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Tengo aquí al lado el enlace al blog del amigo Antonio, psicólogo y profesor en la Universidad de Málaga, actualmente jubilado, según podrán leer en su perfil, que viene presentando desde hace un tiempo unas magistrales reflexiones sobre temas importantes que nos afectan en nuestro modo de vivir. Para abrirles el apetito les dejo aquí su último artículo: La duda.
LA DUDA, por don Antonio Porras.
“La duda es la madre del conocimiento”
Si no dudas, si no te preguntas y buscas respuestas no creces. Si no dudas te estancas porque ya crees que lo sabes todo. Aunque creas que ya has llegado a la verdad, aunque creas que el recorrido del camino terminó, piensa que tu conocimiento y tu capacidad son limitados y no abarcan el todo, que después de esto hay algo más, algo que posiblemente no has llegado a comprender aún, porque tus conocimientos no se han dispuesto para ello, no han creado la estructura que pueda soportar ese conocimiento.
Existe, pues, la duda estéril y la fecunda. La duda estéril es aquella que no se pregunta y, si lo hace, no busca respuesta, es conformista, se da por satisfecha con lo conocido, con lo cotidiano y desaparece.
La fecunda se siente preñada por la pregunta, se cuestiona y busca respuestas hasta satisfacer su curiosidad y resolver el enigma. La fecunda tiene conciencia de que solo progresa si resuelve la duda, para encontrar otra duda al la vuelta de la esquina, otra ventana abierta desde donde mirar el mundo.
Las verdades incuestionables nos atrapan y condicionan la evolución, nos postran ante otros que se definen poseedores de la verdad absoluta y nos lo creemos y caemos en sus garras, bajo su poder y voluntad, que no es otra que limitar nuestro conocimiento y crecimiento para que ellos se sientan grandes comparativamente y se crean con el derecho a pensar por nosotros… si acaso, son creadores de dudas estériles que mueren en el acto.
¡Pan y circo al pueblo para que no piense!
No sé, puede que lo que digo no sea del todo cierto, pues mi conocimiento es limitado… a lo mejor las cosas son de otra forma…pero ahora lo veo así.
Me encuentro algo alterado desdehace unos días, pues muchas cosas anómalas me han sucedido en poco tiempo, y yo, que soy de naturaleza… (Ahora que lo pienso, ¿de qué naturaleza soy?). En fin, que me afectan de forma especial las cosas.Por ejemplo: esta pasada semana guardé mi orgullo en un cajóncito, y me decidí a recomponer la amistad que me unía a una persona a la que tengo especial cariño; pero fue un error, pues mis alegaciones no la convencieron, al final empeoré las cosas, y ahora sí que lo tengo difícil. Me pasé dos días con sus noches (cuarenta y ocho horas justas) dudando entre meterle fuego al monte desde aquí hasta Ronda o correr a verla y postrarme a sus pies y despojarlos del olor de los tenis a base de besos; pero luego pensé: ¿y si encima de ir hasta allí me araña y me deja los ojos opacos como la caca de un pavo? Y no, eso no: no podría escribir luego. En fin.
Resulta que el otro día, mientras dudaba entre convertirme en pirómano o en galante caballero, recibí un correo acompañado de una relación de preguntas a las que deberé responder próximamente en un programa de radio después de hablar sobre mí, mis proyectosy mis circunstancias.
El cuestionario se nota que está redactado dando por sentado que toda España es católica, y no toma en cuenta el hecho de que viven en ella cuatro millones de musulmanes, ni de que más de la mitad de los españoles que declaran a Hacienda pone una x en la casilla “Temas sociales” en lugar de“Para la Iglesia Católica” a la hora de destinar parte de susimpuestos.
Por eso aparecen preguntas como “¿Cree usted en la inmortalidad del alma?” Y la verdad es que me siento incómodo, pues lejos de mí la intención de desairarles; pero yo no lo tengo claro del todo. Ni creo que nadie lo tenga.
Dado que no deseo causar mala impresión ni faltar al respeto al entrevistador, me he preocupado de buscar argumentos para responder conforme a mis convicciones argumentando con las suyas, y dónde mejor que hacerlo que en la Biblia, fuente de la que bebe la Iglesia para promulgar sus dogmas y enseñanzas.
