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sábado, diciembre 19, 2020
COSAS DEL RÉGIMEN
miércoles, noviembre 18, 2020
LA CARTA
«Querida Isabel:
Siempre
fui un hombre atolondrado e irresponsable. De soltero, a menudo
viajaba por mi trabajo, salía mucho y no podía dejar de dar rienda
suelta a mi fogosidad; no me retenía de pasar entre piernas
extrañas.
Un
día me dije: Basta, asienta tu cabeza, vuelve al pueblo, cásate con
ella y quédate para siempre, aunque sean menores tus ingresos,
aunque debas privarte de algunos lujos. Y así lo hice.
Y
nuestra vida fue apasionada y amorosa. Los años pasados a tu lado me
acostumbraron a tu amor y a tus caricias, apasionadas al comienzo;
rutinarias, mecánicas, repetidas después de un largo tiempo.
Y
apareció tu amiga, la mejor de entre ellas.
A
mis cuarenta y tantos años yo era viejo, vivía cansado, añorando
los viejos
tiempos de nuestro enamoramiento, los felices primeros años de casados. No quería vivir el tiempo que me quedaba de vida prisionero de la angustia del conformismo, y tener aventuras de amor y de pasión soñaba en mis momentos lúcidos.
Y
tu mejor amiga, en bandeja de plata me lo puso.
Fuimos
dos locos que se entregaron a la pasión sin límites, a disfrutar
del sexo maduro y experto del uno; del nuevo, inexperto y ansioso del
otro: una conjunción extremadamente agradable, adictiva y
apasionada.
Pero
con el tiempo me di cuenta de que faltaba algo en esa loca relación:
el amor…
Sucedió lo mismo que con el coche que teníamos,
¿recuerdas? Aquel viejo seiscientos que tuvimos durante catorce
años, que nunca nos dejó tirados, porque yo conocía cada uno de
sus componentes, cada uno de sus síntomas, y encontraba el remedio a
sus fallos fácilmente: los platinos, las bujías, el carburador, la
dinamo, el árbol de levas, los cilindros y pistones, las válvulas…
Cuando
había algún problema, yo lo desbarataba todo y lo arreglaba con
paciencia y cariño. Y luego vi aquel suntuoso coche alemán que me
deslumbró, me hipnotizó. Y me lancé a por él, privándote de
otras cosas básicas.
Sí,
es verdad que cuando salía con él llamaba la atención y que mi
prestigio alcanzó cotas insospechadas; pero no podía dormir de
noche, tales eran mis problemas: no conocía su motor ni sus teclas;
cualquier problema era insuperable, imposible de solucionar;
cualquier pieza costaba un ojo de la cara. ¡No podía mantenerlo!
Tú
no decías nada, nunca te quejaste mientras estirabas el dinero como
goma para llegar a fin de mes.
Mi
felicidad era sólo aparente, pura fachada; por dentro me deshacía
en reproches y lamentos. Arrepentido del cambio. Es verdad que el
vehículo tenía fuerza, una potencia y un lujo envidiables; pero yo
echaba de menos al seiscientos, a pesar de que ya era viejo: me
llevaba a los mismos sitios, era más sencillo, más familiar, más
comprendido, más mío, más nuestro…
No
sé si me he explicado, pero lo mismo sucedía con tu amiga: cuando
acabábamos el acto sexual, que apenas duraba veinte minutos, nos
volvíamos dos seres extraños, metódicos, nostálgicos. Ella
ansiaba ostentar otras cosas, lujos que yo no podía costear. Nuestra
relación no tenía futuro y lo sabíamos. Una vez conocidos nuestros
recónditos secretos no quedaba otra cosa que el pensar mirando al
techo, saboreando el cigarrillo, añorando
algo. Ella, no lo sé; yo sí.
Ese
algo eras tú, tu sosegada vida de entrega y sufrimiento; tu cariño
ciego, que daba la vida por tenerme contento, sin conseguirlo… Fui
yo quien destruyó nuestro paraíso, y ahora vuelvo a ti y te
escribo. Cuando te llegue esta carta, verás que no te ruego que me
perdones, ni te digo lo mucho que te he querido, ni que cada día que
he vivido lejos de ti he mirado esa foto nuestra que llevo en mi
cartera, donde nos vemos abrazados y enamorados, felices como dos
jóvenes ricos.
