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lunes, mayo 13, 2013

LA MUJER DEL TREN, escrito por mi amiga Genessis

Mi amiga Genessis es una argentina que vive en Italia. La conocí hace poco más de un año por azar, al pinchar en el enlace de un blog amigo. Desde entonces la sigo, atrapado por la belleza de sus textos. Es, además de excelente escritora, una bellísima persona: amable, simpática, cálida y respetuosa. Os invito a conocerla  visitando su blog: http://genessis-genesi.blogspot.com.es , del cual os dejo una muestra en el relato siguiente:

LA MUJER DEL TREN



(imagen tomada de la red)


Un puñado de caritativos vecinos va detrás del coche desvencijado que carga a la difunta. Don Simón, enjuto, calvo y tristón sabe que todos tuvieron compasión de ella, pero nadie movió un dedo para evitar tal desenlace, ni él se esforzó por impedirlo. Camina cabizbajo detrás del féretro con su sombrero de pana gris en mano. -“Esto tenía que terminar así”, retumba en su sien como un picoteo de pájaro carpintero mientras iba abstraído camino al cementerio. Desde lejos, al pie del barranco del arroyo Mburicaó, se avista la cruz mayor del camposanto. A medida que el minúsculo cortejo avanza esquivando malezas que se remolinan sobre los viejos rieles, jirones de escenas entrecortadas se suceden en su recuerdo.

Años atrás, una fría mañana de invierno, Abelardo, su compañero de trabajo en el ferrocarril, fue al templo La Piedad para estar en el bautismo de su primera hija. Llegó justo cuando el viejo abad benedictino decía: “Catalina, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Abelardo, al escuchar esas palabras, se tomó la cabeza con sus esqueléticas manos y quedó exánime. Aturdido, no pudo dar un paso adelante porque sus ojos se perdieron en una tenue niebla oscura y creyó caer de bruces. Tragó una bocanada de aire y avanzó hasta el baptisterio para detener la ceremonia. Él había elegido para su hija el nombre de “María Esperanza”, pero llegó tarde. En ese momento divisó un pájaro negro estrellarse torpemente contra los descoloridos vitrales del viejo templo y le invadió un estupor. Un sudor frío le corrió por la sien y temió que el destino se ensañara con la vida de su hija.

La madre de la pequeña, con rasgos de gitana y apenas 26 años revela indicios de una demencia precoz. Desde el primer síntoma de su embarazo, intuyó que sería una niña y se obstinó en llamarla Catalina, como ella, su abuela y su bisabuela, quienes muy jóvenes, terminaron sus vidas en el hospital neuropsiquiátrico de Asunción, tras recorrer desquiciadas las calles de la ciudad y la ribera del río Paraguay.

La niña Catalina, endeble y mal nutrida, de ojos grandes pero de genio muy noble, quedó bajo el austero cuidado de la señorita Gertrudis, maestra jubilada y militante de la “Legión de María”, ya que la madre frecuentemente era hospitalizaba por sus disturbios mentales y Abelardo, maquinista de tren, sólo la visitaba cuando tenía día libre en el trabajo.

Cuando cumplió 15 años, Abelardo quiso ser un padre como todos. Encargó una fiesta en el Club social del Sindicato con el esforzado ahorro de cuatro años. Deseó atraer la mirada de la vecindad y de modo especial la de algún joven pretendiente. Tenía la secreta ilusión de asegurarle un esposo, pero sobretodo, quería sacarse de encima el peso recriminatorio de no haber sido un buen padre. La joven, tímida y recatada, admirada por sus virtudes muy pronto encontró novio. Abelardo cree que Roberto no es el mejor postor, pero, por lo menos aspira a ocupar un puesto en la Empresa Ferroviaria. La sexagenaria Gertrudis se sintió henchida de orgullo al casar a su criada, porque su temor era verla embarazada sin que nadie se hiciera cargo de ella.

Cada mañana, Catalina va a la Estación a esperar el tren que trae a Roberto y a recoger el bolso gris con ropas a olor de aceite y cigarro. Lava y plancha con mucho esmero, como la única obligación de su vida. Nunca faltó un manojo de pacholí en su enjuague para darle un exquisito aroma a la ropa. A la mañana siguiente dejaba en el mismo lugar, colgando en una de las oscuras ventanillas del viejo andén, ritual que repitió fielmente, desde el otoño en que se casaron.

No pudo finalizar un embarazo; una y otra vez los abortos se sucedieron sin alcanzar siquiera los tres meses. Las secuelas hicieron mella y su forma de ser se alteró como un maizal azotado por un viento huracanado. Se volvió taciturna. Empezó a descuidar su casa, las plantas del jardín ya no florecen, el gato se volvió huraño, y Pegy, el guardián, se mudó al vecino. Vagaba desaliñada por las calles a cualquier hora del día y comía del plato misericordioso de los vecinos. La gente veía repetirse en ella la triste historia de su familia materna.

