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domingo, noviembre 11, 2012

EL CASTILLO DE SAN MARCOS




 Dice el refrán que « En casa del herrero, cuchillo de palo». Se refiere sin duda al hecho común de interesarse  más por las cosas externas que por las propias. Y en mi caso viene como anillo al dedo dado que en los últimos años me he dedicado a visitar monumentos de otras  ciudades despreciando los del lugar en que vivo. Como los veo a diario, me digo: Estos no se me van a escapar, comenzaré por ver los de otros lugares.

Y resulta que por una razón u otra El Puerto de Santa María, la ciudad que me adoptó en 1982 es casi una desconocida para mí: de los tres monumentos importantes que posee, dejando aparte sus numerosa bodegas visitables, sólo conozco dos: la Iglesia Prioral y el Castillo de san Marcos. En el otro, la Real Plaza de Toros, no se me ha perdido nada: amo a los animales y, por consiguiente, soy antitaurino.

El castillo, ubicado en el  centro de la ciudad, lo he visitado en dos ocasiones, invitado  a asistir  a una conferencia sobre  Seguridad Ciudadana en la capilla del castillo, y otra acompañando al Secretario Local del sindicato CC. OO a una degustación de vino en la bodega del castillo. Éstas son las únicas piezas que he visto del interior. Mi esposa nunca ha entrado, a pesar de que llevamos 30 años viviendo en la ciudad.  

Y ayer, sábado día 10 de noviembre leo en el Boletín de Ocio de El Puerto que había jornada de puertas abiertas a las 13`30 horas, con visita guiada y copa de vino incluidas.

Esa hora no nos convenía y decidimos ir al centro de la ciudad a  las once, para realizar unas compras y visitar el castillo.

Primera sorpresa: aunque el Boletín declaraba el sábado Día de Puertas Abiertas, el vigilante me dijo que se trataba de un error y que  había de pagar una entrada de 6 euros por persona.  La visita gratis era la de las 13`30, pero ya se había cerrado el número de invitaciones, copadas sin duda por las autoridades y sus amigos, como sucede siempre.

Bueno, de acuerdo, pagaré las   dos entradas— le dije. Entré en el recinto, pero antes de dirigirme a la taquilla  quise hacer algunas fotos del patio interior y el vigilante se acercó y me dijo:

— Las fotos en el interior del castillo están prohibidas.

O sea: 1º  Pagas una entrada en un día declaración de puertas abiertas. 2º Al ser el castillo una propiedad privada, no hacen descuento en el precio de la entrada, como conceden en todos los museos y monumentos  públicos. 3º Y encima no permiten hacer fotos para el recuerdo

Me quedé pasmado. Yo no tenía mucho interés en la visita porque ya había visto lo principal y sólo me faltaba por ver la sala  restaurante reservada a celebraciones de bodas y comidas de empresas, pero ya que había venido hasta allí  deseaba que mi esposa disfrutara de la visita guiada..

Fue mi esposa la que habló primero: Juan, vámonos y que le den al castillo. El interior ya lo conocemos por las fotos y videos  de los reportajes turísticos y las que hiciste las dos veces que has  entrado. Prefiero que nos sentemos en una terraza en pleno centro y nos tomamos el aperitivo.

Así que pensaba compartir con vosotros un reportaje de la visita; pero como no se llegó a realizar solamente os mostraré las fotos del exterior del castillo y un resumen de su historia


El castillo de San Marcos es el  más importante y atractivo monumento de El Puerto de Santa María. Actualmente  pertenece a Bodegas Caballero, ya saben la del Ponche Caballero y el vino fino Pavón. El castillo se puede visitar todos los día de 10 de la mañana previo pago de una entrada. También se puede usar para celebraciones de bodas ,comuniones y otros eventos en sus dos salones. Contiene zonas ajardinadas

                                                                   HISTORIA

El Castillo de San Marcos de El Puerto de Santa María se construye sobre una antigua mezquita islámica, transformada en iglesia fortificada en tiempos de Alfonso X El Sabio hacia el año 1264, quien fortificó el santuario con cuatro torres, dos de planta hexagonal y las otras dos de planta cuadrangular, utilizándose la planta baja de las primeras como capilla mayor para la Virgen de los Milagros.

El castillo sirvió de defensa contra nuevas invasiones del norte de África. Más tarde pertenecería a Guzmán El Bueno, quien a su vez lo dona a su hija Leonor de Guzmán en 1306 con motivo de su matrimonio con Luis de España, dando comienzo así a la Casa de los Medinaceli.
 
En este castillo se recibieron a dos ilustres marinos: Cristóbal Colón y a Juan de la Cosa. Fue aquí donde en el año 1500 Juan de la Cosa pintó sobre pergamino de 93 x 183 cms el Mapa-Mundi cuyo  original  se conserva en el Museo Naval de Madrid.

 


 

El puerto de Santa María fue incorporado a la Corona de castilla en 1729, pero la Casa de Medinaceli retiene la propiedad del castillo. En el año 1868 el castillo fue abandonado y no fue hasta la década de los 40  del siglo pasado  que fue restaurado.

Actualmente pertenece a la famosa firma bodeguera portuense Bodegas  Caballero.

