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Hoy hemos recibido en el aula de "Creación Literaria" a la escritora CARMEN ORCERO DOMINGUEZ
Agradezco a Juan Rincón que me haya concedido el honor y el placer inmenso de presentarla.
Mari Carmen es Licenciada en Historia por la Universidad de Cádiz, y además tiene un Master en Archivística. Ha publicado tres novelas en los últimos tres años
Ha ganado algunos premios de relatos y ensayos y colabora con una columna de Opinión en un periódico local. También escribe en la revista cultural El Ático de los gatos. Ha formado parte del jurado en diversos concursos literarios.
¿Que cómo conocí a Mari Carmen?
Facebok se fundó en 2004, y antes de que alcanzara el éxito que tiene actualmente, los amantes de la Literatura tenían su propio Blog, y nos buscábamos leíamos y comentábamos unos a otros como hacemos ahora en Facebok.
Una día, allá por 2009, recibí un mensaje de Mari Carmen: "Te invito a un café", se trataba del nombre de su recien inaugurado blog, y entré a cotillear. La verdad es que me encantó lo que leí y me hice seguidor suyo.
En poco tiempo Mari Carmen reunió un grupito de veinte o treinta asiduos lectores y comentaristas de sus publicaciones. Lo que escribía era tan ameno e interesante, su trato tan cálido y amable, que nos atrapaba.
Allí supe que desde siempre le había gustado escribir. A los once años ganó su primer premio literario, y desde ese momento fue nombrada escritora oficial de la familia y amigos.
Que alguien iba a decir algunas palabras en una boda, despedida de soltera o cualquier otra reunión familiar, acudían a Mari carmen para que le escribiera el discurso. Que el novio de una amiga hacía la mili en Cartagena, Madrid o El Ferror y lo echaba de menos, pues iba a ver a M. carmen y le pedía una carta bonita.
Y allá iba M. Carmen escribiendo cartas de amor a los enamorados separados por el trabajo o el servicio militar.
Yo les puedo afirmar que en su blog escribía tan bonito que nos dejaba en ascuas esperando la próxima entrega. La animamos a escribir relatos más largos y ella nos complacía. Hasta que un día, en 2013, nos sorprendió anunciando la publicación de su primera novela: "A la sombra del Tamarindo". Y año y medio después, la segunda: "El suave olor de la Magnolia", y el día 11 del mes pasado presentó la tercera, una novela policiaca: "Titular para un crimen".
De todo ello nos ha hablado hoy detalladamente Mari Carmen, y por lo que he notado, a tod@s nos ha encantado escucharla.
Ha sido una mañana muy amena e interesante, hemos aprendido muchos puntos importantes a tener en cuenta antes de escribir una novela.
Las amistades son como las olas del mar: Unas llegan suavemente y llenan la playa acariciando la arena y dejando sus esencias. Y hay otras que parecen tranquilas, sólo muestran un pequeño encrespamiento y llegan a la playa sin dañar nada. Son traicioneras. Es el mar de fondo, que te abraza y te lleva consigo sin darte cuenta cuando nadas.
Otras son impetuosas, llegan arrasando y golpeando rocas y acantilados, balanceando peligrosamente las barquillas amarradas, y descargan su fuerza en la arena, arrastrándola. Éstas dejan sus huellas destruyendo y modificando la estructura de la playa.
Las primeras olas citadas representan para mí la amistad de aquellas personas que viven en la distancia y aún después de varios años sin conocernos en persona no dejan escribirme o saludarme casi a diario con un buenos días, buenas noches, ¿cómo estás de tus huesos?, y te cuentan cosas de sus lugares, de sus familias y proyectos. Es el caso de mis amig@s de ultramar: May, Mario Garza, M.Susana del Ochio, Mirta Miguel, Claudia Isabel Lonfar, con quienes me comunico casi a diario desde 2006.
También es verdadera amistad la que quienes además de comunicarnos en foros y grupos literarios desde antes de que existieran las redes sociales, llegamos a quedar en una ciudad para conocernos en persona. Son mis amig@s Darilea, Manuel Recio, " La Conchi"..., a quienes sigo, escribo y consulto con toda confianza cuando les necesito.
Luego están los otros, los del mar de fondo, de quienes uno duda si procede exponerse al efecto de sus olas. Se acercan, se muestran receptivos y cariñosos pero notas cierto interés egoísta. Un día son muy amigos, pero si no les compras el disco o el libro que te ofrecen, se alejan y te olvidan, incluso te borran de su lista de amigos.