Pero alguien dijo hace siglos que con la Biblia en la mano hasta el Demonio probaría su inocencia. Y es cierto: existen tantas contradicciones en ella que lo que dice aquí se contradice allá. Pasa lo mismo que con las pólizas del seguro: A) La compañía abonará 30 euros diarios por la retirada del permiso de conducir.
B) Salvo cuando dicha retirada se efectúe por contravenir la Ley.
En un lugar dice que “el alma es la sangre”, que da la vida, y por tanto debes respetarla y no comerla ni derramarla. De ahí se han sacado los Testigos de Jehová el asunto de negarse a las transfusiones.(Levítico, cap17; vers11)
En otro sitio dice que “el alma es el aliento de vida” que Dios insufló en Adán y en todos los animales”.(Génesis, cap 2, vers 7)
Y en el libro de Eclesiastés, capitulo 19 nos responde a la pregunta sobre la inmortalidad del alma:
“Lo mismo que le sucede al hombre le sucede a la bestia: ambos perecen y van al suelo, y con él ese día mueren todos sus pensamientos. Lo que tengas que hacer hazlo ahora y disfrútalo, porque nadie ha regresado luego a ver qué se hace con su obra. Una cosa yo he visto: que no hay nada mejor que el hombre coma y beba y disfrute con el fruto de su trabajo. Ése es el don de Dios.”
Pero en otro sitio dice que “El alma es espíritu, y éste vuelve a Dios”, lo que induce a la Iglesia a decir que el alma es inmortal y que nos espera otra vida espiritual en el más allá. Teoría ésta refutada en el Apocalipsis, donde dice que “sólo serán ciento cuarenta y cuatro mil los elegidos de entre los creyentes para estar en espiritu sentados junto al Trono de Dios. El resto vivirá en la Tierra, que jamás será destruida, sino sólo los hombres inicuos.”(Apocalipsis, cap.7, vers 4)
Yo no estaré entre los elegidos. Seguro.
Pero hay otro pasaje bíblico al que se aferran los creyentes en la Reencarnación, que son muchos, incluida nuestra Lola Flores (Hola Lola, qué tal. Si estás por ahí envíame algo bueno de lo que sabes más me gusta).
Ese texto cuenta la historia de unos apóstoles que iban camino de la ciudady les alcanzó un hombre que iba al mismo lugar. No le conocían de nada; pero entablaron conversación con él y al cabo del tiempo descubrieron, por la forma de hablar, de partir el pan y las metáforas que decía para apoyar sus enseñanzas, que era Jesús, el crucificado.(Evangelio Lucas, cap24; vers del 15 al 31)
Es decir, que el espíritu de Jesús, o sea: su alma, se había reencarnado en otro ser humano.
Pues esta versión es la que más se acerca a la opinión científica que dice que la materia no se pierde, sino que se transforma. Y lo mismo dice de la Energía. O sea: un cuerpo animal se muere y se descompone, o se convierte en alimento de otros seres que lo excrementan y se tornan en materia de abono, excremento que succionan las plantas y la transforman en…. Y así sucesivamente.
El agua se calienta y se transforma en vapor, que a su vez se convierte en energía capaz de mover una turbina que transforma su movimiento giratorio en electricidad, y ésta se convierte en luz, oen frío, que condensa el aire y lo convierte en agua; o en calor que hace hervir la olla y convierte en vapor y aroma el contenido, o hace girar de nuevo otra turbina y produce energía eléctrica.
O sea, la pescadilla que se muerde la cola.
Y yo me pregunto: ¿No encuentran otra pregunta sobre un tema más actual?: La ley del Aborto, la de Dependencia, la Crisis, el color del caballo blanco de Santiago…o por qué los ángeles tiene alas y van vestidos de blanco.
Yo creo que mi idea se acerca más a esa de la Reencarnación, pues a veces siento que he vivido antes, y creo reconocer lugares donde jamás he estado. Especialmente tengo grabada en mi mente una escena que revivo muchas veces como si fuera real:
Un lugar junto a un caminoen medio de un bosque de alcornoques. Yo estoy solo delante de una enorme roca, y, enfrente, media docena de militares franceses, vestidos con sus casacas azules y pantalones blancos,me apuntan con sus fusiles largos. De pronto un oficial se acerca y me y pregunta:
—¿Quelle est vötre derniere volonté?— y al comprobar que no entiendo ni papa tiene el amable gesto de traducir —: ¿Qué desear para su última voluntad?
