El mensaje más repetido a lo largo de la mañana ha sido este: «Los habitantes de los pueblos no son paletos, son ciudadanos con los mismos derechos y deberes que los de las grandes ciudades». Y para ello apelaban a la Constitución:
Sobre la igualdad:
1. Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado.
Sobre la enseñanza:
“Artículo 27
1. Todos tienen derecho a la enseñanza. Se reconoce la libertad de enseñanza.
2. La educación tendrá por
4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.
5. Los poderes públicos garantizarán el derecho de todos a la
El Gobierno facilitará las estructuras necesarias en los municipios para su desarrollo, de manera que no exista discriminación en las facilidades y medios que disfrutan los ciudadanos en las grandes ciudades y en las zonas rurales
Artículo 130.
1. Los poderes públicos atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y, en particular, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca y de la artesanía, a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles.
2. Con el mismo fin, se dispensará un tratamiento especial a las zonas de montaña.
La manifestación iba encabezada por los representantes de los vecinos de los diversos pueblos que acudían a Cádiz a protestar por el traslado de los centros educativos. Entre ellos descubrí algunos rostros conocidos: Antonio Sañudo Vázquez, de Algar; don Paco, cura de Algar; el parlamentario de IU, Ignacio García, y José Manuel González, de El Gastor.
Desde la plaza de España, todos los manifestantes se dirigieron ruidosamente gritando eslogans y tocando pitos y trompetas a la plaza de Mina, donde está ubicada la Delegación de Educación y Ciencia, donde se explicaron las circunstancias que les habían obligado a desplazarse hasta la capital para solicitar una entrevista con la Delegada y exigir por escrito el compromiso de “Dejar las cosas como están, y no obligar a los niños de catorce años a levantarse a las seis de la mañana para viajar en autobús por carreteras en pésimo estado y asistir a los cursos de segundo de ESO en nuevos centros educativos situados a 30 km de sus domicilios, sufriendo inclemencias del tiempo como son la lluvia, el frío y heladas, y no regresar a sus hogares hasta la cuatro de la tarde.
Aseguran los padres y profesores de los niños que asistían a la manifestación que en tales casos los chicos llegan agotados y no les quedan ganas de hacer los deberes, lo que explica el enorme fracaso escolar que existe entre los niños de las zonas rurales.
Afirmaban que en los pueblos los ciudadanos también pagan impuestos y tienen derecho a que se invierta en ellos lo mismo que en las grandes ciudades y no como sucede actualmente, que ni tienen carreteras, ni hospitales, ni universidades, y encima se les quiere privar de los institutos de enseñanza que tienen, obligando a los niños, sus hijos, a desplazarse a las ciudades importantes para recibir la enseñanza que ahora reciben en sus respectivos pueblos al lado de sus familias.
Como era de prever, la puerta estaba blindada y no se permitía la entrada a nadie. Esta gente ya se sabe: cuando mandan se creen dioses y están por encima de la ciudadanía.
La Delegada se negó a recibirles. Es sabido que los políticos olvidan sus promesas electorales y no cumplen con el deber de escuchar y solucionar los problemas de los ciudadanos que les pagan sus elevados salarios con sus impuestos.
Creo que hubiera bastado recibirles y hacerles comprender que de momento no hay problema, que no habrá cambios, y aparcar el tema para que más adelante, si la situación mejora, somerterla a debate para que la gente hubiera salido, si no contenta, al menos conforme; pero el negarse a recibir a una representación de seis u ocho pueblos de la Sierra para oír sus quejas sólo demuestra una falta de respeto y educación hacia la ciudadanía. Paradójico: La Delegada de Educación demuestra tener muy poca educación.
Existe una obra de Orwell, titulada «Rebelión en la granja», publicada durante la Segunda Guerra Mundial, que ya entonces retrataba a la perfección la decepción que nos llevaríamos los votantes de la izquierda por el comportamiento de sus compañeros de fatigas cuando éstos alcanzaran el poder.
Un libro muy ameno escrito para niños, pero que asombra a los adultos por el realismo de su contenido. Un libro que debería ser de lectura obligada en las escuelas.
Os lo recomiendo de corazón.
Pasaban unos minutos de la una de la tarde, cuando la manifestación se disolvió y cada cual regresó a sus lugares de origen. Yo regresé a mi casa. En la mente de todos nos quedó claro que la lucha no hacía más que comenzar.