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domingo, junio 15, 2008

Encuentro Literario de Puerto Serrano

A las siete de la tarde y sufriendo un calor de 28 grados, la gente de Puerto Serrano se protegía de los rayos del sol permaneciendo en sus casas, o buscando un lugar en los bancos ubicados en la plaza bajo la sombra de los abundantes árboles, mientras que las terrazas de los bares y cafeterías se llenaban de personas deseosas de meriendas y refrescos.

Años antes, yo sólo había llegado hasta la entrada del pueblo y luego había torcido a la derecha por un camino tendido entre campos de fresas para acudir a la consulta de una curandera que aseguraba quitar los dolores de espalda y caderas dando un suave masaje con sus delicadas manos.

Nunca antes había entrado en el centro urbano y ayer me pasé de largo, despistado como siempre, y ello me permitió recorrerlo despacio y admirar sus casas blancas y sus jardineras.

¿Qué pueblo es este? ¿A qué se dedican sus gentes? ¿Qué me había traído hasta él?, me preguntaba mientras tomaba asiento en una cafetería. En ese momento, en el enorme televisor de pantalla plana del bar, repetían el gol que eliminaba de la Eurocopa a la selección italiana de fútbol.

La respuesta a mis dos primeras preguntas las hallé en la pared de la Biblioteca Municipal, situada justo enfrente de la cafetería en que me encontraba.

Sus gentes se dedican a trabajar honradamente, a criar y educar a sus hijos iniciándolos en el amor al arte y la cultura programando actos como el que me había traído esa tarde calurosa, invitado a presenciar un acontecimiento extraordinario: Recital de poesía y lectura de relatos y cuentos infantiles, acompañado de diversos instrumentos musicales.

Así, mientras otros pueblos y ciudades próximas sólo se dedican a vender al turismo extranjero el sol y la gastronomía, Puerto Serrano, sin olvidar lo anterior, difunde entre sus habitantes la Cultura popular.

Lo que me había llevado hasta ese pueblo blanco de la sierra de Cádiz era este cartel:

"Segundo Encuentro Literario de Puerto Serrano"

Viernes, día 13 de Junio

8 de la tarde

Salón de Actos de la biblioteca municipal de Puerto Serrano (Cádiz)

PROGRAMA:

Infantil:
La música de Cristina Ayala Bustamante (oboe) y María Teresa Orozco Moreno (clarinete), darán vida a los poemas de Juan Ramón Jiménez, leídos por Rosario Campanario Romero y Kimberly Castillo Pérez.
Cuentos y poesías de: Cristina Roldán Postigo, Miriam Naranjo Morales, Raquel Luna Campos y Ana Tamayo.

Poesía popular: Antonio Nieto y Antonio Galvín.

Microrelatos: Manuel García.

Relatos: Conchi Postigo.

Y los poetas:
Tomas Mielke, Cristóbal Barrero, Miguel Ángel García Argüez, David Romero Raposo, Manuel Fernando Macías y Pedro Sevilla.

Las actuaciones musicales de:
Miguel Ángel Rincón y su grupo La Máquina Quimérica. Y el grupo Las Policheras.


Colabora:
Colectivo Cultural
ALDABA

Poco antes de las ocho, comenzaron a llegar los protagonistas de este evento, y nos reunimos en la cafetería para presentarnos unos a otros delante de unos refrescos:

David Romero, de Sanlucar, con sus dos bebés: la esposa y niño; Manuel García, con sus tres niñas: Esmeralda y las dos muñequitas rubias; Tomás Mielke, Pedro Sevilla y este que escribe.

Cuando llegó la hora nos fuimos a la Biblioteca y en el trayecto me encontré con Conchi y su hija Cristina. Les estampé dos besos a cada una. Venían con las caritas como amapolas, echando fuego, y al besarlas casi me abraso los labios. ¡Pepeeee!, ¿qué pasa con el aire acondicionado del Toyota, hijo?, ¿tienes miedo a fundir la capa de ozono? ¡Hombre, que se te van a derretir tus niñas!, pensé en ese momento.

Las artistas infantiles fueron las primeras que subieron al estrado para leer cada una dos cuentos.


Cristina Roldán Postigo, de nueve años, que ya ha publicado dos cuentos en un libro de trescientas páginas que contiene obras de otros 24 autores, fue la primera que subió al estrado para leernos su obra. Ya tenía experiencia, pues en su pueblo, El Gastor, es famosa por la publicación del libro y le pidieron que lo leyese en el colegio.

Otras chicas de Puerto Serrano leyeron sus obras, acompañadas por las notas nostálgicas que salían de un clarinete y un oboe, que tocaban magistralmente dos amiguitas suyas.

Luego llegó el tiempo de los poetas de la Sierra: Tomás, David, Cristóbal, Sevilla… quienes nos recitaron poemas de amor, de esperanza y de implicación social.

Me alegró mucho escuchar recitar por primera vez a Cristóbal, el querido Presidente del Colectivo Aldaba, quien recitó dos poemas llenos de ternura dirigidos a una niña, recordándole a la madre. ¡Me emocionaste, joío Cristóbal!

Seguidamente, Conchi Postigo y Manuel García Sánchez subieron al estrado a mostrar sus creaciones literarias, leyendo varios relatos breves. Parecían estar compitiendo entre ellos en el arte de la lectura y la belleza de sus textos.

La actuación de dos poetas invitados de Cádiz, Manuel Fernando Macía, que leía poemas de uno de sus libros publicados; y Miguel Ángel Argüez, un poeta experto en las artes escénicas y en la comunicación, que recitaba maravillosamente de memoria todos su poemas con una emoción y una voz que nos puso la piel de gallina en determinados momentos. Fueron dos amigos poetas que siempre actúan juntos, y esa noche nos maravillaron.