Roberto ante tal situación, se acobardó. Sólo él sabía lo que decidió después de aniquilar su conciencia de hombre enamorado. Una noche llegó con una caja de regalo; era una muñeca con ojitos azules y cabellos plateados. Catalina, con una amplia sonrisa la apretó con ternura contra su pecho y no se separó de ella nunca más. Roberto no pegó el ojo en toda la noche por que el desasosiego le alteró el corazón y sintió un peso que le apretaba como piedra. Al día siguiente, antes del amanecer, la despertó sigilosamente de su inocente sueño, la amó con pasión y la hizo feliz. Bebió un café amargo y con un beso en los labios se despidió de ella. Catalina quedó tiernamente extasiada y asida enfermizamente a su muñeca, creyendo que mientras dormía la comadrona del barrio le devolvió la hija que había perdido. Desde aquel día, Roberto nunca más recogió el bolso. Desahuciado se trasladó a la frontera intentando sepultar su vida pasada, y para no desmerecer su creencia cristiana evitó ponerse una soga al cuello.

Pasaron años y Catalina acudía puntualmente a la Estación para esperar el primer tren de la mañana. No la detenía la intermitente tos que la aquejaba, ni la lluvia, ni la tormenta, ni la escarcha del invierno. Los transeúntes de la estación conocen el contenido de aquel bolso gris y nunca nadie osó tocar porque era el lazo de amor y fidelidad que unía a aquel matrimonio que ya no existía. Lasmalas lenguas le dijeron que Roberto había muerto en un descarrilamiento de tren en uno de los viajes hacia el Brasil. Ella lloró, prendió unas velas frente a una destartalada repisa de Santa Catalina de Siena, recuerdo de su abuela, y se vistió de luto, pero la noticia no cambió su manera singular de pasar sus días, ni las ansias de esperar el tren de cada mañana. 

Ayer, Catalina no regresó a su casa. Nadie supo exactamente qué rumbo tomó. Algunos vecinos la vieron juntar ramas secas en el Parque Caballero, sin precisar a qué hora, otros recuerdan su andar cansino y desorientado cerca del río. Ya entrada la noche, bajo una fría tormenta encaminó sus pasos a la solitaria y lúgubre Estación. Como un ermitaño penitente, se acomodó apaciblemente en un viejo banco de madera frente al ventanal desde donde siempre veía llegar el tren de las cinco.

Hoy, el tren venía echando humo y su silbido rompía el frío amanecer de mayo. Llegó y partió como siempre, pero Catalina ni se inmutó. Siguió en su postura inmóvil. Don Simón, con su mate en mano y una pava sobre el brasero para mitigar el frío del crudo invierno, la miró de reojo, más bien atento a lo que decía la radio: “En nuestra ciudad capital la sensación térmica es de seis grados bajo cero…”. La dejó que siguiera durmiendo, “total nadie clama por ella en su casa”, pensó.


Antes de salir el sol, se escuchó el pitar del otro tren, el que va a Sapucai. El vaivén de los transeúntes que hace chirriar el antiguo piso de madera y las carcajadas de las chiperas no despertó a Catalina. Entonces don Simón se acercó para darle los “buenos días”, pero no hubo respuesta. Cuando levantaron la fina manta que la cubría, sus brazos estaban asidos fuertemente a María Esperanza, su muñeca, y el bolso gris cargado con viejas ropas de Roberto, bien zurcidas y perfumadas.

Su rostro sonreía exangüe y gélido.



miércoles, mayo 08, 2013

LA PRIMAVERA


 Ha llegado el buen tiempo y antes de que llegue la avalancha de turistas y se saturen las playas y uno  no encuentre sitio ni para sentarse, es bueno aprovechar estos días primaverales de perfecta temperatura, (28º a las once de la mañana) ni mucho calor ni frío, para pasear con mi mujer por la arena y recorrer a pie   la Playa de Poniente  en Valdelagrana.
Esta larga playa de arena fina y amarilla es una de las pocas playas vírgenes del litoral gaditano protegidas contra la voracidad de  las inmobiliarias, pues a pesar de la enorme y continuada presión ejercida para construir hoteles y edificios, no han podido doblegar a los responsables de Medio Ambiente de  la Junta de Andalucía.
La playa  limita al norte con la urbanización Valdelagrana, a poniente con el mar y a levante con el Parque Natural de Los Toruños,  espacio protegida de aves acuáticas, camaleones, cangrejos y otras especies. Al sur limita con el río San Pedro y el término de Puerto Real.
Hoy me he dado el primer baño. El agua estaba buenísima y después de haberme mojado los brazos y el cuello me he lanzado al agua y no he notado ninguna impresión desagradable, al contrario: apetecía permanecer en ella.





