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martes, febrero 08, 2011

PIMIENTOS RELLENOS


Esta mañana mi Carmen, que lleva un par de semanas estirando los euros para recuperar los excesivos gastos de fin de año y día de reyes pasado, me ha preguntado si prefiero comer un guiso de arroz con carne y pimientos o pimientos rellenos de carne y arroz . Yo ya había comido pimientos rellenos de carne, pero de arroz...
¡La imaginación al poder!
El caso es que al llegar a casa a la hora de comer me enseñó el menú que había preparado, y yo, que tengo el corazón más grande que un autobús de sesenta plazas, lo comparto con ustedes.
PIMIENTOS RELLENOS
Ingredientes para cuatro personas: 4 pimientos, 1 vaso de arroz, 250 gramos de carne picada, pimienta, pimentón picante una cucharadita sal, 1 kg. de tomate, ajo, agua, aceite.
En una olla se echa agua, 1 vaso de arroz un poco de sal y una cucharadita de aceite. Se cuece hasta que esté casi blando.
A los pimientos se les corta un extremo, o sea: la corona, y se deja la parte grande para rellenar.
Se coge una sartén y se hace un sofrito con ajo cortadito en rodajas, las coronas cortadas de los pimientos, el tomate y un poco de cebolla.
Cuando está deshecho el tomate se saca la mitad del sofrito y se guarda aparte. Entonces se echa en la sartén la carne picada y se añade el pimentón y un poco de pimienta, se sofríe hasta que esté tierna. Una vez acabado el sofrito, se le añade el arroz y se mezcla todo bien; luego se toman los pimientos y se rellenan con el contenido de la sartén.
Se ponen los pimientos en una fuente y los rociamos con la salsa del sofrito de tomate que habíamos puesto aparte y se introduce en el horno.
Bandeja recien sacada del horno
Hay que estar atentos y pinchar los pimientos de vez en cuando para que no se quemen. Cuando estén blandos, se sacan y se sirven. Y ya está. ¿Ven qué fácil?


lunes, febrero 07, 2011

PARA MIS AMIG@S


Pido perdón a l@s amig@s que no salen en el corazón. No es que los haya olvidado, sino que el programa que lo hace remueve todas las imágenes a su antojo para darle forma al corazón y los ha colocado debajo de las otras fotos. No ha salido ni una mía con mi esposa.

Alguien que me deje ser para él, todo lo que yo quiero que él sea para mi.

Que Es Un Amigo

El autentico amigo es el que lo sabe todo
sobre ti y sigue siendo tu amigo.
Kurt D. Cobain

Amigo es aquel cuya compañía no nos
impide pensar en voz alta.
Ralph W. Emerson

Amigos son aquellos extraños seres que
nos preguntan cómo estamos y se esperan
a oir la respuesta.
Ed Cunningham

Un amigo fiel es un
alma en dos cuerpos.
Aristoteles

La única manera de hacer
un amigo es serlo.
Ralph W. Emerson

Tomate tiempo en escoger un amigo pero
se más lento aun en cambiarlo.

No hables si lo que vas a decir no es
más hermoso que el silencio.
Proverbio árabe

Que Es Un Amigo

viernes, febrero 04, 2011

LA SIERRA DE CÁDIZ SE MUEVE


En la soleada mañana que ha aparecido hoy, la plaza de España en Cádiz ha sido invadida por un grupo de unas quinientas personas, llegadas en autocares fletados en diferentes pueblos de la provincia para exigir la permanencia en sus respectivos municipios de los centros de enseñanza en que estudian sus hijos.

El mensaje más repetido a lo largo de la mañana ha sido este: «Los habitantes de los pueblos no son paletos, son ciudadanos con los mismos derechos y deberes que los de las grandes ciudades». Y para ello apelaban a la Constitución:

Sobre la igualdad:

Artículo 139.

1. Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado.