Y por último están los que llegan con ímpetu y en dos días te tratan como si los conocieras de toda la vida, te buscan en los eventos literarios para estar juntos, te abrazan, comemos juntos... Pero a medida en que nos vamos conociendo y ven que no estás a su mismo nivel económico ni cultural, ni puedes ofrecerles una casa donde venir a pasar unos días, se limitan a saludarte y te dejan a un lado. Esas amistades suelen durar poco. A ésos soy yo quien los borra.
Entre éstos no están quienes me demostraron todo su afecto y me han dejado por culpa mía. Por volver atrás daría yo media vida.
En el mundo de la Poesía he conocido en los cinco últimos años a muchas personas. Cada año me reúno con ellas en distintas ciudades, y algunas se han convertido en verdaderos amigos; otras, la mayoría, son sólo conocidos. Aquí también procede aplicar la metáfora de las olas.
Yo he asumido una máxima de un autor, para mí desconocido, que dice:
El verdadero amigo es el que se queda cuando los demás se han ido.
El que te acepta tal como eres sin intentar cambiarte y convertirte en un apéndice de sí mismo.
El que está cuando se le necesita.
Los demás, aunque los veas a diario y tomes café con ellos, sólo son conocidos
Buenos días. Lo tengo, lo he cogido. Como Pan que me llamo debo ser un manjar exquisito, pues desde hace casi dos meses no me abandonan los catarros malditos. ¿Que cómo he pasado la noche? A ver, ¿ cómo lo explico?:
¿Recuerdan ese anuncio del rollo de papel higiénico que lleva un perrito precioso color canela por todo el pasillo? Pues se queda corto el anuncio: yo he gastado más papel esta noche secándome los mocos. Venían en oleadas, cual tsunami asesino. Me impedían respirar y me ahogaban, hasta que ya bien entrada la madrugada mi cuerpo, vencido y rendido, se ha entregado y se ha quedado dormido. ¡Mi cuerpo, no yo! Porque si así fuera no estaría ahora mismo chateando contigo, que yo soy muy responsable y no olvido saludar a mis amig@s.
Mi Carmen está peor que yo. La probe no se pué aguantá. Ella es tan generosa que comparte conmigo todo lo que ella tiene, incluidos los catarros, cosa que yo caballerosamente correspondo con un obsequio similar en calidad y precio. Y así estamos, el uno se lo pasa al otro y viceversa.
Yo estoy convencido de que empezó ella, pues cogió frío una tarde hablando en la esquina con un vecino guardia civil, marido de una amiga suya, que se quejaba de lo torpes que son los ciudadanos de a pie.
Resulta que una pareja de guardias paraban a la gente por la calle y les mostraba una foto de un delincuente que andaban buscando:
- ¿Conoce usted a este hombre? ¿Nos avisaría si lo viera?
- No señor.No lo conozco. Si lo viera lo reconocería enseguida porque solo tiene una oreja.
- ¡Pero hombre, es usted gilipollas! ¿No ve que es una foto de perfil?
Y cabreado el cabo se acerca a otro peatón y le hace la misma pregunta:
- Usted lo conoce?
-¡Que va, mi cabo. No se me olvidaría esa cara: solo tiene un ojo.
El cabo saca las esposas y detiene a los dos por resistencia a la autoridad. En esto se fija en un viejo jubilado (No era yo, lo juro) que estaba tomando el sol echado contra la pared y le pregunta:
- ¿Usted reconocería a este hombre? ¿Nos avisaría si lo viera?
- No le quepa a usted la menor duda, señor guardia. Ya me he dado cuenta de que el sujeto lleva lentillas.
- ¡¡¿LENTILLAS?!! Pero cómo lo sabe usted, ¿es amigo suyo?
- ¡Nooooo, qué va! Pero debe llevar lentillas porque solo tiene una oreja y no se puede poner gafas.
Y así fue, intuyo, como escuchando tantas pamplinas mi mujer cogió frío.
Y a raíz de eso, mi Carmen y yo estamos tomando medicinas y leche calentita con miel. Eso sí, ahorramos luz, pues tenemos dos semáforos rojos en la narices
Hacía poco que
trabajaba en la empresa Talleres Vento, sita en la avenida del Puerto, en
Valencia, y un día me entero de que van a enviar a un par de montadores a Arcos
de la Frontera para instalar una caldera en una empresa vitivinicultora.
Me apresuré a hablar con el director. Le dije que mi esposa
era de Jerez y yo tenía familia en ese lugar, por lo que solicitaba me enviase
a mí a realizar ese trabajo ya que hacía dos años que no veíamos a mis suegros.