Fotos del castillo y su entorno




Abajo: Fotos del interior del castillo sacadas de internet


jueves, noviembre 08, 2012

ANTONIO CAPILLA LOMA, POETA Y AMIGO


Si bien de vez en cuando  escribo algún poema, lo mío siempre ha sido la  narrativa; me gusta más crear historias de aventuras y plasmarlas en el folio blanco  o en la pantalla.

Pero en los últimos tres años he acompañado a amigos y amigas en sus presentaciones  de libros, les he comprado ejemplares firmados y sin darme cuenta he coleccionado una veintena de poemarios, de cuyo contenido no recuerdo ahora ningún poema  que me haya llegado. Los leí y los guardé. No están mal, no; pero nunca más los he cogido de la estantería ni he meditado en sus variados  temas.

Pero como sucede en otras materias, de vez en cuando encuentras una joya cuando cae en tus manos un poema que te emociona, que te llega al alma, y necesitas continuar leyendo, y  conocer al autor y seguir su obra.

 
En mi  caso, me ha sucedido eso  con Antonio Capilla Loma. Leí algún fragmento de los que publica en Facebok y visité su blog, "La voz que no se apaga", y poco a poco nació en mí una empatía hacia él y lo que escribe, que  no es otra cosa que  un canto a la vida, al amor y a la esperanza por un mundo justo, solidario y pacífico.

He seguido su trayectoria y he observado que es un luchador, un hombre que  ama la verdad y la justicia  y no duda en manifestarse en la calle con sus alumnos para reivindicar los derechos que poco a poco nos van quitando.

Me llevé una grata sorpresa al ver  un par de poemas suyos en la  Antología de Poetas  del 15 de Mayo, en la cual también se halla uno mío: «Tormenta en la plaza de Catalunya».

Luego me  he encontrado con él en cinco Encuentros de Poetas de la Red: Granada, Sigüenza, Córdoba, Peñíscola y Málaga en los cuales he podido disfrutar escuchando de su propia voz sus  bellos poemas.

Muchos de los  poetas que acuden a esos encuentros llevan consigo ejemplares de sus obras, pero luego se las llevan de vuelta  a sus casas. Es lógico si uno piensa que si acuden 60 autores nadie  va a comprarle un libro a cada uno, suficiente gasto supone cruzar media España para acudir al evento.

Pero en el caso de Antonio Capilla fue diferente: cuando al finalizar el verano comprobé que él estaba inscrito en el II Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora, que debía celebrarse en Málaga el 27-28 octubre, le escribí rogándole me llevase un ejemplar de su poemario Viento del Sur dedicado y yo le llevaría uno de mi novela La pista del Lobo.
 

Así fue. Antonio no sólo me entregó el libro solicitado sino que además me obsequió con otros dos: El corazón al viento, y El fuego en la palabra.

Ayer terminé de leer la novela que tenía entremanos y comencé a leer los poemarios de Antonio. Los devoré, ya los he leído. Entre los tres suman 270 páginas de poesía buena. Puedo asegurar que una de cada tres poesías llegan a lo  más profundo, y hacen reflexionar.
  
Antonio Capilla Loma es una persona que se hace querer enseguida: es humilde, amable, atento, escucha con interés a quien le habla,  muestra un trato cálido y cercano y se interesa por las personas. Otros, con igual o menor bagaje cultural, se muestran distantes y miran por encima del hombro.

Curiosamente, Antonio Capilla  tiene algo en común con mi hijo el menor, Rubén: ambos conocieron a una chica gallega, de Orense, se enamoraron  y celebraron la boda en el mismo lugar: Restaurante Los caracoles, en Pereiro de Aguiar. Una tercera parte del poemario Viento del Sur se compone de poemas  dedicados a Raquel, la dulce esposa de Antonio. Son verdaderamente tiernos.
 
 
 Además de excelente poeta, Antonio Capilla Loma es profesor. 
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, Diplomado en Magisterio en la especialidad de Lengua y  Literatura. Desde hace más de 30  años se dedica a la docencia, actualmente es profesor en el IES Arquitecto Peridis , en Leganés.
Ha colaborado con algunas revistas especializadas y ha ganado un segundo premio en un certamen a nivel nacional.

Sus libros los publica la editorial Huerga & Fierro y se pueden conseguir en las librerías especializadas madrileñas  y en  todo el mundo  bajo pedido por la Red.

                  Páginas abiertas al azar  de VIENTO DEL SUR
 




 



 
 
  
 
Si os gusta la poesía, buscad los libros de Antonio Capilla en La casa del Libro, en Huerga & Fierro o simplemente escribid en el buscador el título o el nombre del autor y veréis todas las opciones.

sábado, noviembre 03, 2012

DESAHUCIOS



En los últimos cuatro años, más de cuatrocientas mil familias han sido desahuciadas. Actualmente se realizan 500 desaucios diarios ante la indiferencia de los políticos. Las manifestaciones y recogidas de firmas de los ciudadanos está dejando en evidencia a los parlamentarios  y ya comienzan a oírse voces en el Parlamento y entra los jueces.
Mi granito de arena reivindicativa, además de mi apoyo en las calles, es este poema que recité en el II Encuentro de Poetas Andaluces de Ahora, celebrado los días 27,28,29 de octubre de 2012  en Málaga 



martes, octubre 30, 2012

II ENCUENTRO DE POETAS ANDALUCES DE AHORA.

