lunes, julio 18, 2016

PASA LA VIDA


Iniciamos nueva semana con viento de levante, lo mismo que despedimos a la anterior, y además hace calor, lo que se traduce en una flojera y renuncia a hacer ejercicio, como es el ir a caminar. Y aquí estoy ante la pantalla y el teclado sin saber qué voy a escribir.

La semana pasada mis Memorias avanzaron diez páginas, lo que suman 164. La de ayer  me preocupa pues trata de abusos sexuales en la escuela y no todo el mundo está preparado para conocer ciertas vivencias y entender la situación en que se producen. Muchos piensan que son consentidos porque se repiten, no entienden que el niño se halle confundido ante el comportamiento  inesperado de la persona adulta en quien confía, y a la vez paralizado por el miedo a las consecuencias. No sé si borrarla. Creo que nadie cuenta toda la verdad en sus biografías sino aquello que pueda beneficiarle. Los abusos sexuales en los niños marcan sus vidas para siempre. Son causa del desprecio y estigma de sus compañeros. Hace tres años, quizás para liberar un poco el peso que cargo desde aquel día,   comenté por primera vez lo sucedido con mi mejor amiga, la persona en la que mas confiaba y la que más quería, y se rompió el encanto.


En fin, por ahora me dedico a escribir  todos mis recuerdos, tiempo habrá en la etapa de correcciones y organización de los capítulos de eliminar lo superfluo.

Caminaba por la vida
triste y tímido el niño
Era como una sombra
aplastada y  sin cariño
por la vil deshonra

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