martes, septiembre 06, 2005

EL INTERNET




El bar se está llenando de gente. Todos me miran con gesto adusto, y con desprecio. Cuando entran clientes en el bar observo sus figuras y sus modales, luego paso de ellos.
Tengo ante mí la botella de brandy casi vacía. Sí, una botella. No me había conformado con las grandes copas medio llenas de hielo que me traía el camarero y le agarré el envase.

– Me la quedo–, le dije, y el hombre asintió con un alzamiento de hombros.

El caso es que me encuentro un poquito cargado y con las ideas un poco alborotadas. Resulta que hacía dos años que chateaba en internet con una mujer italiana. Y acabó volviéndome loco. No fue hasta los dos meses de nuestra relación que me envió su retrato: estaba buenísima. Me enamoré locamente de ella, pues, a la inteligencia y sabiduría demostrada en sus e-mails hube de añadirle todas las maravillas de su cuerpo.¡Por fin le ponía rostro a su nombre!
Le envié unas fotos de mi casa de soltero en la plaza del pueblo, una casa con un gran patio trasero, piscina y barbacoa. Me hice un buen retrato en casa del Baldomero, el fotógrafo del pueblo, y se lo envié rogándole que si le gustaba lo que veía, me dijera: ¡Te quiero! Porque yo ya andaba loco,  ella me había quitado el sentido, y hasta el sueño.
Ella me dijo que sí, que me amaba y que  venía deprisa a mi encuentro; yo, a esperarla me fui al aeropuerto.

Y fue entonces, en el momento que la vi bajar del aeroplano, que me sentí más helado que un muerto.
Al principio no le di importancia al brillo especial de su ojo derecho, creí que era por la emoción del momento; pero luego me di cuenta de que no, ¡que no era eso!: su ojo era de vidrio, vidrio del bueno, eso sí; pero que ni veía cosa alguna ni tenía  movimiento: estaba ciego

Observé su caminar, ondulante y reposado, mientras ella me miraba y sonreía enseñando sus dientes de acero. Llegó hasta mí cruzando la barrera de entrada al aeropuerto, y me abrazó, me dio un achuchón que casi me parte el esternon o me lo cuela para adentro. Se apegó su cuerpo contra el mío e hizo con su pelvis un raro movimiento. Luego me miró, extrañada de no notar cambio alguno, ningún endurecimiento. "¿Qué quieres? -pensé yo- ¿No ves lo contrariado que me encuentro?"
Me percaté de que no tenía pierna, que la que llevaba era un artilugio adaptado a su cuerpo, que al bailar ella se me clavaba en los huevos.
 Parecía verdadera carne la de aquel miembro, pero era de Latex… ¡Qué invento!
Y así estamos, aquí me encuentro, pues yo le había dado a ella mi palabra de honor  de cumplir con el casamiento. Y no puedo dejar de cumplirla  porque soy hombre, me visto por los pies y por todito eso. Por eso bebo.

Son las diez de la mañana y a las doce me espera el cura para el velatorio –perdón-, para el casamiento.¡Ay, qué difícil es ser hombre!

9 comentarios:

  1. Nada es como parece, hasta que lo tienes enfrente........ un beso amigo mio

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  2. Buenisimo y divertido, es lo que pasa cundo uno no medita bien las cosas, no es oro todo lo que parece, espero te sirviera de lección, aunque el pobre hombre lo tiene claro.
    Ya te lo conocía, mi marido se partía de risa. Un beso Juanito feliz noche de bodas.

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  3. Que hombre que nada, casarse con una mentirosa y además con un especimen rara. Yo huiría para la cima de la montaña más proxima.

    Asi és internet, ni todo lo que parece es! Yo creo que entre mis amistades virtuales no hay gente de ese tipo.

    No conocia este cuento, hiciste bien traerlo de nuevo.

    Besos Juan.

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  4. Mi querido Juanillo
    Claro tú lo escribiste con arte, magia e ironía.....excelente relato. Qué hay de verdad?
    Buenísimo.
    un beso virtual....pero real....
    yo soy real....

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  5. Nada más cierto, Lola.no fiarse nunca. Tenerlo enfrente y tocarlo, como santo Tomás, para salir de dudas. Un beso

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  6. Hola, Mercedes!Me alegra que os haya divertido,¡ja,ja,ja! Menuda noche de bodas me espera con esa pierna de Latex. Menos mal también que con su ojo de cristal ella ve poco. Con todo y con eso puede que también se lleve un desengaño. Un beso

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  7. Hola, Florecilla. Gracias por tu alegre comentario. No podía huir, sabes que los españoles mantenemos la palabra dada.Por ejemplo: fíjate en lo que prometió Rajoy y lo que está haciendo.

    Besiños

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  8. Hola, genessis! Pues siempre suele haber algo de verdad en las historias, ¡ja,ja,ja!
    Menos mal que mi Carmen no lee mi blog. Shissssssss, no lo comentes con nadie. Besos

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  9. No eztuve en la tertulia porque eztoy un pivo lejis 12.000 o 13.000 km peri he leido la historia ese hombre si que fue con los ojos vendados, es lo quevpaza aveces con esas citas de Internet y tu las has relado muy bien. Un abrazo enorme desde Argentina. Stella Maris

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