—Que apunten hacia otro lado, mi general.
—No posible. Usted no ser persona serieuse
Y, sin concederme otra oportunidad, alzó su sable y lo bajó de pronto gritando: ¡FEU!
Oye, que me envió una andanada que me tiró de espaldas contra la roca, el cabrón.
Y aquí estoy desde mitad delsiglo XX, sintiendo en mis carnes como un pinchazo cada vez que leo que han disparado contra alguien.
Los peores años fueron los 60 y 70, cuando el general Franco movía el café con su cucharilla mientras leía la lista de condenados que le presentaba su ayudante de cámara. Se fijaba en los nombres y de vez en cuando alguno le llamaba la atención y preguntaba:
— ¿Y a éste porque lo detuvieron?
—Era un bocazas, mi general
—¿Porque insultaba al Gobierno o escribía sobre él?
—Cantaba
—¿Y éste otro?—decía señalando con la cucharilla otro nombre.
—Ese era maestro, mi general: sabía demasiado.
—¿Y éste?
—Ése tenía un par de cojones, mi general; no entiendo porqué lo han puesto en la lista.
—¡No entiende! ¡No entiende! Es un anormal pervertido; lo natural es tener sólo uno.
Y, enfurecido, tomó la dorada pluma Parker que le había regalado Hitler y firmó la sentencia de muerte, derramando el café y gritando—: “¡Ningún siervo debe sermayor que su amo!”, es ley natural.
Me pregunto qué hubiera hecho el General con este policía de la brigada especial antinarcóticos que, según publica el periódico de hoy, han detenido sus compañeros por haber robado un saco de cien kilos de droga (en el mercado alcanzaría el valor de cinco millones de euros), que estaba confiscada en los sótanos de la Jefatura de Policía sevillana. Nada bueno.
Y, bueno, podría seguir contándoles cosasde mis anteriores vidas, pero hoy es domingo y no deseo privarles depasarlo bien con sus familias.FELIZ TARDE
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas”.Sidhartha Gautama (Buda)
Un suplicio, eso significa para mí salir a la calle, pues siempre me preguntan lo mismo cuando me encuentro con algún conocido: "Y de aquella mujer tan bella, ¿qué sabes de ella? ¿Está bien, la has vuelto a ver o la has olvidado?" Depredadores del sentimiento humano, inquisidores, cuyo único afán es dar a su morbo alimento a costa de reabrir las heridas que me produce tu recuerdo.
Pienso en ti, sí, lo acepto; pero son breves momentos esos. Ocurre cuando en el silencio de la noche contemplo desde mi cama algún lucero burlándose en el firmamento oscuro. Entonces te recuerdo acostada a mi lado, la ventana abierta y el brillante astro reflejado en tus ojos negros observándome mientras cubro tu cuerpo.
Sí, muchas veces pienso en ti; pero enseguida me apresuro a olvidarte, pues doloroso es pensar en que pueda ser real algo tan dulce, tan maravilloso como improbable. "Somos incompatibles, nuestra relación nos hace daño a ambos; mejor es que me olvides”, me dijiste con esa voz entre cínica y dolida, justificando tu alejamiento, despidiéndome y despidiéndote a ti misma.
Y la gente, insensible, me pide que le hable de mi corazón, de mis atribulados sentimientos, de mis futuros proyectos, ¡ja, ja, ja! Como si aún hubiera futuro posible. Y yo, estúpido de mí —¿a quién quiero engañar?—, les afirmo tras inflar mi pecho que ya todo acabó, que te olvidé, que una ventana se abre cuando otra se cierra, que nunca lloro por una mujer habiendo tantas otras.
Pero lo cierto es que yo pienso en ti en la oscuridad de la noche, cuando nadie ve que pican los ojos y se tornan llorosos; entonces me giro e intento olvidarte, pero es en vano: la almohada me transmite tu aroma, y el colchón me indica el hueco, ése que te cobijaba cuando ambos fundíamos nuestros cuerpos. Y, furioso, muerdo la almohada donde esparcías tus cabellos.
