Reconozco que durante estos años los parlamentarios se han esforzado en promulgar leyes que facilitan la convivencia ciudadana en plena libertad, una libertad que se trasluce en nuestra vida social, familiar y laboral. Pero de nada sirven las leyes cuando uno se tropieza con algún funcionario que se cree superior al ciudadano que solicita sus servicios. En esos casos podíamos decir sin temor a equivocarnos: Con la Administración hemos topado.
Depende del funcionario de turno que nos toque, para que uno salga del lugar contento o amargado. Como yo esta mañana.
Lo peor es la impotencia que se siente ante ellos, el no poder hacer nada para evitar que las cosas continúen haciéndose de esa manera.
Veamos un ejemplo: Esta misma mañana, entro en
El empleado lo coge y lo arroja sobre el mostrador de mala manera diciendo:
–Esto no sirve.
–Perdón, me he equivocado –respondo, entregando el carné exigido
–Éste sí que vale –responde, mordaz.
–Vaya, no tengo suerte. Hace unos minutos, la señora que estaba delante de mí se ha llevado tres libros sin mostrar ningún carnet, sólo ha dado verbalmente el número de su DNI, y le han servido. Yo le entrego por error un carnet de
—Óiga, yo no tengo porqué escuchar tonterías tan temprano. Si quiere llevarse los libros se los lleva, y si no, los deja…¡No te digo!
Y lo dejo y me voy a ver al Director. Desde mi juventud he luchado por la defensa de las libertades. No permito que nadie me avasalle. Le explico el caso al Director y lo primero que hace es pedirme disculpas por las molestias causadas y luego baja conmigo a aclarar lo sucedido. Le dice al empleado del mostrador que él tiene la obligación de atender amablemente al público, a lo que el funcionario alega enseguida que yo mentía, y que él tenía un testigo. O sea, al ver que yo me dirigía al despacho del director, enseguida buscó a alguien que hiciera de testigo en el caso de que la cosa fuera a mayores. ¿No denota esto un sentimiento de culpabilidad?
Y ya estamos: su palabra contra la mía. Por lo visto, para que en este país nos respeten debemos ir acompañados de un notario para que levante acta de lo que sucede cada vez que hagamos alguna gestión en una entidad pública
Los funcionarios son ciudadanos de primera clase; los demás, de segunda. En la empresa privada, por mucho que trabaje una persona, por muy capacitado e interesado que esté en que funcione la empresa, aun llevándose trabajo a casa si es necesario, si el empresario quiere va a la calle.
En cambio, en la administración pública, por muy vago que sea un funcionario, por muchas que sean las ausencias por ir a desayunar o a tomar café, o las bajas por enfermedad que lo alejen de su puesto de trabajo, por muy grosera que sea su actitud en la atención al público, nunca será despedido.
Lo malo es que ellos lo saben; por eso abusan. Cuando el Gobierno publica a bombo y platillo que se va a eliminar tal o cual ministerio para ahorrar gastos, me pregunto cómo van ahorrar si a los diez, quince o veinte mil funcionarios que están en nómina en el ministerio que pretenden eliminar los deben trasladar a otros porque no pueden despedirlos.
Mientras no haya una verdadera reforma que iguale los derechos de todos los trabajadores, sean funcionarios o de la empresa privada, hablar de democracia o de derechos civiles y libertades seguirá siendo una quimera.
Has hecho muy bien en ir al Director.
ResponderEliminarSi es un poco espabilado comprenderá que tiene un cáncer allí dentro en vez de un funcionario.
Otro día irá otra persona a quejarse y al final acabará pagando su mala educación con un expediente disciplinario.
Eso espero.
Saludos.
El viernes precisamente estuve en la biblioteca a devolver y recoger unos libros, se me olvido el carnet de la biblioteca y le dije a la señorita que volvería en un momento a lo que ella me respondío que si llevaba el carnet de identidad encima se lo dejase, así lo hice y muy amablemente me dío los libros que yo solicitaba.
ResponderEliminarAsí da gusto, pero ya se sabe que jeje no todos salen de su casa bien desayunados jeje.
