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Acabo de leer otra novela de Ramón Solís: ”Los que no tienen paz”.Anteriormente, ya había leído del mismo autor los siguientes libros: El alijo, El canto de la gallina, y La eliminatoria.
Finalista del Premio Planetaen 1956, "Los que no tienen paz" es una obra ambientada en Madrid, que abunda sobre las relaciones personales.
Los protagonistas son dos amigos, Miguel y Juan, quienes,al finalizar sus estudios universitarios de Filosofía y Letras, intentan independizarse. Ambos se dan de bruces con las dificultades de publicar sus novelas; ninguna editorial apuesta por los autores noveles, los concursos parecen amañados y se necesitan buenos avales para conseguir la atención de los editores.
Miguel se casa con una chica de clase humilde que trabaja para alimentar a sus padres y sus hermanos, y, animado por ésta, insiste en la escritura hasta que, al fin, una editorial se interesa por sus obras y las publica, realizando su sueño de vivir cómodamente de la Literatura. Juan, en cambio, no lo consigue y se desilusiona, dejándose arrastrar por los placeres mundanos a pesar de los esfuerzos por impedirlo de Elvira, una estudiante que conoció cuando posaba desnuda para un escultor amigo.
Elvira es una chica misteriosa que arrastra secretamente el trauma de una violación. Convertida en una persona introvertida, triste y apática que siente terror al menor contacto carnal con los hombres, ha encontrado en Juan la ternura y sinceridad que le transmiten nuevas esperanzas. Ambos se enamoran. Unosdías antes de la boda, y para queno existan secretos entre ellos, Elvira decide revelarle su secreto. Esta revelación rompe la magia que los une y la vida de ambos y se convertirá en un infierno de dudas sobre la conveniencia de ser sinceros entre parejas u ocultar los hechos irreversibles para no dañar la relación.
Sorprende en nuestros días descubrir, a través de las reflexiones de los protagonistas de la novela, la mentalidad de la mujer española de los años cincuenta, independientemente de su nivel cultural, en cuanto a sus aspiraciones de futuro se refiere.
Aunque publicada en 1956, en plena dictadura, en muchos aspectos resulta hoy de plena actualidad.
Foto de Internet. Algunas de las obras de Ramón Solís
Como todas las de Ramón Solís, ésta es una obra que sólo se encuentra en las profundidades de las salas de archivos descatalogados de algunas bibliotecas, y en Internet, en www.buscalibros.com, librosde segunda mano. Actualmente, y con motivo del próximo bicentenario de las Cortes de Cádiz, la librería gaditana Quórum está publicando algunos libros de este insigne autor gaditano y estudia la posibilidad de reeditar toda su obra.
Cuando el tiempo refresca y caminamos de cara al invierno, nos apetecerá comer cosas calentitas como sopas y potajes gruesos y consistentes que nos den las calorías que nos niega el mal tiempo.
Hay gran variedad de recetas andaluzas: potajes de garbanzos o de lentejas, la famosa y apreciada berza o el arroz con habichuelas; pero hoy les voy a mostrar cómo se hace el Pote Gallego, el menú que nos hizo este verano mi nuera Paula, la galleguita que conoció mi hijo Rubén por internet y de la que se enamoró de tal modo que al cabo de dos años de frecuentes viajes para encuentros esporádicos y de arruinarse con facturas de telefono, éste se fue a Galicia y se casó con ella.
Los detalles del feliz acontecimiento los pueden ver en:
Hay diferentes maneras de preparar el Pote Gallego, la mayoría usa judías blancas y carnes de ternera o cordero además de la del cerdo. Pero mi nuera no usó ni los famosos y típicos grelos, porque podían amustiarse en el viaje, ni la carnes de ternera y cordero tal como se come en su casa paterna desde siempre, pues no son imprescindibles.
Los ingredientes se los trajo de Orense, pues aquí algunos no se encuentran. Para cuatro personas:
Media careta de cerdo, salada y ahumada
¼ de Tocino de panceta, salado y ahumado
1Chorizo de cebolla, ahumado.
1Chorizo normal, ahumado
1 Hueso de jamón
Un poco de col, en vez de grelos.
1/2 kilo de garbanzos
Dos patatas
Aceite de oliva
La noche anterior se echaron en agua la careta del cerdo y el tocino para desalarlos, y los garbanzos para remojarlos.
Es un proceso a fuego lento, nada de usar ollas a presión. Paulita necesitó casi toda la mañana para hacer la comida y tres ollas distintas para no mezclar los sabores durante la preparación.
En la 1ª olla puso a cocer los chorizos.
En la 2ª echó la careta del cerdo, el hueso de jamón y el tocino y los dejó hervir hasta que se pusieron tiernos.