Os invito a ver las fotos que he podido hacer durante el fin de semana. Os ruego me perdonéis por la escasa calidad de las imágenes, son fotos realizadas con el teléfono móvil.





El pasado fin de semana mi esposa y yo fuimos a la bella ciudad de Málaga para participar en el II ENCUENTRO DE POETAS ANDALUCES DE AHORA.
Estuvimos alojados en el Hotel Don Curro, ubicado en pleno centro. El Don Curro es un hotel de excelente relación calidad-precio, de tres estrellas, que dispone de servicios que no he hallado en otros de superior categoría, como el hecho de que al llegar te recojan las llaves del coche y se lleven el vehículo al garaje; te suban el equipaje a la habitación, y te traigan el coche a la puerta del hotel cuando lo necesitas.
La habitación es amplia, confortable, limpia y silenciosa. Si algún día vais a Málaga, os lo recomiendo.
En el centro histórico se come bien y por poco precio. Abundan las terrazas atestadas de turistas comiendo menús que costaban desde  los 7  a 15 euros. Nosotros comimos en una cafetería-restaurante contigua al hotel por 17 euros los dos.
El viernes nos cogió lluvia durante el camino y pensábamos que no podríamos salir del hotel ni ver nada durante el fin de semana; pero afortunadamente al llegar la noche cesó de llover y disfrutamos de un sábado y domingo soleados y cálidos como es habitual en la Costa del Sol.
Hemos pasado un fin de semana inolvidable, pues aunque disponíamos de poco tiempo para verlo todo, lo que hemos visto nos ha encantado.

Y hemos repetido la feliz y emotiva experiencia de conocer en persona a amigos virtuales, a pasear juntos por la ciudad, sentarse a la mesa del restaurante todo el grupo para almorzar y cenar, compartiendo alegrias, amistad, cariño y proyectos al tiempo que saboreábamos las delicias gastronómicas malagueñas.


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viernes, octubre 19, 2012

CARTA A MI ENEMIGO, por MARGARITA

  Hoy, Día mundial del Cáncer de Mama, tenía pensado publicar un viejo texto mío sobre ese tema; pero mi amiga Margarita ha publicado su propia experiencia y me ha impresionado tanto, que considero  merece ser leída y divulgada.

De paso, deseo expresar mi respeto y admiración hacia  todas las personas que, al igual que mis amigas Margarita, Flor y mi esposa Carmen, se han enfrentado al mismo enemigo. Os quiero y os admiro, amigas mías. ¡Mucho ánimo!

 

Carta a mi enemigo


 Hoy, 19 de octubre, Día Internacional del Cáncer de Mama, saquémosle la tarjeta: ¡Rosa directa! 

“Distinguido” enemigo: 
Ante todo trataré de guardar las formas, por más hijo de la gran … Bretaña que seas. No entraba en mis planes dirigirme a ti, por aquello de que no hay más desprecio que no hacer aprecio, pero he querido tomarme este gesto como un ejercicio de exorcismo y también por si mi experiencia pueda servirles a otras personas.  

No, no te equivoques, no soy una ingenua que piense que por haberte ganado la  batalla se cree que ha ganado ya la guerra. Sé bien cómo te las gastas. Me has arrebatado a cuatro familiares muy cercanos y queridos. Y también ha coincidido en el tiempo que mientras andabas pretendiéndome, has tenido la poca vergüenza de tirarle los tejos a una prima mía, de mi misma edad. Por lo visto te has encaprichado de nosotros, así que siempre he sido consciente de que en cualquier momento podrías desplegar tus ínfulas de galán conmigo.  No fue una gran sorpresa escuchar de labios del médico en Patología de la Mama el resultado de la biopsia, el 18 de julio de 2.011, que arrojó con el rostro serio para comunicarme que tenía un carcinoma ductal infiltrante. Si bien es cierto que no te esperaba tan pronto, y el hecho de saber que podías andar tras mis pasos y aparecer no impidió el momentáneo e inevitable mazazo. Pero déjame decirte que lo nuestro es un amor imposible; convéncete. 

Sí, ya sé, tú dirás que yo te buscaba y que desde los 34 años me hacía las pruebas cada año para ver si tú aparecías en mi vida, pero me temo que confundiste mis señales, porque mi única intención, conociéndote, era estar ojo avizor si tal hecho se presentaba para darte una patada en los mismísimos… glúteos, cuanto antes. 
Bien te pusieron el apellido, Sr. Maligno. Te gusta trabajar en las sombras, sin dar la cara y por eso decidiste ser un tumor no palpable. Así que te imagino ahí chiquito, agazapado y riéndote a mandíbula batiente cuando en la consulta de aquel ginecólogo, en junio de 2.009, oíste que se negó en rotundo a programarme la mamografía para el año siguiente, y ante mi  insistencia, al comentarle de mis antecedentes familiares, me respondía una y otra vez: «No, no, a tu edad no puedes hacértelas cada año, son radiaciones, la próxima para junio del 2.012». No sabes las veces, desde que supe de tu existencia, que me he acordado de ese médico… de su santa madre y de toda su familia. 