Luego actuó el grupo “Las Policheras,”compuesto de tres mujeres y su guitarrista, que nos cantaron sus propias creaciones de sevillanas


Finalmente, Miguel Ángel Rincón y su grupo nos deleitaron leyendo y cantando poemas de su último libro publicado,"Espacios Compartidos", acompañados de una guitarra y de los golpes apagados de una caja.

Al finalizar, se distinguieron a todos los participantes con un diploma, y se invitó al público de la sala a celebrar el éxito de la programación tomando unas copas acompañadas de tapas deliciosas en un salón contiguo que daba a un patio, en donde permanecimos charlando y felicitándonos unos a otros.









Guardaré un grato recuerdo de este día, ha valido la pena desplazarme
los cien kms desde mi casa en El Puerto. Para mí ha sido uno de los mejores actos culturales de los que he asistido, y le quedo muy agradecido a mi amigo Manuel García Sánchez por haberme invitado. Volveré.

Felicito al Exmo Ayuntamiento de Puerto Serrano, por su colaboración en la realización de un acto cultural de tanta calidad, y al grupo de voluntarios Acinipo, dirigido por Manoli Capote, por la perfecta organización del evento, por el recibimiento tan caluroso y amable del que fuimos objeto los invitados al acto y por el exquisito ágape que nos ofrecieron al final. También deseo expresar mi agradecimiento a Manuel García y a todo el grupo de voluntarios por haber hecho posible que los miembros presentes del Colectivo Aldaba conociéramos y confraternizáramos con todos los amantes de la cultura popular de Puerto Serrano.

A todos ellos, ¡muchísimas gracias!

miércoles, junio 04, 2008

¡Gruuu, gruuu, gruuu!…

http://www.avesfotos.eu/tortola_turca.html
¡Gruuu, gruuu, gruuu!…

La descubrí una tarde de primavera, el año pasado. Estaba en el monte, agazapada entre yerbajos. Al parecer, se había caído del nido que había entre las ramas de un árbol. Al verme se removió, inquieta, dio una corta carrera agitando las alas y cayó a tierra. Era un polluelo de tórtola; no sabía volar.
Me apresuré a cogerla entre las manos y la miré a los ojos. Estaba temblando e intentaba escabullirse. “No tengas miedo, pajarita; yo te cuidaré”, le dije mientras besaba su cabecita. Ella se quedó quieta, y yo sentía en mis manos el calor de su frágil cuerpecillo, notando que respiraba agitada, con el largo pico abierto.
Me la llevé a mi casa y le construí con maderas y tela metálica una jaula grande en un rincón del patio. También le puse una cajita encima de un tronco para que se refugiase de noche.
Cada mañana me despertaba con su canto:
“Gruuu, gruuu, gruuu…”
Y los vecinos me criticaban por que no podían dormir.
Pasaron los días, las semanas y los meses; la tórtola creció y se puso bellísima. Era de un color blanco mezclado con tonos grises. Permanecía quieta durante horas sobre el tronco que había en la jaula, mirando curiosa a las aves que se acercaban a la casa.

Hubo algunos pichones que se atrevieron a pegarse a la red metálica de la jaula, sin temor a mis desmanes, arriesgándose a todo por estar con ella.

El recinto parecía cada vez más pequeño para sus ansias de vivir, y revoloteaba todo el tiempo de un lado a otro en la jaula. Entonces supe que se moriría si no la dejaba libre, y, muy a pesar mío, abrí la puerta y la solté.

El ave dudó al principio y luego se posó en la puerta, moviendo la cabecita de un lado a otro, nerviosa, estudiando el terreno. Yo estaba seguro de que ella no me abandonaría: no conocía otro mundo que el mío, no tenía adonde ir, no sabía buscar alimentos… Creí que tras satisfacer su curiosidad durante unos minutos, entraría de nuevo en la jaula. ¡Pobre de mí!, ignoraba lo que puede el instinto.

Unos pájaros aparecieron de pronto y se posaron en el tejado, y la arrullaron con sus cantos. La tórtola se lanzó al aire y voló.
Voló lejos, allá en lo alto, y varios palomos la rodearon y se topaban con ella. Pensé que regresaría al verse acosada; pero no, se fue alejando con ellos poco a poco, hasta que desapareció.

La vi volar muy alto rodeada de amigos de su misma clase, de su misma edad; más atractivos, más interesantes para ella, más libres. Comprendí que retenerla junto a mí era imposible.

Entonces me di cuenta de lo insignificante que soy, de mis estúpidos sueños, de mi incapacidad para retenerla egoístamente sin herirla ni privarle de lo que todo animal desea para ser feliz: la libertad para elegir su camino.
“¡Vuela, tortolita, vuela y vive tu vida!”, pensé, mientras en mi rostro aparecía una leve sonrisa de satisfación, orgulloso de haberla salvado de la muerte en el monte y alimentado durante tanto tiempo para darle la libertad.