En la 3ª vertió el caldo resultante de cocer la carne y chorizos, luego echó en ella los garbanzos, para que el guiso tome el sabor a ahumado; y cuando ya estaban casi tiernos, agregó las patatas y la col.
Luego preparó la mesa con el mantel, los platos, vasos y cubiertos, y en medio colocó dos bandejas humeantes: en una estaban la carnes troceadas; en la otra los garbanzos, la col y las patatas.Una jarrita de aceite de oliva para el que quisiera echarle un poco de aceite al caldo.
Y para acompañar tan exquisito menú, nos ofreció un vino tinto de uva Mencia, de la Ribera Sacra: el Rectoral de Amandi.
Cada cual se sirvió a su gusto, bien mezclando las dos cosas en el mismo plato o comiéndolas por separado al estilo del cocido madrileño.
Viendo en televisión las secuelas de las grandes tormentas que se desatan estos días en diferentes lugares de España, inundando garajes y aislando pueblos, y tras escuchar a losafectados decir que "Nunca se ha visto algo parecido”, se agitanen mimente algunos recuerdosdejuventud que prueban lo contrario: siempre han sucedido estos fenómenos atmosféricos: el reventón en 1959 de la presa de Ribadelago, en Zamora, llevándose por delante al pueblo. La inundación del 56 de Valencia, las repetidas crecidas e inundaciones causadas por el Guadalmedina y el Guadalhorce en Málaga, el desbordamiento del río en El Vergel, el del Segura en Murcia y las crecidas del río Guadalete en Cádiz, siempre en estas mismas fechas.
Lo que pasa es que las autoridades de la época solucionaron el problema de las inundaciones desviando los ríos, como el Guadalquivir en Sevilla o el Turia a su paso por Valencia –fue ésta una operación faraónica que pagamos todos durante casi veinte años añadiendo un sello de 0´25 pesetas en cada carta que se enviaba desde o para Valencia–, o construyendo numerosas presas escalonadas paraalmacenar y controlar el agua.
En mi época de estudiante en Málaga, recuerdo que al finalizar septiembre me preparaba para iniciar el curso viajando a esa capital desde Algar. No había taxis en el pueblo y yo cargaba con mi maleta de madera al hombro y caminaba acompañado de mi madre hasta el puente de Picao, a cinco kilómetros del pueblo, para montarme en el coche de la compañía “La Valenciana,” que me llevaría hasta Cortes de la Frontera, donde me reuniría con dos compañeros de estudios para hacer juntos el viaje hasta el internado malagueño en el tren.
Mi madre y yo.
Hubo años en que me acompañaba el buen tiempo y el viaje lo hacía sin problemas; pero en otros sufríamos temporales de lluvias y cuando llegábamos al puente nos encontrábamos con que el agua pasaba por encima y toda la vega estaba inundada. Entonces dábamos media vuelta hacia Algar y esperaba al día siguiente para irme en el coche de “Los Amarillos” por Jerez. No fue hasta cinco años más tarde que entró en funcionamiento el embalse de Los Hurones, acabando con el problema de aislamiento de Algar. Pero aún hoy nos llegan borrascas tan intensas, que los embalses se llenan y los técnicos se ven obligados a achicar agua para mantener el nivel de seguridad. No me extrañará nada si entre octubre y noviembre se producen nuevas inundaciones en alguna parte de España; siempre las ha habido, digan lo que digan.
El viaje hacia Cortes en el coche de “La Valenciana” es algo difícil de olvidar. Los pasajeros, provenientes de los cortijos y caseríos de la zona, esperaban al coche de línea al lado de la carretera, junto alcruce de Algar.
Foto de Esperanza Cabello Janeiro (Ubrique)
La mayoría no llegaba al fin del viaje, sino que se bajaban en las paradas y apeaderos intermedios: Guacisobaco, Puerto Galis y Ubrique. Casi todos llevaban capazos y cestas con pollos, conejos, pescado o verduras para regalar o para vender; algunos llevabanpavos y gallos atados por las patas y los ponían bien sujetos en la red para equipajes de mano del interior, encima de nuestras cabezas, por lo que no era nada raro que defecaran sobre los pasajeros.
El autocar era un vehículo relativamente nuevo,no más de diez años; tenía un morro de más de un metro, sobre el cualdestacaba el tapón del radiador. Las ruedas traseras estaban ubicadas casi en medio delcoche y dejaban un largo espacio libre detrás, que se hundía a cada bache hasta tocar casi el suelo para saltar luego violentamente, golpeando traseros y lastimando riñones.
Foto de internet
Por entonces los autocares no llevaban radio, pero aunque éste lo llevase no se escucharía nada, debido al ruido enorme del motor, querugía siempre, renqueando penosamente en 1ª velocidad, exhalando vapor por el tapón del radiador, y sorteando los baches y piedras del carril sin asfaltar que conducía hasta Cortes.