Todos me preguntan cuando estoy en el bar si aún pienso en ti, si sigo contigo, si me amas o estás con otro… Ellos bien lo saben, pero es el morbo lo que les incita, el placer de ver sufrir, de ver llorar a un hombre que jura nunca haber llorado. Y yo entonces me echo a reír y exclamo:¿Llorar? ¡Jamás! Soy un hombre de vello en pecho, me visto por los pies, y no tengo tiempo para esas niñerías.
Y bebo y bebo…, bebo con ellos para justificar el picor que siento en mis enfebrecidos ojos.
En esta entrada quiero presentaros a una compañera del Colectivo Aldaba: María Dolores Díaz y Nieto, "Mado” para los amigos, artista mexicana cuyo enlace encontraréis en la columna izquierda de esta misma página, pinchando en una de sus pinturas.
Mado es una señora que camina por los senderos otoñales de la vida y por donde quiera que pasa va dejando tras ella una estela maravillosa de hojas de variados matices y géneros: la exposición de su Arte para que todo el que pase por el camino pueda aspirar su aroma y disfrutar de su colorido.
Nada la detiene en su afán de vivir la vida y alcanzar sus sueños. Además de realizar su labor profesional, que la lleva a dar numerosas conferencias en su país, tiene otras actividades enriquecedoras del alma:
Su amor por la Literatura la convierte en una excelente poeta y escritora que ha publicado varios poemarios y una novela: “El Ángel”
En su afán de encontrarse con la Pintura, ha expuesto sus cuadros en varias ciudades europeas, entre ellas Écija, (Córdoba).
Es una excelente fotógrafa, reconocida en Ciudad de México, y se dedica también a poner letra a videos de artistas famosos como los que muestro a continuación:
A Mado la conocí gracias al Colectivo Aldaba, hace año y medio. Un día publiqué aquí un artículo sobre mi pueblo, Algar, cuyo fundador, don Domingo López de Carvajal, llegó de México con una imagen de la Virgen de Guadalupe y le construyó una ermita y una aldea, que entregó en el año 1776a las noventa familias más pobres de la Sierra de Cádiz.
Mado leyó el artículo y, siendo ferviente devota de la patrona de México, se interesó por la historia y me escribió. Desde entonces mantenemos el contacto.
Hija de padre gallego y madre vasca, es a su vez madre de dos hombres gemelos desde hace 40 años, y de una hija que cuenta 37. Ellos, según afirma Mado, han sido sus mejores maestros
.
Vaya desde aquí mi enhorabuena a Mado por tantos éxitos merecidos, por su espíritu joven y emprendedor y su felicidad, muy agradecido de que me considere uno de sus numerosos amigos.
Esto que les voy a contar no es un cuento, valga la redundancia. Ni tampoco el título significa el sonido de un gas que se fuga a plena luz del día en el interior de un ascensor lleno, obligando a sus ocupantes a mirarse sospechosamente unos a otros.
Sucedió en el último viaje de mi jornada de trabajo como revisor en el tren de cercaníasque cubría la línea Aranjuez- Madrid-Atocha, el día3 de diciembre de l999, a las siete de la tarde,31 minutos y doce segundos. Para que luego digan que he perdido la memoria. Pues no, nada de eso, recuerdo perfectamente todos los sucesos de mi ajetreada vida, y especialmente a todas aquellas personas que me han tratado bien, o me han hecho daño, a lo largo de mis últimos sesenta años; todo lo llevo grabado en un rinconcito situado debajo de mis cabellos y sobre mis cejas.
Rebobinemos la cinta de la Historia y detengámonos en ese tren:
Hacía casi dos horas que había anochecido, el tren estaba lleno de viajeros silenciosos que regresaban a sus hogares tras una larga jornada de trabajo, observándose unos a otros directamente, o con disimulo a través del reflejo producido en los oscuros cristales de las ventanas. El aire estaba cargado a causa de la calefacción, del aliento y de los diferentes oloresde tantas personas. Por la ventana pasaban velozmente las luces de los edificios en dirección contraria. El termómetro del vagón informaba de la temperatura en el exterior: 5º C.
A esas horas, yo estaba hasta la coronilla de picar billetes, y sólo deseaba llegar a Atocha, entregarle el informe a mi jefe y coger el Metro para bajarme en Cuatro Caminos y refugiarme en mi casa en la calle Bravo Murillo (perdonad que no os dé el número, pero mi intimidad es sagrada).