Debí insistir en hacerme esas pruebas con otro doctor, como venía haciéndolo cada  año, y/o denunciarlo al inspector médico.  Jamás debemos saltarnos un control, aunque solo sea preventivo y nos encontremos como una rosa, porque a ti, maldito,  te satisface estar al acecho para aprovechar el menor descuido. 
Así, con el campo libre, creciste a tus anchas ante mi ignorancia hasta alcanzar casi los cinco centímetros y lograste rozar con uno de tus oscuros  tentáculos mi axila. Pero un buen día, en la primavera del 2.011, la casualidad, si es que existe tal cosa, o la providencia, quiso que advirtiera tu sombra; tu mala sombra y me dañé la zona al apoyar un marco que tenía la pretensión de restaurar.  Y ahí me puse a buscarte de nuevo. 

«Tienes muchísimas posibilidades de curarte». Eso también lo  oirías, ¿no? Imagino que esta vez no te hizo maldita la gracia. Mi oncólogo era enérgico y muy preparado. «Eres joven y fuerte, así que le vamos a dar con todo. Ocho sesiones de quimio para reducirlo, cirugía, treinta y cinco sesiones de radio y cinco años de hormonoterapia». ¡Bien! ¡Eso, vamos a darle con todo a ese bastardo! ¿Cuándo empezamos? Lo malo es que yo estaba en el medio, haciendo de pimpampum, recibiendo algún que otro pelotazo. 

Pese a los consejos médicos, fue inevitable que corriera a san Google para buscar información, una vez te presentaste cortésmente con toda la retahíla de nombres y apellidos de rancio abolengo, para intentar averiguar en profundidad quién eras y, sobre todo, encontrarme con la experiencia de otras mujeres que se hubieran librado de tu asedio antes; lo dejé justo a tiempo de sacarme un Master. Consideré que le estaba dedicando demasiado tiempo de mi vida a un bicho feo y perverso como tú. 

De la experiencia de algunas de tus víctimas más veteranas aprendí que no eras un mal tipo cualquiera, un “mindundi”, y que muchas de las damas que mejores resultados conquistaron y llevaban ya largos años libres de  tener que volver a ver tu horrible rostro, se habían defendido desde tres frentes: cuerpo, mente y espíritu, porque para expulsarte y derrotarte hay que ponerlo todo. Atrincherada desde esas tres torres me dispuse a luchar, siendo consciente de que ya no permitiría darme el lujo de bajar la guardia, jamás. 
Lo mismo me sucedió cuando lo contaba a mis conocidos con toda naturalidad. Las conversaciones acababan girando entorno a ti, casi siempre. Como amante posesivo que eres todo lo quieres abarcar, pero yo estoy lejos de ser sumisa. Así que, solo por ese motivo, se lo comuniqué a un reducido grupo de amigos de Internet. Me negaba a cederte más espacios de mi vida que los estrictamente necesarios, me negué a que lo fiscalizases todo; mi vida es mía y mis blogs han sido uno de mis más queridos y benéficos oasis de “normalidad”. 

No puedo faltar a la verdad y decir que ha sido un paseo, ni que no haya pasado miedo, pero no has llegado a aterrarme ni a paralizarme. También me he permitido mis lágrimas, mis momentos bajos, que los guardo para mí. Eso sí, cada vez  que eso ha sucedido he decidido que fuera por corto espacio de tiempo, para aligerar el alma, y una vez llorada… a seguir con la  batalla y con Mi Vida. Pero han sido más los momentos en los que he reído y disfrutado, quizá porque desde el cielo tuvieron a bien enviarme un ángel llamado Joel, en forma de sobrino en medio de mi segunda sesión de quimio, que ha sido uno de mis mayores pilares, junto al resto de mi familia y amigos. Y no contentos, por lo visto me he portado muy requetebién, mi hija me anunció que a finales de septiembre iba a ser abuela a mis 46 años de otro ángel al que llamarían Nil. 

He leído a algunos de tus Combatientes Pelones darte las gracias. Yo no sé si puedo llegar a tanto, en la lucha he perdido algunas cosas, el pelo, las cejas, las pestañas, casi las uñas de mis pies…Pero he ganado otras: lo cierto es que ya sabía que era fuerte; pero ahora lo soy más. Ya sabía que lo mejor de la vida está en las cosas sencillas; pero ahora lo he comprobado de verdad. Ya sabía que hay muchas personas que dicen querernos, adorarnos, pero que cuando vienen mal dadas desaparecen o no acuden, aunque una nunca les haya fallado; pero ahora sé que afortunadamente han sido tres gatos y quienes son. Ya sabía que la vida es frágil y que como dice mi amiga del alma, nadie tiene atornillado aquí el asiento; pero ahora he tomado verdadera conciencia de cuán sutil es el velo que  separa la vida del más allá.  He ganado paz interior. Y por eso saboreo cada momento más y mejor y no me voy a permitir perder el tiempo deprimiéndome por tonterías… ¡Ah! Y también te debo un escote de infarto, ¡qué caray! Bueno, sobre todo al cirujano plástico que buscó la simetría entre mis dos amigas: «Se operan las dos con patrón de reducción y push up. Entra dentro del lote», fue su respuesta ante mi pregunta si se iba a notar mucho la diferencia.