En la travesía de los montes de Propio se podían ver los venados, era tiempo de la berrea y se movían mucho en busca de las hembras. Una pareja de guardias civiles solía montarse en el coche en el cruce de Puerto Galis y pasaban por en medio de las filas de asientos observando las caras de los viajeros. No sé por qué pero a mí siempre me pedían la documentación.
No había más de cincuenta kilómetros de trayecto, pero se tardaba tres horas en recorrerlo debido al mal estado del carril. Desde Ubrique hasta Cortes disfrutábamos de una carreterabuena y bien cuidada, que construyeron durante la República.
Llegado a Cortes, me dirigía a casa de mi compañero de estudios, situada sobre una tienda deultramarinospropiedad de sus padres. Al padre le faltaba una pierna, la había perdido en el frente durante la Guerra Civil. Mi compañero tenía una hermana muy bonita, de unos dieciséis años, que sus padres habían adoptado, que hacía las labores de la casa mientras la madre atendía al público en la tienda.
Aquella misma tarde cogíamos un taxi que nos llevaba a la estación de Cortes, ocho kilómetros de bajada hasta llegar al río Guadiaro. Allí nos subíamos al tren que se dirigía a Granada, pero nosotros nos bajábamos en Bobadilla y esperábamos el expreso de Madrid, que nos llevaría a Málaga.
Fachada de mi antigua Escuela de Formación Profesional malagueña, actualmente, IES La Rosaleda.
Las tormentas y los temporales de lluvia se sucedencíclicamente, como las mareas, lo que sí se observa es un adelanto o descontrol sobre la fecha señalada de las estaciones, con los fenómenos característico de cada una de ellas. Esperemos que este año no tengamos que lamentardaños excesivos por los temporales.
Ha muerto CARIBÚ, el lince ibérico que el 26 de noviembre de 2008 fue trasladado desde la Sierra Morena, al Coto de Doñana para contribuir a la propagación de la especie, ya que en los últimos años el lince de Doñanaha sufrido una epidemia de leucemia felinaque ha mermado considerablemente el número de ejemplares.
Un año antes, habíanrealizado la misma operación con Baya, un lince que apareó a tres hembras, que parieron ocho cachorritos de los cuales sólo dos sobreviven.
Pero caribú no estaba por la labor; extrañaba sus dominios y se escapó por dos veces de la zona protegida, llegando a recorrer en una ocasión 200 kilómetros, siendo rescatado en la frontera de Portugal.
Hoy ha aparecido muerto en el término municipal de Bonares, Huelva. Se realizará, según dicen, una investigación para descubrir las causas.
No es la primera vez que aparecen muertos los linces del Coto de Doñana, la mayoría atropellados por los vehículos que transitan por la carretera que lleva a la playa. Las empresas inmobiliarias y hosteleras que acostumbran a llenar de cemento y ladrillos las costas españolas, con la ayuda de los Alcaldes de ciertos ayuntamientos, llevan años intentando vencer la ley que protege esta zona protegidapara construir una autopista que una Cádiz con Huelva por la costa, atravesando Doñana donde apenas quedan cincuenta ejemplares de lince ibérico, la mayoría hembras.
¿Cederá la Junta de Andalucía ante los especuladores? Esperemos que no.
Cuando hace unos meses se prohibieron las corridas de toros en Catalunya, mi alegríapor que al fin una autoridadaplicara la Leyvotada en la ONU, refrendada por la UNESCO y firmada por España sobre el derecho de los animales, dio paso al estupor al leeren la prensa que tal medidase había conseguido por ser las corridas de toros la fiestanacional identificativa de España, unido al deseo de los catalanes de separarse de ésta mostrando así su rechazo a todo lo español.
No me gustaba que España se rompiera en pedazos. Prefería que entre todos, cada uno con su identidad propia, la hiciéramos crecer.
Pero ayer, al presenciar en la televisiónla salvaje persecución, acoso y asesinato del Toro de la Vega en Tordesillas lapena por el trato dado alanimalme atenaza, me revuelve las tripas y siento vergüenza de ser español. Comprendo a los catalanes y a todos aquellos ciudadanos de otras comunidades cuando no quieren aceptar ser parte de este pueblo bárbaro que no encuentra otra forma de divertirse que cometiendo esa salvajada en nombre de no sé que tradición. Entiendo que haya ciudadanos que no quieran ser parte de una nación en la que sus gobernantes e instituciones consientenque sucedan estas cosas impunemente, protegiendo tal barbarie,incluso puede quesubvencionándola con dinero público, en nombre de la Cultura.