Mi esposa se ha dedicado a recoger conchas finas de diversos colores para adornar algún tiesto de casa, tal como hace cada año.
La verdad es que las conchas bien limpias  quedan muy bonitas en un vaso transparente, así como en una bandeja

                                   
Bien lavadas, las conchas  se secan y se colocan para adornar objetos







jueves, mayo 02, 2013

PLANTAS DE INTERIOR, de ANA MONTOJO



La sigo en su blog desde hace cuatro años y la conocí en persona en el Encuentro de Poetas en la Red organizado por ella en Sigüenza en octubre de 2011.
Leer sus entradas en el blog es una gozada, de cualquier tema hace una obra de arte.  http://elhumociegamisojos.blogspot.com.es/
Es una mujer inteligente, culta y bella. Trabaja  en la Administración y compagina su trabajo de funcionaria con la corrección profesional de textos.
Su poemario "La niebla del tiempo" ganó el premio Blas Otero en 2010, y anteriormente, en 1998, fue galardonada con el premio "Carmen Conde" a su poema "Cuando vuelvas", incluido en el libro que os presento ahora:  Plantas de interior.

Ana  Montojo presentó su nuevo poemario «Plantas de interior» el pasado 18 de abril, en Santiago. Un libro en el cual se desnuda sin pudor


y nos muestra  crudamente y sin máscaras su fragilidad, sus miedos, sus decepciones, sus debilidades.... Es una mujer bella, muy castigada por  la vida o por los dioses, y su libro es estremecedor, sangrante. 

Todo ello  te llega al corazón y te desarma al verte reflejado en sus poemas, pues lo que hace Ana con maestría es descubrir la parte más vulnerable del ser humano.

Os muestro algunas páginas abiertas al azar. Pinchad sobre las imágenes para ampliarlas.





Me ha gustado mucho su libro y desde ahora estará entre los más selectos de mi biblioteca. Os lo recomiendo.



sábado, abril 13, 2013

RECITAL POÉTICO EN EL PUERTO

Como cada año en estas fechas, se celebra en El Puerto la Fiesta de los Patios. Ayer tarde,  un jurado visitó los patios que participan en el concurso para elegir a los merecedores del 1º,2º y 3º  premios, los cuales se entregarán en un acto oficial.
Entre las actividades de la Fiesta de patios  se hallaba la lectura de poemas y cuentos por el taller de lectura de la Academia de Bellas Artes, que tuvo lugar en el patio del Hospitalito.

Yo tuve el placer de escucharles y hoy  comparto con ustedes las fotos  que hice  del magnífico acontecimiento cultural.

 Mi amigo Martín  leyendo el discurso de presentación del acto.

  Curioso atril









jueves, abril 11, 2013

JOSÉ LUIS SAMPEDRO, COMPROMISO Y LUCIDEZ


Nos ha dejado José Luis Sampedro, y es una pena, una enorme pérdida para la humanidad.
El mundo necesita de personas como él. No hace mucho le entrevistaron en televisión y sus respuestas a los problemas actuales fueron una verdadera bofetada al Gobierno y las políticas ultraliberales que  está aplicando.
Continuamente, y por ley de vida,nos enteramos de la muerte de personajes famosos o de líderes encumbrados por el Sistema que me dejan indiferente; pero la muerte de José Luis Sampedro me ha afectado mucho.Siento que nos quedamos solos ante las fieras capitalistas y antisociales, al igual que la  abuela que abandonan en la gasolinera. Me caía bien este hombre, lo admiraba y lo admiraré siempre.



miércoles, abril 10, 2013

MONTE ORIOL



En esta ocasión me he decidido por un clásico. Monte Oriol  es  el segundo libro que leo de este genial autor francés. El primero era un libro de cuentos que incluía "Bola de sebo", la obra que le encumbró a la fama.
Guy de Maupassant era  alumno aventajado de Gustavo Flaubert, quien le animó a publicar y lo apadrinó introduciéndole en los círculos de la élite literaria de la época acompañando a Emile Zola, Goncourt, Turgueniev, etc.

Guy de Maupassant se convirtió en el novelista favorito de las mujeres, hechizadas por el romanticismo y realismo de sus obras. Afectado por graves problemas nerviosos intenta suicidarse en 1892 y acabó sus días en un manicomio después de 18 meses agónicos.
 La novela Monte de Oriol ha ido atrapándome poco a poco hasta llegar a las 50 últimas páginas, las cuales me atraparon por  la belleza del lenguaje usado al narrar el doloroso drama del desamor entre los dos principales personajes.
 Tiene momentos jocosos, pasionales, divertidos y tristes.

El final, sin embargo, no me ha gustado: ha sido brusco, inesperado en ese momento, dejando la puerta de la imaginación abierta para que cada lector haga su propias reflexiones.