Desde el principio he tenido el convencimiento de que esta batalla —y espero que la guerra—la ganaba yo, con la ayuda de los profesionales de la salud, para los que tengo un agradecimiento infinito, por su buen hacer, pero también por su extraordinaria humanidad, por la cual no reciben ningún plus en su mermada nómina. Sí,  desde el principio me visualizaba haciendo una muesca en mi Colt, tras descalabrarte.
“Se puede, se puede, se puede…” ha sido el mantra que repetí hasta el 7 de agosto de 2.012, día en el que recibí exultante mi última sesión de radio. Ha sido una lucha dura y larga, poco más de un año, y, no, no te daré las gracias por acosarme e irrumpir en mi vida pero, aun a riesgo de que suene contradictorio, de esta etapa he salido reforzada, más segura, feliz y agradecida con la vida. 

En los momentos de búsqueda de información en Internet leí algo que te dijo Lance Armstrong cuando se enteró de que el Cáncer le había invadido varios órganos, me gustó tanto que lo he hecho mi lema en muchas ocasiones desde entonces, va a modo de despedida: “Te has equivocado de cuerpo. Mi cuerpo es mío”. Espero haberte echado  para siempre. 


viernes, octubre 12, 2012

LO IMPOSIBLE, la película



Esta tarde, después de comer, he ido con mi esposa al cine a ver la película Lo imposible.
Menos mal que no hago caso de los críticos de cine especializados: nunca concuerdo con ellos. Y lo que había leído de ellos, como no podía ser menos, es una crítica feroz y destructiva hacia la película y su director. La acusan de exagerar en la historia, de ser un dramón. Pero qué creen estos señores que sucedió en esa isla con el Tsunami ¿un concierto de  Madonna, una luna de miel para cientos de parejas enamoradas, la fiesta de fin de año?  

Fue una de las mayores catástrofes de los últimos cien años. Y si el director Juan Antonio Bayona quería escenificar el suceso tal como lo vivieron las familias no puede hacer otra cosa que cargar de realismo las imágenes y transmitir las sensaciones y el terrible drama que sufrieron los turistas que habitaban el lugar. 

También atacan la banda sonora del también español Fernando Velázquez, ¡es el colmo! Una música que en mi humilde opinión es perfecta para acompañar cada escena. Pero como dice el dicho: Nadie es profeta en su tierra, y sin duda alguna esta película será mucho más valorada en el extranjero que aquí, el país de origen.

Sugieren estos “críticos” que no se olviden de llevar el pañuelo. Es falso. Yo no he llorado ni me he emocionado, simplemente me he sentido angustiado y sobrecogido a veces por la dureza de las imágenes.
Pero dejando a un lado lo que opinan los especialistas, movidos quizá por oscuros intereses, me limitaré a contar lo que me ha parecido a mí:
No se trata de una comedia, ni una historia romántica: es un drama colosal de principio a fin.
Una familia española, compuesta por el matrimonio (él es un importante ejecutivo de una importante empresa; ella es médico, aunque no necesita ejercer y se dedica a la crianza de sus hijos) y tres hijos, va a una isla a pasar unas vacaciones navideñas. Durante varios minutos asistimos a lo que para muchos de nosotros sería  vivir en el Paraíso. De pronto la tierra ruge, los pájaros vuelan y los árboles se mecen….
El tsunami no es el tema principal de la película, pues el impresionante  fenómeno natural apenas dura diez minutos. Lo que destaca son las consecuencias, las horas y los días posteriores al suceso.
 Asistimos con tremenda angustia a la destrucción del entorno, al desbordamiento de hospitales que no pueden atender a tantos heridos, y a la desesperación de las familias al comprobar los escasos medios con que cuentan los médicos; pero también asistimos admirados a la lucha por la supervivencia y a la solidaridad.

 He visto un par de imágenes durísimas, que me han impresionado más de lo que esperaba. Pero también me he emocionado al ver algunas  escenas de un bebé salvado del agua por  el principal protagonista, un chico de unos12 años, cuando el bebé  le coge la mano y sonríe, como agradecido. Luego encontrará  a su padre. 

La cinta también recoge un detalle que no pasa desapercibido: la diferente atención recibida según clases. Una vez reunida y localizada la familia, el seguro del matrimonio fleta un avión privado provisto de clínica y médicos, y  traslada a toda la familia a una ciudad, Singapur, en la que dispondrán de los mejores centros hospitalarios y especialistas para realizar la operación de la esposa herida. Atrás quedan los menos favorecidos abandonados a su suerte.

 Dicho esto, quiero comentar sobre la parte técnica y la interpretación de los artistas. Yo les pondría un 10.
La recreación del tsunami es magnífica. Sobre todo habiendo visto en televisión un programa de cómo se ha realizado todo en una gran piscina con maquetas. Es simplemente increíble que se pueda lograr tanto realismo y belleza en las imágenes. 
Los protagonistas son formidables. Todos. Desde el más pequeño al más grande. Pero especialmente me ha gustado el trabajo del chico de 12 años, Tom Holland.
La música, excelente, suave casi siempre y sobrecogedora, impresionante, en los momentos duros.