Siento vergüenza de ser español
Siento vergüenza de que en Europanos identifiquen con la barbarie y el subdesarrollo. Siento vergüenza de nuestros políticos y gobiernos de turno porque firman cosas de caraala Unión Europea y del conjunto de países que formanlas Naciones Unidas que luego no cumplen. Me siento como un vasallo, qué digo, como un esclavo de los que habitaban España en la Edad Media, acatando las órdenes del dueño y señor del territorio y pagando impuestos sin poder hacer nada por evitar los abusos .
Tordesillas, una ciudad llena de palacios y monumentos, testigos de una época muy importante en la historia de España,descubre ante el mundo su cara más sórdida. Si antes me parecía interesante lo que contaban de ella, a partir de ahora la veo con otros ojos.
Alegaban lossalvajes en la televisión que el matar al toro con lanzas y dagas es una tradición y por tanto continuarán celebrándola. Y que “el que no le guste que no venga”, decía un tipejo.
He encontrado lo que dice la ley en Cantabria, una comunidad cercana a ésa en que asesinaron al toro, que si bien acepta que se celebren las tradicionales fiestas usando animales, pone los límites siguientes:
COMUNIDAD AUTÓNOMA DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS
21 02 LEY 13/2002, de 23 de diciembre, de tenencia, protección y derechos de los animales.
EL PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS
Sea notorio que la Junta general del Principado de Asturias ha aprobado, y yo en nombre de Su Majestad el Rey, y de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 31.2 del Estatuto de Autonomía del Principado de Asturias, vengo a promulgar la siguiente Ley de tenencia, protección y derechos de los animales.
CAPÍTULO I Disposiciones generales
Artículo 1. Objeto y ámbito.
1. La presente Ley tiene por objeto establecer las normas que regirán la tenencia y protección de los animales domésticos, salvajes domesticados o en cautividad dentro del territorio del Principado de Asturias, con independencia de que estén o no censados o registrados en éste, y del lugar de residencia de las personas propietarias o poseedoras.
2. La presente Ley pretende hacer efectivos los siguientes fines:
a) Alcanzar un nivel de bienestar de los animales adecuado a su condición de seres vivos, recogiendo derechos inherentes a esta condición.
b) Compatibilizar el adecuado trato de los animales con el disfrute por el ser humano de los mismos.
c) Permitir la utilización de los animales para la mejora del bienestar económico, físico y social del ser humano, sin que ello suponga infligir a los animales un daño o maltrato innecesario para alcanzar aquel objeto.
Artículo 2. Exclusiones y excepciones.
d) Las fiestas que se hayan celebrado de forma ininterrumpida durante cien años, siempre que no supongan tortura, lesiones o muerte para el animal.
Declaración Universal de los Derechos de los Animales
Artículo No. 1 Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia.
Artículo No. 2 a) Todo animal tiene derecho al respeto. b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales. c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.
Artículo No. 3 a) Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles. b) Si es necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia.
Artículo No. 14 a) Los organismos de protección y salvaguarda de los animales deben ser representados a nivel gubernamental. b) Los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, como lo son los derechos del hombre.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos para sancionar a esos salvajes, en vista de la impasibilidad de nuestro Gobierno?
Creo que dos cosas: Castigar en las urnas a quienes permiten los asesinatos de animales.
Hacer caso del que decía que no fuésemos al pueblo y pasar de largo cuando vayamos de viajeo de vacaciones y nos encontremos conTordesillas. No nos detengamos ni siquiera en las gasolineras. No gastar ni un céntimo en esa ciudad, pues con ese dinero estaríamos contribuyendo a la perpetuación de esa salvajada.
Yo desde ahora voy a dejar de comprar queso de la marca Entrepinares, pues está construyendo una fábrica en el término municipal de Tordesillas que va a darles trabajo a esos trogloditas, ni se me pasará por la cabeza cuando vaya de viaje a Galicia beber vino de los que se producen en esa ciudad: MVEDRA, tinto en su tercer año, INMEMORIAL OSLVGA, vino blanco y ALIDOBAS, verdejo joven..
Son la vergüenza de España, cuando todos aspiramos a alcanzar a los países más desarrollados, salen estos salvajes con lanzas y puñales cazando un animal, como en la prehistoria.
Seguir la circunvalación y no detenerse
¡Y dicen que el toro no sufre! ¡Que se lo hagan a ellos uno por uno! Asco me da decir que pertenezco a este país
Vaya por delante que en ningún sitio, por mucho renombre que tenga, saben hacer la paella como las amas de casa de los pueblos del interior de Valencia. Esas artistas colocan sobre tres piedras una paellera, meten debajo leña de naranjo y con la mitad de los ingredientes que echan los restaurantes te hacen una paella que te chupas los dedos y te quieresllevar las sobras a casa. He comido algunas de ésas en Vallada, en Pego y en Játiva hace treinta y cinco años y aún las recuerdo con todo detalle. Después, he comido varias veces paellas en la costa valenciana, en El Saler concretamente, en restaurantes caros y derenombre, y no han sabido hacerlas igual.
