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lunes, julio 04, 2016

NAVIDAD EN LA RUE CHAPÓN, (MEMORIAS)


Foto de la red

Navidad en la Rue Chapón.

Pocos antes de la Navidad, los trabajadores de la fábrica Citröen recibieron su paga extra.
No había llovido ese día, y la Luna sonreía en el cielo. En la calle, una fina capa de escarcha iba cubriendo los coches. 

En el Star Hotel, algunos españoles mostraban orgullosos sus nóminas y hacían planes para irse de fiesta.
Unos sugerían ir al Molino Rojo, otros a la Sala Wagran, donde cantaba "El niño de Murcia" y luego había baile hasta el amanecer. No se pusieron de acuerdo y cada uno decidió irse  por su lado.
Entre ellos estaba Antonio Fernández, un granadino de Loja que  estaba antojado por una mujer que desde hacía un par de semanas ofrecía sus encantos en la esquina de la calle. 
Se llamaba María, tenía 38 años y era de Oviedo. Era preciosa: morena y con ojos azules, un cuerpo esbelto de un metro setenta, con unas curvas muy sugerentes que atraían lascivas miradas. Paseaba de un lado a otro en la acera con sus zapatos de tacón de aguja y luciendo minifalda roja y pantis claros bajo un abrigo negro ,de  astracán.

 Antonio Fernández "El granaíno", bajó a la calle a por María y la subió con ella a su habitación, situada en la misma planta que la mía, dos puertas a la derecha, al fondo del pasillo.
Al verlos llegar al rellano de la escalera y pasar por delante de nuestra habitación, que manteníamos abierta durante la reunión, sentí una mezcla de envidia y de pena. Envidia porque María me había entrado por los ojos y me había prometido a mí mismo hacerla mía cuando ahorrase algo de dinero. De momento era imposible, la mitad de mi salario se lo entregaba a "El Chato", y con la otra mitad apenas me alcanzaba para cubrir los gastos. Tal era mi situación que no pensaba ni celebrar la Nochebuena.
Me gustaba María, nadie mejor que ella para enseñarme a amar. Alguien le había contado sobre mí que había estado cuatro meses sin trabajo. "El Chato" me había estado adelantándome los gastos de la pensión y ahora necesitaría al menos dos años de trabajo para  saldar la deuda. Por eso ella no me proponía subir a su habitación con ella, pero se mostraba amable cuando yo pasaba por su lado.
A veces me paraba y me preguntaba cómo me iba en el trabajo, qué tal estaba  mi familia, y si pensaba quedarme en Francia o regresar a  Valencia. Ella afirmaba que era madre soltera y se vino a Francia para poder pagarle los estudios en la Universidad a su hija. Comenzó a trabajar de secretaria en una inmobiliaria donde para mantener el puesto debía de satisfacer la lujuria del jefe, un hombre de sesenta años, grueso, calvo y pervertido.
Decidió que si debía ejercer de puta para ganarse la vida, lo haría en la calle por su cuenta. A su hija le quedaban cinco años para finalizar la carrera de Medicina. Cuando eso sucediera, María regresaría a Asturias.

No habían pasado cinco minutos de la llegada de María con " El Granaíno", cuando se escucharon voces y golpes en la habitación. De pronto se abrió la puerta y "El Granaíno" empujó a la mujer para echarla fuera de su habitación, haciéndola caer al suelo. Luego arrojó su ropa y el bolso al pasillo y cerró la puerta.
María se hallaba sentada en el suelo desnuda y mirándonos con lágrimas negras resbalando por sus mejillas. Mostraba  un ojo morado que se le hinchaba cada vez más, y sangraba por la nariz. Al cabo de un par de minutos se levantó y comenzó a vestirse ante nuestros ojos, abiertos como platos:

Era un hombre 

2 comentarios:

  1. que maravilla
    no esperaba ese final

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  2. Ni nosotros tampoco cuando la conocimos, jajajaja. Muchas gracias por pasar, me alegra mucho que te haya gustado. Saludos

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