El jefe fue
comprensivo y me cambió por uno de los empleados que tenían ya asignado el
trabajo. Eso me causó enemistad con
ellos, pues ambos eran veteranos en la empresa y estaban acostumbrados a ir juntos
a todos los montajes. Mi intervención les rompía todos los planes.
Faltaban dos
semanas para Navidad y se calculaba que para esa fecha estaríamos de regreso en
Valencia.
La empresa
pagaba el viaje en avión hasta Sevilla, pero yo le dije que me llevaba conmigo
a mi mujer y a mi hijo, que me pagase el kilometraje de mi SEAT 600 D en vez
del billete de avión. Y así se hizo.
Llegado el día,
nos levantamos muy temprano y salimos
hacia Cádiz.
Entonces no
había autovías ni autopistas, hasta llegar a la de Sevilla _ Cádiz y el viaje
se nos hacía largo y pesado, llegando a casa de mis suegros ya de noche. Decidimos que mi
mujer y mi hijo se quedarían con sus padres mientras yo iba y venía cada día
a Arcos a realizar mi trabajo. Al día
siguiente fui al aeropuerto de Sevilla a recoger a mi compañero, tal como
habíamos acordado mi jefe y yo.
El primer chasco
nos lo llevamos al llegar a la fábrica y comprobar que los cimientos que debían
soportar la caldera estaban mal hechos y no garantizaban la seguridad de la
instalación.
A pesar de las
protestas del dueño de la factoría, mi compañero dijo que no montaba la caldera
en esas condiciones. Llamó al jefe y le explicó la situación. Seguidamente le
pasó el teléfono al dueño de la fábrica y éste habló con nuestro jefe.
Al parecer los
cimientos no se habían hecho siguiendo el plano que mi empresa le había entregado y ahora no coincidían los
puntos de anclaje ni el hueco para el vaciado de las cenizas. Tardarían una
semana o diez días en solucionar el problema.
Entonces mi jefe
nos ordenó regresar a Valencia y volver a Arcos después de la navidades. Eso me contrarió y me enfadé. Me negué a
regresar tan pronto después de haber realizado un viaje tan pesado con mi mujer y mi hijo. Le propuse a mi jefe que me
descontara todos esos días de mis vacaciones, y él aceptó. Llevé a mi compañero
al aeropuerto de Sevilla y yo regresé a Jerez.
Una tarde nos encontramos
con Rosario, una amiga de Carmen que se
había convertido en Precursora de los Testigos de Jehová y había alquilado con
otra compañera un piso en Arcos, donde desarrollaban su apostolado. Rosario era
pelirroja, bajita y de buen ver, además de simpática y amable. Tenía novio y pensaban
casarse pronto. Al enterarse de que yo
iba a trabajar en esa ciudad nos invitó
a compartir la vivienda y así ahorrarme los setenta kilómetros del viaje diario de ida y vuelta a Jerez. Aceptamos.
La casa era
amplia, tenía tres dormitorios, sala de estar, cocina y cuarto de baño.
Nuestras amigas nos asignaron una habitación y nos instalamos.
Los siguientes
días nos dedicamos a hacer turismo, visitando el pueblo y su entorno. Declarado
Monumento Histórico Artístico Nacional el 15 de marzo de 1962, Arcos es uno de
los pueblos más bonitos de Andalucía, En sus calles se ha rodado la película "La pícara Molinera", con
Carmen Sevilla y Francisco Rabal.
Las dos chicas debían comenzar su
evangelización de casa en casa a las diez de la mañana, pero a veces, la mayoría de los días, les
daban las doce en la cama. Cuando se
levantaban, mi esposa ya había limpiado
la vivienda.
Dos veces por
semana venía un joven americano, un misionero de los Testigos de Jehová, a
recabar datos y asesorar a las dos amigas en cómo abordar y entablar
conversación con las personas. El chico
era rubio, alto y bien parecido. Rosario se quedaba prendada mirándole y
notamos cierta complicidad entre ellos. Merche, su compañera, era catalana,
pequeña y jorobada. Al contrario que Rosario, era muy seria y desagradable,
parecía amargada. Dormían juntas,
pues la habitación de Merche la ocupábamos nosotros. La tercera habitación la dedicaban
al estudio y a las reuniones con las
personas que convencían de las bondades de la Biblia.
Mi mujer me
comentaba extrañada de que al arreglar
la habitación de ellas se
encontraba las bragas de ambas debajo de la cama. Eso nos hacía pensar
morbosamente. ¿Eran lesbianas? ¿ En tal caso, qué había entre Rosario y el
joven y apuesto americano? ¿ Y qué posición ocupaba
su novio? ¿ Le gustaban ambos sexos?
Comenzamos a
mirarlas de otro modo, y a detalles sin
importancia que antes pasaban inadvertidos, le encontrábamos significado.