Las paellas pueden ser de carne, de marisco o mixtas (carne y marisco). Hoysirven platos de arroz como si fuera paella en muchos lugares de España. Algo que confunde a la mayoría de turistas, pero no a todos. En algunos restaurantes de Salamanca, por ejemplo, pides paella y te sirven un arroz pasado y apegotonado con trozos de cerdo y… ¡aceitunas cocidas! En CasaSantos (Albalate de Cinca, Huesca), también ponen un arroz, algo caldoso y exquisito, que nunca será paella por mucho quelo digan ellos.
Y no se te ocurra decir que eso es cualquier cosa menos paella, que se arma. Mejor tomar nota y no volver a pedirla en esas tierras.
Mi madre aprendió a hacerpaella cuando vivíamos enuna masía en El Vergel, Alicante. Las hacía con leña de naranjo en la chimenea. Luego, cuando me casé, enseñó a mi esposa a hacerlas, y hoy domingo mi Carmen me ha mostrado cómo las hace. Le ha salido muy rica, os lo prometo, casi tanto como aquéllas de la Comunidad Valenciana. Nos han faltado los mejillones, pero no se han notado.
He aquíla receta:
Ingredientes: conejo, gambas, 2 gambones por persona, pollo, costillas de cerdo, arroz, judías verdes, alcachofa, garrafones, 2ajos, 1 pimiento verde y 1 rojo, azafrán, tomate, aceite y sal.
Antes de nada pelar las gambas. Las cáscaras se cuecen y se guarda el caldo resultante.
Colocar una paellera (Si no se dispone de ella, usar una sartén grande y alta) en el fuego con tres cucharadas soperas de aceite. En ese aceite sofreír los trozos de conejo, pollo, unas costillas troceadas de cerdo, choco y dos gambones por persona.
Cuando todo eso está sofrito se saca, y en ese mismo aceite sofreír un par de ajos cortados a rodajitas, pimientos rojos y verdes y un poco de tomate triturado
Cuando están sofritos se agrega la carne y el choco anterior sin los gambones y se remueve todo bien para que tomeel gustito.
Se agrega unos trocitos de habichuelitas verdes, alcachofa, un puñado de garrafones, el choco cortado en trocitos, las gambas peladas y entonces se le echa un poco del caldo que guardamos de la cocción de las gambas hasta que se ponga tierna la carne. Se añade un poco de sal.
Dejar que se consuma el caldo completamente y luego rociar dos vasos de arroz y agregar dos vasos del caldo de las gambas por cada vaso de arroz. Echarle un poco de azafrán.
Colocar encima los gambones distribuidos alrededor y dejar que se consuma el caldo hasta que se asiente un poco.
Os quedará más o menos así:
¡Buen provecho!
Esta receta ha sido elegida por el blog de Recetas de Cocina y Ocio para sus lectores.
La historia se desarrolla en una pequeña ciudad, cuyo nombre no se menciona; lo que sucede bien podría trasladarse a cualquier ciudad española. La eliminatoria en un partido de fútbol de uno de los dos equipos finalistas de la liga de promoción para ascender a la primera división ha revolucionado la vida de una tranquila ciudad de provincias de la costa mediterránea. Sus hoteles están a tope, el periódico local no cesa de calentar los ánimos; las chicas del pueblo se llenan de ilusiones ante la presencia de los jóvenes y atléticos jugadores del equipo contrario, que se ha hospedado en el hotel principal. Todo ello altera la vida amorosa de varias parejas:
Maribel, la telefonista del hotel, una bella muchacha cuyo novio es Avelino, un chico que estaba en el colegio con ella y la corteja desde hace seis años, pero que ni siquiera la ha besado aún “porque no es decente hacerlo en público”, ni tampoco la lleva al parque solitario de las afueras para amarse como hacen otros, “porque está mal visto”, se enamora perdidamente del portero del equipo contrario y se le entrega al segundo día de su llegada, sin importarle el qué dirán.
Don Gregorio, un hombre viejo, casado, ingeniero jefe de la Delegación de Obras Públicas, que mantiene una relación con Marisol, una jovencita de apenas veinte años, en la misma casa de ésta, relación tutelada por la madre de ella que le está inmensamente agradecida a don Gregorio por haber ayudado a su hija a conseguir su empleo, y por los generosos donativos que hace a la familia para que vivan holgadamente. Pero en esos días previos al partido, ella siente asco del viejo y le entran ganas de irse a vivir lejos de la ciudad con otro.
