he mirado esa foto nuestra que llevo en mi cartera, donde nos vemos abrazados y enamorados, felices como dos jóvenes ricos.
Pasaba cada día bajo tu ventana para sentir tu presencia a través de los visillos. Sabía que estabas ahí escondida, mirándome con odio, reprochándome mi machismo maldito. Sé que no hay segundas oportunidades, que cada acto sufre sus consecuencias, que jamás volverás a ser la misma que conocí; pero aun así, pasaba para sentirte cerca, esperando que te mostrases para poder ver en tu cara las marcas que han dejado mis afrentas y poder así irme tranquilo y justificar mi decisión: en aquel nogal del río, bajo el cual nos besábamos desde niños, donde te entregaste a mí por primera vez y donde nos hicimos esa foto y esas promesas que jamás he cumplido… Allí cuelga ya la soga que ejecutará, en breve, mi castigo.
Juan Pang
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sábado, enero 05, 2008
LA SED INSACIABLE

Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.

Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...
José Ángel Buesa
viernes, enero 04, 2008
¡GRACIAS!
Entonces el blog recibía un promedio de 8 visitantes al día, pues recibí 2,900 visitas aquel año.
El día 4 de diciembre sentí curiosidad por conocer el número de visitas que recibía actualmente, depués de haberme prodigado en colaborar con algunas páginas webs, donde daba a conocer la dirección de mi blog, y busqué en la red los contadores que ahora adornan la página.
Ese mismo día 4 de diciembre, a las 21 horas, el aparatito inició su recuento. Hoy, a la misma hora, he mirado la cifra: ¡900 visitantes en un mes!
Es algo inesperado, y que me anima a continuar actualizándolo regularmente con nuevos artículos para seguir recibiendo vuestras visitas.
Sólo me queda agradeceros a tod@s de corazón vuestra presencia y comentarios.
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!
jueves, enero 03, 2008
EL NIÑO CHICO