El día antes de
la Nochebuena, ETA asesinó a Carrero Blanco y España se conmocionó temiendo lo
peor. Nosotros nos despedimos de nuestras amigas y nos fuimos a pasar las
navidades con la familia en Jerez, y al finalizar éstas, regresamos a Valencia.
El día diez de enero la empresa envió a dos operarios a Arcos a montar la
caldera. Yo me quedé en el taller. La vida continuaba.
El Monstruo ha venido a verme es una película que desde que
se estrenó está batiendo récords de taquilla, y ese dato hace que cada vez más
espectadores acudan a verla, pues tantos cientos de miles de personas no pueden
equivocarse. Preguntados algunos amigos que la vieron la pasada semana sobre
ella, respondían, no sé si por no ir contra corriente, que la película, aunque
triste, les había gustado. "Prepárate para llorar", me advirtieron.
Nada de eso, dramatismo barato.
Seré yo la
excepción a la regla, pero la película no me gustado nada.
Un tema archiconocido como es el acoso escolar a un niño de 12 años, los
problemas que originan en los hijos pequeños las separaciones de sus padres y el sufrimiento que produce en el chico la enfermedad incurable de la madre convierten al protagonista en un ser introvertido que sufre terroríficas pesadillas. Un monstruo que
sólo él puede ver, le obliga a reflexionar sobre las miserias humanas. Este
argumento, aderezado con impactantes efectos especiales, que al final, por
repetidos, llegan a cansar, resume la película.
Acabo de leer el libro "Se
hace camino al escribir –2", que es la segunda entrega que publica un
grupo de soñador@s de El Puerto de Santa María, alumn@s del CEPER "La
arboleda Perdida".
Como se suele decir, cada persona
es un mundo y existe un mundo dentro de cada persona. Algunas llegan a sacarlo
a la luz; otras se lo llevan con ellas, privándonos de disfrutarlo.
Afortunadamente en este caso l@s
autor@s del libro han podido compartir
experiencias vividas por ellas mismas o personas conocidas en épocas
pasadas, que gracias a ellas formarán parte de la Historia.
Pienso que la historia debe
conservarse, ella nos retrata y nos enseña. Porque los historiadores
cuentan las cosas importantes de una nación, de los pueblos que la componen y sus
personajes ilustres. Es la Historia que se estudiará en las escuelas y
universidades, pero no hablarán del día a día de las personas comunes, de sus
proezas y dificultades, de los sentimientos, de la camaradería, de la
solidaridad de los vecinos en una época dura abundante en dificultades y
carente de oportunidades.
Una época desconocida para las nuevas
generaciones, aquélla donde el respeto a las personas se ejercía por defecto en todas
partes, aquélla en que la familia se ocupaba de sus ancianos hasta el fin de
sus días sin llevarlos a residencias, aquélla en que los vecinos compartían
alimentos en los momentos difíciles.
Historias que se perderían para siempre,
como se han perdido oficios y costumbres. Historias que los jóvenes no conocerían si no fuera porque hoy las que las
conocieron o protagonizaron la cuentan en este libro.
El
libro contiene treinta y un capítulos (veinte de Narrativa y once de Poesía),
donde cada autor@ expresa las experiencias e inquietudes que han dejado huella
en ellos.
A destacar el relato del amor
imposible entre los retratos del Marqués de la Vega del Guadalete y el de la
Condesa de San Cristóbal, quienes se miran
y se enamoran y acaban exiliándose de España como tantos otros españoles. Una fantástica
historia maravillosamente contada.
Así mismo me ha encantado conocer
las andanzas de una niña alegre y traviesa que formaba parte de una banda de
chicos, hasta que se dio cuenta de que aquél no era su sitio.
Enternecedora la Navidad que
viven en un patio de vecinos los abuelos de una niña y los pollitos que le
habían regalado.
La nostalgia de una nonagenaria al recordar su
infancia viviendo en una choza en plena
naturaleza, lejos del bullicio y la frialdad de la ciudad; la siembra y la recolección del cereal, la era
y sus paseos en el trillo al lado de su padre, cantándole a la mula.
El enternecedor poema que dedica una madre a su hijo ausente, un
adolescente que no tuvo tiempo de disfrutar de la vida.
Y otras historias más, que sólo comprando el libro podréis disfrutarlas como yo las he disfrutado.
De nuevo en mi casa. Menos mal,
porque si tardo un día más tiene que interceder por mi Carmen y por mí el
Cristo de la Vega.
Nos hemos levantado con agujetas
en los muslos y pantorrillas, de tantas subidas y bajadas, que no es Toledo
ciudad sencilla para personas de edad avanzada.
