sábado, octubre 03, 2009

SUDÁFRICA 5, UN TAL F. FRUTOS...

Un tal F. Frutos.

De vez en cuando nos encontrábamos allí con algún español nuevo, recien llegado de España. Siempre había algún conocido que lo abrazaba y se quedaba conversando con él. Casi todos los que venían a Sasol eran antiguos compañeros de centrales eléctricas o refinerías.

Poblado de Secunda, construido a siete Kms. de la refinería para residencia de su técnicos blancos.

Fue una tarde, cuatro meses después de mi llegada, cuando al regresar del trabajo encontré a un hombre sentado en el recibidor de la entrada al campamento.
Era un recien llegado, a juzgar por las maletas que tenía al lado. A primera vista no lo reconocí, pues tenía la melena y la barba muy largas. Parecía Jesucristo en una de esas imágenes que vemos en la Semana Santa; pero él se quedó mirándome tan fijo que me intrigó y le pregunté si nos conocíamos. Me dijo que se llamaba F.Frutos, de Illescas, (Toledo).

Sí, lo conocía. Lamentablemente.
Habíamos coincidido en la Central Nuclear de Cofrentes. Él era ajustador y trabajaba con una empresa distinta a la mía.

Frutos era comunista y formaba parte del Comité; excelente orador, pronto destacó en los mítines sindicales que había entonces. Organizaba asambleas en horas de trabajo para incitar a la huelga si no aumentaban los salarios. Le hicimos caso e Hidroeléctrica cerró la planta y nos vimos en la calle durante dos semanas.
Al final la gente, que se había endeudado comprando coches y viviendas, mendigaba para recuperar su puesto de trabajo. Después de tanta lucha sólo conseguimos perder la mitad del salario del mes, y quedar señalados ante la empresa.

Pero Frutos, al parecer, estaba endeudado hasta las cejas porque había montado en Illescas un supermercado, y lo que buscaba era dinero a cualquier precio. Entonces denunció la falta de calidad y el fraude en la construcción de la central; fotografió una soldadura que según él no reunía los requisitos y la publicó en el Diario Levante, como prueba de la irresponsabilidad de parte de las empresas que estaban construyendo la central.

De cada soldadura se guarda un expediente donde se refleja el número de homologación de los soldadores, la temperatura de precalentamiento, el espesor del acero, el material empleado y las radiografias.
Si la soldadura de un tubo sale mal, se repara y se vuelve a radiografiar. Si vuelve a salir mal se corta el tubo, se tira y se pone otro nuevo: según las normas ASME IX, aplicadas en la central nuclear, las soldaduras no se deben realizar más de dos veces porque el sobrecalentamiento transforma la estructura y las cualidades del acero.

Y Frutos afirmaba que en Cofrentes no se tiraban los tubos, sino que se reparaban cuantas veces fuera necesario.
Fue tal el revuelo que se armó, debido a la cercanía de la capital valenciana, que paralizaron los trabajos hasta que se realizó una inspección.
Frutos insistía en su denuncia y de pronto desapareció; la central volvió a la normalidad y al cabo de un año comenzó a funcionar. Un vecino suyo de Illescas afirmaba que había conseguido cuatro millones de pesetas de indemnización por el despido.
Eso era lo que Frutos buscaba.

Esa tarde, cuando supe quién era, me preocupé mucho. Tanto, que no pude conciliar el sueño y al día siguiente los compañeros me preguntaban qué me sucedía. Yo les dije: ¿Habéis visto el hombre barbudo que llegó ayer? Pues bien: antes de un mes, el caos.

Frutos trabajaba en el proyecto Sasol Three, lejos de mí. Cada noche, en el salón del campamento, calentaba a sus compañeros sobre las condiciones que estaban sufriendo y les animaba a exigir un plus de peligrosidad que suponía doble paga cada tres meses. Convenció a todos sus compañeros, pues a nadie le amarga cobrar un sobresueldo.

Sasol Three, a medio construir.
No había pasado un mes de su llegada cuando sucedió: estábamos trabajando, serían las cuatro de la tarde, poco antes de la tea-time,
cuando vimos un convoy de unos cincuenta camiones cargados de soldados armados dirigirse a Sasol Three. La voz se corrió como la pólvora por todas partes: The Spanish are in strike! (¡Españoles en huelga!).

En Sudáfrica no estaba permitido hacer eso, los huelguistas eran considerados enemigos del país. Los soldados invadieron la zona de trabajos asignada a la empresa española, y todos los españoles fueron conminados a subir a los camiones. Desde allí, con la ropa de trabajo puesta, fueron llevados al aeropuerto de Johannesburgo.