Habían pasado cuatro minutos desde que salió el convoy de la estación de Getafe cuando vi sentado en un rincón junto a una puerta a un hombre que me llamó la atención por su aspecto desaliñado. "Otro rumano sin papeles", pensé. Me acerqué a él y le pedí el billete:
—No billete, no pesetas— me dijo el personaje, abriendo mucho los ojos y sacando los forros de los bolsillos para demostrar la veracidad de lo que afirmaba.
—Pues si no tiene usted dinero, ¿por qué ha subido al tren? O paga el billete, o se baja en la próxima.
— No, yo no bajar, no pagar, usted hacer lo que quiera. A mí, psss...
Y yo me quedo pasmado ante la osadía del sujeto. “¡A mí psss…”, me dice el tío, encogiéndose dehombros!
En esto que veo al fondo del vagón al vigilante juradoque pone RENFE a mi disposición para estos casos.Cuando me mira le hago señas de acercarse con la mano, yel hombre se abre paso a codazos entre la gente que ocupa el pasillo.
—¿Qué pasa aquí? — espeta con la respiración agitada el recién llegado, un chaval de 27 años queapenas cabe dentro de su uniforme porque cada día pasa tres horas en el gimnasio alzando pesas antes de iniciar su turno de trabajo en RENFE. Y yo le miro, levanto los hombros y digo:
—Este señor, que parece ser un inmigrante, un insolvente, y le pido el billete y dice psss….
— Ah, ¿sí? Y qué va usted a hacer con él
—Psss…
—¿Psss…?
—A ver, qué quieres que haga si no quiere pagar y ya estamos llegando a Atocha. ¿Denunciarlo?
—Psss…
—¡¿Cómo que psss…?!
—Pues no veo qué otra cosa puedo decir: él no quiere pagar y dice Psssssss, y usted no le va a cobrar ni denunciar, ¿me puede decir qué desea que haga yo?
—Psss… Lo que quieras, yo sólo deseo acabar la jornada y perderme de vista.
El vigilante se gira ante el estúpido que quiere complicarme el día, le presenta su mirada 347 bis, ésa de Lee Van Clif en "El Bueno, el Feo y el Malo", y le dice, arrastrando las palabras y balanceando su cuerpo, golpeando una mano dentro de otra mientras lanza un escupitajo al suelo que va a caer sobre el zapato del viajero contiguo:
—¿Qué pasa, tío?, ¿vamos de chulos por la vida? Pues conmigo ni se te ocurra, que te doy una guantá que te van a tener que echar la mercromina con una escoba.
Y el indigente nos mira muy serio, primero al vigilante y luego a mí, levanta los hombros y dice: —¡Psss…!
—Cómo te atreves, hijo de ...!—exclama el vigilante enfurecido, levantando el brazo para arrearle.Yo me apresuro a sujetarlo y le digo que ésas no son maneras de tratar a los ciudadanos, que se calme que ya estamos entrando en Atocha. Y él me dice, rojo por la ira.
—¿Y entonces qué hago yo aquí?, ¿para qué me pagan?
Y el que viajaba sin billete, y todos los que estaban alrededor escuchando sin perderse una sola palabra, elevaron sus hombros y exclamaron al unísono: ¡PSSS…!
En ese momento el tren se detuvo en la estación de Atocha y las puertas, que habían permanecido atentas a lo que sucedía en el interior del vagón y no se habían perdido ni una sola palabra de la discusión, se abrieron exhalando un sonoro ¡PSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!
Nota: Sí, lo sé, este escrito no es lo que esperábais, se puede mejorar, claro. Pero siempre no se puede comer marisco, y hay días en que uno debe conformarse con un bollo de pan con aceite, tomate y sal, y con eso no carburan al cien por cien las neuronas. Prometo estrujar mi mente para sacar a la luz mejores ideas. Paciencia, dentro de poco cobraremos la paga de Navidad y podré alimentarme como es debido, y entonces las ideas brillantes llegarán a mí como las señales del satélite a mi antena digital. Gracias por vuestra paciencia. Merci pour vötre patience, Obligado por lo mismo. Thank you for items.
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
Foto de Google-images
Carlos Sotomayor salía del restaurante acompañado de Sara, una belleza rubia despampanante, la misma mujer que desde hace años amo en secreto, la causa de mis desvelos. La llevaba cogida por la cintura y se disponían a subir a un BMW que les esperaba en la puerta del local.