Pero mejor será que  os muestre la crítica de Monte Oriol  que apareció en el diario «La Época» en 1888:

"Guy de Maupassant es, de igual manera que Paúl Bourget, uno de los novelistas favoritos de las lectoras parisienses. Sus obras aparecen rodeadas de ese prestigio que da el nombre del escritor de moda, y aunque su fama es de fecha reciente, sus libros son de los que se colocan en primera línea en los escaparates de las librerías, se leen con avidez y merecen la atención preferente de los críticos.
En su última novela, Las termas del monte Oriol, ha escogido un establecimiento balneario como escena en que se desarrolla una pasión amorosa, tan ardiente como pasajera, uno de esos amores que brotan y se extinguen como una llamarada fugaz. Allí ha pintado Guy de Maupassant con singular maestría las bellezas de una naturaleza selvática, el típico carácter de los médicos y de los bañistas de Enval y las dos figuras de Cristiana y de Bretigny, unidas un momento por el amor y separadas luego por el olvido, que comparten el interés principal de la novela.

Pero donde más resalta la poesía de este relato es en su última parte, que pinta como se va extinguiendo la pasión de Bretigny hacia Cristiana, para seguir en eso la suerte de casi todos los amores culpables. Hay ráfagas de intensa melancolía en la pintura de ese amor, que muere sin luchas y sin conflictos por la acción silenciosa y lenta del hastío. Guy de Maupassant ha sabido realzar con raro acierto la figura de Cristiana de Audermatt, presentándola altiva y digna cuando se ve olvidada. Y por esa íntima simpatía que provoca el dolor, la heroína de Las termas del monte Oriol resulta regenerada cuando va a consolarse junto a la cuna de su hijo de su amor perdido y de sus ilusiones muertas.
La traducción que ha hecho el Sr. Olavarría y Huarte de este libro es muy esmerada. La precede un estudio crítico sobre Guy de Maupassant, interesante en extremo." 

jueves, abril 04, 2013

AMNISTÍA FISCAL



foto de internet
Huyendo de la Justicia
un hombre llegó hasta el mar
Y exclamó, ante su estulticia,
¿Y ahora qué? ¡No sé nadar!

Me acosan los guardias
¡Sálvame, señor, te imploro!
ante mí tengo el barranco
y la cárcel a retaguardia

Iluminado se gira y dice a gritos:
¡Quiero negociar con Rajoy!
Si decreta mi amnistía hoy
le ofrezco este hermoso pito

Y se baja los pantalones
surgen cámaras y móviles
envían videos a Youtube
¡Olé, un tío con dos cojones!

Los ministros del Gobierno
Se reúnen con premura en Madrid
y clavando los ojos en Montoro
que les sonríe como un beodo
gritan: ¡¿Qué demonios pasa aquí?!

Tranquilos... No pasa nada,
nosotros no perdemos nada.
Si se mata, un parado menos,
y nos ahorramos su paga

¡Ah no, eso nunca!-exclama Rajoy-
soy el Presidente y no me permito
privarme de manjar tan rico
¡O se le cancela la deuda, o  me voy!


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martes, marzo 26, 2013

LAS TORRIJAS



                                           arriba, torrijas con miel; abajo, con azúcar y canela


Las torrijas son unos dulces que se comen tradicionalmente en Semana Santa.
Algunos programas gastronómicos televisivos enseñan recetas tan sofisticadas  que muchas mujeres prefieren comprar las torrijas, ahorrándose sorpresas y trabajo. Se encuentran en pastelerías y panaderías.
Pero  nada tan fácil y divertido  como hacerlas uno mismo.

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS:

 16 rebanadas de pan de torrijas. (También se puede hacer con pan normal).
Aceite de oliva, tres huevos,  I/2 vaso de vino blanco, 1/2 litro de leche, miel, pan, azúcar y canela

Se eligen dos platos grandes y llanos y en uno se echan tres huevos batidos
En el otro, la leche mezclada con el vino.
Se pone aceite en  una sartén en el fuego.

Se cogen las rebanadas de pan y se bañan en el plato de leche, y luego se le da una vuelta en  el huevo. Después se fríe, procurando que no se pasen. Una vez frita se sacan y se colocan en un plato.
 Entonces se ofrecen varias opciones: Si le gusta con miel,  se le añade miel
Si prefiere azúcar con canela, se le añade azucar y se espolvorea con canela.
¡Et voilá!
                           ¡Ojo!, no confundir las torrijas con una torrija. 
Las torrijas son unos dulces que se comen en Semana Santa; torrija es la que te entra después de comerte un plato de ellas

miércoles, marzo 20, 2013

¡ESTAMOS EN PRIMAVERA!


Después del desapacible  y lluvioso día  de ayer, hoy nos ha llegado la primavera y nos ha traído una mañana cálida y un cielo completamente azul. 
 Nos han despertado  un par de gorrioncillos que  se han  instalado en una maceta de la ventana del dormitorio y, después de desayunar, mi esposa y yo hemos ido a dar una vuelta al centro urbano, donde hemos comprado algunas cosas para reemplazar las desgastadas por el uso. 
El aroma del azahar de los naranjos de la calle Larga impregnaba el aire, para gozo de nuestros sentidos, y hemos paseado durante  un par de horas por el parque y las calles, viendo diversos escaparates.