Continué observándola hasta que se convirtió en un diminuto punto negro en el horizonte. Luego entré en mi casa y me senté en el patio. Ya no la veía. Me pregunté si las aves tienen recuerdos, y si alguna vez regresaría a posarse en mi tejado para saludarme con su canto:

“Gruuu, gruuu, gruuu…”

¡Cuánto cariño derrochado, cuantos sueños imposibles han ocupado mi mente en los últimos meses!…

Tengo que graduarme la vista: el mirar tan fijamente a lo lejos con la luz del día, me saca las lágrimas.
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Escrito para participar en un reto narrativo, cuyo tema era "Nostalgia", este relato ha obtenido el mayor número de votos de los lectores y ha sido galardonado con el primer premio en la página web de Planeta de Escritores.com, a cuyos miembros les agradezco de corazón tan gran honor. ¡Muchísimas gracias, amig@s!





lunes, junio 02, 2008

FIESTA CULTURAL EN EL GASTOR












El día 29 de mayo, por la noche, recibí la llamada de Conchi:

–Juan, ya se conocen los ganadores del concurso de relatos. Lo siento, amigo, tu relato me gusta mucho y me hubiese gustado que ganase, pero el jurado se ha decidido por otro. Se han presentado 160 relatos, procedentes de diferentes provincias españolas y algunos países sudamericanos: Chile, Argentina, México, Cuba.

Yo no podía participar ni como escritora ni como jurado, para evitar susceptibilidades por ser la organizadora, y me he limitado a ordenar y distribuir los ejemplares que iban llegando al comité de lectura. Ni siquiera me he presentado para el premio al relato local. Eso sí, me los he leído todos, y si hubiera estado en el jurado, hubiera elegido el mismo relato que ha ganado. Es excelente y ha ganado merecidamente.

Espero que eso no te impida asistir a la fiesta de entrega de premios y pasar un día agradable en compañía de mi familia y de los amigos de los foros que vengan. Estoy muy nerviosa, temo que la lluvia o cualquier otra cosa, estropee la fiesta que con tanto trabajo he organizado. ¿Vendrás?

–Sí, seguro. Iré con mi mujer.

– ¡Gracias! Espero que vengan muchos y que todo salga bien; estoy la mar de nerviosa.

–No te preocupes, chiquilla; ahí estaremos.

–Ah, Juan, se me olvidaba: has ganado el segundo premio.

¡¡¡¡¡¡¡ ¡ Quéeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!

Ayer, sábado, llegamos a El Gastor a las 11 de la mañana, a tiempo de desayunar en casa de mi amiga Conchi. Me dijo que Pepe, el compañero del foro El recreo, que vive en la provincia de Alicante, había ganado el 3º premio; pero que se había excusado y no asistiría a la fiesta.

–Una pena, me hubiese gustado mucho conocerle y darle un abrazo – añadió.

-Y a mí también– respondí.

A las doce, nos fuimos al Ayuntamiento, el lugar de encuentro, y allí nos encontramos con Juan Manuel, un amigo de Puerto Real, miembro del comité de empresa de Navantia, y con Darío, un excelente amigo, nieto del famoso poeta de Algodonales, “El niño de las minas", silenciado por el franquismo, y Manuel García Sánchez, conocido por “ManuelG” en los foros literarios. Todos iban acompañados de sus familias.














Una vez reunidos los invitados, iniciamos la visita al pueblo guiados por mujeres de la asociación, recorriendo sus hermosas calles y visitando la casa- museo de José María “El Tempranillo”.































A las dos de la tarde regresamos al local multiusos de El Gastor, donde la Asociación de Mujeres “La ladera” ofrecía una comida para cien personas, a la que estábamos invitados los participantes en el programa. Unos entremeses variados y una deliciosa paella, preparada en el patio ante nuestros ojos por un excelente cocinero contratado por la asociación para el evento, nos alegraron el paladar y el estómago. La fruta, tarta y café completaron el almuerzo.


A

























A las cinco de la tarde comenzó el acto cultural para el que habíamos sido convocados.
La concejala de Cultura del pueblo hizo la presentación del acto y leyó los datos de participación. Felicitó a Conchi Postigo por el éxito de la convocatoria, ya que había multiplicado por veinte el número de relatos presentados en comparación con años anteriores y lo había convertido en certamen internacional, promocionando y dando a conocer en toda España y en América el nombre de El Gastor, un lugar pequeño y bonito habitado por mil ochocientas personas.

Luego, una joven, ganadora del premio local, leyó su relato. Un cuento muy emotivo.

Seguidamente, una mujer subió al escenario para leer el cuento galardonado con el tercer premio,"LUCÍA", el de nuestro amigo Pepe, que fue muy aplaudido.

A continuación me tocó a mí leer el mío, “FELICIANA”, el mismo que se puede leer un poquito más abajo en esta página, y sentí cómo me temblaban las piernas y la voz al enfrentarme al público. Pero estuve mucho mejor que en otras ocasiones.









Y, finalmente, un matrimonio subió para leer conjuntamente el relato ganador del concurso.Le pusieron tal énfasis a las palabras, tanto sentimiento, tanta emoción, que fue aplaudido por todos durante varios minutos.

Después de la lectura de relatos, dos hombres y una niña nos demostraron sus habilidades tocando la gaita castoreña, un instrumento único en el mundo que sólo se ve en este lugar, y que sorprende a todos los forasteros que tienen la ocasión de escucharla.

Seguidamente subieron Juan Manuel y Darío a recitar su poemas, y Manuel García leyó algunos de sus micro cuentos. Fueron unos poemas comprometidos con la sociedad, que pusieron como un nudo en las gargantas de muchos de los presentes, que escuchábamos emocionados.

La fiesta terminó con la actuación del Coro cantando toda clase de sevillanas, acompañado de guitarras y un tambor, mientras presenciábamos sobre el escenario a unas parejas de niños bailándolas maravillosamente.

Luego, ya de noche, mi mujer y yo nos fuimos con Conchi y su marido a tomarnos unas cervezas.