La verdad es que nunca me cayó bien ese Carlos: demasiado altanero, embaucador y cínico, salía siempre airoso de cualquier reto.
Me descubrió observándole sentado en mi mesa, y él sonrió triunfalmente al intuir mi envidia. No pude soportar su mirada y me juré acabar con él enseguida. Su sonrisa se heló súbitamente al leer la terrible decisión reflejada en mi rostro. Pensado y hecho: cogí los treinta folios escritos que había apilados sobre mi mesa y los rompí.Luego puse una hoja nueva en la Olivetti y escribí: Capítulo 1º
Recuerdo
un día a finales de primavera de esos
azules impregnado de aromas que te llenan la cabeza de sueños con la
certidumbre de verlos realizados en breve. Me dirigía a una casa situada a la
entrada del pueblo a llevar una capacha de verduras de mi huerta: tomates,
pimientos, papas, y unas brevas de la higuera que había plantado mi abuelo
cuando yo era un niño.
Al
acercarme lo vi sentado en la escalera frente a la puerta, jugueteando con un
gatitoque lo desafiaba panza
arriba; él le hacía cosquillas y el minino le mordía y arañaba las manos,
mostrando unos finos colmillos en sus fauces abiertas, los ojos mirándole fijos
y las uñas extendidas como garfios.
Tres
escalones daban acceso al cobertizo, en cuya madera se enredaban los sarmientos
de una parra, creando un techo de hojas de variados tonosverdes, de entre las cuales colgaban
unos racimos de pequeñas y compactas uvas,aún
inmaduras, vigiladas de cerca por una avispa que revoloteaba de un lado a otro.
Empotradas
en el blanco muro de la fachadahabía
unas ventanascuadradas a cada
lado de la puerta donde, escondidas tras unas rejas y flanqueadas por blancos
visillos, se asomaban unas macetas de geranios y violetas.
El
lado izquierdo de la casa estaba cubierto por una madreselva que alcanzaba al
tejado y se aferraba a las tejas dearcilla roja recubiertas de musgo y
manchadas de rodales parduscospor
las lágrimas de los años. En el lado derecho, a tres metros de la casa y
rodeado de macetas, se hallaba un pozo con brocal de encalada argamasa,
cubierto con una galleta de madera sobre la cual descansaba un cubo de lata
asido a una soga de esparto.
Lo
saludé cuando estaba ya a un par de metros y el hombre se me quedó mirandosonriendo, sin
dejar de acariciar al felino con su mano fuerte y sarmentosa, que delataba la
dureza con que la vida la había tratado. Tenía el pelo abundante y todo blanco;
los ojos vidriosos, cercados por profundas ojeras; la cara llenita, cuarteada
de arrugas y tostada por los jornales echados durante años en los campos.
—Buenos días tenga usted
— le dije, y él me miró en silencio antes de responder.
—Buenos días, en qué puedo servirle.
—Soy su hijo. ¿No me
reconoce?
Y
el anciano que me mira muy serio, cribando sus recuerdos, no hallando aquéllos
que le unen a mí. Tras unos segundos de dolorososilencio, mueve la cabeza y dice;
—Y cómo está usted
No
me ha reconocido, no se acuerda de que toda su vida la dedicó a cuidarme, ni
que su familia era lo más grande que tenía, y que todo lo había dado por sus
hijos.
—Estamos bien, padre; los niños en el
colegio y tu nuera preparando el almuerzo. Te he traído unos tomates y
pimientos del huerto para que veas qué grandes se crían y te los comas en
ensalada o fritos. Cuando venga mi mujer le dices que te los prepare —Sé que me
va a decir que no: nunca se fue con desconocidos; pero yo le invito—¿Quieres venir a casa a almorzar con
nosotros? Mucho se alegrarán de verte tus nietos, y podrás jugar con ellos y
contarle historias… Ésas que hace años me contabas a mí cuandoyo era un chiquillo.
Y
el anciano niega con la cabeza; luegodice que no, que está bien allí, que
pronto vendrá a verle Antonio, su hijo. No me reconoce, no se acuerda de que
fui su niño, su preferido, aquél quellevaba
siempre consigo a trabajaral
huerto o a cualquier otro sitio, el mismo al que cuando se encontraba con algún
amigo le echaba una mano en el hombro y decía muy orgulloso: Éste es mi hijo.