Hace unos días,  me deshice del viejo equipo de música, el cual necesitaba dos bafles nuevos y la reparación de la platina, cuya factura superaría sin lugar a dudas la que yo pagué por el conjunto hace 20 años, y  ayer, Día del Padre, me han regalado un tocadiscos, modelo retro,  que me permitirá seguir escuchando mi colección de discos de los años 60-70
Al llegar a mi casa, he abierto la  ventana de mi pequeña oficina, donde paso la mayor parte de día, y mientras escribía esta nota y   navegaba por Internet, disfrutaba de la música de unos discos de vinilo que compré hace 50 años. Y aún se escuchan bien, como pueden ustedes apreciar en este vídeo.

lunes, marzo 11, 2013

MIEDO A SER LIBRES





Ayer  abrí la puerta de la jaula  y me quedé un rato observando qué hacían  mis pájaros ninfas con su libertad.
Las pobres aves nacieron enjauladas en una tienda de mascotas, y así llevan el año largo que hace que están conmigo. Yo quería que ejercitasen  sus alas  revoloteando libremente por la casa. Cerré las ventanas del exterior y les abrí la puerta del jaulón.

Curiosamente ellas no aprovecharon la oportunidad que les brindaba de ser libres: la hembra se quedó dentro del nido y el macho salió a reconocer el exterior de la jaula. Gritaba mucho para llamar a la atención, pero no se decidía a volar.Acostumbrado a trepar por la reja sin poder usar sus alas, continuaba trepando y bajando por ella sin pensar en usarlas.
Sólo  cuando le acerqué las manos echó un corto vuelo, muy nervioso y asustado, sin atreverse a entrar y conocer las habitaciones de la casa. Al instante regresó a posarse en la jaula.

Preferían permanecer entre rejas,  alimentándose con lo que sus amos quisieran darle, a tener que enfrentarse a la vida en un mundo libre pero competitivo.

Esa actitud me llenó de tristeza al encontrar gran similitud con nuestra Historia.
Hace  35 años, a nuestra querida España  le abrieron las rejas de la dictadura y el oscurantismo  y le concedieron la oportunidad de volar en libertad  para desarrollarse y ampliar conocimientos, asociándose  con otros países libres en el proyecto del bienestar de la humanidad.
Pero es duro constatar que los españoles no hemos sabido aprovechar esa oportunidad. Hemos gritado mucho para llamar la atención sobre las injusticias y deficiencias, logrando mejoras sustanciales en nuestros derechos y deberes. Pero después de un corto vuelo hemos tenido miedo y hemos regresado a la jaula, a la seguridad de las rejas, prefiriendo vivir de la ración controlada de pienso que la Europa capitalista nos proporciona con altos intereses antes que lanzarnos a descubrir nuevas formas de  organizarnos y desarrollarnos, eliminando el sistema corrupto de las castas políticas que nos ha mantenido engañados  con falsas promesas y nos ha convertido en esclavos de la banca.

 Lo que está sucediendo hoy en España no tiene nombre, es vergonzoso, escandaloso: aquí los corruptos campan a sus anchas, son impunes ante la Ley,  nadie  los encarcela ni los echa de sus poltronas,  ni ellos dimiten. Todo vale para gobernar, si no se ganan las elecciones se busca el apoyo de otros para buscar mayorías y echar al ganador,  incluso gracias al voto de un acosador de mujeres. Seguimos manteniendo vicios del pasado, gobernando con chulería y despotismo,  amenazando con el empleo de la fuerza, machacando a los que usan su derecho a manifestarse en la calle, borrando de un plumazo los derechos adquiridos, eliminando a los jueces molestos y cerrando la boca de la prensa investigadora.
                                                                                                                        

domingo, marzo 03, 2013

DE PRINCESAS Y ASPIRANTES VA LA COSA...


Esta noche, mientras esperaba a Morfeo, recordaba un cuento de Calleja que leí en mi niñez. Dice así:

Érase una vez un rey muy poderoso y rico que tenía una hija muy bella. Todos los príncipes de la tierra acudían al palacio a pedir su mano. El Rey, que no quería alejarse de su hija, emitió el siguiente bando por todo su reino:

« Ante Dios y  todos mis vasallos, prometo lo siguiente: La princesa será concedida en matrimonio al que encuentre estas tres  cosas: Nada, No nada, y ¡Ay,ay ay!».

 Y todos los pretendientes regresaron a sus países decepcionados, pues intuyeron que el Rey no deseaba entregar a la princesa y por eso pedía cosas imposibles de hallar.
Pero hete aquí que Perico, un pastorcito que cuidaba un centenar de ovejas,  bajó de la montaña para comprar víveres  en la tienda de la aldea y escuchó el bando del paje real:

«La princesa será concedida en matrimonio al que encuentre estas tres  cosas: Nada, No nada, y ¡Ay,ay ay!».