Un punto en contra: la aparición de Geraldine Chaplin mirando al cielo junto al niño y hablándole sobre las estrellas no aporta nada al film, es una escena prescindible que no se entiende ni justifica sino es porque aporte mayor  fama a la cinta con su nombre. Me hubiera gustado más que en lugar de eso hubiera ahondado más en la vida del otro padre de familia, el que le prestó el móvil para que se pusiera en contacto con los suyos. El hombre desbordada humanidad, era víctima de otro terrible drama y sin embargo se le toca de pasada.

Resumiendo: Si quieren ver un musical, no vayan a verla
Si desean ver una cinta romántica, no vayan a verla
Si quieren pasar una tarde divertida comiendo palomitas y dándose besitos, no vayan a verla.
Si desean ver una historia terrible, verdadera, algo que le hubiera podido pasar a cualquiera que se va de vacaciones, contada con todo detalle aunque duela, y realizada espectacularmente con los medios más avanzados del cine,  ésta es su película.
 

ALMAS GRISES y LA NIETA DEL SEÑOR LINH



Siguiendo las recomendaciones de mi amiga virtual Vero, una hermosa joven catalana, devoradora libros y traductora  de profesión, cuyo blog es http://laentropiadevero.blogspot.com.es he pasado unos días enfrascado en la obra de un autor que no conocía: Philippe Claudel.
Me he leído dos libros suyos: «La nieta del señor Linh» y «Almas grises».
 

Esta última obra  ha sido galardonada con el prestigioso premio Renaudot y elegida Libro del Año por los libreros franceses y la revista Lire.  En esta novela destacan tanto el clima misterioso que envuelve la historia como del profundo y descarnado retrato de los personajes que la componen. 

 SINOPSIS:
Diciembre de 1917. En un pequeño pueblo del norte de Francia, el cuerpo sin vida de una hermosa niña aparece flotando en el canal. A la escena del crimen acuden, acompañados por el incesante tronar de los cañones y el acre olor a pólvora de un frente que se desgarra a escasos kilómetros, un policía, un juez instructor y un militar. En este mundo provinciano, el asesinato de Belle suscita innumerables sospechas, despierta viejos rencores y sacude un orden social que se tambalea. Todos los indicios apuntan al fiscal Destinat, un rico aristócrata ya jubilado, pero el juez designará como culpables a dos desertores apresados en las cercanías del lugar del crimen. Sin embargo, la crónica de los hechos, escrita por el policía veinte años después del suceso, invita al lector a descubrir una realidad inesperada. En su implacable relato, donde la emoción aparece retenida por el pudor del narrador, nadie es inocente, y los culpables, de una forma u otra, son también víctimas. El gris es el tono dominante, pero no el gris de la muerte, ni el del duro clima invernal, ni siquiera el de la cobardía, sino el gris en que se desenvuelve la condición humana: la ausencia de certezas absolutas, las sombras, los claroscuros, en suma, el peso rotundo de la duda.

Lo que más me ha gustado de  Philippe Claudel es el arte que tiene para narrar las cosas; logra que los sentimientos que transmite se claven en el alma del lector. A lo largo del texto he hallado una docena de frases excelentes que obligan a reflexionar, frases  para memorizar. 
Mi amiga Vero decía que «cuando acabas de leer sus libros, te acuerdas de la historia, sabes que te ha gustado, pero lo que permanece no es el relato si no lo que te ha movido por dentro al leerlo. Para mí esto es algo fascinante que está al alcance de los escritores más notables»

Y coincido con ella en sus apreciaciones. El autor descarna crudamente la personalidad de sus protagonistas, la que aparentan y la real. Una vez alcanzado el cenit de la historia te lleva de sorpresa en sorpresa removiendo los sentimientos del lector hasta la última página.

  


La nieta del señor Linh es una novela corta, 86 páginas, que trata sobre las desventuras de un anciano, el señor Linh. Éste  ha sobrevivido a la destrucción de su aldea en Vietnan y, junto a otros supervivientes harapientos, huye con su nietecita en los brazos hasta la costa. Más tarde son recogidos por un navío americano y trasladados a Estados Unidos. Al llegar a Estados Unidos será llevado a una residencia en la que ocupa una habitación acogedora y le proveen de ropa, tabaco y comida para siempre. El anciano no permite jamás que lo separen de su nieta y ella duerme con él. Tampoco le está permitido salir del recinto. A su alrededor ve muros alambradas y guardas de seguridad. El señor Linh está acostumbrado a vivir al aire libre y las comodidades del asilo le recuerdan un campo de prisioneros. Huirá con su nieta en brazos y deambulará durante días por las calles de la enorme ciudad, escondiéndose de la policía, que lo busca con ahínco.
Es una novela tiernísima que deja un regusto agridulce y el corazón angustiado ante las secuelas que dejan  las guerras en personas tan nobles e inocentes como el señor Linh.













lunes, octubre 08, 2012

EL RÍO JUANES




1976, El río Juanes, en Buñol (Valencia)

El SEAT 600 D avanzaba despacio cargado con la familia completa: mi esposa, mis tres niños, la abuela y yo. El vehículo seguía un camino de albero y levantaba una espesa polvareda a su paso, produciendo toses y lágrimas en los ocupantes.
–Papi, cierra la ventanilla que me ahogo! –decía Rebequita, mi hijta, de 4 años.
–No, papi, que hace mucho calor – respondía David, su hermano.
–¡Athissssssssssss! ¡Attchisssssssss!– Extornudó la abuela, arrojando la dentadura bajo los asientos. 