Sobre la enseñanza:

Artículo 27

1. Todos tienen derecho a la enseñanza. Se reconoce la libertad de enseñanza.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respecto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.

5. Los poderes públicos garantizarán el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con la participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.

El Gobierno facilitará las estructuras necesarias en los municipios para su desarrollo, de manera que no exista discriminación en las facilidades y medios que disfrutan los ciudadanos en las grandes ciudades y en las zonas rurales

Artículo 130.

1. Los poderes públicos atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y, en particular, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca y de la artesanía, a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles.

2. Con el mismo fin, se dispensará un tratamiento especial a las zonas de montaña.

La manifestación iba encabezada por los representantes de los vecinos de los diversos pueblos que acudían a Cádiz a protestar por el traslado de los centros educativos. Entre ellos descubrí algunos rostros conocidos: Antonio Sañudo Vázquez, de Algar; don Paco, cura de Algar; el parlamentario de IU, Ignacio García, y José Manuel González, de El Gastor.

Desde la plaza de España, todos los manifestantes se dirigieron ruidosamente gritando eslogans y tocando pitos y trompetas a la plaza de Mina, donde está ubicada la Delegación de Educación y Ciencia, donde se explicaron las circunstancias que les habían obligado a desplazarse hasta la capital para solicitar una entrevista con la Delegada y exigir por escrito el compromiso de “Dejar las cosas como están, y no obligar a los niños de catorce años a levantarse a las seis de la mañana para viajar en autobús por carreteras en pésimo estado y asistir a los cursos de segundo de ESO en nuevos centros educativos situados a 30 km de sus domicilios, sufriendo inclemencias del tiempo como son la lluvia, el frío y heladas, y no regresar a sus hogares hasta la cuatro de la tarde.



Aseguran los padres y profesores de los niños que asistían a la manifestación que en tales casos los chicos llegan agotados y no les quedan ganas de hacer los deberes, lo que explica el enorme fracaso escolar que existe entre los niños de las zonas rurales.

Afirmaban que en los pueblos los ciudadanos también pagan impuestos y tienen derecho a que se invierta en ellos lo mismo que en las grandes ciudades y no como sucede actualmente, que ni tienen carreteras, ni hospitales, ni universidades, y encima se les quiere privar de los institutos de enseñanza que tienen, obligando a los niños, sus hijos, a desplazarse a las ciudades importantes para recibir la enseñanza que ahora reciben en sus respectivos pueblos al lado de sus familias.

Como era de prever, la puerta estaba blindada y no se permitía la entrada a nadie. Esta gente ya se sabe: cuando mandan se creen dioses y están por encima de la ciudadanía.

La Delegada se negó a recibirles. Es sabido que los políticos olvidan sus promesas electorales y no cumplen con el deber de escuchar y solucionar los problemas de los ciudadanos que les pagan sus elevados salarios con sus impuestos.

Creo que hubiera bastado recibirles y hacerles comprender que de momento no hay problema, que no habrá cambios, y aparcar el tema para que más adelante, si la situación mejora, somerterla a debate para que la gente hubiera salido, si no contenta, al menos conforme; pero el negarse a recibir a una representación de seis u ocho pueblos de la Sierra para oír sus quejas sólo demuestra una falta de respeto y educación hacia la ciudadanía. Paradójico: La Delegada de Educación demuestra tener muy poca educación.

Existe una obra de Orwell, titulada «Rebelión en la granja», publicada durante la Segunda Guerra Mundial, que ya entonces retrataba a la perfección la decepción que nos llevaríamos los votantes de la izquierda por el comportamiento de sus compañeros de fatigas cuando éstos alcanzaran el poder.

Un libro muy ameno escrito para niños, pero que asombra a los adultos por el realismo de su contenido. Un libro que debería ser de lectura obligada en las escuelas.

Os lo recomiendo de corazón.

