Ayer, sábado por la tarde,
mi esposa y yo fuimos al cine a ver "La mula", una película
basada en la novela de Juan Eslava Galán, que leí hace un par de años y me
encantó.
En principio no me gusta ver en el cine las novelas que he
leído: siempre salgo decepcionado. Pero
esta película tenía para mi un interés especial, pues me preguntaba yo estos
años atrás qué diablos tenía la película que yo no había visto en el libro para
que hasta el Ministerio de Cultura, haciendo alarde de una censura impropia de
una democracia, la vetara negándole su derecho
a ser proyectada en las salas de cine, y negándonos a todos los ciudadanos el
derecho a verla y a reflexionar sobre su
contenido.
En efecto, la película ha sufrido mucho para poder salir a
la luz desde el año 2009 en que se rodó:
A falta de una semana para finalizar
su rodaje, el director, Michael Radford, abandona al equipo y se marcha a Inglaterra
sin dar explicaciones. Y no contento con eso, obtiene de los tribunales
ingleses la prohibición de proyectar la película en Inglaterra. A partir de ahí,
la productora española recurre y demanda a los denunciantes por daños y
perjuicios a la vez que solicita la anulación de la sentencia.
La Corte Suprema falla a favor de la película y condena a
los ingleses a pagarle a la empresa española 270,000 euros más los costes del litigio, unos
s 450,000 euros.
Pero he aquí que Mercedes Elvira del Palacio, quien concurrió a las elecciones por el Ayuntamiento de Madrid en 2007 por el PSOE, y siendo subsecretaria del Ministerio de Cultura, decide no autorizar la proyección del
film en España, lo cual origina un nuevo
pleito en la Audiencia Nacional porque la
productora española acusa a esta señora de prevaricación y de ir contra los
derechos de los ciudadanos, un pleito que acaba en diciembre de 2012, con la
sentencia a favor de la proyección de "La mula".
Pero además, desde el mismo día en que se estrenó,
aparecieron criticas demoledoras en la
prensa y en las páginas webs especializadas en cine, que sin duda ha reducido
el número de entradas que ha recibido
esta película hasta hoy.
¿Qué tiene esta película que tanto odio suscita en las
fuerzas conservadoras?
La mula es una obra más
de las que trata sobre la Guerra Civil;
pero esta vez, y a pesar de que la sonrisa no se te borra durante casi toda la
película, la cosa va en serio.
La película nos muestra a un soldado de clase humilde, que
hace de arriero en el frente y se encarga de traer provisiones y de llevar en reatas de mulas a los heridos hasta
los hospitales más cercanos.
En uno de esos peligrosos viajes, y en medio del fragor de
la batalla, se encuentra una mula sola junto al cadáver de su amo, un soldado
del bando republicano. A partir de ese momento, el campesino decide quedarse
con la mula y protegerla para llevársela a su casa cuando finalice el
conflicto.
Las peripecias que pasan en la compañía para ocultar a la
mula, las anécdotas que viven los soldados, ansiosos por ligar con las mujeres
de los pueblos que defienden; la ansiedad de las chicas por encontrar un marido
que les mantenga en un futuro que auguran próximo, logran que la sonrisa no se borre del rostro
de espectador.
Pero no todo es gracioso, también se muestra la crudeza de
la guerra, las pérdidas de amigos y familiares, ejecuciones sumamente violentas
que revuelven el estómago...
Y la ternura.
La relación de amistad y comprensión que surge entre el
animal y el soldado que la protege, ver a un hombre hecho y derecho llorar de alegría y besar al animal cuando lo
encuentra sano tras un bombardeo; la pena que sienten ambos cuando se despiden
para siempre... El desengaño amoroso que sufre el soldado cuando sorprende a su
novia con un oficial... Todo ello provoca un
nudo en la garganta, un picor en los ojos y unos sentimientos difíciles
de explicar con palabras.
La película ha sido galardonada en el Festival de Cine 2013 de Málaga.
En contra:
Los tres o cuatro primeros
minutos de la cinta se pasan viendo a los soldados de ambos bandos en sus
trincheras lanzando insultos y palabrotas soeces al enemigo. El excesivo y mal
sonante repertorio de tacos pronunciados se hace pesado y desagradable;
pero bueno, quizás en la guerra sucedía así.
Lo mejor es que vayan ustedes a verla. No se arrepentirán: por esta vez, la
película no desmerece a la novela. Incluso la supera.