¡Caray, qué oportunidad para dejar de ser pastor y convertirme en príncipe!, exclamó Perico. Y se puso a pensar en qué podían ser las tres cosas que pedía el rey.

Cuando fue a llenar su cantimplora en una fuente se le cayó el tapón en el agua y vio que éste  no se hundía sino que flotaba. ¡NADA!, exclamó lleno de júbilo.
Seguidamente arrojó una piedra al agua y ésta  se fue al fondo:
¡NO NADA!
Y el pastorcito guardó en su mochila los dos preciados trofeos. Ya sólo le quedaba encontrar una cosa para poder aspirar a la mano de la bella princesita.

Al cabo de tres días de intensa búsqueda se dio por vencido: era imposible hallar una cosa que se llamase Ay,ay, ay.

Abatido, se sentó bajo una encina para comer el pedazo de pan y tocino que llevaba en la mochila: ¡Qué pena, con lo cerca que estaba de casarme con la princesa! Debo poner los pies en tierra; un pastor está condenado a guardar ovejas toda su vida – pensaba el chico.
Le dio el último bocado a su bocadillo, bebió un trago de agua de su cantimplora y luego se  tumbó sobre la hierba para echar la siesta.
De pronto sintió un escozor tan fuerte que se le saltaron las lágrimas,  y dio un brinco gritando: ¡AY,AY,AY...!

¡Se había tumbado sobre un rodal de ortigas y tenía el cuello y las orejas  hinchadas!

De pronto tuvo una idea: cogió un manojo de ortigas, una piedrecita y el corcho de su cantimplora y se fue a la ciudad para ver al Rey.

Los guardias del palacio no querían dejarle entrar, pero él comenzó a gritar diciendo que traía las tres cosas que pedía el Rey. Una multitud de personas se congregó en la plaza  al instante y el rey no tuvo más remedio que salir a verle.
–Veamos qué traes ahí – dijo el monarca
Y el pastorcillo sacó el tapón de corcho, lo arrojó al estanque del palacio y dijo:
–Majestad, ¿el corcho nada o no nada?
El Rey respondió: Nada.
Luego el chico sacó la piedrecita y la arrojó al estanque.
– Majestad, ¿la piedra nada o no nada?
– No nada.
 Y por último el pastorcillo sacó su ramo de ortigas y golpeó con él el rostro del monarca.
– ¡Ay, ay, ay...! ¡Maldito seas, te voy a matar!– gritaba el rey.

– Majestad esas son las tres cosas que vos pedíais para conceder la mano de vuestra hija.

Y todo el mundo se quedó pasmado ante el ingenio del pastor. El rey no pudo negarse a cumplir su palabra delante de la multitud que presenciaba la escena. La princesa estaba encantada de tener por esposo a un hombre tan inteligente, tan joven y apuesto y se entregó a él. Y fueron felices y comieron perdices, y colorín colorado este cuento se ha acabado.


 Y como todo cuento, éste tiene su moraleja. Yo te la explico, y  si no te gusta la dejas.
Seis siglos más tarde en un lugar llamado España, el Rey quería casar a su hija y la envió a las Olimpiadas de Atlanta para encontrarse con Udargarín.

¿Qué le exigió el Rey a Urdagarín como dote para la Infanta?
 Nada
¿Aportó algo Udargarín a la Corona?
 No, nada.
Y qué dijo el Rey al enterarse de que el juez podía encarcelar a su yerno y a su hija?


¡Ay,ay, ay  maldito seas, yerno, yo te cuelgo, joío, mala sangre....!

miércoles, febrero 27, 2013

LA AGENDA OLVIDADA




 Esta mañana,  buscando un objeto en el trastero, me he encontrado con esta vieja agenda. Es una de las que usaba en Francia como  Diario. Hubo otras muy interesantes que contenían  declaraciones y datos proporcionados por antiguos combatientes  republicanos en nuestra sangrienta Guerra Civil, los cuales utilicé para escribir mi novela «La pista del Lobo».
Y tal como hice con aquéllas, voy a pasar a limpio las notas que contiene ésta antes de deshacerme de ella. Poco a poco iré publicando en este blog el resultado de la transcripción, que formarán parte del libro que estoy escribiendo sobre mis memorias como emigrante, un proyecto que tengo un poco abandonado.
En esta agenda tengo las siguientes notas sobre el pueblo El  Vergel (Alicante):

1 Mi familia  se instala en Vergel
2 El cura que se apoderó  de una finca que una anciana donó a la iglesia del pueblo.
3 Cuidados que necesitan los naranjos.
4 Don José María  Oriol, Marqués de Urquijo, mi primer empleador.
5 Discriminación hacia los castellanos
6 Mis escarceos amorosos, la oposición de los padres y las consecuencias.
7 El mal de ojo o el poder de la mente.
8 La emigración española.

