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lunes, diciembre 01, 2008

AL AMOR DE LA LUMBRE

El viernes pasado, por la noche, desafié al temporal de agua y truenos que atravesaba la provincia de Cádiz para asistir a una charla en el palacio de Cristóbal Rete, en Villamartín.
Desde el último viernes de octubre y hasta el próximo día 5 se están celebrando en ese lugar encantador, bajo las sorprendidas y atentas miradas de las preciosas muñecas antiguas que llenan las vitrinas que presiden la sala, una serie de encuentros literarios entre los amantes de narrativa y la poesía de la Sierra de Cádiz y algunos personajes famosos que nos han honrado con su presencia.

En esta ocasión el conferenciante, un hombre bajito, de cabellos plateados y fácil sonrisa, nos invitó a sentarnos junto a él, formando un corro frente a la lumbre.
El tema de la charla era precisamente “Cuentos al amor de la lumbre”, título de un libro suyo publicado en 1983.


Se trataba del escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, conocido popularmente por su colección de "Cuentos de la Media Luna", quien nos ilustró hablándonos de sus investigaciones acerca de los cuentos de tradición oral a través de la historia. Entre las cosas importantes que dijo fue: “Los cuentos maravillosos de la mayoría de autores famosos fueron remodelaciones de cuentos antiguos transmitidos de boca en boca desde el origen del hombre. Muchos de los autores clásicos se nutrieron de la cultura popular de transmisión oral. Todas las literaturas cultas nacen como adaptaciones escritas del folclore: antes de Medea estaba Blanca Flor; antes que Edipo existía un cuento popular de los pastores griegos sobre el mismo tema; antes que Hércules estaba Juan el Oso; antes que la Bella y la Bestia, el Príncipe Lagarto; antes que Esopo una gran cantidad de cuentos animales, algunos son tan antiguos que aparecen en escritura cuneiforme. Hay cuentos que datan de más de dos mil quinientos años y han sido transmitidos oralmente hasta nuestros días. Muchos de ellos, sin autor conocido, fueron adoptados y registrados por quienes lo publicaron con la llegada del Registro de Autores”.

También nos aseguró que las sociedades que nos han precedido, empecinadamente machistas, sólo publicaban las obras que daban preeminencia al pensamiento masculino, anulando cualquier escrito en sentido contrario; pero que había cuentos famosos que tenían su correspondiente contrapartida en versión femenina y nunca habían sido publicados, como “El bello durmiente”.
Nos leyó dos cuentos elegidos al azar de la obra “Cuentos al amor a la lumbre”, y luego leyó otro de un libro compuesto de cuentos eróticos, que dejó para la biblioteca municipal. Al finalizar nos animó a poner por escrito cualquier historia o cuento que recordemos de nuestros antecesores, con el fin de que esas historias, de las que no hay constancia escrita y sólo eran transmitidas oralmente cuando la mayoría de la gente no sabía escribir, no se pierdan al morir las personas que los cuentan.
Algunas de las afirmaciones que hizo son para recordar:
“Las fábulas son escenificaciones de los cuentos; aquéllas llevan moraleja; los cuentos no.”
“Las diferentes religiones que dominaron el mundo hacían creer que los cuentos eran transmisiones de los dioses a sus sacerdotes para que éstos la dieran a conocer al pueblo.”

Viendo a Antonio sentado en medio del corro que formábamos al calor de la lumbre, no podíamos menos que comprobar que era una persona sencilla, simpática y amable; un hombre como cualquiera de nosotros.

Lo que lo hace tan especial es su trayectoria profesional y literaria, el peso enorme del currículo que lo acompaña, que abruma y empequeñece a los que intentamos escribir y publicar nuestras creaciones al pensar en el largo camino que tenemos delante.

Pero no hay motivos para desfallecer: en la tertulia había poetas y narradores muy jóvenes con un futuro prometedor. Y no olvidemos que en estos días han concedido el Premio Cervantes a un antiguo joyero, autodidacta: Joan Marsé.

