Foto de internet, del blog Picasso mío
Ayer, aprovechando que era festivo en
Vi a un pastor que cuidaba de sus cabras escuchando música con un móvil y me admiré de los avances de la ciencia.
Como soy de espíritu abierto fui a saludarlo, dispuesto a pasar el rato contándole mis grandezas y presumiendo de mi cultura, ya que daba por supuesta su ignorancia debido a su presunta inasistencia a la escuela en su niñez, acuciado por el hambre.
O sea, hablando en plata para que me entiendan ustedes: En la ciudad soy el último mono del parque, y solamente me respetan en Internet, donde nadie me conoce; pero en el monte, vestido con pantalón beige de pana fina, botos camperos de Valverde del Camino, chaqueta de paño grueso, color marrón claro con coderas de tono más oscuro, y un jersey con el lagarto al lado del corazón, una gorra de paño inglés con visera, la barba bien recortada y mis gafas de sol Rayban, soy alguien respetable (Mis amigos dirían que iba disfrazado de señorito pijo. Y es cierto: estamos en carnavales).
Cuando me acerqué, el pastor, que estaba distraído escuchando al Camarón de la Isla por los auriculares de su teléfono, dio un brinco y se me quedó mirando como si yo fuese el Ángel San Gabriel. (No sé cómo será ese ángel, pero queda muy bien escrito aquí, pues ése solía presentarse a los pastores que vivían entre los olivos, y a las damas embarazadas.Queda mejor que si pusiera Supermán, pues éste sólo vive entre los rascacielos, muy lejos de la sierra gaditana).
—No tema, hombre —le dije, estirando una sonrisa de oreja a oreja para hipnotizarlo con la blancura de mis dientes—, que sólo vengo a saludarle y pedirle permiso para hacerle unas fotos a las cabras.
—A cuáles, ¿las blancas o las negras?
—A todas, es lo mismo ¿no?
—No, no es lo mismo: unas son mas rentables que otras.
—¿Cuántos litros de leche producen al día?
—A cuáles se refiere usted, ¿a las blancas o a las negras?
—Esto… las blancas.
—Dos litros cada una
—¿Y las negras?
—Igual.
Llegados a este punto, ya me estaba tocando los huevos este tío; pero como yo soy un señor de la ciudad, fino y educado, no le respondí como merecía y continué como si tal cosa, esperando que al fin pudiésemos tener una charla interesante e intercambiar conocimientos:
—¿Vale mucho una cabra en el mercado?
—¿Se refiere usted a las blancas o las negras?
—Oiga, amigo: ¡Ya me está usted tocando las narices con tanto blanca y tanta negra! ¿Pero quién se ha creído usted que es?
—Hombre, no se ponga usted así, que no trato de ofenderlo. Sucede que las cabras blancas son mías, y yo puedo decidir el precio sin darle explicaciones a nadie.
—¡Ah...! Ya entiendo: las blancas son suyas… ¿Y las negras?
—También.
Aquí yo apreté los puños y mascullé doscientas cuarenta y dos maldiciones; pero al llegar a la que hacía doscientas cuarenta y tres me contuve, en aras a la buena convivencia y respeto entre ciudadanos de diferentes capas sociales.
—Vale, de acuerdo. Entonces… ¿puedo saber cuánto valen las blancas?
—50 euros por cabeza
—¿Y las negras?
—Lo mismo.
Definitivamente, no había modo de entenderse con ese hombre, y me disponía a comentarle las dificultades que tuvo su padre para reconocerlo como hijo, cuando su perro, un Mastín castellano, se acercó enseñando los dientes y yo me di la vuelta en busca de mi coche sin echarles una foto siquiera. ¡Que se chinchen!
Al cruzar un pueblo vi una manifestación por la calle que se dirigía al ayuntamiento. Portaban pancartas y por los altavoces explicaban el motivo de la huelga:
Foto del diario La Voz Digital
En enero se contabilizaban 39 mil parados en la Sierra de Cádiz, un 30% de su población en edad de trabajar. Pedían más ayudas, menos cotizaciones, menos dificultades para cobrar el PER y... ¡permiso para coger tagarninas!
O sea: pedían seguir viviendo de la limosna, seguir cautivos del Gobierno de turno. No exigían fábricas ni reparto de las tierras improductivas ni estaban dispuestos a ocuparlas como hizo el alcalde de Marinaleda, que, por cierto, participaba en la manifestación. Eso sólo sucedía durante la Transición. Ahora los políticos viven todos muy bien en sus escaños, con su jubilación máxima asegurada tras permanecer como Diputado durante dos legislaturas.
Y a los trabajadores del campo andaluz, que les den. Que se hubieran preocupado de trabajar en Delphi, en VICASA, la fábrica de botellas, o en Astilleros y ahora se hubieran podido jubilar con 52 años con dos mil euros al mes pagados por el pueblo.
Dentro de unos días, los políticos andaluces celebrarán el Día de Andalucía, y se repartirán medallas y premios entre discursos épicos antes de darse un gran banquete a costa de nosotros, que para eso sí hay dinero.
«CAMBIARLO TODO, PARA QUE TODO SIGA IGUAL». Lampedusa.
JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA
ResponderEliminarJuan, te digo, solo tu hoy me hacías reír.
Bueno no estoy hablando del asunto que trata esta tu entrada que no tiene nada para reír, pero por tu conversación con el pastor jajajaja
AMO A LOS PASTORES!!!
Y que bien vestido ibas hasta de crocodilo al pecho???? Que fino!! Claro, comprado en el mercadillo de la calle no????????