Pasaban unos minutos de la una de la tarde, cuando la manifestación se disolvió y cada cual regresó a sus lugares de origen. Yo regresé a mi casa. En la mente de todos nos quedó claro que la lucha no hacía más que comenzar.



jueves, febrero 03, 2011

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Ayer me fui a caminar solito, aprovechando el soleado día. Hacía meses que no hacía ningún ejercicio y las adiposidades se pegan a mi cuerpo como nidos de golondrinas a los balcones.
Tomé dirección al centro de la ciudad, la atravesé, siguiendo la orilla del Guadalete, y caminé recto hasta la playa de la Puntilla.


























La marea estaba baja, la orilla estaba lejos y había que atravesar
una franja de arena de trescientos metros.
























Continué mi marcha por el espigón hasta que se cortó el camino al llegar al mar. Ignoro cuántos metros de muro le ganaron al mar para encauzar el río y proteger la playa, pero tardé 25 minutos caminando de prisa en recorrer el espigón de principio a fin.

















El camino lucía la erosión causada por el mal tiempo en estos últimos años y había hoyos y rocas a punto de desprenderse y caer rodando al agua.


















Dos o tres catamaranes llenos de turistas me adelantaron y continuaron su viaje a Cádiz.




















































Por el río el barco navega como una seda, no se nota ninguna sacudida; pero cuando sale del espigón y se adentra en la bahía, da tal respingo que parece que el navío haya visto emerger a Neptuno con su tenedor, y a partir de ahí comienza un tramo de unos trescientos metros de turbulencias que hace que algunos pasajeros sientan fatigas. Son las corrientes de agua que entran con fuerza del Atlántico en la bahía.


















Al otro lado del río hay otro espigón que protege de las corrientes a la Playa de Valdelagrana. En su extremo, cara al mar, divisé la silueta de la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, encaramada en un pilar. Ayer no saludaba a nadie y no lo tuve en cuenta. La comprendo, la pobre mujer toda la noche aterida de frío, soportando un viento helado del norte. ¡Vamos que la cosa no estaba para milagros!, y si algún marinero necesitara de su ayuda no creo que ella moviera un dedo. Y que me perdonen los creyentes, ¿pero cómo va a mover un dedo una virgen de piedra?
Por que virgen sí lo es, no creo que nadie hay intentado penetrarla… Aunque vete tú a saber, pues, como dicen por aquí « Hay gente pa tó».
A lo largo del camino había varios hombres con cara de haber pasado mucho frío, pues, al parecer, habían madrugado mucho para colocar sus cañas de pesca e intentar llevarse el cestito lleno de pescado para casa, pues con 400 euros una familia no puede vivir y hay que ayudarse de una forma u otra para llegar a fin de mes.


















Se movían de un lado a otro contando chistes y gastando bromas a los que estaban más abajo, junto al agua. Ya veo la escena: un hombre sentado abajo con su caña y los de arriba empujando una de las rocas que están en equilibrio a punto de caer hasta que ésta sale rodando y aplasta al pescador. «¡ Hijoputas, cabroneeeees!», grita el pobre bajo la piedra, y los otros le dicen:
« ¡No te enfades, joé, no aguantas ni una broma, maldita sea la leche que has mamao!»
En fin, que ayer hice 12 kilómetros de marcha en dos horas y media y llegué rendido a casa, justo a la hora de comer.
Observé que la crisis sólo se nota en los escaparates de las tiendas y en los numerosos comercios de toda la vida que ahora están cerrados. Por lo demás, la gente vive alegre, en los bares están los de siempre y sólo se habla de la liga de fútbol, del Cristiano o del Messi, y del Carnaval, que para eso sí hay dinero, aunque en Cádiz sólo trabaje uno de cada tres, soportando un 33% de paro.










jueves, enero 27, 2011

SOY LIBRE



















Se pierden en la noche del tiempo los momentos de alegría y de sueños que compartí contigo. Difuminada está tu imagen en la niebla; ya no escucho en mi mente la dulce voz y las cristalinas risas que atravesaban mis oídos y erizaban mi piel, derritiendo mi alma castigada por los avatares de la vida.