La nota triste, inesperada, inaceptable y fuera de lugar, incomprensible en una profesional de la política que ejerce su cargo en el Ayuntamiento, la dio la concejala de Cultura, del Partido Popular, quien, molesta por el hecho de que el tema del libro presentado, “La pista del Lobo”, tratase sobre los años siguientes a la Guerra Civil, narrando una página negra de la Historia de España que el autor quiere que se conozca y no se olvide, para que no se repitan los hechos; molesta por las poesías lorquianas recitadas, que contenían frases como “Podrán matar al hombre, pero no al poeta”; y furiosa por el tema de los relatos y poemas de compromiso social presentados al concurso y premiados, subió al escenario cuando acabaron los poetas y, cual si estuviese en plena campaña electoral, nos arreó una soflama que dibujó el estupor en la cara de todos los asistentes. Dijo:

“El año que viene quiero que escribáis mucho los del pueblo, y que no venga nadie a decirnos lo que tenemos que leer ni recordar; escribir cosas sobre el futuro, nada de llantos por muertes pasadas ni de mujeres maltratadas. ¡Ya está bien! A mí nadie me ha maltratado, la que sufra maltrato que lo denuncie. Hay que olvidar el pasado y mirar al futuro”

El público enmudeció, estupefacto. Los participantes se miraban unos a otros.Por respeto hacia la Asociación de Mujeres La Ladera, que nos había invitado y era ajena a la actuación de la concejala, permanecimos en la sala.

¡A sus órdenes, señora!

Y el año próximo escriba usted los relatos, ya veremos el éxito que tienen.

Sólo me queda agradecer desde esta humilde página a la Asociación La Ladera, por permitirnos participar en el concurso de relatos, por su amable recibimiento y compañía a lo largo del día, por todas esas atenciones que nos hicieron sentirnos entre amigos de toda la vida. ¡Muchísimas gracias!


domingo, mayo 25, 2008

EL VIEJO


Una mañana de marzo, al pasar por el parque, decidí sentarme en un banco solitario de hierro
forjado, situado frente al Sol. Abrí mi periódico y me dispuse a leerlo y disfrutar de aquella mañana espléndida, bajo un cielo completamente vestido de azul.

Al poco tiempo vino a sentarse junto a mí un hombre mayor, cincuentón, y me preguntó amablemente:
– ¿Le importa a usted que me siente aquí?
– De ninguna manera, por favor, siéntese usted donde quiera- le respondí, creyendo que el hombre deseaba estar acompañado para mayor seguridad, pues el lugar era conocido por los atracos a personas solitarias y no era extraño, pues, que este hombre prefiriese estar a mi lado, a pesar de que había libres otros bancos soleados en el Parque de La Victoria.


– ¿Se ha dado usted cuenta de que ya estamos en primavera?- preguntó el señor- ¡Fíjese en los verdes brotes que despuntan en las ramas desnudas de los árboles! Y aquellos gorrioncillos recogiendo palillos, ramitas y hojas secas para construir su nido de amor. Y esas bandadas de aves que regresan de lejanos países, cruzando el cielo para poner sus huevos y criar de nuevo en las charcas y lagunas donde el pasado año anidaron,
¡Mire usted cómo empiezan a salir pequeños capullitos en esos rosales, y se multiplican las margaritas y las florecillas silvestres! Dentro de pocos días todo estará lleno de vida: los árboles, con sus frondosas ramas cargadas de hojas nuevas, darán cobijo a miles de pajarillos, que con su continuo cantar alegrarán los oídos del paseante; los rosales abrirán sus capullos de rosas y, en comunión con otras flores, crearán un paisaje de diferentes colores y aromas, donde las plantas competirán entre ellas para elegir a la Reina.
Sobre ellas se posarán las mariposas de distintos colores y tamaños; las abejas exploradoras buscarán el néctar para fabricar la rica miel, y con el polen con que impregnarán sus patitas y sus alas fecundarán a otras plantas al posarse sobre ellas…

¡Joder, así no había forma de leer el periódico! ¡Aquel hombre no cesaba de hablar y me desconcentraba! Yo le escuchaba por educación, pero ya me estaba dando el coñazo y pensaba en irme a otro banco. Luego desistí de hacerlo: se notaba que el señor vivía solo y aprovechaba las pocas ocasiones que se le ofrecían para hablar y desahogarse con la gente.

– ¡Qué bonita es la Naturaleza!- proseguía el hombre, muy a pesar mío- Dentro de poco saldrán al recreo los jóvenes del Instituto, y con sus gritos y sus juegos llenarán los ahora desiertos rincones y alamedas del parque. Algunos se sentarán en estos bancos y se intercambiarán besos de amor, se abrazarán y se harán promesas, mientras juntan sus mejillas y huelen el aroma de su piel. Y probarán el dulce sabor de sus labios frescos y llenos de juventud, besándose apasionadamente… ¿Hay algo más bonito que el amor?

¿Me lo pregunta usted a mí?– contesté, un poco intrigado por las observaciones de aquel hombre-. Pues no lo sé, según: para algunos quizás sea eso lo mejor; para otros, quizá sea más importante un bonito coche, o una casa. ¡Hay tantas cosas bonitas en las que soñar…! No sé qué decirle. ¿Y para usted, qué es lo más importante?