Sobre mis primeros pasos en  París:

1 Mi aventurado viaje en autocar a Francia.
2 El Star Hotel.
3 La dificultad de encontrar trabajo.
4 Isabel, la novia del Moro
5 Nicole, la novia de Paquito.
6 El Chato y Suzianne.
7 Sobreviviendo sin trabajo en París
8 Ladillas a granel
9 ¡Al fin un contrato!
10 La multinacional Carnaud Basse Indre.








martes, febrero 26, 2013

"EL VUELO", LA PELÍCULA


 


Considero que soy un privilegiado por vivir en la Bahía de Cádiz. Basta con mirar los telediarios y comprobar que el centro y norte de España se ha levantado bajo un manto de nieve y una temperatura gélida: carreteras cortadas por aludes o por la intensa nevada. 

Aquí hemos disfrutado de un día soleado y templado, unos 17º a media tarde, y no ha sido hasta la caída del sol que se ha notado el aire frío. 

Después de comer, mi mujer y yo hemos salido a dar una vuelta a recibir el cálido sol en nuestros cuerpos, luego hemos tomado café en el Centro Comercial Bahía Mar y finalmente hemos entrado en los cines. 

No había mucho donde elegir, habida cuenta de que seis de las películas que se proyectan en las doce salas que contiene el centro comercial Bahía Mar ya las habíamos visto, hemos descartado tres o cuatro de dibujos animados y otras de terror o de planetas imaginarios que no son de nuestro gusto, y luego sólo nos quedaba una: « El vuelo», que ya habíamos rechazado la semana anterior influenciados por la nefasta crítica que publican en la red. 



Vean algunas  críticas de «El vuelo»: 

1ª «Dada la pesadez y aburrimiento de la trama – es un continuo: lo dejo / no lo dejo-, y dada su postura ultra conservadora y moralista al respecto, sólo le queda al espectador disfrutar de la interpretación de un Denzel Washington conscientemente embotado, feo y antipático».

2ª « La película cae en muchos lugares comunes. Primero aborda la locura de un piloto alcohólico que causa un accidente mortal y luego su paulatina redención. Todo ello lo adereza con una bonita moraleja para cautivar al público americano. Parece que el gran Zemeckis se ha acomodado y que sus giros argumentales no son tan arriesgados como antaño. Su cinta no aporta nada nuevo al género, salvo 20 minutos iniciales cargados de tensión que mantienen a los espectadores ojipláticos. ©CINE54» 

3ª «A partir de ahí la película (y el avión) caen en picado. La primera media hora es una película con acción, entretenida... luego, como dicen en su crónica, cae en picado convirtiéndose en un melodramático film moralista. El personaje protagonista resulta tan irreal como el final de la película.» 

Sinopsis de El vuelo (Flight): 

El thriller "El vuelo (Flight)", tiene como protagonista a Denzel Washington, que interpreta al capitán Whip Whitaker, un piloto comercial con una larga experiencia, que consigue aterrizar milagrosamente su avión tras una catástrofe en el aire, salvando a casi todos los pasajeros. Tras el accidente, Whip es vitoreado, pero según se va sabiendo más del incidente, surgen más preguntas que respuestas a cerca de quién o qué es responsable y qué ha ocurrido realmente en ese avión. 

Mi opinión sobre «El vuelo»:
Una vez más he comprobado que los críticos profesionales caminan muy alejados del sentir la sociedad. La película me ha gustado y me ha mantenido expectante durante las dos hora de duración. Yo no creo que el mostrar crudamente los efectos devastadores de la cocaína y la bebida en una persona sea un film moralista, sino un drama real de plena actualidad, que sufren millones de familias. 
Los primeros minutos, con el protagonista borracho y una mujer de bandera dando vueltas por la habitación totalmente desnuda no es el único aliciente de la película; también está la entrega de una tripulación que ante el peligro no duda de proteger a los pasajeros aun arriesgo de perder sus vidas. 
La lucha de los adictos al alcohol y a la drogas duras por dejarlo y las malas artes de ciertos abogados para ganar los pleitos son buenas razones para clasificarla como una película buena, entretenida e interesante. 
Si a ello añadimos la genial  interpretación de Denzel Washington, tenemos asegurado el acierto de haberla elegido. 

Algo que decir en contra: no me gustaron nada las excesivas escenas esnifando cocaína para solucionar el agotamiento por insomnio y borracheras. Se podía creer que promocionan el producto. Ello demuestra, precisamente, de que no es un film conservador y moralista, como dicen las críticas anteriores, sino un drama, el de la droga, que ya alcanza a demasiada gente en el mundo. 

domingo, febrero 24, 2013

NO OS PREOCUPÉIS POR EL MAÑANA....