No es Toledo la más bonita ni la más
fea de las ciudades que he visto; es
diferente: calles estrechas y empedradas donde no caben a la vez un coche y una
persona y es ésta la que tiene que buscar refugio en un portal si no quiere
acabar en el hospital. Aún así te rozan los espejos retrovisores en el vientre
si el portal está cerrado y te pegas a la puerta como una lapa.
Toledo ofrece al visitante
museos, iglesias, conventos, mezquitas, sinagogas y edificios públicos con
historia para enriquecerle culturalmente. Todos cierran pronto: entre las 17´45
y las 18 horas, así que hay que darse prisa si se desea ver algo. De todas
formas haría falta al menos una semana para verlo todo, y yo sólo he estado en
la ciudad dos días y medio.
Fui con la intención primera de entrar en el Alcázar
y rememorar la historia que me enseñaron en el Instituto malagueño los
profesores franquistas. Pero el ala del Museo del Ejército, que era donde
contenía las pruebas de la historia, estaba cerrado el miércoles por descanso del
personal. El día anterior tampoco pude entrar
porque como era festivo cerró a medio día.
Creo que es una falta de
consideración hacia las personas que se desplazan desde lugares lejanos a visitarlo.
En casi toda España son los lunes cuando cierran los museos, habida cuenta de
que los fines de semana la gente acude en masa para visitarlos. Pero éste
pertenece al Ejército, y uno debe aguantarse y no abrir la boca no sea que
saquen los tanques a la calle.
De momento ya no me creo la famosa historia
del general patriota que prefiere que
maten a su hijo prisionero del enemigo antes que entregar el Alcázar. De
patriotismo nada. Los patriotas se llevan el dinero a Suiza y a las Bahamas, y
de este señor general no consta que así lo hiciera.
Intuyo que el general Moscardó
tenía miedo: sabía que si se entregaba
acabaría fusilado, y confiaba en que llegaran refuerzos y lo salvaran. A su
hijo que le den, ya sabía a lo que se
arriesgaba al ser militar.
En fin...
De Toledo me traigo buenos recuerdos y no tan
buenos:
Del hotel Hacienda del Cardenal
tengo que decir que es precioso: es un
edificio medieval de dos plantas, ubicado en la muralla que rodea a la ciudad.
Se ha procurado mantener su mobiliario y la fachada como en la época. La puerta
de entrada da acceso a un jardín-merendero precioso y acogedor. El personal
muy atento y amable, pero hace falta un ascensor como el aire para respirar.
No es de recibo obligar al
cliente a subir cargado con una o dos maletas veinte o treinta escalones hasta
el primer piso, donde está la recepción, y luego a las habitaciones de la
segunda planta. El corazón se me salió por la boca subiendo la maleta. Menos
mal que mi esposa iba conmigo y lo recogió en el aire antes de que cayera al
suelo y se rompiera como el vidrio. Me lo introdujo rápidamente en la boca y
pude continuar.
Aparte de eso todo bien. Es un
bonito lugar para descansar lejos del bullicio de la vida. Silencioso, no se
escucha ningún ruido en las habitaciones. Tiene de todo: piscina, jardines,
restaurante y cafetería. Pero nosotros solo fuimos a dormir, para comer
preferimos hacerlo en la ciudad viendo cosas. Porque para relajarme tengo aquí
el mar inmenso.
El hotel Hacienda del Cardenal está ubicado en la parte baja de
la ciudad, pero justo al lado hay una escalera mecánica de varios tramos que te
sube hasta las cercanías del centro histórico. Te ahorras subir a pie unos cien
metros de altura. Una vez arriba, ya comienzas a ver cosas bonitas.
Elegí este hotel porque en el
interior de las murallas es casi imposible aparcar, y menos aún usar el coche
por sus estrechas calles. Se han dado casos según he visto en Internet en que un coche se ha quedado empotrado entre los dos muros y ha necesitado de la ayuda de los bomberos para salir. Para los que van en tren no tienen ese problema y
pueden encontrar ofertas de alojamientos más económicos y mejor situados en el
mismo centro urbano.
Mi esposa y yo compramos un bono turístico por 18 euros, gracias al cual pudimos visitar ocho edificios, entre ellos la capilla donde se
guarda el famoso cuadro de El Greco "El entierro del Conde de Orgaz",
el único del que no permiten hacer fotos. Intenté hacer algunas pero no me dieron
tiempo ni a sacar el móvil: ¡Fotos no, por favor!, me dijeron tres guardas a la
vez.