– Una muchacha, un ángel de cara preciosa, enmarcada en una larga melena azabache. Siempre viene vestida con unos pantalones muy ceñidos, y se sienta sola allí, en aquel banco de enfrente, y estudia en sus libros o toma notas en sus cuadernos. ¡Le juro a usted que es lo más bonito que he visto! Me tiene trastornado… Me da vergüenza hasta el decirlo, porque es una chiquilla de diecinueve años, pero aquí vengo día tras día para admirarla, si esa suerte tengo, que a veces no viene, y ese día me pongo enfermo…

–Oiga, ¿y por qué no se lo dice usted a ella? Yo por usted, hacerlo no puedo. Compréndame-le dije asombrado por su desfachatez.

– Como le dije antes, joven, lo más bonito es el amor; lo más malo, es llegar a viejo. ¿Cómo voy a decirle a ella que la quiero, que me paso los días esperándola y luego, por las noches, no duermo? Me tomaría por un loco, por sádico, o por un viejo verde, cuando la verdad es que, simplemente, la quiero… Estoy tan trastornado, que he llegado a escribirle una poesía, en la que expreso lo que siento… Aunque, más que el amor, expreso en ella mi sufrimiento.


– ¿Una poesía?- le pregunté asombrado- ¿Y se la dio usted?
–No, no… No me atrevo. Se mofaría de mí. No por las palabras que he escrito, que ya se las habrán dicho muchas veces, sino por ser yo el autor: un viejo
– ¿Y por qué no se la da?- dije yo- Eso la halagaría, estoy seguro. Además, el no ya lo tiene, ¿qué más puede perder usted por hacerlo?

El pobre hombre sacó de su bolsillo una vieja cartera y extrajo de ella un papel cuidadosamente doblado.
–Aquí la tengo. De vez en cuando la leo; otras veces, romperla quiero; pero no lo hago porque me quedaría sin nada: sin la niña, que no la tengo, y sin el papel, en donde están escritos todos mis sueños… Cuando dentro de poco, a las doce en punto, salga la chica al recreo, compruebe usted mismo si no es verdad lo que digo. ¡Es para volverse loco! Que en la primavera todos los árboles se renueven y den brotes nuevos, se vistan de ramas verdes y de hojas nuevas, que corra por sus troncos la savia nueva…, ¡y que no podamos hacer lo mismo nosotros, los viejos!

Cuando a la hora citada por el hombre comenzó a salir la multitud de estudiantes, terminando de pronto con la paz y el silencio del parque, ocupando los bancos, el césped, y corriendo tras unas pelotas, me llamó la atención una joven morena de ojos negros. Lucía un pantalón vaquero azul, ceñido a su bonito cuerpo, moldeado a un precioso trasero que movía sensualmente al andar… Llevaba bajo el brazo una carpeta de libros y cuadernos.
Supe enseguida que era la protagonista de esta historia. Era en verdad bonita. Me quedé mirándola, prendado de sus largas piernas, sus pequeños y firmes senos… ¡Y esa forma que tenía de andar, de mover su bonito cuerpo!

–Tiene usted razón, amigo: es preciosa, ¡un monumento!
Me volví para felicitarle por su buen gusto, pero me contuve al ver los ojos empañados de lágrimas del pobre hombre.

La niña se sentó enfrente, en uno de los bancos de hierro, cruzó las piernas, puso sobre ellas su carpeta y sacó un cuaderno. Comenzó a escribir, ignorando que la estábamos observando dos hombres: con admiración un joven; enfermo de amor, un viejo.

– ¿Por qué no va y le da su poema?-le dije para animarle un poco, pues, la verdad, me daba pena.
– ¿Usted cree?- contestó esperanzado.
– Inténtelo, ¿no la escribió para ella?- insistí.


El hombre se levantó del banco y con paso inseguro se acercó a ella y se sentó a su lado. La miró y con voz entrecortada, muy agitado, le dijo:
– Señorita: vengo observándola desde hace varios días, meses…, mucho tiempo, y el motivo de haberlo hecho, decírselo con palabras no puedo. Lo he escrito para usted y aquí se lo entrego. Léalo, por favor, y no se ría usted de mí, pues lo que escribo es muy serio.

La chica, sorprendida, tomó el papel cuidadosamente doblado de las manos de aquel desconocido, lo desplegó y comenzó su lectura, mientras el hombre la miraba tratando de adivinar, por sus gestos, la impresión que en la joven producía su poema.

– Es muy bonita. ¿La escribió usted?

El hombre asintió con la cabeza, mientras su corazón latía con tal fuerza y era tanta su emoción que parecía que le iba a explotar el pecho.

– ¿La ha escrito usted para mí?- le preguntó la joven mirándole directamente a los ojos-. Me siento muy alagada y, de verdad, se lo agradezco; pero comprenderá que yo no me tome esto en serio. Usted está pasando por un difícil trance, un mal momento… Es la edad, la nostalgia de otros tiempos. Aquéllos en los que siendo usted un buen mozo, un muchacho apuesto, recibía respuestas de amor a sus reiterados intentos. Ahora quiere demostrarse a sí mismo que aún es capaz de conquistar, que es un buen amante, en fin, que se niega a envejecer. Eso pasará, no se preocupe, les pasa a todas las personas de una u otra forma: a nosotras con la menopausia; a los hombres…, no lo sé, pero debe de ser eso. Guardaré su poema porque es bonito, y cuando lo lea me acordaré de usted; aunque no como usted quiere que le recuerde, sino como a un hombre bueno, un hombre que necesita afectos. ¡Gracias, señor!

El pobre hombre no decía nada. ¿Qué podía decir, si había metido la pata hasta el cuello? Ya no tenía remedio. Se sintió ridículo ante la bella dama, y de lo que ella dijo, la verdad, ¡no entendió nada!
La joven estudiante recogió sus cosas y se marchó hacia el Instituto, dejando solo, anonadado al pobre viejo.