Hoy me siento libre, se rompieron las cadenas que a ti me ataban y me impedían vivir. Hoy ensancho mi pecho y aspiro el aire limpio; vuelo y veo el mundo desde lo alto, y aparece diáfano el horizonte en todas direcciones…

Entiendo que te había sobrevalorado, que no eres la singular estrella capaz de iluminar mi mundo, ni siquiera eres estrella sino vulgar reflejo en el espejo de la luz de los luceros.

Nada haces que no tenga un determinado propósito, todo lo has perfectamente calculado. Lo demás: tu proclamada sensibilidad, tu amor y tu humildad es puro teatro.

Hoy me siento libre, ¡sí, libre al fin! Puedo volar, y vuelo.

martes, enero 25, 2011

DOS AMIGOS
















La Naturaleza
no se había mostrado generosa con Pablito, quien, a sus nueve años, tenía escasas luces y era mudo.

Había nacido sobre un colchón de paja tirado en el suelo en el interior de una choza anexa a las cuadras de un cortijo, donde sus padres trabajaban desde siempre.

El padre cuidaba de los dos hermosos corceles blancos de raza árabe que habitaban los establos, los ensillaba y los tenía listos para cuando el amo, don Francisco Sánchez, y su hijo, el señorito Juan, decidieran montarlos. La madre se ocupaba de la cocina y las labores de la casa.

Pablito adoraba a los caballos y los contemplaba, ensimismado, cuando salían de las cuadras al paso y, de pronto, al sentir las espuelas en los costados, se encabritaban y se lanzaban al galope, complaciendo a sus amos. A veces, absorto en el espectáculo, no se daba cuenta de que estaba en medio del camino, y recibía el varapalo del señorito:

« ¡Quita de ahí, niño estúpido!»

Y su padre corría a su encuentro, maldiciéndolo, y le cogía por la oreja y le empujaba adentro de la cabaña. Ésa era su vida, así pasaron los años.

Un día, un perro famélico apareció en el cortijo. Nadie sabía de dónde venía ni quién era su dueño. El animal se acercó a Pablito meneando el rabo, y el niño le puso la mano en la cabeza y acarició su pelaje. No hizo falta más preámbulo para que ellos se entendieran y se hicieran amigos.

Pablito le daba trozos de pan duro y restos de la comida que tiraban los señoritos. Todos los días se iban juntos a deambular por la dehesa; el niño lanzaba piedras y palos para que el perro corriese a recogerlos, y, cuando se cansaban, jugaban a pelearse en la hierba. El sol brillaba en lo alto, la piara de cerdos ibéricos rebuscaba las bellotas bajo las encinas, mientras el niño revisaba las perchas y cepos en busca de alguna incauta presa. De noche, el perro se tumbaba a su lado en el jergón, y, al menor ruido, estiraba las orejas y ladraba para ahuyentar el peligro.

Un día, el amo entró muy irritado en la choza cuando Pablito se tomaba un tazón de leche migada con pan duro que su madre le había puesto para desayunar, y le dijo a su padre que estaba agotado y sufría de los nervios, pues no podía dormir casi ninguna noche porque el perro ladraba mucho y lo despertaba.

—Así que llévate al perro y mátalo. No quiero verlo más, ni aquí ni por la dehesa.

—No se preocupe usted, don Francisco, que esta tarde, cuando vaya al pueblo por la compra para la señora, me lo llevaré y acabaré con él para que no moleste más.

Y Pablito se agarró a la mano del amo y comenzó a ponerse rojo. Sentía un ardor subirle desde el vientre hasta el pecho, intentaba hablar y decirle que él enseñaría al perro a estar callado; pero las palabras no salían de sus labios y el amo le empujó desdeñosamente.

—¡Quita de en medio, idiota! Entre tú y el perro, me tenéis harto. Prepárate si cuando yo regrese esta noche me encuentro al perro.