Ni
siquiera recuerda a lo más grande que el mundo ha parido: su adorada esposa,mi madre. La pobre trabajó como una
mula para sacar adelante a sus cinco hijos; pero todo fue en vano, pues poco a
poco los fue perdiendo: el uno se fue muy lejos, a Australia, tan lejos que no
pudo ahorrar para el viaje de regreso. El otro a Francia, que aunque también
eralejoshubiera venido si no hubiera caído
enfermo; pero los otros dos en accidente murieron, aplastados entre la chatarra
de un coche, chillando entre retorcidos hierros. Eso la volvió loca, ylaDamaEnlutada se la llevó al poco tiempo.
Sólo
quedo yo, testigo del amor y desvelos que de ellos he recibido... Bueno,
quedamos dos: mi padre y yo, yesa
buena mujer que Diosme ha
concedidopor esposa, la que ha
parido a mis hijos. La misma que a la hora del almuerzo le traerá pan, una
cazuela de comida caliente y media botella de vino, le arreglará la casa y le
cubrirá de cariño.
Me
siento a su lado en el escalón, le ofrezco un cigarro, se lo enciendo y le
digo:
—Tienes
que venirte a casa, papá, aquí no podemos cuidarte como te mereces... Y te
pierdes la compañía de los niños.
Pero
él no responde y sonríe. Se gira un poco para acariciar a Tomy, el mastín que
guardala casa, que apareció de
súbito en la puerta y se puso a mirarme con la cabeza alzada y gruñendo delante
de mi viejo cuando me vio llegar, dispuesto a morir defendiéndolo, y que al
reconocerme se ha tumbado a su lado y permanece tranquilo moviendo el rabo.
Tomy, un animal quedevuelve con
interés usurero el cariño recibido de su amo a lo largo de sus diez añitos.
—Bueno,
me voy. Cuídese, padre. Luego vendrá a verle su nuera,y tal vez mis hijos.
—Vaya usted con Dios, caballero. Gracias
por el tabaco.
Hace cuatro años, más o menos, inicié este blog con la idea de construir una especie de álbum donde mostrar mis fotos, mis textos en forma de cuentos o artículos y, principalmente, para conocer a personas que tuvieran las mismas inquietudes e intereses con quienes intercambiar opiniones y conocimientos. Pero debo reconocer que el comienzo fue duro y en mi blog no entraba nadie, ni siquiera prometiéndoles una cena para después. Y entonces yo, que tengo miedo a la soledad, decidí entrar en los foros literarios para gozar de la compañía de los usuarios.
Mi entrada fue un éxito para mí en Yoescribo.com, pues enseguida me vi arropado por cientos de amig@s de todos los países, que leían las pamplinas que yo escribía y me animaban a continuar y mejorar. Incluso te daban la posibilidad de publicar tu novela o poemario si la presentabas a un concurso del foro, donde la obra que mayor número de votos sacara era la que se llevaba el premio: la publicación de la misma y 3000 euros.
Todo fue bien hasta que comenzaron las votaciones y se levantó la polémica: nadie comprendía que una sola obra fuese bajada y votada más de mil veces mientras las otras no pasaban de media docena. Comenzaron las críticas y acusaciones de tongo en los foros de debate y al final retiré mis textos y me fui. Era un foro buenísimo, y en él conocí a algunas personas que luego encontré en otros foros y aún siguen batallando por ahí; pero comprendí que es muy difícil, pero que muy difícil, que alguien elija leer tu novela entre una lista de más de cinco mil pertenecientes a los usuarios registrados. Aparte de cuatro o cinco amigos, a quienes yo recomendé mi obra, nadie la leyó.
Luego fui a Bibliotecas Virtuales, el mejor de los foros literarios que había entonces, donde se desmenuzaban los textos y se hacían buenas críticas constructivas. Allí un tal Panchitor, excelente maestro y corrector de textos, acuñó la palabra “arrugas” referida a los pequeños errores ortográficos, a los tiempos de los verbos y otras minucias. Al final el administrador decidió realizar una gran reforma, algo que no gustaba a los usuarios (que son los que hacen funcionar un foro), a los que orgullosamente dijo que él era el dueño y el que no estuviere contento bla,bla, bla… Tal actitud provocó que todos los que escribían en el subforo de Prosa y Cuentos, unos cincuenta, se marcharan y fundaran su propio foro.