Un beso Juan
Hola compañero,
ResponderEliminarespinoso tema el de los funcionarios. Puedo llegar a entender, ya que trabajo cara al público, que hay gente que llega con muy malos modos y que puedes llegar a acabar harto de aguantar, pero sé que ese no es tu caso y que, además, en el caso de ese empleado que trabaja en un sitio así, pues cuando llega debería dejar su malestar y su amargura en la puerta, porque el público no tiene por qué pagar por ello.
En fin, compañero, que muy bien hecho, por lo menos le has dado un poco de intranquilidad.
Un abrazo.
Soy trabajador de la administracción, y estoy de acuerdo con usted en una parte pero en otras no.
ResponderEliminarDe acuerdo con que hay que atender al público con amabilidad, yo lo hago. Pero también es verdad que hay público intransigente que tienen una "guasa" que no se puede usted imaginar. Además, los funcionarios también podemos perder nuestro trabajo si la inspección nos denuncia reiteradamente por varias causas justificadas.
Pues nada, que por tener un buen trabajo (ganado con mucho esfuerzo en unas oposiciones durisimas) no nos convierte en ciudadanos de 1ª.
Saludos
Amigo Juan, campo escabroso el del funcionariado. Los hay de todos tipos, pero al ser una clase proveniente, en su estatuto y función, de tiempos pretéritos, algunos no han sabido o querido adaptarse a la profesión de servicios que le corresponde. Incluso echan la culpa sistemáticamente al público, al ciudadano que tiene derecho a recibir esos servicios.
ResponderEliminarSoy funcionario y formé funcionarios en la universidad. Siempre les dije que el usuario llega en inferioridad de condiciones, por lo general y salvo casos especiales, que acude a nosotros por una necesidad, que hay que ayudarlo y servirlo en tanto el Estado tiene su compromiso con ellos y los funcionarios son los representantes de ese Estado. Que deben de dotarse de recursos para enfrentarse a situaciones complicadas y saber y tener la mano izquierda adecuada para resolver los conflictos sin entrar en escalada. A veces cuesta menos ser amable que antipático y las consecuencias son totalmente distintas. Cada cual recoge lo que siembra.
Como tú muestras hay buenos funcionarios, muchos, pero otros les denostan con su conducta y eso, a su vez, no quieren a su lado buenos funcionarios para que no le dejen en evidencia. Te lo digo por experiencia.
Un abrazo
mmm.... Juan
ResponderEliminarSi yo te contara lo que pasa por acá
eso que te ocurrió es poca cosa al fin de cuentas obtuviste los libros, en otras partes sales sin carnet de biblioteca y sin libros amen de un coraje que te puede causar una enfermedad o un accidente.
Dejando de bromas si que es difícil ese tema en todos lados existen funcionarios de primera y funcionarios... creo ellos son los que no son conscientes que están en un puesto publico para servir no para recibir pleitesía, en fin creo que eso no termina mientras suframos esos atropellos sin decir nada.
hasta pronto mario
Hola, Toro, seguro que cuando me fui, ambos se rieron de mi protesta; pero bueno, que sepan que hay gente que no se las calla.
ResponderEliminarSaludos.
öreas, la vez anterior la chica que me atendió era la mar de amable. Le dije que no encontraba al autor y salió, lo buscó en los estantes y luego fue al ordenador y lo localizó en el Depósito de obras no catalogadas.Todo amabilidad, a pesar de que me dedicó casi diez minutos. A este tío le llevo yo el título, el autor y los datos donde poder localizarlo y encima pone cara de asco. Se le notaba que su mujer le había rechazado la noche anterior diciendo que "estaba cansada".
ResponderEliminarO tal vez se hartó de comer higos chumbos, que se venden ahora en las calles. ¡Y eso estriñe...!
Un beso,guapa.
Hola, Jesús. Tú si que debes tener motivos a veces para enviar a los clientes a tomar.... Pues en los establecimientos hoteleros llegan gentes en estado de embriaguez y hacen y dicen cosas que en estado normal se avergonzarían.