Lo que más me ha gustado es visitar la Casa de
El Greco y su Museo. También me gustó
mucho visitar una sinagoga que había muy cerca. Porque las iglesias y sus retablos
son parecidas a las que vemos en todas partes. La Catedral no llegamos a verla
por dentro porque llegamos a las cinco y media
y ya no nos dada tiempo porque cierran a las seis. Además, no entraba en
el bono y debía comprar la entrada aparte: 8 euros cada uno. Preferimos
gastarlos sentados en una cafetería cercana.
Toledo es caro, muy caro. Al menos en
comparación con mi Cádiz del alma. En ninguna terraza callejera me cobrarían aquí 5 euros por dos copas de
cerveza ni por dos cafés. Café con leche y media tostada para mi mujer y para
mí= 9 euros. El casco histórico de El Puerto está lleno de cafeterías y terrazas
de bares que ofrecen el desayuno compuesto de café, tostada con aceite o
manteca y loncha de jamón por 2´30 euros. ¡Y es El Puerto de Santa María nada
menos! Donde Cristóbal Colón realizó el Mapa-Mundi.
Los menús del día oscilaban entre 11 y 20 euros. Comer a la carta, como en todas partes = entre 8 y 15 euros cada plato. Pero la famosa Gastronomía Castellana de la que
tanto alardean me ha decepcionado. Originales de Castilla sólo tienen las migas y la sopa
castellana, el resto, los productos ibéricos y los cocidos y carnes a la brasa los
encontramos también en Andalucía.
Llama la atención la cantidad de tiendas de
todas clases en las calles del centro: dulces, espadas y navajas, ropa, joyerías,
souvenirs, bares y restaurantes.
No vi ningún gimnasio, no hace
falta. Porque amig@s, eso de estar todo el día subiendo y bajando calles mantiene la línea pero destroza a
cualquiera. Nostros hubimos de comprar Termagil para el dolor de piernas. El tercer
día al levantarnos no podíamos dar ni un paso, y decidimos regresar a casa.
También influyó el enterarnos de que el Tomy estaba deprimido y no comía, y que
el dinero que habíamos llevado para el viaje se había agotado y ya estaba tirando de tarjeta.
La mejor comida que hemos hecho
mi esposa y yo en estos tres días ha sido en el Restaurante Casa Eloy, de La
Luisiana ( Sevilla), donde nos solemos detener para comer al regreso de
nuestros viajes: un plato de puchero buenísimo, como nunca lo habíamos comido,
calamares fritos con ensalada, tarta casera y café.
De bebida, tres cervezas, y el
pan hecho a mano y cocido al horno con leña
Además de estar buenísimo ha costado 10 euros por persona.
¿Comprenden ustedes ahora el por qué
decimos " Como Andalucía no hay ná?
Mariano Rajoy comentaba poco antes de la investidura con el
portavoz del PSOE, Antonio Hernando, sobre los Presupuestos que presentará en
la Cortes:
— Invertiremos mucho
más en Investigación para que nuestros científicos no tengan que emigrar.
Seremos la luz del mundo.
— ¿ Y eso?
— Enviaremos una nave tripulada por científicos y
emprendedores al Sol para estudiar las posibilidades que tiene el Hombre de
vivir allí. Un avance para la Humanidad
— ¡Pero eso es imposible, la nave se derretiría mucho antes
de llegar al Sol!
Como otras tantas veces, el día de Todos los Santos viene a verme alguien a quien detesto.
La primera vez que vino a casa me sorprendió a las cinco de
la mañana en una casa de Algar, un pueblecito de la sierra de Cádiz. En ese momento yo estaba chupando con ansia una teta de mi mamá. Entonces yo era un angelito que
despertaba la admiración de mis vecinos y las ilusiones de las mozas casaderas
que deseaban tener hijos.
—¡Qué bonito, ojala no crezca y ze quede azín!— decían éstas
al verme
— De ezo ná, que este va a zé mi zeguro de vejé, er que me
va a dá de comé cuando yo no puea trabajá ni valerme por mi mesma— respondía mi
mamá.
Era esa la única inversión que hacía la gente humilde para
asegurar el futuro, antes de que existieran Rato y Bankia.
Y cada año, en otoño, se presentaba el gilipollas ese. Hasta
hoy.
Fueron vanos mis intentos de evitarlo aduciendo que estaba
de viaje, que no me encontraba bien, que tenía gripe asiática, el VHS, o como
se llame...
Para nada. Siempre
acudía puntualmente y me zarandeaba y echaba en cara hasta lo que no hay
escrito.