En París  yo tenía una compañera de trabajo francesa que decía: «Les jours se succèdent les uns aux autres, mais  ils ne se  ressemblent pas".  «Los días se suceden unos a otros, pero en nada se parecen». Lo decía porque su marido había días en que le echaba tres polvos y otros en que le daba la espalda.
 Nada nuevo bajo el Sol, eso ya se lo había oído decir al franciscano que nos daba clase de Religión y oficiaba misa en el colegio. Leyendo el Evangelio decía:
"Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas".
Y  cada día que pasa compruebo que es verdad.
Ayer, mi mujer estaba triste como el día. Miraba la lluvia con ojos apagados (sin duda pensaba en sus hijos) y permanecía sentada en el sofá sin ganas de nada. En cambio esta mañana, ella se ha  levantado, se ha tomado el desayuno que yo le había preparado, ha  metido en su bolso el disfraz para ir a cantar con el grupo chirigotero de su asociación, "Pintoras con arte" en un festival benéfico, me ha dado un besito y se ha marchado. Yo, que no deseaba quedarme solo,  la he acompañado hasta la puerta del local de la asociación "Los Geranios" y he continuado mi camino hasta el Bar Paternero, uno de cuyos socios es aficionado a la lectura y con el cual  me encanta compartir impresiones  sobre  libros.

De pronto, a medio camino, he visto que llegaban los bomberos y la policía con gran estruendo de sirenas  y me he preguntado, como todo el mundo, qué demonios sucedía en mi barrio.
El camión de los Bomberos se ha detenido frente a un bloque de pisos, a desplegado su escalera y ha penetrado en una vivienda de la 3ª planta ante la mirada de medio centenar de curiosos.
Al cabo de diez minutos el bombero que había entrado en la vivienda volvió a salir y, recogiendo brazo,  la escalera lo puso de nuevo en tierra. La gente, que esperaba asistir a un suceso terrible, se mostraba algo decepcionada de que nada grave hubiera sucedido. Como en la película.



Lo que ha sucedido es que una mujer octogenaria se ha caído de la cama y no podía moverse. Su marido, oficial jubilado de la Guardia Civil y  enfermo de Alzheimer, que  vive en silla de ruedas, no podía ayudarla. Los vecinos escucharon los gritos de auxilio de los  ancianos, pero no podían entrar en la vivienda porque estaba cerrada, y no podían llamar a los familiares del matrimonio enfermo porque desconocían el número de teléfono. Finalmente  optaron por llamar a los bomberos. Ante esta desgraciada anécdota uno se  hace varias preguntas:
 ¿No sería mejor que el matrimonio emplease  su pensión en pasar sus últimos años bien atendido en una residencia?
 O si no quiere abandonar su casa, ¿no sería bueno dedicar parte de la pensión en contratar una asistenta interna que los cuide día y noche?
 Todo mejor que encontrarse solo en un caso de emergencia, por que ¿qué hubiera sucedido si en vez de caerse de la cama se hubiera producido un  incendio?
El dato contrastado de que ningún vecino guardaba llave de la vivienda demuestra la desconfianza o el individualismo existente hoy en día en los bloques de viviendas.
Antiguamente los vecinos vivían de otra manera.
 Recuerdo que yo me paseaba por las calles de Jerez en verano y veía las puertas de las viviendas abiertas, incluso algún miembro de la familia durmiendo en un colchón en el suelo. Había mucha familiaridad y una comunicación constante entre los vecinos, cosa que ha desaparecido en los últimos cuarenta años. Yo mismo desconozco el nombre de 16 de las 20 familias que habitan mi  edificio.

También he observado esta mañana que una caída de la cama no provoca la misma  reacción entre la gente; depende de las circunstancias: no es lo mismo errar el salto del tigre desde el armario y romperse una pierna contra el suelo, que ser ya  viejo y caerse por accidente al girarse en el lecho. En el primer caso, la víctima se convierte en héroe y es bien acogida entre sus iguales; en el segundo, provoca lástima.

Terminada su labor, los bomberos recogieron sus enseres y se marcharon. La vida sigue.

 Y hete aquí que me voy al Bar El Paternero a tomarme el aperitivo, me tomo tres riojas con tapa mientras comento con Manolo,  el dueño, sobre  los últimos  libros que hemos leído, y al salir del bar después de una hora de charla me encuentro otro grupo de conocidos admirando la moto que se ha comprado un vecino. Una Harley Davison, que según dice, le ha salido por los 12,000 euros.



Como pueden ver ustedes, la vida es diferente para cada individuo. Mientras unos sufren la crisis y otros son desahuciados, los hay con suerte y pueden permitirse un capricho. Dice que su sueño es acudir a la Motorada de los Pingüinos en Valladolid.  Se lo merece, para eso se lo ha currado. Es gracias a eso que el sistema  sigue adelante, aunque dando coletazos y permite augurar que algún día podremos salir del pozo en el que unos cuantos políticos y banqueros sinvergüenzas nos han metido.

 Nada que ver con la facilidad de ganar dinero a espuertas de la señora  Cospedal, Rajoy,Urdagarín o Bárcenas.
Y bueno, ya os dejo porque acaba de llegar mi esposa y supongo que tiene muchas cosas que contarme. Adeu, Wai wai, adiós,