No pude soportar la tensión del momento y me fui hacia el centro del pueblo. Al pasar junto a la puerta del Instituto vi el papel del viejo tirado en el suelo. Lo recogí.
Hoy, buscando unos documentos, he encontrado entre mis papeles la poesía que escribió aquel hombre hace ya tanto tiempo. Nunca más lo vi en el pueblo. Unos dicen que murió a los pocos días, atropellado por un tren; otros dicen que fue él quien se arrojó a la vía…
He cogido el papel en mis manos y leo:


EL VIEJO
¡Aquí viene mi niña!

Con su pantalón vaquero
y su carita preciosa,
sus ojos grandes, muy negros.

Ella es todavía una niña

y, para ella, yo soy ya viejo
pero al verla me hace sentir
algo muy fuerte por dentro.

Es algo que me quema
que me llena de sufrimiento
Ella es tan bonita...
y tan lindo su cuerpo...

¿Por qué nací yo tan pronto?
¿Por qué me hace sentir viejo?
¡Si mi corazón es joven!
¿Por qué no lo es mi cuerpo?

Bendita seas chiquilla
por hacerme sentir lo que siento.
Al verte, me siento joven,
y mi corazón late de nuevo.


Su mirada es inocente,
su sonrisa es… ¡de ensueño!
Su boquita, ¡qué preciosa!
Su cuerpecito, madre… ¡qué cuerpo!

Cuánto me gustaría besarla,
acariciar su carita, estrechar su cuerpo…
Pero es todavía una niña
y a su lado soy yo viejo.


Su cara es tan bonita,
y tan precioso su cuerpo,
que, aunque viejo, yo te digo:
Mi niña... ¡Cuánto te quiero!


Del libro "Nostalgia", Registrado en el RPI, de Cádiz, en 2005. Nº 1632
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martes, mayo 13, 2008

A LOS POETAS MUERTOS


En las jornadas culturales organizadas con motivo del 1º de Mayo en Puerto Real por el sindicato CAT, tuve el privilegio de escuchar un recital de poesía. Fueron media docena de poetas los que lograron emocionarme con sus versos.
De entre ellos, guardo este poema que su autor, Darío Perez Carvajal, dedicó a su abuelo, conocido como "El niño de las minas", un poeta de Algodonales silenciado por el franquismo, de quien Darío ha heredado su arte, su nobleza y sus principios.


A LOS POETAS MUERTOS

Le mataron por la espalda,
con una bala certera.
Pudieron matar al hombre

Pero no al poeta.

Quisieron callar las voces
que sembró por la alameda;
matar los cantares del pueblo
que al cantar llora su pena.


Pudieron matar al hombre
pero no al poeta.

Y volverán algún día
con cualquier excusa nueva
pues solo están acechando
con la mano en la escopeta.
Esperan que nazca la hierba
y cuando está bien crecida
con sus guadañas la siegan.

Pudieron matar al hombre
pero no al poeta

Pues bien,
¡Aquí está mi pecho¡
¡Aquí esta mi cabeza¡
o si venís cobardes, mi espalda
¡aquí están mis letras¡
que yo escribo con la sangre
de los hijos de la tierra.

Podréis matar al hombre
pero no al poeta



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jueves, mayo 08, 2008

UN HOMBRE DEL PUEBLO

Alguien ha escrito que nosotros, los humanos, somos como un prado en primavera. Un prado está poblado de millones de plantas diferentes: de hojas alveoladas o redondas, enhiestas como lanzas, o lacias como el cabello de las dulces princesas ensoñadas. Sus flores, variadas y perfumadas, impregnan de colores y aromas la campiña. Sus tallos pueden ser finos o espinosos, macizos o huecos. Distintas especies conviven en paz y armonía solidariamente. Observarlas es fuente de inspiración para pintores y poetas; conservarlas es vital para el planeta que las contiene. Y para todos los seres vivos.

Y, a veces, entre todas ellas, descubrimos una que nos llama la atención y nos obliga a acercarnos para estudiarla de cerca. Admiramos su forma, su belleza, ese toque especial que la ensalza sobre todas las que la rodean.

Sucede lo mismo con nosotros, los humanos.Nos cruzamos en las calles con millones de seres anónimos, a los que ni siquiera miramos. Trabajamos rodeados de personas que tienen distintas ocupaciones y salarios; vivimos en bloques de pisos, donde apenas conocemos a nuestros vecinos e ignoramos sus problemas, sentimientos y aficiones; pero aunque seamos diferentes, todos debemos colaborar juntos y unir nuestros esfuerzos para sacar adelante al país, a la empresa o el edificio en que vivimos.

Y, a veces, lo mismo que sucede con las plantas de los prados, uno de entre nosotros destaca por algo y todos nos acercamos para conocerlo, y nos quedamos embelesados admirando sus cualidades, sus conocimientos, sus obras… Y nos preguntamos: ¿Cómo es posible que existan personas así en nuestro entorno y no lo sepamos? ¿El amor al dinero, el afán de consumir, o de ostentar, nos vuelve tan egoístas, tan inhumanos, que nos empuja a ignorar a las demás personas?

Hace unos días, con motivo de Las Jornadas Culturales que organizó el Sindicato Autónomo de Trabajadores (CAT) de Puerto Real, asistí a la exposición de una colección de esculturas talladas en madera de Teca, y conocí al autor:

Manuel Losada Aguilar es un vecino de Puerto Real. Lo que hace lo ha aprendido solo,es por tanto autodidacta. Siempre ha estado interesado en el dibujo.Todo comenzó cuando, hace ya algunos años, se entretenía durante el tiempo de descanso en realizar figuras en corcho corriente, el mismo que se usa en los embalajes. Al ver lo que era capaz de hacer con aquel material desechable, sus compañeros de trabajo lo animaron a pasarse a la madera. El resultado está a la vista: animales, figuras humanas, relieves...
Este ha sido el segundo año consecutivo que participa en las Jornadas Culturales presentando sus obras. Ni que decir tiene que para mí ha sido un honor conocerle.