Fue inútil que yo cerrara la puerta con el cerrojo y dos
vueltas de llaves para asegurar el triple anclaje, inútil que bajara las
persianas y cerrara las ventanas, permaneciendo a oscuras abrazado a mi Carmen
del alma. El maldito sujeto entraba en casa de madrugada.
Y a causa de su inminente llegada me deprimo. Como sucedió en los últimos años, el tipo ese repasará los errores de
mi vida, el mayor de los cuales es no haber sabido aprovecharla.
Uno ve pasar de largo el tren de los sueños felices y la tristeza
se le encarama en los hombros y, como pesa un huevo, te aplasta; ya no te deja.
Todo lomás que haces es aceptar la
situación, conformarte con lo que tienes y vivir lo mejor quesea
posible.
El sujeto se hartará de comer y beber a mi costa y al día
siguiente me dará unas palmaditas en la espalda y dirá: ¡Hasta la próxima,
Juanito!
¡No tiene cara! Más que un saco de monedas.
Y aunque no me guste
y lo odie tendré que recibirlo como mal menor por la misma razón de los que
traicionaron a sus votantes:
Por imperativo, lo
recibo.
Porque si no lo recibo es que la he palmado.
Ah, sí, se me olvidaba presentároslo: el desgraciado ese se
llama CUMPLEAÑOS.
Si desean hacerme un regalo, compren mi novela "EL AMARGO SABOR DE LA MIEL".
Sucedió un día durante el curso
escolar 1957–1958. Málaga se levantó alarmada: enfrente del puerto de la
ciudad se divisaban los buques de la
Sexta Flota Americana. Dado que el portaaviones no podía entrar en el puerto por
falta de calado, permanecía en el horizonte rodeado de los barcos de guerra.
Los marines llegaban en oleadas al muelle
en lanchas, y en poco tiempo las calles de Málaga se vieron copadas por
uniformes blancos de los marineros.
Al regresar el domingo al
internado de la Escuela de Formación Profesional, sobre las diez de la noche
como estaba ordenado, vi el Paseo de los Martiricos colmado de marineros fornicando con mujeres apoyadas en los gruesos troncos de
los eucaliptos. En clase no se hablaba de otra cosa y por las noches nos
asomábamos a las rejas de la entrada a la escuela para ver las parejas en plena
faena.
El domingo se organizó un partido
de fútbol entre la Sexta Flota y el Málaga C.F, que figuraba en segunda
división. Ganaron los malagueños. En el descanso salió un malabarista que le
dio dos vueltas al campo tocando el balón con los pies, la cabeza y los hombros
sin que la bola tocara el suelo, finalizando su actuación empalmando un chut
desde medio campo que entró por el centro de la portería.
Los marines permanecieron en la
ciudad una semana y cuando zarparon rumbo al Medio Oriente una gran multitud
fue a despedirlos al puerto.
El diario Sur informaba a los
pocos días del preocupante aumento de las enfermedades venéreas en la ciudad. Los marines habían dejado en
Málaga sus dólares; pero también su veneno.
Veinticuatro años más tarde, me
encontré a los marines americanos de la Séptima Flota en Swazilandia, un pequeño
paraíso que ofrecía de todo lo que un turista necesitara: Casinos, hoteles, discotecas,
tiendas de ropa, armas, diamantes, mujeres, muchas mujeres jóvenes y guapas que
se agarraban a pares a tu brazo al bajar del autobús y ya no te dejaban.
Habíamos ido trescientos españoles a
liberarnos durante un fin de semana del estrés del trabajo y el yugo del
Apatheid, decididos a disfrutar al máximo de las bondades que ofrecía el
pequeño reino.
A la vuelta, dos tercios de los
españoles que fuimos presentaban síntomas de estar contagiados. La mayoría no
fue gran cosa y con antibióticos se curaron; pero hubo casos de Chancro blando.
Ésos aún estaban de baja laboral (sin cobrar sus salarios) cuando yo regresé a
España cuatro meses más tarde. No subieron al avión que nos traía de regreso a
casa. Se quedaron en Sudáfrica porque no osaban enfrentarse a sus esposas ni a
llevar la enfermedad a sus hogares.
Ayer día 21, tal como estaba previsto y anunciado, se celebró en el Ateneo Artístico de Cádiz, la presentación ante los medios del IV Encuentro de Poetas de Ahora.
El acto fue presentado por los organizadores del Encuentro, Lola Fontecha y Paco Velázquez, y amenizado por el cantautor Paco Luque.
En su exposición, Paco fue informando detalladamente del programa cultural que se desarrollará a partir del día 11 de noviembre, al cual asistirán casi un centenar de poetas venidos de diferentes provincias españolas y de Hispanoamérica.