Atravesé un prado de hierba y llegamos a una plazoleta abierta en medio de un bosque de pinos, donde se hallaban varios vehículos estacionados. “Zona de ocio del Río Juanes”, anunciaba un letrero clavado entre dos troncos.
 Ante nosotros se presentaba un valle agreste, hundido  entre montañas pobladas de pinos y abundantes rocas que se alzaban orgullosas en las alturas, dominando el valle.
 En un mapa pintado sobre  azulejos se mostraban las atracciones del lugar: Una pista de motocross, una charca donde tirarse desde una roca de tres metros de altura y  una cueva oculta tras una gran cascada de agua.
 Había un restaurante junto al aparcamiento, y pegado a la pista de las motos habían construido  un banco de piedra de unos diez metros, acondicionado con diez anafes para preparar paellas.
Mi mujer puso a Moisés, el  hijo más pequeño, en su carrito y se dispuso a preparar la comida en un fogón de aquellos. La abuela comenzó a partir leña de unas ramas secas que había amontonadas. Yo fui  en busca de la cascada con Rebeca y David, y desaparecimos entre los árboles que seguían el cauce del río.

 Apenas había pasado media hora desde que nos fuimos, cuando una moto perdió el control y se fue hacia  la zona de cocinas, cayendo encima de la paella que cocinaba mi esposa, volcándola. La moto se incendió y todos corrían dando gritos, dejando tirado al piloto. Carmen cogió en brazos al niño y huyó hacia el restaurante. No se dio cuenta de que la abuela no la seguía porque ésta, al ver aparecer la moto, había retrocedido unos pasos, tropezó con un palo y cayó de espaldas sobre la leña.
Al oír el griterío la gente salió del restaurante  con extintores y cubos de agua, y al poco rato lograron apagar el fuego antes de que el depósito de la moto estallara.
 Carmen lloraba presa de los nervios por el miedo pasado. “Un poco más y la moto me cae encima”, decía a todo el que quería oírla. A la abuela le dolía la espalda.

Mientras tanto, nosotros llegamos a la cascada, situada a un kilómetro más abajo siguiendo el río, a tiempo de ver a Pepe, un amigo mío, soltero, que también solía ir al río Juanes en su flamante Reanult 12, cuando se disponía a lucirse ante varias mujeres  jóvenes que nadaban en la charca. Pepe se colocó en  una roca frente a la catarata y se lanzó al agua, con tal mala fortuna que cayó en un lugar poco profundo y se dio de bruces contra el fondo.

Como tardaba en salir y el agua se tornaba roja, las muchachas fueron a rescatarlo. Entre cuatro o cinco chicas  lo llevaron a la orilla y le prestaron los primeros auxilios. El pobre hombre tenía un corte en la nariz y sangraba mucho, pero estaba consciente y pronto se puso en pie.
Mi hijo David, de cinco años de edad, había desaparecido y todo el mundo se puso nervioso dando gritos y llamándolo. Una muchacha se lanzó al agua y buceó por la charca para comprobar si había sucedido lo peor.
De pronto se escucharon unas voces tras la cortina de agua de la catarata y vieron que aparecía el niño por un extremo de la cascada, donde había un pasillo que conducía al interior de la cueva.

– ¡Papa, papá, en la cueva hay murciélagos!
 Y todos respiramos al verle. Yo le abracé y entré en la cueva para ver los murciélagos. Las chicas continuaron nadando en la charca como si nada hubiera sucedido.
Al medio día, yo con mis hijos,  y Pepe y las chicas, regresamos para comer  paella. Cuando mi esposa nos vio llegar, se levantó de un salto y salió al encuentro para abrazarnos.
–¡He vuelto a nacer, he vuelto a nacer! –decía, abrazándonos fuerte, mientras unas lágrimas bajaban por sus pómulos.
–¡Vaya, hoy no ha sido un buen día! –exclamé– A ver, cuéntame qué te ha pasado.
Una vez relatado todo lo sucedido, nos sentamos todos a una mesa del restaurante y pedimos una paella para celebrar que todos estábamos bien.
Pero aún no habían acabado los problemas: desde la mesa, observé  mi coche y vi que tenía una rueda pinchada. Y, más tarde, cuando la estaba cambiando, una avispa se posó en mi mano.
–¡No te asustes ni te muevas! – dijo Pepe– Si no te mueves, ellas no te pican.

No me moví ni tuve miedo, pero el bicho me clavó el aguijón y me dolió tanto que se me saltaron las lágrimas.
 ¡El campo! ¡Qué alegría poder vivir en plena naturaleza!

