Hola a tod@s: perdonad que os haya tenido abandonados estas dos últimas semanas, lo he pasado bastante mal con neumonía y no tenía ánimos para nada.
Hoy, martes y trece, me encuentro mucho mejor y ya he dado un paseo por mi barrio. Esta tarde iré a ver una película: Intocables, y eso me recuerda que no escribi nada sobre la última que vi el Día de Andalucía: The Artist, la de todos los Oscars.
La verdad es que es una película excelente y original: en pleno siglo XXI, ver cómo era el cine en sus inicios, admirar las salas donde se proyectaban con sus lujosos palcos y las orquestas en primera fila acompañando con la música a las imágenes es una delicia.
La historia es simple, ya conocida en otras obras: la caída del ídolo del momento, reemplazado por una nueva y sensual actriz con la que se inicia el cine sonoro. Precisamente la misma chica que él ayudó a entrar en el mundo del cine viene ahora a quitarle el puesto. Se entrega al alcohol, se intenta suicidar ect... Pero ella esta enamorada de él y tratará de ayudarle.
Una historia tierna con escenas inolvidables.
Los personajes están muy bien interpretados por actores excelentes, sobre todo el perro. La banda sonora también es a destacar, los vestuarios, la fotografía en blanco y negro... todo es espectacular.
Lo mejor, el perro.
Me ha gustado mucho, la verdad; pero no entiendo que esta película haya conseguido tantos Oscars, desbancando a otras que según mi opinión, que coincide con la crítica, no desmerecían el trato recibido por el jurado. A mí personalmente me han gustado más las películas “Caballo de batalla” y “Los descendientes.”
Confundido por el veredicto del jurado de los Oscar he buscado en internet una explicación y al parecer han premiado la originalidad de hacer una película muda en el siglo XXI, lo cual no creo sea justo. Un premio se debe dar a la mejor obra, a la que más gusta; luego se valoran otros aspectos: efectos especiales, música, interpretación etc...
Pasa lo mismo con el Premio Nadal de literatura, que se da a la obra que contiene nuevos aportes a la escritura ignorando otros aspectos.
Un año comencé a leer una obra que no contenía puntos aparte: Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, y leí las doscientas primeras páginas sin respiro, las otras 248 las abandoné a su suerte; no podía más.
Definitivamente, no me parece bien eso de ignorar las buenas historias y ensalzar a quien presenta algo original, sea en el cine o en literatura.
Un año comencé a leer una obra que no contenía puntos aparte: Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, y leí las doscientas primeras páginas sin respiro, las otras 248 las abandoné a su suerte; no podía más.
Definitivamente, no me parece bien eso de ignorar las buenas historias y ensalzar a quien presenta algo original, sea en el cine o en literatura.
En fin, el mundo de gustos está en blanco