Hace cuarenta años, un día 7 de febrero, mi esposa y yo nos casamos sin alfombra roja y sin marchas nupciales.
En aquella época, si no te casabas por la Iglesia tu matrimonio no tenía validez alguna: no tenías el Libro de Familia, no cobrabas los puntos por hijos ni por matrimonio ni familia numerosa, y no podías acceder a puestos de la Administración por « vivir arrejuntaos» como decían entonces.
Yo creía en Dios, pero no en la Iglesia: la conocía bien después de haber pasado diez años de mi vida entre monjas y curas. Mucha gente renegaba de ella, pero a la hora de la verdad, pasaban por el aro del altar por el miedo al qué dirán.
Yo quería una boda como las demás: ceremonia, invitados al banquete, viaje de novios, libro de familia y todos mis derechos; pero sin la Iglesia. Como yo vivía en París, fui a la Embajada de España y me informé de si era posible hacerlo así en España.
El señor que me atendió, D. José María de Sotomayor y Castro, Notario de la Embajada, me dijo que sólo podían acogerse a la Ley de Libertad Religiosa de octubre del 1967 los que demostrasen que no eran católicos. Le respondí que a mí nadie me había pedido permiso para bautizarme cuando nací, y que era católico en contra de mi voluntad.
Entonces me entregó un documento Notarial, previo pago de las tasas en pesetas/oro equivalentes a 150 nuevos francos franceses de la época, y con él me vine al Juzgado de Jerez con dos semanas de permiso concedidos por mi empresa.
Nunca imaginé la cantidad de trámites que tuve que realizar para lograr mi propósito. Casarme por la Iglesia me hubiera llevado sólo dos semanas, el tiempo de exponer las amonestaciones en las parroquias donde estábamos registrados; casarme por lo civil me ocupó tres meses de papeleo y visitas semanales al Juzgado nº 2 de Jerez. En la empresa me apremiaban a regresar bajo pena del perder el trabajo; pero luego comprendieron los motivos de mi tardanza y me guardaron el puesto.
Debo decir que el Sr. Juez que llevó el asunto se portó maravillosamente, enfrentándose a los curas de nuestras respectivas parroquias y al Obispo de la Diócesis, quienes se negaban a darme de baja en la Iglesia. El Obispado no respondía las cartas que le enviaban desde el Juzgado ni daba curso a mi solicitud de baja, hasta que el magistrado citó al Vicario en su despacho para entregarle en mano el documento y que firmase el acuse de recibo en su presenciaEl último día de enero llegó, por fin, al Juzgado el documento que me identificaba como apóstata del catolicismo. Mi novia tuvo que presentar declaración de que se casaba voluntariamente, sin coacciones de ninguna clase, y soportar un reconocimiento médico para demostrar que tomaba la decisión libremente sin estar presionada por un embarazo indeseado.
Al estilo de las bodas americanas que vemos en el cine, el Juez, un poco nervioso por ser el realizador del segundo matrimonio de esas características celebrado en Andalucía, comenzó por prohibir sacar fotos dentro de la sala; luego se colocó de pie en el estrado, junto a una mesa engalanada para la ocasión con un par de ramos de flores, un crucifijo y un voluminoso libro abierto sobre un atril. Nos leyó unos artículos sobre los derechos y deberes de los cónyuges, y nos hizo las preguntas de rigor. Tras responder con nuestros respectivos «Sí quiero», nos invitó a ponernos los anillos y a besarnos.
Como ningún familiar nos apoyaba ni quería ser padrino o madrina, tuve que echar mano a los amigos. Fui yo quien pagó todos los gastos de burocracia, vestido de la novia, el fotógrafo y el convite.
En sus años escolares, mis hijos estudiaron Ética en lugar de Religión.
Durante estos cuarenta años he visto como algunos de los familiares, católicos acérrimos, que presagiaban la pronta ruptura de mi matrimonio por ser únicamente civil, hoy están separados o divorciados, han sufrido la muerte de algún hijo por la droga, y tienen otros mal criados, viviendo a costa de sus padres. Mi matrimonio, en cambio, permanece estable como el primer día; mis hijos se han independizado, viven felices con sus respectivas parejas y son respetuosos, cariñosos, nobles y trabajadores.
Ayer fueron ellos quienes nos llamaron por teléfono para recordarnos que era el 40º aniversario de nuestra boda
Feliz aniversario, compañero!
ResponderEliminarNelo
Juan te deseo a ti y a tu esposa muchas felicidades para toda vuestra vida.
ResponderEliminarUn gran beso para los dos.
Flor
Qué valientes!! y qué guapos estáis en las fotos. Un millón de felicidades, Juan, dáselas también a tu esposa de mi parte, aunque no me conozca. Besos a los dos, y a por otros 40 más :-)
ResponderEliminarMuchas felicidades pareja.
ResponderEliminarUn abrazo para los dos.
Salud,
Sandra y Miguel A.