ResponderEliminarYo he visto en Johannesbourg a unos compañeros ingleses muy educados y serios que al regresar de madrugada con varias copas de más, arrancaron la alfombra de la escalera del hotel y rompieron macetones de plantas.Luego ellos mismos estaban asombrados de lo que habían hecho, pagaron los gastos, la multa y pidieron disculpas.
Pero no es creíble que una persona mayor de 65 acuda a las diez de la mañana a una biblioteca a entregar un libro y comience a incordiar al funcionario de turno, tal como daba a entender el sujeto ante el director.
Desde ahora,y así se lo dije al director, cuando vaya allí, haré lo posible porque me atienda otra persona.
Un abrazo, amigo, y agradecido por tu comentario.
Antonio, ¡cuánta razón tienes, amigo!
ResponderEliminarDices:"Los hay de todos tipos, pero al ser una clase proveniente, en su estatuto y función, de tiempos pretéritos".
Si vieras la plantilla que había en el INEM de esta ciudad hasta hace cinco años... Aún está un tal Paco Teja,procedente del antiguo sindicato vertical, miembro de Falange española, que al ser funcionario pasó de la CENS al INEM, como tantos otros ya jubilados.Se creían dioses y odiaban a la gente acusándolas de vaga y de no querer trabajar.Hubo un grupo de parados que fue a quejarse a Cádiz al Inspector de trabajo. La venganza fue terrible.
Bueno, qué te voy a contar que tú no sepas.
Un abrazo.
Hola, Mario, tienes razón, en otros lugares es aún peor; pero eso no es excusa para que cada cual no cumpla con su obligación.
ResponderEliminarEspero estés bien, he visto en la tele las inundaciones y te esperé en MSN pero no te vi.
Un abrazo.
Hola, Manuel, efectivamente, hay gente que se exalta ante los funcionarios en ciertos lugares:Administración de Hacienda, Seguridad Social, el INEM... Pero no creo yo que una persona vaya a discutir a un lugar donde todo el mundo guarda silencio porque hay personas leyendo y estudiando. ¿Por qué lo haría? ¿Porque no encuentra un libro?, ¿porque hay cola? (Nunca la he visto en una biblioteca)
ResponderEliminarEn cuanto a lo de las dificilísimas oposiciones que han debido hacer para ser funcionarios es verdad,pero usted sabe que no siempre es así: tengo a varios compañeros de trabajo que pasaron a ser fijos en el Ayuntamiento (o sea: funcionarios), con un anterior alcalde del mismo partido político de ellos.
Y aunque fuera así, el haber superado esas oposiciones no les autoriza a despreciar al público para el que han sido llamados a servir. Le voy a poner un ejemplo si me permite de lo que nose debe hacer:
En esta ciudad hay 17,000, desempleados que darían cualquier cosa para encontrar un trabajo aunque fuese de barrendero. Pues bien, el otro día un joven barrendero que hasta hace cuatro meses estaba en el paro, se quejaba de la suciedad de las calles llamando guarros a los vecinos del barrio, en vez de agradecer que gracias a que las calles se ensucian lo han contratado a él.
Pues lo mismo: este señor de la biblioteca debería estar agradecido a la gente que lee libros, pues es gracias a ellos que él tiene ese puesto.
Saludos.
Lamentable el ejemplo del barrendero. Aunque bien es cierto que cada cual puede poner los ejemplos que más le convengan
ResponderEliminarQuizás para usted no sea tan digno el trabajo de un barrendero como el del bibliotecario, pero lo es.Tanto el empleado de la biblioteca como el de barrendero trabajan para el Ayuntamiento, realizan un servicio público y cobran de los impuestos que pagamos todos.
ResponderEliminarSaludos.
Manuel, hoy se publica en la prensa una de las "duras oposiciones" que deben realizar algunos funcionarios para obtener el puesto en los ayuntamientos:
ResponderEliminarDiario de Cádiz, 24 de septiembre 2010
Pérez Peralta insinúa que familiares de Fernández han sido enchufados
El secretario socialista le pide al teniente de alcalde que explique cómo entraron en el Ayuntamiento una nuera y un sobrino y amenaza con desvelar otros asuntos •
http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/795902/agrio/enfrentamiento/entre/ediles/pp/y/psoe.html