viernes, noviembre 12, 2010

VOLVER A EMPEZAR

pintura de Julien Dupré

Aún no había amanecido cuando cantaba el gallo en el corral. Bajo el porche emparrado escuché al perro arrastrar la cadena, intuyendo la aparición de mi padre, que en esos momentos tomaba malta migada en un cazo de lata revestido de porcelana. Al Este, la oscuridad recogía sus bártulos y retrocedía poco a poco, perfilando las aristas de la sierra de Ubrique, que sobresalía por encima de las nubes agazapadas en sus laderas.
Mi madre se había levantado la primera y, después de encender la anafe y preparar la malta, introducía en un capazo un trozo de pan y el tocino que se llevaba mi padre para comer al medio día. En la habitación de al lado, separada por una cortina, dormían dos de mis hermanas; la tercera, de 12 años de edad, trabajaba de niñera en el molino y allí dormía. Mis dos hermanos, de 13 y 15 años respectivamente, eran pastores y vivían en el campo con el ganado.
pintura de Julien Dupré
Al terminar el desayuno, mi padre se echó el capazo al hombro, se puso la gorra y salió al campo, desapareciendo por la vereda del cortijo, de donde no regresaría hasta la noche. Mi madre lo despedía en la puerta conmigo en sus brazos. Era una escena tan repetida, que aún se mantiene incrustada en mi retina. El terror a caer en desgracia ante los señoritos, cuyos guardas vigilaban montados a caballo por las tierras de la hacienda; y el temor a quedarse sin trabajo y sin la casa que le habían prestado mientras fuera siervo del cortijo, fue la causa de que mi padre cayera enfermo del estómago y los nervios. La tristeza campaba a sus anchas en la casa, yo no recuerdo a ver visto reír a mi padre nunca en mis años jóvenes.
No fue hasta que emigramos en 1959 a Valencia, donde todos encontramos trabajo, que su rostro se dulcificó y abandonó la crispación con que había permanecido acosado por el hambre y la responsabilidad de proveer alimentos. De no tener ni seguro ni sueldo determinado, sino el que le quisieran dar los señores, comenzó a tener un horario y un salario establecido por ley y a poder disponer por primera vez, a sus 55 años, de una cartilla en el banco.
Luego llegaron los llamados años del Milagro Español, época de compras de viviendas protegidas, electrodomésticos y el SEAT seiscientos; otra época de reducciones de jornadas, de 48 a 40 horas semanales, que luego fueron reduciéndose poco a poco en busca de las 35 horas. Los obreros comenzaron a invertir los ahorros en la segunda vivienda, para disfrutar de los descansos domingueros, alejándose del mundanal ruido de las ciudades, y para dejarles a sus descendientes un valor seguro. La Universidad se puso al alcance de todos y no solo de los ricos. De mis cuatro hijos, dos tienen títulos universitarios: Licenciada en Químicas e Ingeniero Técnico Industrial.
Mi familia y mi seiscientos, Benissa, 1979
Tal como reconoce el Poeta del Pueblo, todo fue posible gracias al esfuerzo, al sudor y la sangre de nuestros viejos.
ACEITUNEROS
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
Miguel Hernández, 1937
Hoy me pregunto, al ver la situación de pobreza que está viviendo tanta gente, de las reformas laborales y la avaricia de los empresarios y banqueros, si mis hijos y nietos llegarán a conocer las condiciones de vida que soportaron mis padres.

18 comentarios:

  1. Anónimo6:29 p. m.

    A Juan:

    Al paso que llevamos, ya veremos. Tengo esperanza pero muy poca confianza.

    El relato que muestras, si es de tu infancia, es precioso. Duro pero lleno de lucha.

    Que tengas buen fin de semana.

    Abrazos.

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  2. La siguiente generación va vivir peor que la de sus padres por primera vez en la historia.

    Vamos hacia el abismo.

    Saludos.

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  3. Hola querido Juan aquí estoy respondí sobre la comida de Carmen y ahora sobre lo que has escrito que me dejado tan emocionada. Tu padre su trabajo arduo el dolor en sus ojos ayy Juan estoy tan sensible que lloro por todo y esto me ha hecho llorar. Tus nietos Juan tendrán más oportunidades ya verás ya verás ellos tendrán una vida mejor!! Te quiero mucho un beso desde mi alma!

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  4. Juan los tiempos pasados fueron muy sufridos para llegar hasta nuestros días.

    Ahora desde hace unos años estamos perdiendo todo lo conseguido vamos bajando escalones, el que tiene trabajo esta como una pompa de jabón no sabe por dónde le saldrá las cosas.