Y aquella noche el perro no estaba. Ni el niño tampoco. Ambos habían huido y caminado durante horas, atravesando ríos, montes y cañadas. Y, cuando les sorprendió la noche, se sentaron bajo una encina y se repartieron el pan y el tocino que Pablito había sustraído de la cocina. Luego, extenuados por la agotadora caminata, se tumbaron sobre la hierba y se quedaron dormidos con el monótono canto de los grillos, bajo la atenta mirada de un mochuelo que vigilaba el camino desde una rama.

La noche estrellada de enero extendió sus sábanas de escarcha y cubrió con mantas de aire helado a las dos criaturas, quienes, abrazadas, compartiendo el amor y el calor de sus débiles cuerpos, se quedaron dormidas.

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domingo, enero 16, 2011

¡ANDALUCÍA ES DE CINE!



La noche es más larga si transcurre en una sala de hospital. En serio.

Hacía diez años que no pasaba una noche en el hospital de Puerto Real y después de ese tiempo pocas cosas han mejorado, a pesar de los enormes gastos en publicidad que ha realizado la Junta para convencer de lo contrario:

Han pintado las paredes y han eliminado una de las tres camas, dejando más espacio para moverse; han puesto dos taquillas para que cada paciente guarde su ropa. Antes había clavos en las paredes para colgar las perchas. Las camas son nuevas y con mando a distancia para cambiar de posición. Antes eran las clásicas y viejas camas de hospitales y horfanatos, echas con tubos de hierro pintadas de blanco, y con una manivela para elevar el cabezal.

Para los acompañantes no ha cambiado mucho, aunque éstos realizan muchas veces la labor que deberían hacer los enfermeros que hacen la guardia, pues cobran por ello y se pasan la noche durmiendo, a menos que los llames por el timbre.

Colgado de una alcayata en el muro destaca el cartel de la Junta:

DERECHOS DE LOS PACIENTES: Recibir atención sanitaria en condiciones de igualdad, sin que pueda ser objeto de discriminación por razón alguna, respetando su personalidad, dignidad humana e intimidad.

· Que se le ofrezca la atención, las prestaciones y servicios sanitarios disponibles que se consideren necesarios para cuidar su salud.

· Que se realicen todas las acciones oportunas que, junto a la atención a su proceso, tengan como fin reducir y paliar el sufrimiento y el dolor tanto en aquellas situaciones críticas como ante el proceso de la muerte, de acuerdo con el máximo respeto a la autonomía, la integridad y la dignidad humana.

¿Y eso se cumple? Veamos:

Una semana antes, recibimos una llamada en casa citándonos para el martes, día 12 a las doce del día. Nos dicen que después de las siete no deberíamos comer nada, pues iban a intervenir a la paciente al medio día y que, tras unas horas de observación, nos vendríamos para casa el mismo día.

Llegamos a las 11, una hora antes, para presentar la documentación e historial y recibir información. Nos dicen que vayamos a la sala de espera y que ya nos llamarían. Nos llaman a las cinco de la tarde, ¡cinco horas esperando. Mi mujer sin comer desde las siete de la mañana, sabiendo ellos que es diabética y propensa a sufrir bajones de azúcar si no come! Ahí empecé a acordarme del presidente de la Junta, de la Consejería de Sanidad y de todos sus muertos. Pero no nos llamaban para ingresar, no, aún no. Era para llevarnos a conocer la habitación y el número de cama que mi mujer iba a ocupar. Porque, dada la hora tardía en que iba a ser operada, se iba a quedar ingresada. A las 7 de la tarde vienen a buscar a mi esposa y la llevan a quirófanos; yo debo esperar en la sala de espera, dejando todo el equipaje en la habitación. A las 9 me llaman para decirme que la operación ha salido bien y que mi esposa se halla en la sala de observación. De las dos cosas que había programadas para operar sólo le han hecho una, la del menisco, pues la otra, rotura de ligamento, dice la cirujana que es una fractura muy antigua y no la opera porque mi esposa no tiene treinta años sino 60, y con esa edad no merece la pena.

