Iniciamos nueva semana con viento de levante, lo mismo que
despedimos a la anterior, y además hace calor, lo que se traduce en una flojera
y renuncia a hacer ejercicio, como es el ir a caminar. Y aquí estoy ante la
pantalla y el teclado sin saber qué voy a escribir.
La semana pasada mis Memorias avanzaron diez páginas, lo que
suman 164. La de ayer me preocupa pues trata
de abusos sexuales en la escuela y no todo el mundo está preparado para conocer
ciertas vivencias y entender la situación en que se producen. Muchos piensan
que son consentidos porque se repiten, no entienden que el niño se halle
confundido ante el comportamiento inesperado de la persona adulta en quien confía,
y a la vez paralizado por el miedo a las consecuencias. No sé si borrarla. Creo
que nadie cuenta toda la verdad en sus biografías sino aquello que pueda
beneficiarle. Los abusos sexuales en los niños marcan sus vidas para siempre. Son
causa del desprecio y estigma de sus compañeros. Hace tres años, quizás para liberar un poco el peso que cargo desde aquel día, comenté por primera vez lo sucedido con mi mejor amiga, la persona en la que mas confiaba y la que más quería, y se rompió el encanto.
En fin, por ahora me dedico a escribir todos mis recuerdos, tiempo habrá en la etapa
de correcciones y organización de los capítulos de eliminar lo superfluo.
Caminaba por la vida
triste y tímido el niño
Era como una sombra
aplastada y sin
cariño
por la vil deshonra
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