porque le estarás quitando la esperanza".
Willians Shakespeare.
“Eres un niño chico, debes madurar”, me dijo cuando le confesé mis sentimientos.
“Debes madurar, debes madurar, debes madurar…”, repite una voz en mi mente mientras yo golpeo despacito y repetidamente con los nudillos sobre mis sienes.
Y vivo con ese reto: soy mayor, por consiguiente debo actuar y pensar como persona mayor, ser adulto, es decir:¡Dejarme de chiquilladas!
Y lo intento.
Cuando su imagen acude a mi mente mientras espero el sueño en la cama, me giro hacia otro lado, la ignoro y pienso en otra cosa: en el tiempo que hará al día siguiente; si pintaré o escribiré, o qué pienso del libro que estoy leyendo…
A veces lo consigo y me duermo, alejándome de ella. Otras, sus ojos se deslizan sobre mi cuerpo y sus labios me sonríen y susurran palabras cariñosas, dulces: “te quiero, te necesito.”
Palabras que creo son cariñosas, pero que al parecer no lo son tanto cuando soy yo quien las pronuncia. Por decirlas el otro día, ella puso cara seria y me dijo esa frase que me desconcierta y me desconsuela: “Eres un niño chico, debes de madurar”.
O sea, debo actuar como un hombre y tener presente lo siguiente:
No debo imaginar el sabor de su boca mientras me habla y yo quedo absorto en el movimiento de sus labios carnosos y estriados, en la humedad de su lengua, en sus dientes blancos como la leche. No debo desear acariciar su carita y besarla despacito antes de apretar mi mejilla contra la suya para retener ese momento unos segundos más.
Cuando haga calor y caminemos juntos no debo seguir el descenso de esa gota de sudor que se forma en su pecho y baja por su escotado vestido para perderse entre los senos; no debo pensar en qué habrá bajo esa fina tela que flota al viento y se eleva a veces, mostrando sus bonitas piernas; ni cuando me retraso adrede un par de metros y ella se gira un poco para ver si la sigo y la tela se amolda a su cuerpo, perfilando su trasero y abrazando esas nalgas que tanto ensueño.
No, no debo pensar en eso; soy adulto y debo actuar como tal. Ella dice que los adultos hablan con las chicas sin fijarse en esas cosas, y se ríen, bromean, salen de copas, se escriben y chatean sin malicia. Lo hacen porque son sólo amigos y no se enternecen ni enamoran porque son maduros, no son “niños” como yo.
Es difícil ser mayor.
Cuando llegas a esa edad que llaman “mayor”, entonces no eres adulto, ni hombre, ni nada; eres sólo eso: mayor.
Y cuando eres eso no puedes declarar el amor a tu amiga si ésta es la mujer que amas, que ocupa cada espacio de tu mente, de tu ser, de ti. Son esos casos en que no eres tú, que eres ella, vives para ella, por ella, aun siendo al mismo tiempo “mayor”.
No puedes hablar sobre lo que sientes porque enseguida te llaman niño, inmaduro, salido o… viejo verde. Sobre todo si ella es mucho más joven que tú.
Cuando eres mayor y hablas de amor se ríen de ti, sólo aceptan que hables de tus sentimientos si éstos van dirigidos a una mujer que sea como tú: mayor, sola, triste… Entonces dicen que “formáis una buena pareja”, que “os haréis compañía y os apoyaréis el uno al otro”. “Que uniendo vuestras pagas, llegaréis a fin de mes…” Y cosas por el estilo. Nunca mencionan el amor.
Se acepta la relación de la compasión, de la pena, de compartir la necesidad
Pero no se menciona el amor: la palabra amor es tabú, está prohibida para los que aunque son mayores sienten como niños.
Además, se sabe que uno es atraído hacia una mujer por su belleza física, aunque luego se añadan las cualidades, y a esa edad mayor ya no existe: se ha marchitado, del mismo modo que se marchitan las rosas.
Existe otra clase de belleza: la del alma, pero ésa no produce pasión ni hormigueos en tu interior, sino bondad, ternura, consuelo. Conformidad, más que nada
El otro día, mi amiga estaba haciendo unas cosas en la fotocopiadora mientras yo contemplaba su cuerpo desde mi escritorio. Ella se movía incesantemente, daba pequeños pasos y luego descansaba sobre una pierna y luego sobre la otra, y bajo el vestido se marcaban sus curvas…
De súbito, mis pensamientos volaron al espacio y me acerqué a ella, despacito, y la abracé por detrás, cogí sus senos entre mis manos y noté su consistencia y sus formas; sentí las dos puntitas duras y erectas entre mis dedos,¡podría colgar en ellas mi camisa! Me arrodillé y pegué mi mejilla sobre el vestido, sobre sus glúteos, esas zonas templadas y tiernas… Acaricié las formas redondas y aspiré su olor. Me imaginé el color y la dulzura de su piel y puse mis labios sobre ella, aspirando, besando, mordiendo apenas… No, no quise elevar el vestido para no romper la magia del momento, y permanecí así, sintiéndola palpitar contra mi mejilla a través del tejido.
– ¿Qué te parece, qué opinas de eso?, me dijo ella, volteándose de improviso hacia mí.
Di un respingo; su pregunta me despertó a la realidad y enrojecí de vergüenza. No sabía de qué me hablaba. No había oído su pregunta, hipnotizado como estaba ante su belleza.
Desde entonces, sólo pienso en ella. No sé lo que me pasa, debe ser eso: soy como un niño.
Y cuando me comenta algo sobre algún amigo, sobre la amistad que los une, sobre algún proyecto conjunto entre ellos, no puedo impedir sentir tristeza. “Celos”, dice ella. Mi amiga sabe bien lo que me pasa: es adulta, equilibrada, y tiene la cabeza bien amueblada, me dice. En cambio yo… “¡Eres como un niño chico!, ¡ja, ja, ja, ja!”, exclamó el otro día en la oficina.
Y no sabe cómo me duelen sus palabras… Porque yo lo intento todo para complacerla, deseo madurar para que me atienda, que me preste atención, que me escuche…
Por eso cuando está cerca de mí evito mirarla y en silencio repito: “Debes madurar, debes madurar, debes madurar…”
¡Cuánto deseo madurar para dejar de ser un niño y comportarme como un hombre!
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martes, enero 01, 2008
¡FELIZ AÑO 2008!
Comienza un nuevo año de esperanza en realizar proyectos, satisfacer ilusiones, ver cumplidos nuestros sueños, y, sobre todo, disfrutar de inmejorable salud.
Para mi amiga Conchi Postigo, miembro del Colectivo Cultural La Aldaba, con quién gané un premio de relatos (ver página del mes de junio de 2007), el año comienza bien: acaba de salir publicada su segunda entrega de artículos en la revista REFERENCIAS MAGAZINE, que actualmente se distribuye en las provincias de Córdoba y Sevilla, con perspectivas de ampliar su cobertura a toda Andalucía.
Es la segunda vez que publica en esta revista -el primero fue un relato publicado en el mes de octubre-, su artículo aparece al lado de uno dedicado a Francisco Umbral, y, por lo que sé, Conchi continuará publicando en el magazine.
Los tres temas que ha publicado se leen sin darse cuenta en pocos minutos, llegan al corazón del lector y lo dejan pensativo, con la agradable sensación de haber saboreado algo nuevo e interesante que impele a buscar más temas de ella entre las páginas de la revista.
Estos artículos los podéis leer pinchando en el enlace de al lado del blog "El patio de Conchi"
¡ENHORABUENA, CONCHI, TE LO HAS GANADO!