Don Matías, el alcalde, que se ha enriquecido con los planes de urbanismo, alcanza un acuerdo en una suite del hotel con el representante del equipo rival para que el equipo local no ascienda. A cambio de ello, recibirá sustanciosos beneficios económicos e inmobiliarios. D. Matías reunirá al presidente del club y a su entrenador y los amenazará con grandes males si no aceptan su propuesta de que el equipo pierda.
Y Mely, una mujer de cuarenta años, que en sus años universitarios mantenía relaciones con su profesor y que luego abandonó para casarse con Juanjo, un jugador de primera división muy famoso, convertido ahora en entrenador del equipo local, aprovecha que su marido está concentrado con el equipo en otro hotel para poner a prueba la calidad y firmeza de su matrimonio saliendo con uno de los recien llegados en esos días. Uno de los personajes es asesinado, lo que aporta su dosis dramática al texto.
La obra está escrita de tal manera que he tenido la sensación de encontrarme junto al narrador mientra éste, asomado a una rendija, observa lo que hacen los protagonistas, lo que dicen y lo que piensan, y me lo va contando de esta forma: “Ahora Paqui se ha sentado a su lado, le da un cigarrillo. Ella tiene los ojos lagrimosos, sabe que la está engañando, sabe que no podrá escapar de sus brazos y que después del partido se irá para siempre…. Pero ella lo desea”
Después de leer las reflexiones de los protagonistas, la lucha interior que sostienen el honor, el orgullo y la lealtad al equipo, contra el deseo egoísta de enriquecerse con las primas, renovación de contratos… el lector se pregunta si el equipo se dejará perder o luchará por el título con todas sus fuerzas. En las últimas páginas el estadio está lleno a rebosar y ha atraído a toda la prensa deportiva del país...
LA ELIMINATORIA es una novela de 246 páginas, ambientada a finales de los 60 tras la promulgación de la Ley de Prensa del Ministro de Información y Turismo, don Manuel Fraga Iribarne. Una novela que sin duda alguna hubiera sido censurada y secuestrada si la hubiese intentado publicar antes por la denuncia implícita en los diálogos y descripciones de los usos y costumbres de la autoridades de la época. Valga como ejemplo este fragmento de la entrevista entre el Delegado de Información y el alcalde a consecuencia de que éste solicita el cierre del periódico por un artículo donde se pregunta si las primas ofrecidas por el alcalde a los jugadores del equipo local si ganan el partido las pagará con dinero público o el suyo.
La obra tiene el sabor rancio de la época, pero el lector que la ha vivido agradece que quede constancia en la Literatura del influjo y el abuso de la moral religiosa del régimen franquista en la libertad y la felicidad de las personas. Tras publicar esta obra, el autor ganó el Premio Nacional de Literatura el año 1970.
Llevo tu nombre conmigo ycomo niebla matinal inunda los recovecos de mi memoria no dejando lugar a otra cosa. Hace días que te fuiste y aúnveotu silueta caminando por la orilla plateada de la playa, recortándose en el horizonte escarlata. Detrás de ti las olas,envidiosas ellas,arrastran sus espumosas lenguashasta devorar la huella de tus pasos y los corazones enamorados que dibujaste enla arena.
Nada es lo mismo sin tu presencia: el mar es sólo mar; la playa, una larga franja de arena.El sol ya no calienta tanto, se aburre y se acuesta pronto; tampoco la luna despierta ya emociones. Son simplemente dos astros entre las innumerables estrellas.
Sólo las gaviotas parecen contentas de tu partida y revolotean dichosas al ser, ahora, el objeto de las miradas delos escasos turistas. Ya nada es lo mismo. ¡Nada!
Tu nombre suena en mi mente y agita mis pensamientos, tu imagen surge de pronto en mis recuerdos: me mira y se ríe, se ríe y se aleja, me dice adiós con la mano, me lanza un beso y se difumina allá lejos, entre las nubes color fuego queunenel mar con el firmamento. No; nada es lo mismo aquí: ya no hay risas ni abrazos ni juegos ni besos, han desaparecido como los castillos de arena que hacían los niños y los corazones atravesados con flechas que llevaban nuestros nombres. Sólo Dios sabe cuánto te añoro...
Dices que volverás el próximo año. ¡Uf!, qué lejos queda eso... Pero ya falta menos.
Después de treinta años de vida democrática es lamentable comprobar que, en muchos aspectos, los ciudadanos seguimos siendo avasallados por personajillos que gestionan los servicios públicos.
Reconozco que durante estos años los parlamentarios se han esforzado en promulgar leyes que facilitan la convivencia ciudadana en plena libertad, una libertad que se trasluce en nuestra vida social, familiar y laboral. Pero de nada sirven las leyes cuando uno se tropieza con algún funcionario que se cree superior al ciudadano que solicita sus servicios. En esos casos podíamos decir sin temor a equivocarnos: Con la Administración hemos topado.