“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada”, dice el tango, querido amigo, y seguramente cuarenta sean mucho menos si uno los vive con felicidad y armonía como tú has vivido los tuyos. Ojalá la vida te dé otros cuarenta años más junto a ella. Por cierto, Juan, muy guapa tu señora. Yo en tu lugar no me pensaría lo de afeitarme la barba. Un fuerte abrazo y mucha suerte.
ResponderEliminarMi enhorabuena por delante, porque llegar a los cuarenta años es toda una hazaña.
ResponderEliminar¡Caray, Juan, cómo han cambiado las cosas! Vaya, que dejar de ser cliente de la iglesia católica era más complicado que hacerlo hoy día de las compañías telefónicas, que no hay manera.
Me encantaron las fotos, se os ve muy guapos. Felicita a tu esposa de mi parte, amigo. Que tengáis otros cuarenta años para compartir.
Jiji, ves...lo de la barba. Yo no digo nada que luego "tó" se sabe :).
Un beso grande,
Margarita
Gracias, amigo Nelo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Florecilla. Un beso
ResponderEliminar¿Has visto Ana, lo guapos que éramos hace tantos siglos?
ResponderEliminarPues el día que vayamos a verte te avisaremos de qué ropa y peinado llevamos, pues ahora no nos conocerías.
Gracias por tu amable comentario.
Besos
Gracias, Sandra y Miguel,abrazos para vosotros también.
ResponderEliminar¡Me ha salido en verso!
José Antonio, la verdad es que los años pasan muy rápidamente, parece que fue ayer cuando vivímos esa experiencia.
ResponderEliminarBueno, no quiero yo cuarenta años más con la misma dieta, ya sería hora de probar otro menú.Y aprovechando que ella no me quiere con barba...
Gracias, amigo, por tus buenos deseos. Un fuerte abrazo.
Gracias, Marisol. ¿Ja,ja,ja! Tienes razón, mas difícil que darse de baja de las telefónicas. ¡Y si hubieras leído lo que decía el curato del periódico jerezano al día siguiente! algo así:"Un ataque a la moral y las buenas costumbres realizadas por unos sujetos al servicio de alguna secta extranjera...bla.bla.bla..."
ResponderEliminarLo de la barba traerá cola, ¡ja,ja,ja!
Besos
Mil felicidades Juan:
ResponderEliminarHacer algo contracorriente siempre
cuesta, porque tendrás por seguro la desaprobación de la familia y la sociedad, el valor es salir adelante.
Los mejores deseos para el resto de vuestras vidas.
un fuerte abrazo para ambos mario
¡Hola, Juan!
ResponderEliminarQué ganas de saber de ti, jeje.
Es curioso cómo al final la vida da las lecciones que considera.
Feliz aniversario, Juan. Qué bonito debe ser poder contemplar cuando despiertas el rostro de la persona a la que amas durante tanto tiempo.
¡Un abrazo y un besito para ti!
Gracias, Mario. tienes razón: ir contra corriente es difícil, doloroso y agotador.
ResponderEliminarPero ir contra la propia conciencia es peor.
Un abrazo.
¡Hola, Lady Luna!
ResponderEliminarPues de mí puedes saber en este blog; yo en cambio visitaba el tuyo y el duende me decía, moviendo el dedito: «No ha venido, está de exámenes».
Bueno, eso de alegrarse de ver la cara a su lado despué de 40 años... Estoy seguro de que mi esposa preferiría ver al Duke, ¡ja,ja!
Besos mil
Te admiro por llevar tus creencias hasta el final, yo estoy casada por la iglesia y no sabes como me arrepiento, lo hice porque era la ilusión de mi madre pero no la mía, en fin que mi matrimonio por ahora marcha...solo lo hice el gesto por amor a una madre...felicidades por tu aniversario cielo, besossss con cariño...
ResponderEliminarqué época!!! fuiste todo un pionero en esa toma de decisiones.
ResponderEliminarSiento que tu rebeldía a lo que no te gusta, la manifestás sin ton ni son.
Un poco tarde, te deseo FELIZ ANIVERSARIO!!!! coincidente el día pero no el año, de mi nacimiento.
Para vos y tu esposa, deseo una vida plena y feliz rodeados del amor de vuestros hijos y nietos hoy y siempre.
besazo
Arwen, demostrarle el amor a la persona que te dio la vida es algo maravilloso: las madres se lo merecen todo. Y si tú lo hiciste de esa manera es una acción muy respetable de la que no debes arrepentirte.
ResponderEliminarDe todas formas, hoy día el lazo del matrimonio no es permanente: tanto los unos como los otros, pueden anularlo y comenzar de nuevo. Sirva como ejemplo el caso de la hija del Rey con Marichalar.
No como entonces, que firmabas con la Iglesia para toda la vida.
Y para llegar a disfrutar de esta libertad, yo creo que puse mi granito de arena. Un beso
Hola, SUSURU, gracias por tus palabras.
