jueves, octubre 07, 2010

EL AMERICANO, LA PELÍCULA























Ayer por la tarde, mi esposa y yo fuimos al cine. Dudamos un poco en la elección de la película y finalmente nos decantamos por El americano.

Un agente secreto vive refugiado con una joven y bella mujer en una cabaña ubicada en un bosque helado de Islandia; sus enemigos lo encuentran e intentan matarlo. Él acaba con todos y abandona el lugar. Las imágenes desenfocadas que aparecen mientras atraviesa un túnel son magníficas. Aparecen las letras con los nombres de los actores y se escucha la banda sonora. La historia comenzaba bien.

El argumento es banal: un asesino a sueldo de la CIA, experto en el diseño y construcción de armas sofisticadas, está arrepentido de la vida que ha llevado y decide retirarse. Sus jefes le prometen seguridad y tranquilidad en un pueblo perdido en las montañas de Italia; pero antes debe realizar un último encargo.

A partir de ahí, la historia es aburrida y con varios detalles que la hacen increíble. Media película se compone de planos cortos de Georges Clooney: con espesa barba, afeitado; visto por delante, por detrás... Un Clooney siempre serio y pensativo… Se muestra unos cinco minutos con el torso desnudo haciendo flexiones y barras y otros diez minutos de medio cuerpo acostado con una mujer.

Al contrario que el conocido James Bond, "El americano" no es un conquistador, ni un don Juan al que persiguen las mujeres, sino un hombre asustado, desconfiado, que paga a prostitutas para satisfacer sus necesidades sexuales. Los desnudos y transparencias de éstas, bañándose en un río en medio de un paisaje paradisiaco, y los bellísimos paisajes naturales que se muestran a lo largo de la proyección, son lo único bueno de la película.

El cura del pueblo, no sé si iluminado por Dios, advierte enseguida que el hombre guarda un secreto e intenta hacérselo confesar por todos los medios: invitándole a comer, a tomar copas, e incluso confesando él mismo que tiene algún hijo bastardo en el pueblo. Patético.

En un pueblecito donde todos se conocen y están al tanto de lo que hace cada uno, incluso de que "El americano" ha pedido prestados unos tubos y arandelas de hierro en un taller mecánico, nadie se da cuenta de que el extranjero ha montado en su habitación un taller que le permite fabricar, con la ayuda de unas piezas que ha recibido por correo, un pequeño fusil de gran precisión, con mira telescópica y silenciador y sus respectivas balas especiales, rellenas de material radioactivo.

La historia se repite y el agente es “misteriosamente” encontrado por sus perseguidores. Se suceden emboscadas y asesinatos y, curiosamente, no aparece ningún policía en las desiertas calles, ni la gente se inmuta.

Llega la hora de utilizar el recien fabricado fusil contra el objetivo seleccionado, y es entonces cuando me dieron ganas de abandonar el cine maldiciendo la hora en que elegí esa película. Si no lo hice fue porque miré el reloj y deduje que faltaba poco para el final, pues en diez minutos debía comenzar otra sesión.

Por momentos me hizo recordar la película Chacal, pues en ambas los protagonistas se pasan media película fabricando un arma fácil de transportar y de gran precisión, para atentar contra la vida de un personaje. Pero nada que ver esta cinta comparada con aquélla.

Me ha gustado mucho la fotografía, la música de la película y la belleza de las protagonistas. Las escenas de sexo son moderadas: a Clooney sólo se le ve la cabeza y la espalda; a ella se le ve la cara angustiada suplicando que se lo haga despacio para no hacerle daño (cosa increíble en una prostituta) y exclamar enseguida ¡Ah, ah, ah!, como si fuera tartamuda.

Salí del cine convencido de que para hacer una película sólo hace falta contratar a un actor famoso en la Tierra y en el Cielo (Es sabido que George Clooney va vestido con trajes de Máximo Dutti a regalar cafeteras Spresso a San Pedro), añadir un par chicas hermosas y sensuales y mostrarlas con el protagonista desde todos los ángulos: en el dormitorio, paseando por las calles, en los bares o en el campo.

Lo de menos es la historia; cualquier cosa vale.

Salimos del cine decepcionados, disgustados por la pérdida de tiempo, y con hambre.

Como mi esposa se había quedado harta de Clooney, se le antojó comerse a Eddie Murphy (ella no es racista) y yo, que no soy celoso siempre que pueda hacer lo mismo con otra mujer, y fuertemente erotizado por la chica de la peli, decidí satisfacer mis lujuriosos deseos con la Jennifer López, que dicen tiene el culo más hermoso del mundo.

Cuando llegamos a casa, aún tuve tiempo de chatear con mi nuera y desaconsejarle que se gastara el dinero viendo esta película. No estoy seguro de haberla convencido, ese Clooney es tan atractivo que muchas mujeres irán sólo por verle. El director contaba con eso.

8 comentarios:

  1. Bueno pues ya tienen un espectador menos.
    No voy ni loco después de leer tu crónica.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo11:40 a. m.

    Con esa crítica a ver quien se atreve a ver la película.Pero ese Jennifer López, promete. je je.



    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por esta crítica, seguiré tu consejo y no iré a verla al cine, aunque como tú dices es díficil no rendirse ante Clooney y quizás la vea online jaja desde mi casa.
    Besos Juan.

    ResponderEliminar
  4. No te perderás gran cosa, Toro salvaje.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. David el libro de gustos está en blanco; a lo mejor te gustaría verla. Pero a mí me ha decepcionado.La Jennifer...¡oh, la,la...!
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Hola, Oréadas, ja,ja,j,a, ya lo dije: las mujeres irán.
    ¿Sabes? A cada detalle negativo de la película que le contaba a mi nuera, ella decía: "La veo, la veo seguro".
    Oye, te felicité en facebok por el día de hoy. Un beso

    ResponderEliminar
  7. Hola Juan.
    Te he conocido a través del blog de Mirta y aquí estoy dispuesta a pasar un buen rato con tu tertulia.
    El otro día una amiga puso en facebook el anuncio de Clooney y preguntaba ¿qué me aconsejais? ¿lo pido por Reyes? A partir de ahí fue la locura. Todas las amigas dándole consejos. Una: hombre, claro tú pídelo y si no te gusta me lo pasas. Otra: ah! ¿pero se puede pedir a los Reyes? pues me lo pido.
    Al final, mi amiga tímidamente confesó: si yo lo que me quiero pedir es la cafetera...
    Un abrazo y encantada de conocerte

    ResponderEliminar
  8. ¡Hola, Mamen, bienvenida a este blog!
    Me encanta tu comentario, ja,ja. Mira en esa película se ve al Cloney desnudo de espaldas, ¡ja,ja!,un culito escuchimirriao, aunque no me fijé mucho porque yo estaba por la rubia; pero sí noté que a mi esposa se le entornaban los ojillos.
    El placer es mío. Un abrazo

    ResponderEliminar