    Vivimos tiempo de incertidumbre las promesas es como la espuma que se disuelven después de decirla


    Gracias por su visita que pase un buen fin de semana.

    Un cordial saludo de…
    Abstracción textos y Reflexión.

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  5. Juan,nuestros abuelos al vivir o servir en casa de los señoritos que tenían latifundios, grandes cortijos, eran las personas que cuidaban las fincas y estaban mal mirados y pagados.
    Luego vino una guerra y España quedò destruida.
    El trabajo fue necesario para levantar un País derrumbado por una guerra, había trabajo para todos.
    Esperemos no volver a vivir lo que ya hemos vivido.
    Ahora llegaran otras vivencias!!
    Besos Juan Pan del horno bien calentito jejeje

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  6. Hola, David,soy pesimista, corremos a marchas forzadas hacia el desastre.
    El relato forma parte de mis primeros recuerdos de mi infancia. Un abrazo.

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  7. Estoy de acuerdo contigo, Toro; esto no hay quien lo solucione. Saludos.

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  8. Hola, Susanita, siento que te hayas entristecido, este Miguel hace llorar al más fuerte con sus poemas.
    Gracias por tus buenos deseos, pero nuestros descendientes han sido criados rodeados de comodidades y están acostumbrados a encontrarse todo hecho.Me temo que van a sufrir mucho; pero ojalá me equivoque y sea como tú dices. Un beso.

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  9. Hola, José Ramón, efectivamente, en la última década vamos perdiendo todo lo conseguido con tantos esfuerzos.No sé adónde llegaremos. Me da miedo pensarlo.
    Un saludo.

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  10. Hola, María, gracias por tu visita. ¿Holgura y derroche? Será para los de siempre, la inmensa mayoría de españoles ha tenido que trabajar muchas horas y ajustarse el cinturón para salir adelante y poder disfrutar de unos días de vacaciones y salir algún fin de semana de copas.
    Yo, en Dragados y Construcciones,donde he trabajado varias veces desde 1076, y es la empresa en que me prejubilé, siempre he conocido el mismo horario: de siete a siete, doce horas, y los sábados y domingos de siete a dos. ¿Se puede llamar a eso vivir con holgura y derroche?
    No creo.
    Pero al menos había trabajo y la gente tenía esperanza en el futuro.
    Sí, es cierto, de peores hemos salido.Saludos.

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  11. Hola, Marian Gardi, yo no me refería a antes de la guerra sino a después. El relato es una experiencia personal. Fui yo quien al abandonar mis estudios y comenzar a trabajar en la provincia de Alicante convencí a mis padres y hermanos y me los llevé conmigo.
    Hasta los años sesenta, en España se vivía con muchas dificultades.Prueba de ello es que en esa década emigramos más de un millón de españoles a los paises ricos.
    Un beso, guapa.

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  12. http://helenasubirats.blogspot.com/2010/11/un-hombre-se-colgo-de-un-arbol-en-un.html


    Os sugiero que leáis esta noticia y veréis hasta qué punto la cosa está mal:
    http://helenasubirats.blogspot.com/2010/11/un-hombre-se-colgo-de-un-arbol-en-un.html

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  13. Anónimo1:11 p. m.

    De quién son las pinturas?

    Moi

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  14. Moi, está indicado en cada una de ellas: Julien Dupré

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  15. Juan mi madre siempre me habla de su niñez hecha estragos por el trabajo y la opresión a la que se veía sometido todo su pueblo y la mayor parte de España, y tiembla ante la situación que estamos pasando, ellos más que nadie saben de un dolor que tenían enterrado.
    Un beso

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  16. Otra vez yo Juan, he leído el comentario de Toro y tu respuesta y no me gustaría que seaís tan pesimistas. Si no sembramos esperanza con una actitud positiva no recogeremos fruto.
    Somos una gran acumulación de energía y hemos de atraer la positividad pensando en positivo.
    Es mi humilde opinión jeje como me he enrrollado perdona :-)

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  17. ¡Aynsss, Oréadas!Y me lo dices tú que está parada.Bien sabes tú cómo está la vida y las fatigas que en un hogar se pasan. Pesimista no, realista. No se ve la claridad en el horizonte, y cuando salga el sol será tarde para mucha gente: ya habrán sido desahuciadas o muertas de hambre.

    La Esperanza está al alcance de todos, pero hace falta tener algo dónde aferrarse a ella.
    Un beso

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  18. Anónimo12:21 p. m.

    Desgraciadamente yo me pregunto lo mismo. Ahora, jovenes mucho mas preparados que entonces cobran salario minimo, sin pagas extras, 60 horas semanales. ¿hacia donde vamos???
    mercedes

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