Depende del funcionario de turno que nos toque, para que uno salga del lugar contento o amargado. Como yo esta mañana.
Lo peor es la impotencia que se siente ante ellos, el no poder hacer nada para evitar que las cosas continúen haciéndose de esa manera.
Veamos un ejemplo: Esta misma mañana, entro en la Biblioteca Pública Alfonso X El Sabio, en El Puerto de Santa María, para devolver unos libros que había leído y llevarme otros. Había una funcionaria atendiendo amablemente y sonriendo a una señora. Cuando acaba, llega un hombre con gesto adusto y ocupa su puesto tras el mostrador. Me acerco a la ventanilla y le entrego una nota con los títulos de los libros que he elegido por Internet en la red de Bibliotecas Públicas de Andalucía, donde me señalaba que tales obras no se hallaban en las estanterías de libros expuestas al público, sino en el depósito de la biblioteca, y para facilitar su búsqueda indicaba unas claves que yo había anotado junto a los títulos. El funcionario hace un gesto de hastío, se dirige al depósito y regresa con los libros que había solicitado. Por error le entrego el carné de jubilado en vez de la tarjeta de lector. Ambos son del mismo tamaño, contienen mi DNI, son del mismo color verde y editados ambos por la Junta de Andalucía.
El empleado lo coge y lo arroja sobre el mostrador de mala manera diciendo:
–Esto no sirve.
–Perdón, me he equivocado –respondo, entregando el carné exigido
–Éste sí que vale –responde, mordaz.
–Vaya, no tengo suerte. Hace unos minutos, la señora que estaba delante de mí se ha llevado tres libros sin mostrar ningún carnet, sólo ha dado verbalmente el número de su DNI, y le han servido. Yo le entrego por error un carnet de la Junta de Andalucía, dondeaparecen todos los datos y el DNI, y me lo arroja usted de mala manera. Por lo visto, todos no somos iguales ante la Ley, pues depende de quien esté atendiendo al público aquí, para que el trato recibido sea diferente
—Óiga, yo no tengo porqué escuchar tonterías tan temprano. Si quiere llevarse los libros se los lleva, y si no, los deja…¡No te digo!
Y lo dejo y me voy a ver al Director. Desde mi juventud he luchado por la defensa de las libertades. No permito que nadie me avasalle. Le explico el caso al Director y lo primero que hace es pedirme disculpas por las molestias causadas y luego baja conmigo a aclarar lo sucedido. Le dice al empleado del mostrador que él tiene la obligación de atender amablemente al público, a lo que el funcionario alega enseguida que yo mentía, y que él tenía un testigo. O sea, al ver que yo me dirigía al despacho del director, enseguida buscó a alguien que hiciera de testigo en el caso de que la cosa fuera a mayores. ¿No denota esto un sentimiento de culpabilidad?
Y ya estamos: su palabra contra la mía. Por lo visto, para que en este país nos respeten debemos ir acompañados de un notario para que levante acta de lo que sucede cada vez que hagamos alguna gestión en una entidad pública
Los funcionarios son ciudadanos de primera clase; los demás, de segunda. En la empresa privada, por mucho que trabaje una persona, por muy capacitadoe interesado que esté en que funcione la empresa, aun llevándose trabajo a casa si es necesario, si el empresario quiere va a la calle.
En cambio, en la administración pública, por muy vago que sea un funcionario, por muchas que sean las ausencias por ir a desayunar o a tomar café, o las bajas por enfermedad que lo alejen de su puesto de trabajo, por muy grosera que sea su actitud en la atención al público, nunca será despedido.
Lo malo es que ellos lo saben; por eso abusan. Cuando el Gobierno publica a bombo y platillo que se va a eliminar tal o cual ministerio para ahorrar gastos, me pregunto cómo van ahorrar si a los diez, quince o veinte mil funcionarios que están en nómina en el ministerio que pretenden eliminar los deben trasladar a otros porque no pueden despedirlos.
Mientras no haya una verdadera reforma que iguale los derechos de todos los trabajadores, sean funcionarios o de la empresa privada, hablar de democracia o de derechos civiles y libertades seguirá siendo una quimera.
Hace un par de semanas, leí en La Voz de Cádiz que se está llevando a cabo una reedición de todos los libros de Ramón Solís, autor gaditano desconocido de la generación actual, a pesar de haber sido galardonado en su día con el Premio Cervantes.