Definido como "el hermano Grimm español, Antonio Rodríguez Almodóvar es escritor, Doctor en Filología Moderna, Catedrático de Lengua y Literatura, autor de más de treinta libros, de poesía, teatro, literatura infantil y juvenil. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura Infantil 2005, con el Premio Internacional de Literatura Infanta Elena 1991; Premio Nacional de Literatura 1985 y Premio Ateneo de Sevilla 2004. Un lujo para los asistentes a la V jornada de la Bienal.

Cuando pasadas las 21´30 horas D. Antonio Álvarez Almodóvar se marchó a Sevilla, la velada continuó con las intervenciones de miembros del Colectivo Aldaba: Miguel Ángel Rincón, Cristóbal Barrero, Juan Antonio Baena y Juan Orozco, y los autores de Villamartín: Antonio Cruz, Antonio Morilla, Campos, en una sesión de narración oral que deleitó al público.

Todos estuvieron muy bien, pero especialmente destaco la intervención de Juan Orozco por la maravillosa voz y la entonación con que dio vida a sus poemas. Y la actuación de
Antonio Álvarez, un poeta de Villamartín que de pie en medio de la sala, sin papeles y sin micrófono, interpretó el famoso poema “El embargo”, de D. José María Gabriel y Galán, recogido como uno de los mejores poemas que se han escrito en la obra: “Los mil poemas mejores de la Lengua Castellana”.
Al acabar el encuentro de los poetas estuvimos charlando y viendo las pinturas de la artista Viola Petra, expuestas en el patio, mientras degustábamos dulces artesanos de Villamartín, acompañándolos con anís.

La pintora Vida Petra y su esposo al fondo

Para terminar la noche actuó el grupo "La máquina quimérica" poniendo música a los poemas de sus componentes, en los que la letra tiene una importancia especial, algo que echa de menos en el panorama musical actual.
El grupo lo forman Miguel Ángel Rincón Peña (Poeta, que recita versos y entre medio se acompaña con la armónica, de percusión y silva la melodía), junto con José Manuel Pacheco Vega (cantante principal del grupo, con percusión) y José Antonio Pérez Arias (Guitarrista). Estos tres amigos ya han dado varios conciertos en la Sierra y próximamente actuarán en Madrid.

Sólo puedo decir de lo que he presenciado y oído en las dos jornadas a las que he asistido, que La Bienal de Poesía es algo para recordar, un lujo cultural para la Sierra de Cádiz

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2 comentarios:

  1. Juan, eso de “Cuentos al amor de la lumbre” es un título bien bonito y evocador. Me ha encantado. Y la sala, ya te lo dije en la otra entrada, es preciosa. Esas muñecas antiguas tienen que tener su valor.

    Encontré todo lo que explicas de sobre los cuentos la mar de interesante. Es cierto, el cuento existe desde ni se sabe, en tradición oral. Algunos de los cuentos famosos son versiones de esta tradición. Lo que me ha dejado “muerta” es la versión subversiva femenina “El bello durmiente”. Y después, por si fuera poco, tomasteis dulces artesanos y anís: ¿se puede pedir más…? Un poquillo de envidia me has “dao”. Me alegro mucho de que, con tormenta incluida, hayas vivido esta jornada y que la compartas con nosotros.

    Besos,

    Margarita

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  2. "Lo que me ha dejado “muerta” es la versión subversiva femenina “El bello durmiente”. Y después, por si fuera poco, tomasteis dulces artesanos y anís: ¿se puede pedir más…? Un poquillo de envidia me has “dao”."

    Hola, Margarita: ¡sí, los dulces artesanos son buenísimos! El anís, ya lo conoces , es el que trepa por los árboles. A ver cuándo bajas a tu tierra y visitamos juntos alguno de estos maravillosos pueblos blancos gaditanos.
    "El bello durmiente" fue uno de los cuentos que leyó don Antonio: es muy bueno.
    Saludos a los tuyos.
    Ya te escribiré. Mil besos.

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