Asimismo, el vicepresidente de la Sociedad Filatélica Gaditana, Juan Antonio Casas, nos presentó un sello conmemorando el IV Encuentro de Poetas de Ahora en Cádiz, así como una postal en homenaje al poeta y escritor Carlos Edmundo de Ory con la imagen cedida por su fundación y su viuda.
Como no podía ser menos, Cádiz deslumbraba de hermosura y alegría, y durante el trayecto hacia el Ateneo me detuve a hacer algunas fotos y a disfrutar del ambiente que había en la plaza de San Antonio.
Al finalizar la presentación ante los medios, nos reunimos un grupito de amig@s de la Tertulia Puerta Abierta de la Imaginacion y tomamos unas copasen un bar típico, acabando luego sentados en una terraza en la plaza San Antonio.
Era ya tarde cuando me retiré a causa del frío y humedad que sentía,que ha sido la causa de que ahora disfrute de un fenomenal catarro.
No sé si el color
caoba de su pelo era natural o tintado, no me fijé en sus raíces. Yo
solo tenía ojos para su rostro ovalado, de boca grande, labios carnosos, sugerentes, y
ojos grandes, oscuros, misteriosos.
Había llovido y el invierno atenazaba nuestros cuerpos y
atacaba a los árboles despojándolos de sus escasa hojas, que el viento
arrastraba por los senderos del parque pintado de verde y de charcos.
Fui a saludarla y besé su mejilla, cálida y delicada como la
de un bebé. La miré a los ojos y vi mi reflejo. Fue entonces cuando supe que no
se produciría el milagro, que el sueño que me había llevado hasta allí, se esfumó al despertar.
Tres meses después la vi por la calle. Iba acompañaba por un
chaval muy majo. Parecían enamorados, se besaban continuamente y reían por nada.
Sonreí, apartando mi nostalgia. Al menos ella era feliz
1ªHe vencido al catarro que desde el jueves me mantenía postrado y desde hoy voy a volver a mi rutina.2ª Acabo de comprobar una vez más que el Karma existe. De la Justicia tengo mis dudas.
Acaban de acusar como involucrada en la trama Gurtel a Carmen Cafranga, una señora que mostraba en la puerta de su despacho un poster con una mujer con el dedo en la boca mandando callar y la frase " Ici c´est moi le chef" ( Aqui soy yo el Jefe).
Ha sacado 178,000 mil euros con su tarjeta blak siendo consejera de Caja Madrid, además de beneficiarse de contratos a dedo que beneficiaban a su negocio "humanitario y sin ánimo de lucro."
Esta señora es la nieta de doña Carmen Pardo Valcárcel de Cabestany, presidenta y fundadora de la Fundación del mismo nombre, a quien menciono en el libro que estoy escribiendo. En la actualidad dedica sus esfuerzos a ayudar a niñ@s con deficiencias mentales enseñándoles un oficio para que puedan ganarse la vida en el futuro.
La realidad es que los explotaba trabajando. Las niñas pasaban el día en la lavandería lavando las bolsas que utilizan en Correos; los niños montando bicicletas para las grandes superficies y cultivando flores y plantas que luego compraba el Ayuntamiento de Madrid para reponer sus parques y jardines. Los niños no cobraban nada: aprendían un oficio.La señora Cafranga acudía al colegio en un Mercedes blanco descapotable.
Foto de el Diario El País
A mediados de los ochenta fui al centro educativo a ver a un amigo que trabajaba allí de celador y conductor de la furgoneta del colegio para pedirle que intercediera ante la Señora para ayudarme a encontrar un trabajo. Pero tanto él como las maestras que conocí mostraban temor a la hora de hablar con la Jefa. Le tenían pánico.
Por aquel entonces yo estaba desesperado, tenía un grave problema laboral: había denunciado a mi empresa, una auxiliar de Dragados y Construcciones,porque me debía trescientas cuarenta mil pesetas de atrasos en horas extras y destajos. Intervino la Inspección de Trabajo. Me pagaron, pero Dragados me puso en la lista negra de la Patronal por causar conflictos. Ni Dragados ni ninguna empresa contratista de ésta me daba trabajo en Cádiz ni en Santander, ni en Almería. Así pasé 12 años.
Finalmente me decidí y llamé a la puerta del despacho. Le comenté el problema a la señora Cafranga y me dijo que haría lo posible por ayudarme.
Al cabo de un par de semanas me escribió y me dijo que me buscase la vida porque el director de Dragados, un tal Sr. Duran,que además era amigo de la familia, le había informado de mi actividad sindical y revolucionaria, que perjudicaba a la empresa y que por tal motivo jamás tendría un puesto en ella.