Cuando observaba la campiña andaluza desde la
ventanilla del abarrotado tren Expreso que me conducía a París, sentí un nudo en mi garganta y una opresión
en el pecho al constatar que me alejaba cada
vez más de mi pueblo.
De un
compartimento cercano me llegaron las
notas tristes de una guitarra, y poco después el dolor de un aficionado al flamenco, que con
la voz rota cantaba a España:
“Adiós
mi España querida,
dentro
de mi alma
te llevo metida.
Y es
porque soy un emigrante
jamás en la vida
yo podré olvidarte”
Y mientras el tren bordeaba el Guadalquivir, cuyas
aguas verdosas corrían en dirección
contraria, surcando un mar de olivares y girasoles, mi corazón herido
abrió las compuertas que contenían mis lágrimas y de mi garganta se escapó un gemido al
percatarme del preciado tesoro que dejaba atrás
al abandonar mi casa, mi novia, mi trabajo y mis amigos en busca de fortuna y libertad.
Y lo más triste, fue tener que adaptarme a todo mientras perdía poco a poco mis raíces.
Después
de varios años trotando por el mundo, de haber probado lo bueno y lo prohibido,
de haber conocido gente noble y maligna, democracias libres y regímenes
diabólicos…, orgulloso de ser español, regresé a España para que en ella nacieran mis hijos.
Hoy, avanzado
ya mi otoño, cansado y temeroso ante el duro invierno que se avecina, viendo desde
mi ventana el brocal del pozo oscuro en
que nos han metido los políticos, ¡esos
malditos!, me pregunto si al regresar a España les hice un favor a mis hijos, o más bien los condené
a la esclavitud y al ostracismo.
Muchas veces recuerdo la canción del Emigrante, pero ahora contiene distinta letra:
“ Y tú,
mi España querida,
igual
que mi alma
te sientes herida.
Y es
porque fui un emigrante
jamás en la vida
volver
a tus brazos
podré perdonarme”
Qué distinto era todo, también ahora tienen que salir los jóvenes a buscar esas "habichuelas" que aquí no encuentran. Estoy segura que tus hijos están contentos con estar aquí a vuestro lado, todo volverá a la calma, a ser como estos años que se han pasado, "un poco mejor que ahora" y tú también lo veras distinto, muy guapo el chico de la tour ¡Ay Juan! Estamos en esta España que... También nosotros decimos lo mismo... si nos hubiésemos quedado, pero por otro lado también aquí vivimos "regular" más que nada por el carácter muy "español". Allí todo es respeto para nosotros los artistas, aquí "la mierda flota" en vez de estar en el suelo para demostrar que tienes mucho público.
ResponderEliminarAbrazos amigo y cuando quieras repasamos nuestros años lejos de la patria.
No sé adivinar el futuro pero lo que se nos viene encima no tiene buena pinta.
ResponderEliminarVan a venir más recortes.
España acabará pidiendo el rescate y eso será la muerte del estado del bienestar.
El futuro cercano estará plagado de salarios bajos, mucho paro y servicios públicos de muy mala calidad.
No hay que ser Nostradamus para darse cuenta de ello.
Más adelante, o sea de aquí diez o veinte años, ya no sé.
Saludos.
Qué nostálgico...
ResponderEliminarNo pude evitar unos lagrimones, por que sé lo que es viajar, dejar todo, ir lejos, empezar de cero...
Uno encuentra en el camino, en la vida muchas cosas interesantes y bonitas, pero nada se compara al terruño de uno; tierra y madre hay una sola...
Un abrazo Juan, que el otoño aún no está por llegar.
Hola, Higorca: muchas gracias por tus ánimos. Lamentablemente estamos solos. mis hijos viven en diferentes ciudades: Castellón, Valencia, Badajoz Y Orense. Como ves, hace años tuvieron que buscarse las habichuelas en otra parte; Andalucía siempre echó a sus hijos,los prepara bien,pero luego no les da trabajo. Aquí sólo hay sitio para terratenientes,hosteleros y poiticos corruptos. ¡Qué triste que desde la Junta y el Gobierno se anime a los jóvenes titulados irse al extranjero!
ResponderEliminarEn nuestra época también España vivía de las divisas que enviábamos desde el extranjero cada mes. Nada ha cambiado, aparte de los nombres de los que ocumpan los sillones de las Cortes. Muy optimista te veo; no creo que esto vaya a mejorar. Pues sí,Higorca, me gustaría mucho recordar contigo experiencias pasadas.Un beso.
Pienso lo mismo que tú, Toro salvaje.
ResponderEliminarcada día la población del mundo crece en millones de personas y al mismo tiempo se reduce la producción de alimentos. Continuarán llegando oleadas de seres hambrientos a disputarnos el pan duro y las patatas, que es lo único que se podrá comer en los hogares españoles dentro de unos años.No, no hace falta ser Nostradamus para ver lo que nos depara el futuro inmediato.
Saludos, amigo.
Hola, genessis: siento haberte provocado tristeza y nostalgia, tú también sabes lo que significa emigrar y me entiendes.
ResponderEliminarEn verdad nada es mejor que vivir en nuestro terruño, pero cuando ves que una madre no se ocupa de sus hijos y los abandona a su suerte, se le pierde el respeto y el cariño y sientes vergüenza de ser hijo de ella. Eso me pasa a mí ahora con respecto a la madre patria:la veo como una ramera que deja a sus hijos en la puerta del hospicio y se vende al mejor postor. Es lamentable, pero es así. Un beso
Debió ser duro aquello por lo que pasasteis, y es increíble que ahora, por el egoísmo y los intereses de algunos miles de personas se vean abocadas a repetirlo.
ResponderEliminarNo sé cuántos de ellos volverán, como lo hicisteis vosotros, porque me temo que esto se hunde.
Un abrazo, compañero.
¡Hola, Jesús! Como puedes ver, la historia se repite generación tras generación;los españoles, sobre todo los andaluces, somos carne de emigración. Con lo que está sucediendo en España, yo creo que tanto el titulado universitario como el profesional que encuentre un buen trabajo en el extranjero se quedará para siempre; aquí no hay más que ruina y mala leche.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola, María! Me alegro leerte,señal de que estás mejor.
ResponderEliminarEsa foto es de septiembre de 1973, ya teníamos un hijo y hacía 2años que habíamos regresado a España.Entonces vivíamos en Valencia.
Dejamos a nuestro hijo con mis padres y nos fuimos de vacaciones con la asociación de vecinos en autocar a Bruselas.Hicimos las escalas siguientes: de Valencia a Vitoria,París,Bruselas, Andorra y Valencia.
En París estuvimos un día y yo les serví de guía al conductor. Los llevé a la Torre Eifel y el Trocadero,el Arco de Triunfo y Notre Dame.En Bruselas estuvimos tres días y al regreso no nos detuvimos en París, sino que fuimos hasta Nimes, y luego directamente a Andorra, donde pasamos 36 horas, y de allí a Valencia.
Muchos besitos para ti, María, y un fuerte abrazo a tu marido.