Fin


viernes, octubre 05, 2012

MISIÓN OLVIDO, por María Dueñas



 

La segunda novela de María Dueñas ha irrumpido con fuerza en el mercado y seguramente alcanzará un éxito de ventas  como lo fue la primera, «El tiempo entre costuras».
De ello se encarga su agente literario, Antonia Kerrigan, una de las mejores del mundo literario hispano. Las numerosas apariciones  en televisión de anuncios de la novela, las entrevistas en prensa escrita y audiovisual de la autora y las numerosas presentaciones en distintos puntos de la Península demuestran que Antonia Karrigan ha echado toda la carne en el asador para superar el éxito de «El tiempo entre costuras», el fenómeno editorial que alcanzó el millón de ejemplares vendidos.

Probablemente la publicación de una segunda novela sea  un reto para la autora de un éxito como  El tiempo entre costuras, la cual obtuvo el premio International Latino Book Awards en Nueva York, a la mejor novela histórica en español; pero teniendo en cuenta que el borrador de la segunda novela publicada la escribió antes que la primera, según dice la autora, no creo que se haya visto estresada ni presionada por el triunfo de la primera.

Después de haber leído las dos novelas, puedo señalar que ambas contienen elementos comunes. En las dos obras la autora  elige una mujer como protagonista; las dos son abandonadas por sus maridos, las dos se trasladan  a un país extranjero; ambas recrean el Madrid de la posguerra
 En Misión olvido la autora abunda sobre el exilio de los profesores republicanos españoles y el estancamiento que supuso para la cultura española a la vez que enriquecían la de los países de acogida.
En la novela  destacan dos personajes, ambos profesores universitarios en sus respectivos países: Blanca Perea y Daniel Carter, a quienes  une la misma investigación  sobre el legado del profesor exiliado Andrés Fontana . Y la misma desdicha sobre su vida sentimental. Blanca acepta una beca en Estados Unidos como huida hacia adelante ante el fracaso de su matrimonio. Daniel  lleva treinta años sufriendo la incertidumbre sobre las causas de la trágica muerte de Aurora, su esposa, y la de su profesor, Andrés Fontana.
El profesor de Lingüística Hipánica, Andrés Fontana obtiene una beca para Daniel, su alumno más aventajado, y lo envía a España a realizar un estudio sobre la obra y lugares en que residió el escritor Ramón J. Sender. Daniel recorrerá todo el país viajando en vagones de tercera clase en  trenes atestados de personas humildes y de animales, aprenderá a beber en la bota y en botijos, y aceptará compartir el contenido de las fiambreras y los embutidos que le ofrecen los viajeros, llegará a su destino con la cara tiznada de carbonilla… La descripción que hace la autora de los detalles de ciudades,  edificios, máquinas, costumbres y formas de vida de los años 40 es magistral.
La historia del flechazo  entre Aurora, la farmacéutica de Cartagena,  y Daniel, es un canto al amor en toda su belleza. Sólo por esos capítulos, merece leer la novela.
Pero hay más: a medida que Blanca va organizando y clasificando las numerosas cajas y legajos  de textos del profesor Fontana que halla amontonados en el sótano de la universidad, va  descubriendo el objetivo de sus investigaciones, la meta, la llama que mantuvo encendida su pasión por la vida venciendo su nostalgia y tristeza por la lejanía de España: la demostración de la existencia  de una misión franciscana desconocida, la Misión Olvido,  la misma que fundó la ciudad en que se halla la universidad,  cuyo solar quieren convertir las inmobiliarias en un enorme supermercado en contra de la opinión de todos sus ciudadanos.
La lucha de los estudiantes, de Daniel Carter y Blanca por impedir tal sacrilegio, descrita en las cien últimas páginas, culmina en un final épico y emotivo cuando las máquinas se aprestaban a derribar los árboles.

No puedo decir si Misión Olvido es mejor o peor que El tiempo entre costuras; me han gustado las dos. Son dos obras distintas, temas distintos. La prosa, excelente en ambas obras, la encuentro más dulce en Misión Olvido. En su nota de agradecimientos la autora da la clave: expresa su agradecimiento al ejército de "derribadores de letras" que han contribuido a mejorar su obra.

jueves, octubre 04, 2012

RECUERDOS DE PEÑÍSCOLA

Complementando la entrada anterior os presento un par de videos cortitos del paseo marítimo de Peñíscola y de El Bufador.
También me traje como recuerdo unos cuantos ejemplares del libro editado por los organizadores del encuentro poético con todos los poemas leídos en el VII Encuentro de Poetas de la Red celebrado en la sala de Audiencias del castillo del Papa Luna.





Libro abierto por la página que contiene el poema a mi pajarita ninfa.








"El Bufador" es un fenómeno natural que se produce en Peñíscola cuando hay temporal y la mar está brava. Las olas penetran por la cavidad de la roca y la presión que origina en el interior ha creado este respiradero por el que sale el aire y el agua formando un geiser que a veces alcanza varios metros de altura. Es una de las atracciones importantes que ofrece esta preciosa ciudad mediterránea del levante español. Este video lo realicé en mi reciente visita a la ciudad el 28 de septiembre de 2012.



La playa norte de Peñíscola está formada por una larguísima franja de arena fina y amarilla de unos ocho km. que llega hasta Benicarló. A lo largo de ella se han construido tres lineas de calles pobladas por altos edificios de apartamentos de alquiler y hoteles, que en esta época otoñal aparecían vacíos a excepción de los hoteles que estaban ocupados mayoritariamente por clientes del INSERSO.