Permanecieron tres días en la sala de embarque del aeropuerto, esperando la llegada del Embajador; pero éste no llegó.
El Cónsul de España nada pudo hacer por ellos: habían transgredido la Ley de la Seguridad Nacional.
Sus equipajes fueron requisados en sus habitaciones y transportados al aeropuerto.
Y al cuarto día fueron expulsados del país. Allí quedábamos ciento cincuenta españoles intentando cumplir con nuestro compromiso.

Mientras los militares cargaban los equipajes, tomé una foto, ¡una sola foto!, la que me quedaba para finalizar el carrete, y los soldados me lo requisaron de malos modos. Así perdí las treinta y cinco imágenes que yo había tomado el fin de semana anterior durante mi visita al Kruger Park.

Soldados sudafricanos en las cercanías de Sasol, en misión de vigilancia.

Diario 16 se hizo eco de la noticia en sus ediciones nacionales. Frutos presentó en Magistratura una denuncia por incumplimiento de contrato contra la empresa Mannesman, sita en Torrejón de Ardoz, la primera entidad que envió trabajadores españoles altamente cualificados a Sudáfrica; pero perdió el pleito. Y con él los doscientos españoles que le hicieron caso. De la liquidación les descontaron doscientas veinte mil pesetas de los viajes de ida y vuelta, y otras cien mil por daños y perjuicios..

En 1984 coincidí con él en la central térmica de Carboneras, y repitió la operación. Un mes de huelgas y numerosos despidos; pero él sacó tajada.

La actitud de personajes como este hizo mucho daño a sus compañeros y a la credibilidad de los sindicatos que lo apoyaban para formar parte de los comités de empresa donde trabajaba. Y por aquel entonces, mucha gente decían de los sindicalistas, “Son personas que sólo buscan el litigio para beneficio propio.”

9 comentarios:

  1. Todo un personaje, el Frutos éste.
    Buen finde.

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  2. Vaya! con el tal Frutos... ¿Este no será el dirigente de IU?
    Un abrazo y sigue contando...

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  3. Juan, menos mal que estabas trabajando lejos de ese tal de Frutos. Y Ustedes no le hicierón nada, unos cariños, unas palmaditas sobre cabeça, para que dejara de comer fruta????
    Yo le tengo una rabia!!!, porque fué por su culpa que yo no puedo ver las fotos tuyas del Kruger Park.

    Y Iñaqui donde estaba? Ya no hablas de él?

    Besos
    Flor

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  4. Hola, Antonio. La verdad es que yo estudiaba los rasgos de Francisco Frutos cuando salió como Secretario General de I.U. Lo imaginaba con barba y cabello largo y me decía que sí,que era él; pero luego leí que es catalán, y nació antes que yo, datos que no se corresponden con el protagonista de esta historia.
    Lo más curioso es que se llamaba Francisco Frutos también, pero miré en internet y existen variso con el mismo nombre. Como con el mío,¡increíble!
    Un abrazo.

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  5. Gracias Lola,feliz fin de semana parar ti también.
    Frutos, un buen elemento a tener en cuenta.Saludos.

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  6. Hola, Flor: Increiblemente nadie hizo caso de mis advertencias y la mayoría le siguió, como has podido leer: 200 de 350.
    Iñaki continuó conmigo trabajando y saliendo a las aldeas cercanas cada tarde; pero cuando fui al Kruger Park, se quedó en el hotel. Solo estuve en una zona, en Nelspruit, en el hotel Park Lodge. No sé si tu amiga estuvo por esa zona.
    Se necesitaría una semana o más para recorrerlo todo y yo sólo disponía del fin de semana.
    Un beso.

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  7. Juan, todo un personaje ese Frutos. Lo más sangrante del tema es que utilizara una organización para sus propios beneficios sin ningún escrúpulo, perjudicando a muchos de sus compañeros. Increíble, porque se supone que estaba justo para lo contrario. Mira que es grande el mundo y vienes a volver a encontrártelo allí en Sudáfrica, imagino la “ilusión” que te hizo. Otra cosa que me extraña es que este personaje tuviera credibilidad como para conseguir trabajo con el historial que llevaba a cuestas, pero estas cosas pasan, vaya que sí. Muy interesante esta etapa de tu vida, y refleja lo que sucedía en aquella época. Gracias por compartirla.

    Te mando un beso grande,

    Margarita

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  8. Margarita: Al Frutos me lo encontré en Sudáfrica y más tarde en Carboneras, (Almería).
    Esa gente, al final tiene suerte: se meten en política y viven como Dios.
    Conozco a algunos "mataos" de los astilleros de Cádiz y Huelva que se han convertido en concejales o alcaldes y se han hecho ricos.
    Gracias por tu visita. Un beso

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  9. Juan:
    Perdón por el retraso pero tu estas al tanto de viajes y demas entretenimientos poco a poco comentare para quedar al día

    un abrazo mario

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