ResponderEliminarLa verdad es que siempre he sido muy quisquilloso y rebelde. El decir lo que uno siente muchas veces te hace perder amistades, empleos y patrimonio. Y yo he perdido muchas oportunidades por mi bagaje progresista.
Pero en esta ocasión estoy orgulloso de lo que hice. Anoche emitieron en TVE la película CAMINO, donde se muestra con extremada crudeza, lo que es la Iglesia, una imagen que yo conocía de cerca, pero que muchos españoles habrán descubierto pasmados gracias a televisión.También la serie PLuma Roja describe la desenfrenada vida del Cardenal Mendoza, cuya ambición de poder y riquezas lo llevaban a asesinar.
Por eso es bonita la frase que define al verdadero amigo:
«Un verdadero amigo es aquel que sigue a tu lado a pesar de conocerte.»
Los que me abandonaron por mi forma de ser de pensar, no eran verdaderos amigos.
Me alegro de celebrar el mismo día que tú mi cumpleaños.
Besos, mil
Juan, nunca has oído "Haz lo que yo digo no hagas lo que yo hago"?
ResponderEliminarLos enseñamentos de Jesus, como sabes no tienen nada a ver con lo que los hombres incluyendo, padres, obispos,monjas hacen. Todos somos pecadores.
Solo se debe casar por la Iglésia quién la sigue. El matrimonio es solo un sacramento más, como lo es el baptismo, la primera comunión, el crisma y al morirnos la extrema unción.
Quién no acredita en Jesus, no tiene por que casarse por la Iglésia. Lo que pasa es que desde siempre la gente siempre le gustó las fiestas, el glamour de una boda por la iglésia, el entrar en la iglésia,caminar hacia el altar mor, el nobio esperando, los invitados mirandote, las chicas soñando con una futura boda, la musica a acompañar los pasos de la nobia,a la salida de la iglésia el arroz y los pétalos, las miles de fotos en la iglésia, en los jardines.
En un notariado, no hay glamour.
Si tu preguntas a mucha gente porque se casó por la iglésia te contestaran que no saben, que fue por la fiesta.
Uno tiene que ser libre en hacer lo que quiere de su vida, hasta ni siquier casar!! Para qué gastar tanto, tanto dinero, ahora se gastan montones de euros y te digo muchisimas veces se separon y él o ella sigue pagando al banco el emprestimo. Pero esto está pasando mismo sin casar por la iglésia, esta ya es otra história jajajajajaja
Esto fué solo un aparte para decirte que uno tiene que ser libre para hacer lo que quiere y seguir la religión que le guste. Pero nunca hacer de la Iglésia un medio de diversión.
Muchos besos
Flor
Claro que uno debe ser libre, ¿pero te dejan serlo? Ahora es fácil, pero antes no te daban otra opción que la que ellos ofrecían.
ResponderEliminarAntes de la fundación de la Iglesia también se casaba la gente y formaban familias.
Lo de las comuniones es lo mismo; la gente las celebra para presumir de abundancia económica, por lo que puedan decir si no lo haces y por los festejos que acompañan.
Y ante el notario, como tú dices, también hay glamur. ¿O no has visto la boda de mi hijo en el archivo del mes de octubre de 2007 en este blog?
Besos.
Si, claro que si he visto las fotos. Mucha gente tiene buenos negocios y esta ganando mucha plata a conta de las bodas que se hacen en fincas y hasta el notario o conservador, no se como se llaman,van allá para casar a los nobios. Pero no es la misma cosa que una cerimonia en un Iglésia, y es mas, hay gente que no se casa en la iglésia cerca de casa, se van a casar lejos en basilicas y monasterios para quedar mejor en las fotos. No es porque allá en la iglésia está un Santo de su devoción, si ellos ni conocen los Santos ni siquier saben lo que son ni lo que han hecho para quedaren Santos.
ResponderEliminarMira, que se casen, que no se casen, después muchos de ellos se separan, dejarlos disfrutar y además esto engloba muchos negocios y mucha gente sobrevive a conta de las bodas.
Que le vamos hacer, así es la vida!!
Besos
Flor
Felicidades Juan, que díficil tuvo que ser casarse por lo civil en aquellos años tan oscuros.
ResponderEliminarMira, Flor: para ser santo no hace falta nada más que tener un buen enchufe, que todos tenemos un precio, y esos Papas, con tal de que no le peguen y le llenen el cuerpo de Cardenales, son capaces de ver milagros por todas partes.
ResponderEliminarTú tranquila, que cada cual se case como le dé la gana. Lo importante es el banquete que sigue a la boda en la habitación del hotel.Esos no dan colesterol y diabetes.
Un beso.
No te lo puedes imaginar, David. Pero ya ves, cuando uno quiere, todo es posible.Besitos a tus dos bebés.
ResponderEliminarUn abrazo.