Manuel es un hombre que conduce una máquina elevadora, una carretilla mecánica de ésas que se emplean para cargar o descargar los camiones introduciendo unas largas uñas en los palés que contienen la carga. Manolo es un empleado más de los cientos que componen la plantilla de los astilleros de Navantia, en Puerto Real.Un hombre trabajador, humilde, amable, sonriente, servicial…

Y en sus ratos libres se distrae transformando tacos de madera en preciosas esculturas, usando para ello solamente sus manos y un formón. ¡Sus manos!




La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad, moved las manos en un gran oleaje,
hombres de mi simiente
.”


"Ante la aurora veo surgir las manos puras
de los trabajadores terrestres y marinos,
como una primavera de alegres dentaduras,
de dedos matutinos."


"Endurecidamente pobladas de sudores,
retumbantes las venas desde las uñas rotas,

constelan los espacios de andamios y clamores,
relámpagos y gotas."

"Conducen herrerías, azadas y telares,
muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,
y construyen, si quieren, hasta en los mismos mares
fábricas, pueblos, minas."



"Estas sonoras manos oscuras y lucientes
las reviste una piel de invencible corteza,
y son inagotables y generosas fuentes
de vida y de riqueza."

Miguel Hernandez.

MANUEL LOSADA, UN HOMBRE DEL PUEBLO, UN HONOR CONOCERLO.


jueves, mayo 01, 2008

1º DE MAYO

Hoy celebramos la fiesta del 1º de Mayo, Día de los Trabajadores, y en las grandes ciudades se verán grandes manifestaciones lideradas por CC. OO. y la UGT, los sindicatos más "representativos" de la clase obrera.

¿Representativos? ¿A quiénes representan?

Esos sindicatos ya no son lo que eran, y sus lideres lo saben; los trabajadores también.Por eso hoy la inmensa mayoría de trabajadores buscará el campo o la playa y pasarán de ellos.

Veamos: antes del 14 de diciembre de 1988, día de la 1ª y única huelga general promovida por la U.G.T contra sus propios compañeros del Gobierno socialista, a la que se unieron los demás sindicatos aprovechando el tirón, los sindicatos eran independientes: no dependían de nadie, se mantenían con las cuotas de los afiliados, con las que pagaban el alquiler de sus locales, la luz, los bogados y todos los demás gastos. Para ello eran necesarias las campañas de afiliación y concienciación de los trabajadores, se montaban casetas en las ferias en las que trabajaban voluntarios y cuyos ingresos se destinaban a cubrir los gastos de los sindicatos.

Para lograr la afiliación, los sindicatos debían demostrar que trabajaban a favor de los trabajadores, exigiendo mejoras salariales, seguridad en los puestos de trabajo, luchando para eliminar los contratos basuras y contra la eventualidad en el empleo. Precisamente la huelga del 14 D fue a causa del decretazo del Felipismo contra los trabajadores, rescatando la figura de la Empresa Temporal, el prestamismo laboral que Franco eliminó por ley en el año 1972. Sí, el Régimen de Franco consideró que no era válido que una persona se enriqueciera prestando a trabajadores a las empresas y obligaba a éstas a contratar directamente al personal necesario y hacerlo fijo en la empresa después de seis meses de trabajo.

¡Y ahora llegaban los que se disfrazaban de trabajadores llevando cazadora de pana y camisa abierta en los mítines a imponer de nuevo el prestamismo laboral!

De ahí surgieron los contratos llamados basura: contratos por horas, por días, por fines de semana… Y eso no lo podían aceptar los sindicatos si no querían desaparecer de la vida pública. Por eso Nicolás Redondo, el más honrado de los representantes de la clase obrera que ha parido madre, se enfrentó a sus propios compañeros y amigos del PSOE y les conminó a rectificar o paraba el país. Ésa fue la huelga general del 14 D, diez millones de trabajadores, el mismo número que habían obtenido en votos en las elecciones para alcanzar el Gobierno, fueron a la huelga y el Gobierno se sintió tocado.

¿Qué pasó luego?

“Si no puedes con tu enemigo, únete a él”. El Gobierno de Felipe Gonzalez incluyó en los presupuestos del Estado unas sumas enormes para pagar las nóminas y gastos de los sindicatos; les concedió los antiguos locales sindicales del sindicato vertical franquista, y la gestión del dinero para los cursos de formación profesional.

De este modo, de un plumazo, el Gobierno felipista convirtió a los molestos sindicatos en colaboradores del Gobierno, en parte del sistema político que mantiene a la clase trabajadora en las condiciones actuales. Ya no son necesarios los afiliados: los ingresos proceden del presupuesto nacional. Da lo mismo que los afiliados sean cien que ochenta, que se den de baja o no; el dinero les llueve por otros canales. Ahora no deben preocuparse por pagar alquileres ni gastos de luz ni de personal, incluso se permiten contratar personas para impartir cursos. Todo eso se paga con dinero público.