Puede que a partir de ahora mi esposa no sienta molestias del menisco, pero continúe sufriendo por los ligamentos. Pero si le duele la rodilla y acudimos al médico de cabecera, nos dirá lo de siempre: «Es la edad, no podemos hacer nada.»

¿Pero es que no han leído lo que dice el primer artículo de los Derechos de los pacientes?

Bueno, prosigamos: a las once me avisan de que Carmen ya está en su habitación y que puedo subir. Se queja de la mano, donde el anestesista le ha pinchado tres veces para encontrar la vena, y como ella se quejara el hombre le pide perdón: «Es la crisis», asegura, mostrando la aguja toda doblada, ejemplo de la calidad de los materiales que compra la Junta de Andalucía para recortar gastos. Me imagino al encargado de compras de la Consejería de Salud rebuscando en los bazares chinos las agujas, esparadrapos, tijeras y demás utensilios para uso de hospitales públicos.

Como mi esposa está recien operada, no le dan cena. Pero tranquilos, ya tiene medicación y, además, ellos están al tanto por si necesita algo. Carmen está sedada y pasa la noche adormilada, incluso ronca a veces. Yo estoy sentado en un sillón antiguo, cuyo reposa pies está roto y colgando, estiro las piernas con cuidado por el peligro de que la chapa me corte en los tobillos. Paso las horas intentando dar una cabezada, pero la señora que acompaña a la enferma de la cama de al lado no cesa de arrastrar el sillón buscando mejor acomodo. La miro con cara de asesino, pero la perdono porque es una mujer de cuarenta, está de buen ver y tiene un trasero que invita a soñar.

A las cuatro de la madrugada logra por fin quedarse dormida, y ronca como un venado en celo, ¡ y se tira pedos! Pedos tan sonoros que la despiertan. Ella disimula tosiendo y mira de reojo para ver si yo los he escuchado. Me veo bligado a salir de la sala para respirar, pues si el tabaco está prohibido, nada hay decretado sobre los pedos. «Paciencia, tiempo al tiempo; todo llegará.», dice la estúpida vocecilla en mi conciencia. ¿Pero cómo puede un culo tan bonito estar tan podrido? «Es lo que se conoce por publicidad engañosa. Denúnciala», responde la misma voz en mi interior.

Pero vamos a ver, seamos realistas: ¿Cómo demuestro yo ese fraude ante el juez?

Dos horas más tarde, subo un poco la persiana y contemplo un bellísimo amanecer.

Luego, abro un poco la ventana para que entre aire limpio, y en ese momento recuerdo un cartel del Metro: «Antes de entrar, dejen salir», y yo, que soy respetuoso con las normas, me aparto a un lado para ceder el paso al perfume que ha dejado la vecina, que no es precisamente de Chanel 5, ni de Ester Laude. Ni siquiera de Avón.

A las diez de la mañana nos visitan el médico y el cirujano, y le dan el alta a mi mujer. Pero cuando el reloj marca la una de la tarde aún no me han entregado el documento. Traen la comida para los pacientes, pero como a mi esposa le habían dado el alta ya no se la dan. A esas alturas ya estoy cansado de esperar y voy a preguntar cuándo podremos salir del hospital, y me dice la jefa que vaya a Administración a recoger los documentos y recetas, y que pida las muletas que había recetado la cirujana. Voy de una oficina a otra, pues los administrativos o no están en sus puestos o me dicen que es en otro sitio. La voz maldita y provocadora de mi ego resonaba en el silencioso cerebro: « No te dejes avasallar; esos trámites no debes hacerlo tú, sino que los enfermeros, que cobran de los impuestos, deben traerlo todo a la habitación.»