De allí me fui a otro, El Recreo, donde desde el primer momento tuve que luchar contra la censura previa, algo que no me gustaba nada. Debes enviar tu relato a la web ysi es del agrado del administrador lo publica, en caso contrario recibes un correo diciendo que lamentablemente el contenido no es aceptable para su publicación. Es cierto que si estás registrado puedes colgar un relato o cuento directamente dentro del subforo "Cuéntame un cuento", donde un moderador decide lo que es bueno o malo para las mentes sensibles de los participantes, incluso te puede editar lo que escribas, sea cuento o comentario. Tengo el dudoso honor de ser el único expulsado de ese foro, acción ejemplar aplaudida por los usuarios. ¡Es que soy un enfant terrible!
Por último me referiré al foro que se fundó por los usuarios fugitivos de Bibliotecas Virtuales, Prosófagos.com, dirigido por una de ellos y apoyada por tres o cuatro amiguit@s, donde es cierto que se analizan a fondo los relatos y se les hace una crítica constructiva que ayuda a crecer literariamente; pero últimamente han convertido el lugar en un selecto club donde los miembros se autopromocionan entre sí, y donde el usuario que no vaya en la línea de ese reducido grupo ni les babosea con halagos es acusado de "bronquista" (distinto a bronquitis, ojo, que ésa sí aceptan que la puede padecer cualquiera) o lapidado a reproches e invitado a irse a crear su propia página. Llegan a afirmar que (sic) "la auto depuración de ciertos usuarios conflictivos es buena para el foro."
Todo esto viene a cuento porque en el último año se viene notando un enorme crecimiento de los blogs personales y un abandono o descenso en la participación en todos los foros literarios, cuyos dirigentes, como avestruces que esconden la cabeza bajo el ala para no ver la realidad, se mantienen animándose mutuamente en subforos que nada tienen que ver con la Literatura: hablando de sus viajes, fotos, tiempo de café, temas generales, etc.
Nada más patético para un foro autodenominado “literario” que ver cómo van llenando páginas y páginas de fotos de copas con sus rodajitas de limón o tartas de cumpleaños, concursando entre ellos para mostrar quién prepara mejor una cena, o presumir de conocer todo sobre preparar un cóctel.
La verdad es que he visitado en estos días esos cuatro foros y he visto gran cantidad de usuarios nuevos mientras que algunos más antiguos, que escriben tan bien que varios de ellos verán sus novelas publicadas en los próximos meses, se han ido o participan muy poco. Eso me recuerda a los Testigos de Jehová: siempre son nuevos los que llaman a la puerta, los veteranos se han cansado ya de tanto rollo, tantas normas, y se han marchado; pero siempre llegarán nuevos ilusos.
Los administradores de páginas webs y foros no quieren aceptar que ha sido la soberbia, la dureza con que han tratado a quienes con sus aportaciones daban vida al foro lo que les ha alejado de ellos. Aún siguen culpando a los demás de la nula participación o del mal funcionamiento del foro. Peor para ellos.
Deberían saber que hoy la mayoría de la gente que siente deseos de escribir, de plasmar en un folio o en la pantalla blanca las ideas que acuden a su mente abierta y creativa, sin limitaciones o normas, no necesitan de ellos: pueden crear su blog o página personal para expresarse libremente, donde reciben más visitas y lecturas que en aquéllos. Aquí, por ejemplo, recibo un promedio de nueve mil visitas al año, soy feliz y he encontrado decenas de amig@s con quienes comparto ideas e ilusiones.
En el blog de una amiga he encontrado esta frase, que le viene como anillo al dedo a este tema: "¡Estoy tan cansado de polémicas, de exclusividades, de fanatismos! En tu casa puedo entrar sin vestirme con un uniforme, sin someterme a la recitación de un Corán, sin renunciar a nada de mi patria interior. Junto a ti no tengo ya que disculparme, no tengo que defenderme, no tengo que probar nada..." Antoine de Saint-Exupery.
La Autora de estos poemas es mi amiga María Gabriela Camino, alias SISíFA, poeta y escritora , a quien tengo el honor de presentaros, amig@s, por si tenéis a bien visitar su precioso blog.