Pasaba
cada día bajo tu ventana para sentir tu presencia a través de los
visillos. Sabía que estabas ahí escondida, mirándome con odio,
reprochándome mi machismo maldito. Sé que no hay segundas
oportunidades, que cada acto sufre sus consecuencias, que jamás
volverás a ser la misma que conocí; pero aun así, pasaba para
sentirte cerca, esperando que te mostrases para poder ver en tu cara
las marcas que han dejado mis afrentas y poder así irme tranquilo y
justificar mi decisión: en aquel nogal del río, bajo el cual nos
besábamos desde niños, donde te entregaste a mí por primera vez y
donde nos hicimos esa foto y esas promesas que jamás he cumplido…
Allí cuelga ya la soga que ejecutará, en breve, mi castigo.»
Isabel, con lágrimas en los ojos, rompió la carta en pedazos y exclamó:
¡Pues cuélgate de una vez! Esta vez no me vas a engañar!
Juan
Pan García. Registrado, Todos derechos reservados.
martes, noviembre 17, 2020
PRIMAVERA DE 2019, ¿DÓNDE ESTÁS?
Primavera 2019, ¿dónde estás?
sábado, noviembre 14, 2020
QUERER Y NO PODER, ME CACHIS EN LA MAR. ¡ESO SÍ QUE ES JODER!
La vi un día agarrada a su cintura y mirándole a los ojos.
El afortunado amigo la besó en los labios y el abrazo se hizo intenso; luego ambos caminaron hacia el hotel, dejando mi corazón sangrando. Ella, la niña de mis ojos, la que yo amaba tanto aun sabiendo que era inalcanzable para mí, la misma a quien desde hacía años yo miraba como un joven nini mira el Ferrari en el escaparate de un concesionario.
Al día siguiente desayunamos los tres en el hotel. La alegría emanaba de sus ojos y sus risas espontáneas resonaban en el patio. Yo la miraba arrobado, sonriendo estúpidamente, mientras un ejército de hormigas mordía mis entrañas y unas voces extrañas martilleaban mi mente, insistiendo en hacerme comprender que ella era feliz y que yo debía aceptarlo, pues siendo una joven, preciosa, con carrera universitaria y buena posición económica, yo, humilde obrero metalúrgico con trabajo eventual, jamás podría satisfacer sus necesidades.
El desayuno entraba en el precio de la habitación y por tanto no había que pagar nada. Había llegado la hora de las despedidas y nos levantamos. Él me dio un abrazo y ella se acercó para darme un beso. Yo la besé en la mejilla despacio, aspirando el aroma de su piel, y sintiendo como mi alma me abandonaba y se iba con ella para siempre...
—¡Juan, deja ya el ordenador que la comida se enfría, joer, que tengo hambre! —grita mi mujer desde la cocina.
¡Ea, ya se me fue la idea que quería plasmar!, a tomar por culo el relato
—Ya voy, cariño. Cinco minutitos más y acabo.
—Yo empiezo a comer, tú haz lo que quieras.
martes, noviembre 03, 2020
ELSECRETO DE LA CASA DEL RÍO
Ayer terminé de leer “El secreto de la casa del río”, de Sarah Lark.
Una mujer necesita un trasplante de riñón y su prima y mejor amiga se ofrece a donarle uno de los suyos. Los médicos no se atreven por temor al rechazo, pero al tratarse de un pariente cercano, ven en la operación la única posibilidad de salvación de la enferma.
La familia de la donante se opone, pero al ver que ella estaba decidida a hacer lo que fuere por salvar a su prima le desvelan un secreto: ellas no son primas, ni su madre es su madre biológica sino que fue adoptada.
Desde ese momento siente la necesidad de indagar para descubrir sus orígenes, y eso la lleva a Croacia , primero, y a Nueva Zelanda después. donde descubrirá la historia de cinco de sus antepasados y sus historias de amor, enternecedoras a veces; otras, interesadas; violaciones, asesinato y engaños...
Es un libro entretenido e interesante y pedagógico sobre el origen, la singularidad de la selva y las costumbres de Nueva Zelanda; contiene una historia de amor enternecedora que ocupa casi cien páginas; pero al mismo tiempo es un libro enrevesado con tantos nombres raros de personas y lugares: me vi obligado algunas veces a retroceder varias páginas para saber quién era o de dónde procedía cada personaje. El final se intuye cien página antes.
jueves, octubre 08, 2020
EL PALACIO DE VIZARRÓN O CASA DE LAS CADENAS EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA
¡Buenos días, amig@s!
Ayer publiqué en Facebok varias fotos del centro histórico de El Puerto, una de las cuales tiene mucha historia:El Palacio de Vizarrón, más conocido por La casa de las Cadenas fue construido a finales del siglo XVII por Juan Vizarrón Araníbar.
En este palacio fue donde se firmó el decreto por el que El Puerto dejó de ser una ciudad sujeta al ducado de Medinaceli y pasó a ser de la Corona.