Pero es tarde y van a proceder al cambio de turnos, y lo que menos deseo es recomenzar desde cero. En Administración trabaja una joven muy guapa con una deficiencia física, que es nueva y no se aclara con los impresos que debe rellenar. A su lado, una mujer con bata blanca le explica pacientemente cómo debe hacerlo. Se lo repite dos o tres veces, para nada. Mientras tanto, yo me subo por las paredes. Al cabo de media hora llega un ATS que conozco porque antes trabajaba en El Puerto en el mismo centro médico al que yo acudo cuando estoy enfermo; él me reconoce, me saluda y me pregunta por mi esposa. Yo le digo que está bien, y que llevo dos horas intentando llevármela del hospital sin éxito alguno. «Paciencia, caballero; aquí sabemos la hora en que hay que ingresar, pero no se sabe cuándo se va a salir».

Son las 13 horas 45, cuando regreso a la habitación con todos los documentos y las muletas. La enfermera jefa le dice a mi mujer que se ponga otra inyección de Clexane cuando llegue a casa.

¿Qué inyección?pregunta mi esposa.
La misma que le pusieron anoche, una para prevenir coágulos del post operatorio responde la otra.

¡Pero si a mí nadie me ha puesto inyecciones!exclama mi esposa

La jefa se la queda mirando, extrañada, se rasca la cabeza (muy educada ella, pues no se iba a rascar el pubis delante de mí, creo yo, pues ¡bueno estaba yo para fantasías!) y se alza de hombros, luego le entrega a mi esposa la receta del Clexane.

Yo, a punto de sufrir un ataque de nervios, le ruego que llame a alguien para que lleve a mi esposa en un carrito hasta el aparcamiento y me dice que vaya ella con las muletas y que yo la acompañe. A punto de cometer un crimen, recojo a mi esposa y la llevo despacito al ascensor y la bajo hasta la entrada del hospital. Luego voy por mi coche y vengo a recogerla. Salí de allí como un apestado, maldiciendo una vez más a los chupópteros de la Junta de Andalucía que no sólo nos chupan la sangre a base de incrementar los impuestos, sino que encima presume de dar los mejores servicios sanitarios de todo el territorio español, como prueba que sea aquí donde se realicen los cambios de sexo y se regalen píldoras para el día después.

Curioso que nos digan que hacen falta más inmigrantes porque ha disminuido la natalidad y peligran las pensiones en el futuro, y por otra parte regalen pildoras para evitar embarazos. ¿Ustedes encuentran eso lógico o es que yo soy demasiado quisquilloso?

¿ANDALUCÍA ES DE CINE? SÍ, DE CINE DE TERROR

viernes, enero 14, 2011

¿CUÁNTOS CADÁVERES MÁS NECESITAIS, MALDITOS?

Los jóvenes son en la actualidad comunmente calificados como irresponsables y/o "ni-nis", y si sufren un accidente enseguida se les culpa porque se supone que van drogados o borrachos.

Y eso no es verdad, nada tiene que ver la juventud, pues está demostrado que, independientemente de su edad, unas personas son responsables y otras no. Recuerdo que un ministro de Felipe González fue cazado por el radar cuando viajaba a 220 km/hora por la autopista.

En el caso que muestra el video, la muerte de un joven en una carretera de mi pueblo natal, Algar, la culpa no ha sido de los jóvenes, sino del Ministerio de Fomento o de las instituciones que han asumido sus competencias. Concretamente, de la Diputación Provincial de Cádiz, a cuyos miembros sólo les preocupa su reelección y conservar el sillón. Aún permanecen carreteras cortadas debido a desprendimientos causados por las lluvias en diciembre de 2009. En 365 días, ¡no han hecho nada!

Hace un año, un joven circulaba a menos de 70 km/hora por esta carretera cuando de pronto su coche patinó en el barro que cubría la calzada. Debido a que no existen vallas de protección en esa curva, que anteriormente ya había ocasionado varios accidentes graves, se fue dar contra un muro de hormigón, pereciendo en el acto.