Por eso ya no hay esas huelgas generales, por eso sigue la misma basura en los contratos, la eventualidad y la discriminación laboral. Ningún perro muerde la mano que le da de comer. Emulando el sistema castrista cubano, los Secretarios sindicales se pegan a sus sillones durante años (el de CC.OO de Jerez, lleva desde el comienzo de la democracia en el sillón).Lo controlan todo para permanecer en sus puestos. ¿Quién los elige?¿Quién los vota?

Y hoy seguramente veremos en los telediarios a los líderes de los grandes sindicatos al frente de las manifestaciones exigiendo cosas. ¿A quién le exigen? ¿Contra quién protestan, si ellos son colaboradores del sistema gobernante que causa la situación que obliga a la protesta?

Frecuentemente, los Sindicatos firman acuerdos sin consultar con los trabajadores en huelga y entonces se ve la distancia que los separa, como en el caso de los funcionarios de Justicia, en que firmaron acuerdos que luego nadie aceptó.

Un modo más interesante y más útil de celebrar el 1º de Mayo es el del Colectivo Autónomo de Trabajadores, un sindicato con presencia activa en los astilleros de Navantia de Puerto Real. Los pasados días 28 y 29 de abril, con motivo de la celebración de esta fiesta obrera, organizó unas jornadas culturales.

El primer día fue exclusivamente cultural: un recital poético, una exposición de esculturas de madera y una presentación de libro.

La segunda jornada ofrecía una tertulia de gran importancia social, cuyos ponentes eran experimentados profesionales de la docencia en Institutos de Enseñanza Secundaria y escuelas de FP. El tema a debatir era la Formación. Como sindicalistas, el CAT intenta dar una una respuesta a la pregunta:

Muchos cursos de Formación, pero… ¿Qué pasa después?

Lo que sucede después, todos lo sabemos: los organizadores cobran por hacerlos y los estudiantes siguen en el paro porque nadie los necesita.Entre otras cosas, se dijo en el coloquio que no hay comunicación entre las empresas y los que imparten los cursos; se da el caso de que una empresa necesite delineantes y los cursos que se están dando sean de soldadura; que se busquen técnicos empresariales y se den cursos de idiomas, y así por el estilo.

Pero no importa, los sindicatos y los ayuntamientos que organizan los cursos cobran por cada alumno, y eso es lo que buscan. El alumno, que se las apañe luego.

También se habló de lo que supone el intrusismo en la enseñanza por parte de estos organizadores de cursos: perjudican gravemente a la sociedad, al sistema educativo y a los mismos trabajadores que intentan reciclarse.

Una escuela de Formación Profesional dispone de los medios más avanzados para impartir enseñanza: locales, profesorado, máquinas y materiales. Un alumno de esos centros sale después de tres años perfectamente preparado para desempeñar una labor profesional en su especialidad en cualquier empresa nacional o europea. No escatiman medios personales ni materiales.

En cambio, los intrusos en los cursos de formación, alquilan un local y contratan a un monitor por dos meses y en ese tiempo pretenden que el alumno aprenda una profesión.

Se mencionó en el debate una ciudad en donde imparten cursos de calderería y como no disponen de talleres ni de planchas de hierro ni máquinas para cortarla y plegarlas, hacen los ejercicios con láminas de papel.

No importa que luego no sepan por dónde comenzar y que el empresario los eche a los diez minutos de comprobar lo que saben: el intruso ha cobrado por cada alumno del curso.

Y así nos va. Luego se extrañan de que la juventud esté desencantada, que no quiera trabajar, que no quiera estudiar, que pase de todo.

De eso nadie hablará hoy en las manifestaciones, al contrario: pedirán más cursos de formación.

Las intervenciones de los ponentes me parecieron muy interesantes, muy sinceras y realistas. Solo falta que las autoridades competentes en la materia las escuchen y tengan en cuenta.

La iniciativa del CAT de celebrar estas jornadas me parece genial, mucho mejor que la otra de ir dando gritos por la calle un día al año y luego olvidarse del tema. Por que los problemas seguirán ahí mañana.

Más vale que en vez de salir rutinariamente cada año tras la pancarta en las ciudades, los sindicatos se preocupen de defender los intereses de los trabajadores, de exigir a las empresas que todos los que demuestren capacidad para realizar un trabajo sean bien recibidos y cobren un salario idéntico al que cobran los trabajadores fijos que realizan ese mismo trabajo, y no decirle a los nuevos que llegan procedentes de un centro universitario o de F.P que como no tienen experiencia cobrarán el salario mínimo interprofesional. Hacer eso, los desilusiona, les hace perder la fe en ellos mismos y en la sociedad. Hay que incentivarlos y demostrarles que son necesarios, que las empresas cuentan con ellos para crecer y permanecer activa.

Yo creo que si una persona es capaz de realizar el mismo trabajo que otra, debe cobrar lo mismo. No importa de donde venga ni el tiempo que haya trabajado antes. Otra cosa distinta es que el aspirante al empleo no sepa trabajar, que venga de un curso impartido por intrusos: en este caso no sabrá desarrollar el mismo trabajo que los demás y se entendería que el empresario no lo valore al mismo nivel. Pero al que es capaz de realizar su trabajo bien, se le debe pagar lo mismo que a quienes reemplazan. Es corriente ver a ingenieros técnicos con un contrato de becarios y un salario de 9000 euros realizando el trabajo de personas que cobran los 30,000 mil euros anuales; es muy común contratar a una persona para reemplazar a un técnico que está de baja laboral , pagándole la tercera parte del sueldo del enfermo a pesar de realizar su mismo trabajo.Eso es lo que deberían impedir los sindicatos, eso es lo que no deberían permitir que ocurra en las empresas los representantes de los trabajadores.

En fin, un año más. ¡Viva el 1º de Mayo!