En este palacio se alojaría durante sus visitas a la ciudad el primer Rey de España de la casa Borbón, Felipe V, acompañado de su segunda esposa,la italiana Isabel de Farnesio.
De espaldas al río, la casa palacio de Pablo Vizarrón, actualmente reconvertida en una casa de vecinos, fue declarado en 2006 Monumento de Interés Cultural.
En octubre de 2004, el Alcalde Hernán Díaz firmó el decreto de demolición de una parte del edificio, el cual fue paralizado por la Junta de Andalucía ante la denuncia de Izquierda Unida.
La sentencia fue comunicada al ex-alcalde 9 años después del inicio del derribo, hecho por el que fue condenado a 8 años de inhabilitación para cualquier cargo público.
En la foto, portada que ilustra mi poema a La Rosa, incluido en el cuaderno de poemas que inscribí en el Registro de la Propiedad Intelectual el 4 de septiembre de 1995 con la clave CA- 1632
miércoles, septiembre 30, 2020
LA SANIDAD CONCERTADA, EN ANDALUCÍA.
martes, septiembre 01, 2020
EL REENCUENTRO
miércoles, agosto 19, 2020
EL BIDÉ
¡Buenos días, amig@s!
Lo que os voy a contar no os lo vais a creer, pero es verdad; doy fe:
Estaba yo de madrugada bajándome los pantalones,dispuesto a lavarme mis partes pudendas, el bidé lleno de agua fresquita, cuando al sentarme escuché una voz:
— En mi vida anterior, yo era como tú, Juanito
Me levante raudo y miré detrás; pero, no había nadie, solo el recipiente de loza blanca. Y sin embargo,¡yo lo había oído! Observé un momento el agua: salían ondas del centro hacia los lados. como si hubiera caído algo
—Yo era igual que tú, Juan, me gustaban mucho los trasero de la féminas, estaba obsesionado con ellos, me giraba en la calle para contemplarlos cada vez que me cruzaba con una mujer. Y hacía los mismo en la obra, tanto desde el andamio en que trabajaba como a ras del suelo sacando escombros. Con mucho gusto les haría un traje de saliva a algunas de ellas, que pasaban mostrando sus encantos con sus leggins. Un día encontré entre los cascotes una lámpara de bronce, y la froté y pedí un deseo como leí en el cuento. De pronto tembló la tierra y se levanto un remolino de viento; yo me asusté y caí de rodillas, rezando. Entonces, de entre el polvo que se había levantado surgió un enorme genio erguido y con los brazos cruzados, que me miraba despectivamente
— ¡Pide un deseo, uno solo, y te sera concedido!
—Yo no tuve tiempo de pensar, las palabras salieron de mi boca sin mi consentimiento:
— Quiero ver culos de mujeres mientras viva.
— ¡ Et voi-lá, Ça y est!
— ¡Y me convirtió en bidet!
—Oye: ¿Eso era lo que querías ver?
— No, ese es el problema. Yo estaba bien en los cuartos de baño de mujeres en las discotecas, salas de cine, restaurantes, exposiciones de cuarto de baño. Allí venían de todas las edades, y la visión de unos compensaba los otros... Pero últimamente te lo veo a ti,¡joder!, y es un castigo. ¿No te puedes dar una ducha como todo el mundo?
Amig@s, esto sucedió de verdad, ¡y yo no bebo alcohol ni fumo ni me pincho! ¿Será que es verdad que hay un antes y un después del coronavirus?
martes, agosto 11, 2020
EMPRESARIOS Y PATRIOTAS
EMPRESARIOS Y PATRIOTAS
foto de LA VOZ DE GALICIA, corrida de toros del jueves 7 de agosto de 2020.
Pasan los días sin darnos cuenta
viviendo penas y alegrías
acosados por esta pandemia
que puede acabar con la vida.
Critican los empresarios
las "exageradas medidas impuestas"
y exigen anularlas ¡Madre mía!
Amenazando al Gobierno
con el crak de la economía
Olvidan ellos que por ceder en eso,
por acosar sin piedad al Gobierno,
un país que ya estaba casi limpio
por la falta de conocimiento
de sus embravecidos clientes
en bares, terrazas y discotecas
está volviendo al confinamiento.
Se están llenando los hospitales,
espectáculos, discotecas y mesas.
Si el país se hunde sin remedio
¡No echéis la culpa al Gobierno!
Será vuestra agonía de beneficios
sin importaros la vida del resto
lo que hizo posible esto.
Queréis tener muchos beneficios
y pagar menos impuestos
¡Cuánta solidaridad, Dios mío!
¡Cuánto patriotismo infecto!