Ha pasado un año, han vuelto las lluvias y esa maldita curva continúa, un año después, sin ninguna valla protectora. ¿Cuántos muertos se necesitan en este puto país para que los responsables que nos gobiernan olviden sus intereses personales y cumplan con su deber?

Ante la nefasta gestión realizada, y perdida toda esperanza de regeneración política, los ciudadanos se ven en la necesidad de proclamar su enfado por las injusticias que sufren. De momento, lo hacen de forma pacífica: manifestándose por la carretera; luego, si sucede algo que nadie desea, las autoridades dirán que son unos exaltados y lanzarán sus dobermans contra ellos. Sí, dirán cualquier cosa antes que reconocer su incompetencia e hipocresía.

Para más información, pinchar aquí

sábado, enero 08, 2011

ADIOS, AMIGO



Desde hacía una semana, se ahogaba y tosía, no podía respirar ni tenía fuerzas para subir al sofá.
Mi perro Lucero, el que durante 14 años fue para mi familia cojín, juguete, guarda, amigo y leal compañero ya no podía más y mi alma sangraba viéndole sufrir. Con todo el dolor del mundo concentrado en mi corazón, ayer llamé al veterinario y lo sacrificó.
No he dormido nada en toda la noche, aún veo su mirada triste, incrédula, como de reproche por dejar que le inyectaran.
Hoy no valgo nada, me siento mal, muy mal, por haberle quitado la vida a mi mejor amigo. Perdonad que no os escriba ni visite vuestros blogs, no tengo ánimo para nada.

miércoles, enero 05, 2011

LAS ACELGAS CON GARBANZOS DE CARMEN

Foto del blog "Nostalgia bajo la Luna"

Han pasado las fiestas de Navidad y Nochevieja, comienza el nuevo año y luce el sol en la provincia de Cádiz. Mi cuerpo ha aumentado de peso y mi cartera lo ha perdido; se impone, pues, un régimen bajo en calorías y que sea económico. Por eso Carmen, esa andaluza que fue capaz de atarme en corto y conseguir en un año que medio París hablara perfectamente el andaluz antes que ella una sola palabra de francés, me ha dicho:

«Oye, Juani, hoy te viacé un platito de verdura, algo ligerillo de graza y mu baratito, que el dinero zenohaío zin darno cuenta y hay que apretalce el cinturón»

Et voilá:

Plato 1º: LAS ACELGAS CON GARBANZOS DE CARMEN

Ingredientes para dos personas: ½ kg. de garbanzos, 1kg de acelgas, 100g, de pan, ajo, comino, aceite y 2 huevos duros.

Doce horas antes se ponen los garbanzos en remojo.

Se cuecen en la olla las hojas de las acelgas y los garbanzos.

Mientras tanto, en una sartén se sofríen los ajos y el pan cortado en taquitos, y se condimenta con comino y pimentón.

Luego se echan los garbanzos y las acelgas en el sofrito, se mezclan bien y se añade agua del caldo de las acelgas. Dejar hervir 15 minutos hasta consumirse el caldo. Luego se corta el huevo en tiras y se coloca por encima.

2º Plato: GALERAS A LA SAL DE CARMEN

Ahora es el tiempo de las galeras y las hay de dos clases y precios: las de carne y las de coral.

Las de coral son las mejores y las más caras: hoy estaban en la plaza a12 euros el Kg.

Carmen sólo ha comprado medio, y han entrado 20 piezas. Salen, pues, a 0´30 euros pieza.

Se ponen las que se vayan a comer en un plato y se las espolvorea con sal. Luego se introducen en el microondas y se calientan durante cinco o siete minutos. Y ya están listas para servir.

La verdad es que su aspecto engaña: el menú estaba riquísimo, ha sido ligero y no ha pasado de 3´50 euros por persona, incluidos un botellín de cerveza, pan y fruta.