A Ramón Solís le conocí a través de su libro de relatos “El alijo”, que compré hace ya cuarenta años cuando era socio de Disco Libro. Ignoraba que hubiera escrito novelas y por eso, cuando leí el artículo dedicado a su obra en el aquel diario, decidí reencontrarme con ella. No me arrepiento.
Después de leer El canto de la gallina, me quedo alucinado. ¿Cómo es posible que las editoriales siempre nos inciten a comprar obras de autores extranjeros, despreciando la calidad y la belleza de las que escriben los nuestros?Pasa lo mismo en las agencias de viajes, donde ofrecen vacaciones en lugares lejanos, exóticos, con playas de arena fina y blanca y abundantes palmeras en países donde los turistas deben permanecer aislados en la zona hotelera para garantizar su seguridad, cuando aquí, en nuestra denostada España, existen lugares maravillosos que le dan mil vueltas a aquéllos en playas, en belleza, en clima , en espectáculos y en libertad para desplazarse sin temor a ser atracado o tomado como rehén.
El canto de la gallina es una historia romántica ambientada a principios de los años sesenta, a juzgar por el modelo de coche que luce con orgullo el protagonista, un Renault 4x4, aquel pequeño coche (anterior al Renault 4, el llamado "cuatro latas"), que junto al Wolsvagen “escarabajo”, el Citröen dos caballos, y el Fiat 600, estaban al alcance de todos los trabajadores y llenaban las calles de las ciudades europeas.
ARGUMENTO DE LA NOVELA: Un escritor recibe el encargo de una revista americana de escribir un ensayo sobre las peleas de gallos, y como él lo ignora todo sobre la materia, asiste en Madrid a una de esas reuniones clandestinas donde las apuestas son generosas. A su lado se sienta Susan, una mujer rubia y despampanante, una de esas modelos capaces de hacer volver la cabeza a todos los hombres con quienes se cruza en la calle, quien le presenta a uno de los asistentes, Luís Carmona, un torero retirado y criador de gallos de pelea, para que éste le facilite toda clase de datos para su reportaje.El hombre acepta instruirle y lo invita a pasar unos días en su dehesa, ubicada en las cercanías de Tarifa.
Al llegar a la dehesa, lo reciben Carmona y Susan. Allí convivirá durante unas semanas con otros invitados, un matrimonio americano, debatiendo sobre la salvaje España que martiriza a los toros y otros animales; con ellos asistirá a la tienta y marcaje de los toros bravos, conocerá todo sobre la cría de ganado y las normas que rigen la vida de los toreros. Pero en la casa también está Olivia, la esposa de Carmona, la criadora de los gallos de pelea. Ella le dará las lecciones que necesita para su reportaje.
Carmona, acostumbrado al triunfo y la gloria, a la compañía de las más bellas mujeres, que lo seguían a todas partes durante la temporada taurina, no acepta envejecer apartado del mundo en su cortijo y busca el cariño y los halagos entre las turistas y los amigos adinerados de la Costa del Sol. Olivia nunca lo acompaña.
¿Por qué Olivia, una mujer bellísima, muy culta, educada en la observancia estricta de la doctrina católica, consiente que su marido tenga bajo el mismo techo a su amante y la humille paseándose con ella por el pueblo? ¿Por qué Susan a su vez permite que Carmona la engañe con otras mujeres de la zona sin rechistar?¿Por qué Carmona está tan seguro de que Olivia le será fiel ante los intentos del enamorado escritor por llevársela a la cama? Se suceden páginas y páginas que hacen reflexionar al lector, que lo maravillan con los diálogos y con el romanticismo que brota de la historia, que lo mantienen en vilo con los misterios que rodean al matrimonio Olivia-Carmona, quienes, las noches de luna llena, de madrugada, montan en sus caballos y se van al campo a torear a los toros los dos solos, ambos desnudos, cara a cara con el toro, piel a piel.
La novela es excelente. Lo mejor: esa sensación que tiene el lector de vivir dentro del cortijo, presenciando realmente las escenas, sintiendo el aire del campo, el olor del pasto y de las reses bravas. Es una gozada penetrar en el alma de los personajes y conocerlos íntimamente.
Lo peor: unas veinte páginas antes del final, lo intuí. Yo la puntuaría con un 8 Ramón Solís (Cádiz, 1923-Madrid, 1978) Escritor español. Doctorado en derecho y en ciencias políticas, ocupó el cargo de secretario general del Ateneo de Madrid (1962-1968) y fue director de la revista La Estafeta Literaria (1968-1977). Escribió novelas de corte realista - La bella sirena (1954), Un siglo llama a la puerta (1963), El canto de la gallina (1965), La eliminatoria (premio Miguel de Cervantes, 1970) y El dueño del miedo (1971)-, libros de relatos –El alijo- Mientras duerme la ciudad (1968) y El mar y un soplo de viento (1969)- y ensayos.