No voy hablar del asunto de las manifestaciones, de los sindicatos, del desempleo, es un asunto MUY GRAVE, que nos está afectando MUCHISIMO!
Besiños de los blancos y de los negros, tienen lo mismo precio jajajaja
Flor
Hola, Flor, me alegro de que te haya divertido lo del pastor.
ResponderEliminarAhora que nadie nos lee (he mirado alrededor y no veo a nadie) te diré que esa historia es un chiste que me contaron en Francia hace cuarenta años. Era muy larga y hasta se me saltaron las lágrimas cuando la escuchaba, pero yo he contado solo un poco.
Lo otro sí que es un problema serio: desde hace muchas generaciones, los andaluces nos hemos visto obligados a emigrar para poder darle de comer a los nuestros. Y mientras, los políticos se enriquecen y viven como dioses engañando al mundo presentando una imagen falsa de Andalucía donde todo va bien y somos los mejores.
La huelga de ayer demustra lo contrario.
Un beso
Hola Juan, nos está tocando vivir una etapa muy dura en España.
ResponderEliminarPrecisamente necesitamos más hechos y menos palabritas que de palabras estan los libros llenos.
Un besito
Juan: me has hecho llorar de la risa en la 1er parte de tu relato.
ResponderEliminarTe iba visualizando tan elegantemente vestido mirando a las cabras blancas y a las cabras negras y al pastor que te ponía nervioso y yo imaginaba una escena de película para agarrarse la panza de tanta risa.
Pero luego vi que por allá las cosas se parecen tanto al por acá, que ya ni sé quien copia a quien.
La globalización ayudó a que las manifestaciones sean parecidas en el mundo?
Todo cambia para que nada cambie y se sigue barriendo la tierra debajo de la alfombra para que no se note.
La risa es el mejor remedio para la salud. Es lo mejor que se puede hacer contra esta corrupción que nos ahoga. Pensemos que todo el año es carnaval y tus amigos de internet te queremos aunque no te pongas la ropa con el lagarto y los anteojos sean de vidrio culo de botella.
Seamos transparentes mientras se pueda.
OLÉ!!!!!!
besazos
Jajajaj, me he mondao de risa con lo del Angel san Gabriel, hombre, algo sí que se parecía a Supermán, los dos volaban, venían del Cielo, eran buenas personas, vestían ropas raras, tú sabes... Jaja :-D
ResponderEliminarUn desastre lo del paro, un desastre :-(
Buena y divertida entrada tragicómica, Juan. Besos.
Sigues en forma, Juan.
ResponderEliminarSaludos.
Darilea ciertamente necesitamos acción y no demagogias baratas para salir del pozo en el que nos encontramos.
ResponderEliminarEspero que a ti no te haya afectado lo del desempleo y que todo va bien en tu casa;mi hija y su compañero lo están pasando verdaderamente mal en ese aspecto.
Fíjate tú que aquí en el sur nada ha cambiado en varias generaciones, sean dictaduras, monarquás o democracias: mis abuelos emigraron, mis padres emigraron; yo emigré y mis hijos también se han visto obligados a hacerlo.¿Dónde está el progreso que tanto anuncian nuestros gobernantes?
Un beso, guapa.
Gracais, amiga SUSURU, por tan reconfortantes palabras.
ResponderEliminarMe alegro de haber logrado tu risa y alegría a pesar de la mala situación que atravesamos.
Un beso
Hola, Anita, te imagino riéndote con esa cara angelical tuya y ese es el mejor premio que puedo recibir por escribir.
ResponderEliminarbesos
Hola, Miguel, eso intentamos, ja,ja,
ResponderEliminarun abrazo.
Juan, lo del pastor da para un cuento!
ResponderEliminarjajaja, increible!
hay que ver con ese pastor, resulta que te tomo el pelo.
ResponderEliminarrecuerda Juan: caras vemos corazones no sabemos.
de la gente y los políticos que viven de el dinero de los otros me suena conocido el estado donde vivo es en México el que mas dependencia tiene de la federación y por lo tanto del dinero de todos.
un gusto leerte Mario
Juan:
ResponderEliminarLa historia del comienzo es maravillosa,mi padre
la contaba...siempre causa gracia.
Lo que quita las ganas de reir,es no tener trabajo.
Las huelgas,el enriquecimiento de los políticos.
En Argentina puedes darte una panzada ???Se
entiende? Los que nunca pierden,son los
políticos,Ni la vergüenza!!!!!Te saluda desde Argentina,Liliana
He tomado prestado el cuadro que le pintaste a tu hija y lo coloqué en mi blog. Espero que no te importe. Gracias.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Sí, Claudia, pero aunque lo he maquillado a mi manera, ya es un cuento antiguo: me lo contaron siendo soltero aún.
ResponderEliminarBesos.
Mario, me has enseñado otra frase excelente:
ResponderEliminar«caras vemos corazones no sabemos.»
«De la gente y los políticos que viven de nuestros dineros, sus promesas me las paso por lo huevos»
NOTA- La autoría de esta última la comparto contigo. Los derechos de autor van a medias.
Un abrazo
Pero más me place que tengas los pies en tierra y te des cuenta de las injusticias que vivimos a causa de la corrupción de nuestros elegidos, que miran para otro lado porque ellos tienen el puchero asegurado.
ResponderEliminarHe visto tus cuadros en diferentes páginas. Me gustan mucho.
Tengo aquí el enlace de de otra artista: Mado Díaz y Nieto, que trabaja el mismo estilo.
Gracias por pasar. Un beso
Qué me va a importar, Jose Antonio.Al contrario, es un honor que lo muestres en tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.